viernes, 4 de febrero de 2011

Como criar a los niños. Entrevista a Eric Laurent (Paris)

Verónica Rubens: Usted ha dicho que allí donde no hay más familia, ella subsiste a pesar de todo. ¿Qué es lo que subsiste?

Eric Laurent: A partir de un momento que se puede pensar como el fin de una cierta forma tradicional de familia, y desde la igualdad de los derechos, sea entre hombres y mujeres, entre niños y padres o entre las generaciones, se desplazó la manera como se articulaba la autoridad. Además, con la separación entre acto sexual y procreación, y con la procreación asistida, vemos una pluralización de formas de vínculos que permiten articular padres y niños fuera de la forma tradicional. Una de las discusiones entre las civilizaciones de los países hoy es qué es lo que se puede llamar familia alrededor de un niño. Esto se puede hacer tanto con familias monoparentales como cuando hay dos personas del mismo sexo o varias personas que se ocupan de él. Es lo que queda de lo que era la oposición, en un momento dado, entre un modelo de familia tradicional o nada, nada que se pudiera llamar familia según la definición del código civil napoleónico, desde el punto de vista laico: una cierta forma que permitía transmitir los bienes y articular los derechos, pero afuera no había ni bienes ni derechos. Ahora hay pluralización completa y se sigue hablando de familia porque es una institución que permite bienes y derechos y la articulación entre generaciones. Entonces, es lo que queda; en ese sentido, creo que hay una conversación a través de nuestra civilización, un interrogante que da muchas respuestas, que algunos aceptan, otros rechazan y otros quieren mantener una forma definida, con un ideal determinado.
Laurent afirma que pensar la figura del padre hoy es un asunto crucial. Y que, incluso cuando el padre falta, lo que hoy no falta es un discurso acerca de lo que para ella es un padre, aun si está ausente. Además, la madre a su vez ha tenido un padre. Lacan trató de separar el padre del Nombre del Padre, es decir, de esta función paradojal prohibición-autorización, que puede funcionar o no más allá de las personas presentes.

Verónica Rubens: Actualmente, los nuevos roles de las mujeres en el mercado de trabajo y las innovaciones producidas por la ciencia llevan a escenarios impensables hace algunos años en cuanto a los modos de reproducción. ¿Qué tiene para decir el psicoanálisis ante esto?

Eric Laurent: En todas estas variaciones o creaciones diversas, distintos discursos van a entrar en conflicto sobre lo que son el padre o la madre en esta ocasión. Pero lo que vemos es que nadie quiere tener hijos sin padres. Es muy llamativo, pero las peleas jurídicas de las comunidades gay y lesbiana para ser reconocidos como padres y madres de hijos, son para poder utilizar los nombres de la familia. El niño es confrontado al hecho de que fuera de la familia circulan otros discursos. ¿Cómo orientarse entonces cuando, por ejemplo, el niño es concebido por fertilización asistida con donante anónimo? Los chicos en la escuela le dicen: “¿Dónde está tu padre?” Y el niño contesta: “Yo no tengo padre”. ¿Cómo no va a tener un padre? Eso es imposible... Y entonces, ¿cómo va a contestar y sostenerse con eso? ¿Cómo va a inventar una solución, un discurso posible? El psicoanálisis puede, precisamente, ayudar a que en estas circunstancias el niño, la madre, puedan orientarse en un espacio en el cual sea posible usar los términos padre-madre de una manera compatible con el discurso común.

Verónica Rubens: Usted ha dicho que en los momentos de grandes cambios los chicos son las primeras víctimas, son los primeros en sufrir el impacto de estos cambios. ¿Cuáles son las cuestiones en juego para los chicos que están creciendo?

Eric Laurent: Múltiples. Las formas de patología del lazo social con los chicos y entre los chicos se ven a través de las quejas de los que están a cargo de ellos, especialmente de los pedagogos, con el papel esencial que ahora desempeña la escuela en la civilización. No hace mucho que la escuela tiene este papel tan importante para criar a los niños. Antes, la articulación con la religión, la moral, el Estado, el ejército, tenían un peso, había una variedad de instituciones. Cada vez más se reduce el peso de éstas para centrarse en la gran institución escolar, que recoge a los niños y trata de ordenarlos a partir del saber. Una dificultad para los chicos de hoy (y lo vemos en la enorme cantidad de niños diagnosticados con déficit de atención o hiperactividad) es la de poder quedarse sentados cinco horas en una escuela, lo que no sucedía en otras civilizaciones. Lo curioso es que parece como una epidemia el hecho de que hay más y más chicos que no pueden renunciar a este goce de cuerpo a cuerpo, de las peleas, la agresión física, sin hablar de la violencia desproporcionada, característica de las pandillas de adolescentes. Todo este sufrimiento funda la idea de una patología de la infancia y la adolescencia. Se dice que los chicos no soportan las prohibiciones, no toleran las reglas.

Verónica Rubens: ¿Podría aclarar un poco más qué pasa ahora en las escuelas?

Eric Laurent: Al poner la educación universal y decir que todos los niños tienen iguales derechos, al meterlos a todos en el mismo dispositivo, hay patologías que entran dentro de este dispositivo escolar que no estaban antes. Por otro lado, con la precarización del mundo del trabajo cada vez más niños son abandonados por la presión que hay. Antes tenían madres para ocuparse de ellos. Ahora se ocupa el televisor. La televisión es como una medicación, es como dar un hipnótico: hace dormir... Es una medicación que utilizan tanto los niños como los adultos para quedarse tranquilos delante de las tonterías de la pantalla. Pero el televisor en común para toda la familia no es la oración común de la tradición, aquella que permitía vincular a los miembros de la familia a través de rituales. Cuando el único ritual es la televisión, comer delante de ella, hablar sobre ella o quedarse en silencio frente al aparato, esto permite articular poco esta posición del padre entre prohibición y autorización. La escuela es precisamente la que articula entonces esta función: los maestros aparecen como representantes de los ideales y esto agudiza la oposición entre niño y dispositivo escolar, transformando las patologías, que no pueden reducirse estrictamente a algo biológico ni a algo cultural, en la imbricación de éstos dentro del dispositivo de la escuela.

Verónica Rubens: Usted ha mencionado a Lewis y a Tolkien como dos personas que desde la literatura quisieron proponer modelos identificatorios posibles. En una época de caída de los ideales, ¿cómo orientar a los niños en ese sentido?

Eric Laurent: La literatura es siempre una excelente vía para orientarse. Después del derrumbe de la Primera Guerra Mundial, del derrumbe de los ideales, los intelectuales estaban preocupados por cómo orientarse y orientar a la generación que venía. Algunos escritores explícitamente pensaron en elaborar con su obra una manera de proteger al niño de la tentación del nihilismo y orientarlo en la cultura y en las dificultades de la civilización, presentar figuras en las cuales el deseo pudiera articularse en un relato. Con “El señor de los anillos”, Tolkien hizo una tentativa de proponer a los chicos, a los jóvenes, una versión de la religión, un discurso sobre el bien y el mal, una articulación sobre el goce, los cuerpos, las transformaciones del cuerpo, todos esos misterios del sexo, del mal, que atraviesa un niño; versiones de la paternidad. Tolkien consiguió algo: hay muchos niños para los cuales el único discurso que han conocido y que les interesa sobre esto es “El señor de los anillos” en los tres episodios. De la misma manera, un escritor católico, como C. S. Lewis, hizo con las “Crónicas de Narnia” una versión de la mitología cristiana sobre el abordaje de los temas del bien y del mal, de la paternidad, de la sexualidad. Gracias al cine, Tolkien salió de sus años treinta, pero para una generación fue “Harry Potter”, que articula la diferencia entre el mundo de los humanos y el mundo ideal de los brujos, poblado de amenazas, donde el bien y el mal se presentan como versiones del discurso.

Verónica Rubens: ¿Qué pueden encontrar los chicos en la literatura?

Eric Laurent: “Harry Potter” fue, para muchos chicos, incluso los míos, una compañía: ir creciendo de la infancia a la adolescencia a lo largo de los cinco o seis tomos de la historia. Además, presentó figuras de identificación muy útiles. Un niño podía prestar atención por lo que le decía Harry Potter, precisamente, sobre cómo se articulan el bien y el mal, sobre cómo hay que comportarse en la vida y cómo manejarse en las apariencias y en los sentimientos contradictorios que uno puede conocer al mismo tiempo. Son herramientas para salvar a las generaciones de la tentación del nihilismo, del pensar que no hay nada que valga la pena como discurso. Cuando nada vale como discurso, hay violencia. El único interés, entonces, es atacar al otro. La crisis de los ideales que se abrió con el fin de la Primera Guerra no se ha desvanecido. ¿A qué deberíamos prestarle atención? Hoy vemos un llamado a un nuevo orden moral, apoyado en el retorno de la religión como moral cotidiana. Cuando en Europa hay violencia en los suburbios, se hace un llamado a los imanes musulmanes para que dirijan un discurso de paz a los jóvenes de la inmigración. También a los curas, para tratar de ordenar un poco el caos engendrado por estos jóvenes desamparados que manifiestan conductas estrictamente autodestructivas por la desesperanza en la que están sumidos. En la esfera política, a través de la famosa oposición entre las cuestiones de issues (temas) y values (valores), vemos que ahora el tema es moral. Hay una tendencia a pensar que para volver a obtener una cierta calma en la civilización se necesita multiplicar las prohibiciones, que la “tolerancia cero” es muy importante para restaurar un orden firme, que la gente tenga el temor de la ley para luchar contra sus malas costumbres. Los analistas, frente a esta restauración de la ley moral, saben que toda moral comporta un revés, que es un empuje superyoico a la transgresión. Precisamente, la idea de los analistas en su experiencia clínica es que saben que cuando la ley se presenta sólo como prohibición, incluso prohibición feroz, provoca un empuje feroz, sea a la autodestrucción, sea a la destrucción del otro que viene sólo a prohibir. Hay que autorizar a los sujetos a respetarse a sí mismos, no sólo a pensarse como los que tienen que padecer la interdicción, sino que puedan reconocerse en la civilización. Esto implica no abandonarlos, hablarles más allá de la prohibición, hablar a estos jóvenes que tienen estas dificultades para que puedan soportar una ley que prohíbe pero que autoriza también otras cosas. Hay que hablarles de una manera tal que no sean sólo sujetos que tienen que entrar en estos discursos de manera autoritaria, porque si se hace esto se va a provocar una reacción fuerte con síntomas sociales que van a manifestar la presencia de la muerte.

Verónica Rubens: ¿Cómo criar a los niños en esta época?

Eric Laurent: Hay que criar a los chicos de una manera tal que logren apreciarse a sí mismos, que tengan un lugar, y que no sea un lugar de desperdicio. En la economía global actual, el único trabajo que puede inscribirse es uno de alta calificación, al cual no siempre van a tener acceso. No podemos pensar que vamos a salir adelante sólo con la idea de que si uno trabaja bien y tiene un diploma va a encontrar un trabajo. Hay niños que no van a entrar y, a pesar de esto, tienen que tener un lugar en nuestra civilización. No hay que abandonarlos. Y éste es el desafío más importante que tenemos, el deber que tenemos nosotros frente a ellos. Concebir un discurso que pueda alojarlos dentro de la economía global.

jueves, 3 de febrero de 2011

Pasaje al Acto Psicótico Una lectura de la inmotivación

Historia de la Criminología


Las sociedades han ideado siempre maneras de identificar a los criminales, usando, según los regímenes y las épocas, mutilaciones diversas, desde la extracción de dientes hasta la amputación sistemática de órganos: la nariz, las orejas, las manos, la lengua, etcétera.

Cuando fueron abolidas estas prácticas, se planteó la cuestión de elaborar un método de identificación científica, y en Francia, Alemania e Italia se desarrollaron simultáneamente dos ámbitos de investigación: la antropología criminal y la criminalística. Ambas se inspiraban en la antigua frenología, derivada a su vez de la "craneoscopía" de Franz Josef Gall (1758-1828), que consistía en descifrar el carácter de un individuo a través de las salientes y los relieves de su bóveda craneana, y de la antropología física del médico francés Paul Broca (1824-1880).

La criminalística relacionaba los hechos criminales con la teoría de la herencia-degeneración. Se encuentra un gran eco de esta nueva ciencia de los signos, que se generalizó a fines del siglo XIX, tanto en el método del inolvidable detective Sherlock Holmes (creado por Arthur Conan Doyle [1859-1930]) como en la antropometría puesta a punto por Alfonse Bertillón (1853-1914).

En este sentido, la criminología se distingue de la criminalística porque le interesa menos la identificación de los criminales que la causa del crimen. Aunque él mismo no empleó el término, y haya conservado la denominación de "antropología criminal", el verdadero fundador de esta disciplina fue el médico italiano Cesare Lombroso, quien se inspiró en el darwinismo para construir su concepción del "criminal nato". Según Lombroso, el crimen resulta de la disposición instintiva de ciertos sujetos. En lugar de evolucionar normalmente, ellos retroceden hacia el estado animal.

Después de haber coleccionado una cantidad impresionante de cráneos, y estudiado la morfología de veintisiete mil "anormales" (prostitutas, asesinos, epilépticos, perversos sexuales, etcétera), Lombroso publicó en 1876 un verdadero manifiesto, El hombre criminal, en el cual describió cuidadosamente esta patología: su criminal se asemejaba al gran mono de la fábula de la horda salvaje, cuyo tema retomó Sigmund Freud en Tótem y tabú.

Médico de las cárceles y alienista en Piamonte, judío y militante socialista, Lombroso era también un higienista a quien interesaban la hipnosis y el espiritismo. Sus tesis tuvieron un éxito considerable antes de ser abandonadas, a continuación del derrumbe del hereditarismo. En Francia las admiró y después criticó Alexandre Lacassagne (1843-1924), quien fundó en Lyon la Revite d’anthropologie criminelle. Él compartía las ideas hereditaristas de su rival, y la disputa que opuso la escuela francesa a la escuela italiana no tenía tanto que ver con una oposición "herencia/medio sócial" como con la adopción por Lacassagne de un modelo más lamarckiano que darwinista. Finalmente, fue Hans Gross (1847-1915), cuyo hijo, Otto Gross, sería psicoanalista, quien unificó los dos ámbitos de la antropología criminal (la criminalística y la criminología), fundando en Graz, en 1912, el primer instituto de criminología del mundo.

En realidad, la criminología no fue nunca una disciplina independiente. Practicada por médicos y comprometida en un diálogo con la justicia y los magistrados, se integró a la psiquiatría, cuya evolución siguió, adoptando la doctrina de las constituciones, o los principios del psicoanálisis freudiano y posfreudiano, o bien las hipótesis de la fenomenología según Edmund Husserl (1859-1938). En esta última perspectiva hay que situar los trabajos del gran criminólogo belga Étienne De Greeff (1898-196 l). Médico del instituto psiquiátrico de la Universidad de Lovaina, trató de perfilar la personalidad del criminal relacionando su vivencia interior con su modo de comunicación con el mundo. Daniel Lagache introdujo las tesis de De Greeff en Francia, combinándolas con la psicología clínica heredada de Pierre Janet. También hablará preferentemente de criminogénesis, y no de criminología.

Sigmund Freud no se interesó mucho por la criminología como tal. El único tipo de crimen que lo fascinaba era el parricidio, que él vinculaba con el incesto y con el complejo de Edipo, y que consideraba paradigma de todos los actos criminales cometidos por el hombre. Distinguía de manera bastante simplista al histérico del criminal: el primero, decía, oculta un secreto que no conoce, mientras que el segundo disimula ese mismo secreto con toda conciencia.

El verdadero debate entre ambas disciplinas se puso en marcha a través de una reflexión sobre el estatuto del método psicoanalítico en el establecimiento de los hechos judiciales, y después sobre su utilidad en las cárceles. Contra los partidarios de las tesis hereditaristas, Sandor Ferenczi propuso denominar "crimino-psicoanálisis” a la nueva disciplina que permitiría aplicar el método freudiano a la comprensión de las motivaciones inconscientes del crimen, y someter a los criminales a tratamiento: "...tengo la convicción de que el tratamiento analítico de los criminales probados presenta ya por sí mismo algunas probabilidades de éxito, en todo caso mucho más que el rigor bárbaro de los carceleros o la santurronería de los capellanes de prisión".

En este terreno, la acción de Ferenczi, y después de la mayoría de los discípulos y herederos de Freud, fue análoga al combate librado por la psiquiatría pineliana para arrancar los locos a una justicia que los enviaba a la muerte, al considerarlos culpables y plenamente responsables de sus actos. De allí la defensa del principio de la pericia psicológica o psiquiátrica, que consistía en "explicar” el crimen y a continuación tratar de curar al criminal, para reintegrarlo a la sociedad.

Si los representantes de la psiquiatría dinámica querían, mediante la pericia, arrancar el loco a la justicia y, más precisamente, a la pena capital, los partidarios del psicoanálisis buscaban sobre todo explicar la naturaleza misma de la criminalidad humana, en función de una conceptualización freudiana (y después kleiniana), centrada en el complejo de Edipo, la pulsión de muerte, el ello y el superyó. La primera síntesis del pensamiento psicoanalítico en este dominio fue realizada por Franz Alexander. En 1928, publicó en Berlín El criminal y sus jueces, una obra escrita en colaboración con el abogado Hugo Staub, en la cual se afirmaba que el hombre es criminal por naturaleza, y se convierte en criminal social cuando no evoluciona normalmente hacia un estadio genital. En función de esta teoría de los estadios, Alexander y Staub distinguían tres tipos de crímenes: los crímenes de etiología psicológica (derivados de una neurosis edípica), los crímenes de etiología sociológica (que resultaban de una identificación del yo, en general infantil, con el superyó de un adulto criminal), y los crímenes de etiología biológica (provocados por enfermedades mentales).

En términos generales, esta criminología freudiana, de un biologismo simplista, adolecía también de una gran pobreza teórica. Se contentaba con aplicar la teoría psicoanalítica a la elucidación del crimen y la personalidad del criminal. Es preciso señalar que, a título individual, numerosos analistas, especialistas en general en delincuencia juvenil, se interesaron por el crimen y los criminales sin ceder a teorías demasiado ortodoxas: entre ellos, August Aichhorn, Muriel Gardiner, y en particular Marie Bonaparte. Fascinada por las relaciones incestuosas, la apasionó la historia de Marie Félicité Lefébvre, condenada a muerte (y después indultada) por haber asesinado a la mujer del hijo, encinta de varios meses.

Esa actitud no era sorprendente. En efecto, en Francia se había perfilado una vía original desde 1925, por una parte con los trabajos sobre las psicosis pasionales inspirados por Gaétan Gatian de Clérambault, y por otro lado con el movimiento surrealista, que rendía culto a un ideal de rebelión basado en la valorización imaginaria de la locura y el crimen: "El acto surrealista más simple -escribió André Breton en 1930- consiste en bajar a la calle empuñando un revólver y disparar al azar todo lo que se pueda, en dirección a la multitud. Quién no ha sentido al menos una vez ganas de terminar de esta manera con el pequeño sistema de envilecimiento y cretinización en vigor en su lugar marcado en esa multitud, con el vientre a la altura del cañón."

Si bien Lombroso elaboró la teoría falsa del "criminal nato", fue también el primer gran teórico del crimen que organizó una documentación sobre la criminalidad, escrita por los condenados: diarios íntimos, autobiografías, testimonios, inscripciones de presos en las paredes de las celdas, anotaciones en los libros de las bibliotecas. De modo que la criminología naciente no se contentó con clasificar taras y estigmas, sino que, como lo había hecho Freud al luchar contra el nihilismo terapéutico, afirmaba ya la necesidad de incluir en el estudio del crimen la palabra del principal interesado: el propio criminal.

Ahora bien, en 1930 los surrealistas dieron un paso más. A sus ojos, el crimen individual e impulsivo pasaba a ser simbólicamente el único acto racional posible en un mundo víctima del crimen organizado: desempleo, guerras coloniales, explotación capitalista, dictaduras, violencia burguesa y democrática, etcétera. Jacques Lacan en su tesis de medicina dedicada a la historia de Marguerite Anzieu, proporcionará en 1932 un ejemplo excelente de esta lógica de la locura criminal actuante en el interior del sujeto; un año más tarde volvió a hacerlo con su comentario sobre el crimen "paranoico" de las hermanas Papin, dos domésticas de Le Mans que habían asesinado salvajemente a sus patronas. En materia de criminología, contrariamente a la escuela francesa y al conjunto de la comunidad freudiana, Lacan cuestionó siempre la utilización del psicoanálisis en las pericias psiquiátricas.
A partir de la década de 1950, la criminología mundial se vio atravesada por varias corrientes. Había dos principales: la primera, de inspiración neurológica, reactivaba la noción de "criminal nato", al hacer del crimen la expresión de un instinto heredado, y más tarde de una anomalía genética; la otra, de inspiración fenomenológica o psicoanalítica, consideraba el crimen como un hecho social y a la vez psíquico. A partir de la década de 1960 estas dos corrientes fueron impugnadas por los diversos movimientos de antipsiquiatría, los cuales, con un enfoque sartreano, volvieron a privilegiar el tema de la rebelión mediante el crimen.
En esa época, los trabajos de los historiadores de la escuela de los Annales, de los antropólogos y los filósofos, abrieron un camino nuevo a la investigación, proponiéndose estudiar la historia del crimen, la penalidad, las sanciones, las noticias periodísticas, los suplicios o los discursos, no ya a partir de un modelo clasificatorio, sino haciendo “hablar” al crimen mismo, sin ninguna interpretación psiquiátrica o psicoanalítica. Con la publicación en 1973 de un caso de parricidio cometido bajo la Restauración por el joven campesino Pierre Rivière, y la aparición, dos años más tarde, del libro Surveiller et Punir, Michel Foucault (1926-1984) fue el principal iniciador de esta nueva mirada dirigida al crimen y el criminal. Este enfoque no se impuso nunca en el ámbito de la criminología, considerablemente dominado desde la década de 1980, sobre todo en los Estados Unidos, por un modelo neo-organicista y experirnentalista. De allí la mordaz observación del psicoanalista y jurista francés Pierre Legendre, contenida en Le crime du caporal Lortie: "...un asesinato exige siempre que alguien responda por él: el sujeto o, en su defecto, la función que lo exceptúa de responder. ¿Qué quiere decir responder? Éste es un interrogante que no pueden digerir los métodos pretendidamente científicos de la actual criminología, dominada por los ideales de la experimentación social."

El Pasaje al acto psicótico homicida
Una lectura de la “inmotivación”.

“Si se quiere, todo acto verdadero es delincuente, observamos eso en la historia, que
no hay acto verdadero que no comporte un atravesamiento de un código, una ley,
un conjunto simbólico, con el cual, poco o mucho, se constituye como infractor,
lo que le permite a este acto reorganizar esa codificación”
J. A. Miller. “Jacques Lacan: observaciones sobre su concepto del pasaje al acto”

Introducción

Foucault, en su libro, “La vida de los hombres infames” , plantea que la locura, hasta principios del siglo XIX, no era tenida en cuenta por el Derecho Penal mas que en sus formas de imbecilidad o de demencia pero, entre 1.800 y 1.835 se dan una serie de crímenes que llaman la atención de juristas y psiquiatras porque no han estado precedidos, acompañados ni seguidos por los síntomas clásicos de la locura, un grado cero que desconcertaba profundamente a los psiquiatras de la época y que da lugar a la aparición de la categoría de “monomanía homicida” conceptualizada por Esquirol. La importancia de este autor en relación con los anteriores es un intento de conceptualizar los mecanismos internos en los que “el sujeto parece haberse ido”, dice.
Estos crímenes, entonces se caracterizaban todos por su gravedad, por su “inmotivación” y por no basarse en una ilusión delirante en personas que no presentan otros trastornos desde el punto de vista de la psiquiatría.
Es así como la medicina es llamada para explicar lo inexplicable en el sentido de la lógica compartida y es así también que la psiquiatría toma su lugar en el aparato judicial y se inicia una discusión que continúa hoy en día sobre estos crímenes llamados “inmotivados” desde el punto de mira del fantasma neurótico y de la lógica fálica en la que los motivos están en una escala en relación con un valor.
No se trata de esto en el caso de la psicosis. Lacan, en su texto sobre el crimen de las hermanas Papin, habla de “motivos” del crimen paranoico, quizás en un intento de devolver su verdad al acto psicótico homicida, reintroduciéndolo en su propia lógica y en sus propios “motivos”.
En el presente trabajo, intentaré rastrear las referencias en relación al pasaje al acto psicótico en el psicoanálisis, fundamentalmente lo que de él ha establecido Jacques Lacan para luego hacer una breve lectura del caso de las hermanas Papin ocurrido en 1.933.


Los motivos y la perspectiva neurótica

Según la Real Academia Española, el término motivo deriva del latín motivus que es relativo a movimiento y que designa a alguna cosa que tiene eficacia o virtud para mover.
¿Qué es lo que mueve entonces al acto?¿qué es lo que mueve al pasaje al acto? Desde la perspectiva de la ciencia y los cálculos de rentabilidad, lo que mueve a un sujeto es la maximización del bien, sobre un modelo de acción que es la gestión empresarial, donde se pueden “evaluar” las opciones.
Para Lacan, el pasaje al acto es el paradigma del acto, allí, no hay sujeto, es un suicidio del sujeto, en el cual puede volver a emerger pero nunca será el mismo, de allí su carácter mutativo. El pasaje al acto pone en cuestión al sujeto del pensamiento y el postulado de la búsqueda del soberano bien que en los tiempos actuales esta identificado con lo útil, es en relación a este punto de mira de la utilidad que se mide la adecuación o la inadecuación de un acto y que un sujeto, se perjudique a sí mismo. La pulsión de muerte contradice estos postulados de rentabilidad y ponen sobre el tapete la necesidad de establecer otra discusión en relación con el crimen psicótico.
A modo de ejemplo podemos citar a Kagan y Lang que hablan de las características de los motivos:
• Implican una discrepancia entre la realidad presente y lo esperado en el futuro
• Va acompañado de un sentimiento de incertidumbre acerca de llegar a la meta
• Usualmente esta ligado a un conjunto potencial de acciones o ideas que pueden ayudar a conseguir la meta
• Están unidos a la representación de un estado emocional
• Los motivos existen en una jerarquía
Me parece importante plantear que la motivación y sus teorías, en su mayoría conductistas, plantean la motivación en general y los motivos con características que remiten a la estructura neurótica. Este encadenamiento de hechos causales tomados como motivos, que se espera poder demostrar de un homicidio que remita a la comprensión, lleva directamente a plantear la inimputabilidad y a des responsabilizar al sujeto por su acto cuando en realidad, los motivos de un sujeto para cometer un homicidio, ya sea neurótico, psicótico o perverso, remiten a cada lógica en particular y deberían, a mi entender ser separados de las posibilidades de responsabilizarse por su acto y de ser penado, ya que muchas veces el pasaje al acto psicótico se trata de un intento de inscripción de un exceso, de reconocimiento simbólico sobre un fondo de desesperación.

Las psicosis

La estructura psicótica, como la ha conceptualizado Lacan, no remite a un déficit sino a una forma de organización no regulada por un ordenador único que es el significante fálico. Al carecer de este ordenador, el psicótico debe tomar a su cargo la regulación del goce, tarea que lleva a cabo según sus propias posibilidades y recursos.
En el desencadenamiento de una crisis psicótica, cuando se verifica un llamado imperioso, una imposición a referirse al nombre del padre, ocurre que la función forcluída, convocada por el llamado, responde en lo Real con una vuelta de los significantes que lo cumplimentarían si ella fuera simbolizada. Esta constelación de significantes paternos que eran cualesquiera en el saber psicótico del sujeto, se imponen como referencia paterna obligatoria, sin por ello dejar de ser en lo Real, es decir, desligada del saber del sujeto. Y todo el trabajo del delirio va a ser producir una forma de metáfora que opere como una ligazón, una nueva organización del saber del sujeto alrededor de este polo central que va a permanecer en lo Real.
Lo que retorna en el delirio es una constelación imaginaria y simbólica que ya forma parte de la historia del sujeto de manera que, la organización de esta constelación no va a estar regulada por el significante fálico, por lo tanto, pretender encadenar los hechos causalmente mediante una jerarquización de “motivos”, al modo de la psiquiatría, es negar la particularidad de la estructura y del sujeto.

La Paranoia
Esta forma de locura, que Freud comparaba con un sistema filosófico por su modo lógico de expresión y su nivel intelectual, propio del razonamiento normal, ya había sido descripta en la antigüedad, no solo por Hipócrates, sino también por los grandes autores clásicos, Esquilo y Eurípides. No obstante fue en el siglo XIX, con los trabajos de los fundadores de la Escuela Psiquiátrica alemana que el término fue incluído en una clasificación general de las enfermedades mentales. Siguiendo a Heinrot, que introdujo la palabra, griessinger,en el marco de una nosografía organicista, en 1.845, le dio a este tipo de delirio el nombre de VERRUCKTHEIT (trastorno de la mente). Después de él, Kraepelin impuso la palabra paranoia para designar el mismo fenómeno.
En el marco de una dsiputa entre Bleuler, Jung y Freíd en 1.911, este último hizo de la paranoia el modelo paradigmático de la organización de la psicosis en general. A los delirios de grandeza, de persecución en interpretación y al autoerotismo, Freíd agregó dos elementos principales: en adelante la paranoia quedaba definida como una defensa contra la homosexualidad y el paranoico dejaba de ser visto como un enfermo mental desde el punto de vista de la nosografía psiquiátrica.
Psiquiatra de formación, Lacan abordó el tema de la paranoia y el de las psicosis en general de un punto totalmente distinto a Freud.
En 1.932 aparece la tesis de Lacan titulada: “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad” en la cual pretende establecer las relaciones entre esos dos conceptos.
De este estudio que se basa en lo que denominó su caso Prínceps, el caso de Marguerite Anzieu, llamada por Lacan AIMEE (amada), en alusión a la erotomanía, Lacan desprende una tipología particular: la paranoia de autocastigo. La intención, claramente manifestada en la tesis, no era incluir una nueva entidad mórbida en las ya existentes sino el estudio de los laxos entre las psicosis y las vivencias del sujeto, con su carácter individual y con su personaliada.
Lacan denuncia la reducción teórica que consiste en examinar la especificidad de la paranoia a partir de los rasgos de carácter y objeta la idea Kraepeliniana de la paranoia como desarrollo insidioso de la personalidad paranoica.
Su objetivo apuntará a recuperar la estrecha dependencia de los lazos etiológicos con las vivencias del sujeto. Para Lacan, la conducta humana se encuentra motivada íntimamente por mecanismos que aspiran a la armonía del conjunto, reacciones vitales que encuentran su sentido en función del medio social.
La paranoia de autopunición tiene su especificidad en su estructura y pronóstico y el diagnóstico se funda en tres ejes:
1) La estructura anterior de la personalidad del sujeto
2) 2)Ciertas distinciones etiológicas
3) Particularidades sintomáticas, en relación con el cuadro común de la paranoia
Luega del período entre 1.932 y 1.933, Lacan vueklve al tema de la paranoia en su seminario de 1.955- 1.956 dedicado al caso Schreber. Lacan considera inadecuadas las teorías de Freud sobre las raíces homosexuales de esta afección y en lugar de ella, propone su teoría de la forclusión como mecanismo específico de las psicosis haciendo la diferencia entre esquizofrenia y paranoia en relación al goce, ya que en la primera apunta al goce como tal del objeto a aislado, mientras que en la segunda, este goce permanece situada en el campo del Otro, lo que va a dar lugar a las diferencias en la presentación clínica.
En 1.933, a dos meses del proceso, Lacan se interesó en un crimen famoso: el crimen de las hermanas Papin y escribió un artículo sobre el mismo en la revista Le Minotaure, “Motivos del crimen paranoico: Las hermanas Papin”. Ciertamente, Lacan nunca conoció a las hermanas Papin, para su estudio se basó en el acto criminal, lectura que lo llevó a modificar ciertas conclusiones de su tesis.
El artículo del Le Minotauro marca un punto de inflexión en su tesis sobre la paranoia de autocastigo y su invención del estadio del espejo en 1.936. Punto de inflexión que abre un largo camino por el cual llegará a instaurar y a precisar las categorías de lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real.


El kakon

Lacan, no obstante tener una posición crítica con la teoría kleiniana alrededor de la división en objeto malo y objeto bueno, la valora porque puede extraer de allí referencias precisas para su propia teoría del objeto.
El objeto interno malo, dice Lacan , objeto problemático, ser real al que el sujeto se identifica, plantea la cuestión de si al fin de cuentas el sujeto lo es o no lo es, y por otro lado si lo tiene o no lo tiene.
En el texto “La agresividad en psicoanálisis”, en relación a esa posición depresiva en la cual el sujeto se identifica más allá de la imagen, Lacan habla del “extremo arcaísmo de la subjetivación de un kakon”.
Kakon es en griego el mal, lo malo.
Lacan utiliza el término en dos lugares de los Escritos, primero en 1.946 en “Acerca de la causalidad psíquica”, desde la psicosis, y en 1.948 en “La agresividad en psicoanálisis”, que toma más la neurosis.
En esa época Lacan prefiere el término kakon para situar aquello que extrae del objeto malo de Klein, aquello que traspasa el espejo. Sitúa así algo que quedaba fuera de su teorización de entonces, y que retomará años después, cuando cuente con otros elementos conceptuales para abordar lo que llamará el goce.
Von Monakow, un neurólogo suizo que introduce el término en la psicopatología en 1928 llama “crímenes de kakon” a crisis en las psiconeurosis por traumatismos de orden sexual, caracterizadas por un esfuerzo para liberarse por todos los medios de sus fuerzas psíquicas de un estado doloroso.
Lacan lo toma de Paul Guiraud, quien expone un caso de psicosis en el artículo “El homicidio inmotivado, reacción liberadora en los hebefrénicos”, de 1928, y lo desarrolla en “Los homicidios inmotivados”, de 1.931.
El caso de Guiraud: Paul L. es un joven que a los 18 años comienza a manifestar un cambio en su actitud, comienza por intentos infructuosos de diseñar algunos aparatos relacionados con su trabajo, experimenta un desinterés por el mundo cada vez mayor que lo lleva a recurrir al alcohol y llega a consumir cuatro litros de vino cotidianamente, se interesa por opiniones políticas contra los tiranos y explotadores, después se hace extremadamente religioso. Un día como cualquier otro toma un vehículo de alquiler, al llegar al destino hace bajar al chofer y lo hiere inesperadamente con 5 disparos por la espalda.
Un delirio mal armado, de haber sido pagado por una secta de militares rusos para matar a un traidor, es la versión que da al ser interrogado luego de su detención. Poco a poco va olvidando el delirio y pasando a un enlentecimiento psíquico cada vez mayor, hasta sumergirse en el abatimiento y la indiferencia.
En casos como éste no hay verdaderamente motivo para el acto criminal, como sí se lo encuentra en los delirios querulantes o en los persecutorios.
La tesis de Giraud es que las reacciones antisociales de estos hebefrénicos al comienzo de su enfermedad, sin sombra de premeditación ni razón aparente, es el último sobresalto de energía en alguien que cae en la indiferencia, resultado de lo que llama un paralogismo verbal y simbólico frecuente en los hebefrénicos: “matar el mal” por “matar la enfermedad”. Es el esfuerzo de liberación contra la enfermedad transpuesta patológicamente en el mundo exterior.
Guiraud al postular esta acción liberadora del mal se queda no obstante en el plano neurobiológico, pero Lacan enfatiza la significación social del acto. Al asestar su golpe contra lo que se le presenta como el desorden del mundo, y que el loco no reconoce como manifestación de su ser, se golpea a sí mismo por vía de este rebote social.
Lacan enseña que nos hallamos en los límites de las funciones de la identificación. Hay allí algo que traspasa el espejo, algo que tampoco queda cernido en el juego significante de presencia y ausencia como en el Fort-Da. El acto psicótico, nos señala Miller, es siempre el intento de instaurar una diferencia simbólica en lo real.
En ese acto sacrificial en el que el sujeto golpea en el Otro lo más íntimo de su ser, ese acto límite que Lacan llama un tributo a los dioses oscuros, ahí J. A. Miller indica el objeto éxtimo.
Lacan avanzará en esa dirección recién cuando comience a desarrollar lo que llamó su único invento, el objeto pequeño a.
En el borde éxtimo que recorta el objeto el psicótico trata de contener la invasión de goce, intentando convertirse en sostén del Otro a cualquier precio.
Vimos en el caso de Guiraud que Paul L. acude previamente al alcohol frente al malestar que comienza a experimentar. Quizá apaciguaba así cualquier alarma subjetiva del ocaso que se le acercaba. Pero luego pasa de la insensibilidad del alcohol a la indolencia respecto del mundo exterior, y finalmente con el último acto, el crimen, no logra evitar hundirse en una apatía psicótica.
Silvia Tendlarz hace una lectura pertinente sobre este kakon que Lacan resalta del texto de Guiraud (escrito en colaboración con Cailleux). Ellos dicen, en un artículo de 1928 denominado "El homicidio inmotivado, reacción liberadora en los hebefrénicos", que "la reacción violenta aparece así a la vez como el último sobresalto de energía de un organismo que cae en la indiferencia y la inacción, y como el resultado de una transferencia del deseo de curar la enfermedad sobre el de suprimir el mal social (por un paralogismo verbal y simbólico frecuente en los hebefrénicos: matar el mal=matar la enfermedad)". Agregan: " en definitiva es hacer de la violencia una reacción de la energía del individuo para liberarse de la enfermedad que tiende a aniquilar toda su actividad psíquica”. La enfermedad, el mal, es el kakon. Los "crímenes del ello", como les hace decir Lacan, obedecen a la liberación de este kakon intolerable. Claro que, organicistas, estos psiquiatras intentaban buscar los motores de esa función en la liberación de un complejo aparentemente bulbar de naturaleza automática. Pero, si nos despegamos de esta concepción organicista, se podría leer allí (y es lo que propone la autora citada) la intersección entre Lacan y Guiraud, la cual se podría plasmar en la conceptualización del acto agresivo que responde al kakon, como el intento de liberación de un goce que amenaza al sujeto (distinto al Yo). Y si Lacan en la época de esos textos "antecedentes" recurre a ese término griego, tal vez haya sido por la necesidad de nombrar de alguna manera lo que quedaba por fuera de su teorización (integrada enfáticamente a esa altura, por los registros imaginario y simbólico), es decir, la categoría de lo real, cómo luego ingresaría a su obra. En esta vía, el pasaje al acto psicótico (homicida o suicida), antes que agresión inmotivada es el intento de establecer una diferencia significante, simbólica, en lo real del goce. r.


El pasaje al Acto

La frase “pasaje al acto, proviene de la psiquiatría clásica francesa, que la utiliza para designar los actos impulsivos de naturaleza violenta o criminal que a veces indican el inicio de un episodio psicótico agudo. Como la frase misma lo indica, se supone que estos actos marcan el punto en el que el sujeto pasa de una idea o intención violentas al acto correspondiente.
A medida que las ideas psicoanalíticas se difundían en Francia en la primera mitad del siglo XX, se volvió común que los analistas franceses emplearan la expresión “pasaje al acto” para traducir el término agieren utilizado por Freud: es decir como sinónimo del acting out.
Sin embargo en su seminario de 1.962 – 1963, Lacan establece una distinción entre estas expresiones. Si bien ambas son un recurso frente a la angustia, el sujeto que realiza un actino out, todavía permanece en la escena, mientras que el pasaje al acto supone una salida total de la escena. El acting out es un mensaje simbólico dirigido al gran Otro, mientras que un pasaje al acto es una huída respecto del Otro, hacia la dimensión de lo Real. El pasaje al acto es una salida de la red simbólica, una disolución del lazo social. Aunque según Lacan el pasaje al acto no necesariamente implica una estructura psicótica, entraña una disolución del sujeto en su identificación con un objeto.
Para Lacan, el pasaje al acto se trata de un “actuar inconciente”, un acto no simbolizable con el cual el sujeto cae en una situación de ruptura integral, de alienación radical. Se identifica entonces con el objeto pequeño a , es decir con un objeto rechazado en el marco simbólico.

El crimen de las hermanas Papin: La locura de a dos
Alrededor de las 19 hs del 2 de febrero de 1.933, la señora Lancelin y su hija Geneviéve regresan a su casa en Le Mans con la intención de cambiarse de ropa para ir a cenar al centro, allí son salvajemente atacadas por las dos criadas de la casa con las cuales, hasta el momento, habían tenido una excelente relación.
El ataque sobreviene en el momento en que las dos mujeres entran a la casa, estas no se defendieron, puesto que sus agresoras no estaban heridas ni tuvieron tiempo de dejar los paquetes que traían. Las víctimas no pudieron defenderse ni prevenir el ataque en una agresión que alcanzó el paroxismo de la furia.
¿qué ocurrió?. Una plancha descompuesta, un fusible que dejó la casa en la oscuridad, quizás una mirada de reproche de la señora Lancelin desató la terrible escena que encont´ro el señor Lancelin cuando volvió a su casa: sangre y restos por todas las paredes de la habitación, las cabezas destrozadas, los ojos arrancados. El horror de estos ojos arrancados a víctimas vivas, “la metáfora mas utilizada del odio”, como escribirá luego Lacan; sin embrgo, para estas hermanas, esta afirmación toma un carácter Real, sin metáfora.
Se sabe que fue Christine, la mayor, de 20 años la que realizó la mayor parte del trabajo. Léa, la menor, la siguió y se limitó a imitarla: es quien post mortem, les da a las víctimas profundas cuchilladas en las nalgas los muslos y las piernas, cortes que llamará “tajaduras” y que recuerdan a las realizadas en los panes para asegurarse la cocción justa.
Las hermanas utilizan para su acto, los instrumentos que estaban a su alcance: un jarrón de estaño que se encontró tirado en el piso, un martillo, los cuchillos de la cocina…
Cuando terminan de matarlas, las hermanas limpian sus herramientas de trabajo, las vuelven a colocar cuidadosamente en su lugar, se lavan, se deshacen de sus ropas ensangrentadas e intercambian este comentario: “quedó todo limpio”.

Christine y Lea confesaron su crimen a los tribunales con un estilo provocador. Christine dirá: “mi crimen es lo suficientemente grande para que yo diga las cosas como son”, “Prefiero que hayamos sido nosotras las que las despachamos a ellas y no ellas a nosotras”.

La historia de las hermanas

Las hermanas fueron dadas para su crianza al poco tiempo de nacer a personas de la familia. A los siete años, fueron internadas por decisión de su madre en orfelinatos distintos. Cuando Christine tiene edad para trabajar, la madre la pone a trabajar en casas de familia de la que la saca al poco tiempo, hecho que parece una confirmación de su dominio sobre la vida de su hija.
Cuando Christine, de 20 años llega a la casa de los Lancelin, le pide a la señora de la casa que contrate a su hermana de 16 para ayudarla, esta accede.
La señora Lancelin establece las reglas de la casa y da las órdenes a Christine y ésta se encarga de retrasmitirlas al personal doméstico. No hay relación entre estos y la gente de la casa. Las hermanas estan siempre juntas, no salen ni hablan con nadie y hacen sus quehaceres prolijamente.
La madre, dos años antes les envía cartas que hablan de la relación que esta mujer mantenía con el mundo y con sus propias hijas: “Hay celos contra ustedes y contra mí”, escribe textualmente. También habla de persecución: alguien la estaría persiguiendo a través de sus hijas: se trata de un perseguidor no identificado: “Alguien nos hará caer para convertirse en vuestro amo, hará lo que quiera de vosotras”.
Esta carta hace pensar en una estructura paranoica en la madre, pero esto no basta para explicar el acto de las hijas. Las dos cartas son verdaderas piezas de convicción, paradigma del conocimiento paranoico: “Uno cree tener amigos y son todos grandes enemigos”.
Entre las hermanas, el vínculo es claramente asimétrico: la mayor es la que ama, manda y consuela y la menor es la que se deja amar, obedece.Otro rasgo extraño es la recelosa susceptibilidad de las hermanas a toda forma de reproche u observación. Toda llamada de atención le resulta intolerable, pues implica para ella un goce del Otro en el acto de humillarla.
De modo que el cumplimiento perfecto, obsesivo de sus obligaciones es el trabajo que hace Christine para mantener a raya ese goce que amenaza todo el tiempo con destruirla que hace crecer en ella una tensión agresiva cuyo impulso desencadenará la tragedia mas tarde.
Un día en que la señora había tomado a Léa por la manga con la punta de los dedos y la había obligado a arrodillarse para levantar un papel que había eludido en la limpieza, Christine había dicho:”que nunca se le ocurra empezar con eso sinó…”
Tres acontecimientos van a atravesar la tranquilidad de la vida de las hermanas Papin y las precipitarán al acto:
1) La señora Lancelin viola la neutralidad de la relación con las hermanas e interviene a fin de que estas guarden para sí todo su salario del cual enviaban una buena parte a su madre. Desde ese momento, la señora pasa a ser una madre protectora para las hermanas y que da en la línea del Otro con mas fuerza que antes.
2) Luego de este suceso, las hermanas rompen relaciones con la madre. Ruptura sin palabras y sin disputas que se produce un domingo de octubre. Luego la madre dirá: “nunca supe porqué razón mis hijas no quisieron volver a verme”. Al quedar la madre fuera de juego, será la señora Lancelin quien ocupa todo el espacio maternal. La tensión crece en la casa, el carácter de las hermanas se hace mas sombrío, se repliegan mas en sí mismas y ya no le dirigen la palabra a nadie.
3) El tercer suceso tendrá lugar en la alcaldía del pueblo, donde las muchachas se presentan en el mes de agosto, mientras los Lancelin están de vacaciones. En un estado de sobreexitación, le manifiestan su voluntad al alcalde: quieren emancipar a Léa. No saben responder de qué ni de quién. Mencionan un supuesto secuestro y, al mismo tiempo quieren permanecer en la casa, donde se encuentran muy bien.
Gestión que termina en la comisaría central donde son enviadas y donde manifiestan que se sienten perseguidas, Perseguidas por el alcalde que en vez de defenderlas, las persigue”. La inquietud del comisario es tal que, cuando el señor Lancelin regresa de vacaciones, lo cita para prevenirlo, lo que el señor desoye.

Convocados como expertos, tres psiquiatras examinaron a las culpables y las declararon sanas de cuerpo y de espíritu, es decir plenamente responsables de sus actos. Fueron inculpadas inmediatamente de asesinato sin premeditación, con riesgo pare una de pena de muerte, pare la otra de prisión perpetua. Cinco meses después de su encarcelamiento, Christine era victima de sincopes y de alucinaciones, intentaba arrancarse los ojos, ponía los brazos en cruz y se entregaba a exhibiciones sexuales. Anunciaba que en una vida futura sería el marido de su hermana, veía a ésta en sueños, con las piernas cortadas, suspendida de un árbol. Se ponía furiosa de que le administraran la camisa de fuerza y de que la aislaran en una celda. Cuando le preguntaron por qué había desnudado a la señorita Lancelin, respondió hoscamente: "Buscaba algo cuya posesión me habría hecho más fuerte". A pesar de sus declaraciones, el experto psiquiatra la trató de simuladora y la mandó de nuevo al banquillo de los acusados. Fue entonces cuando Benjamin Logre corrió en ayuda de la defensa. Sin tener derecho a examinar a las dos hermanas, planteó un diagnóstico de anomalía mental, engendrada por una histero-epilepsia con perversión sexual e ideas de persecución. E129 de septiembre de 1933, ante la audiencia de la Sarthe, se enfrentaron varias opiniones. Para la parte civil y el fiscal, las hermanas Papin era monstruos sangrientos, desprovistas de toda humanidad. Para los otros, aparecían como víctimas expiatorias de la ferocidad burguesa. Péret y Éluard celebraron a las heroínas invocando los cantos de Maldoror, mientras Sartre pensaba sobre todo en denunciar la hipocresía de la sociedad de buenos principios. El abogado de la familia Lancelin alegó la responsabilidad e intentó incluso que se admitiera la tesis de una semipremeditación. Frente a él, la abogada Germaine Briére se apoyó en el diagnóstico de Logre pare demostrar la locura de las acusadas. Como en otro tiempo en el proceso de Joseph Vacher, y como en el de la señora de Lefevbre, los partidarios de la psiquiatría dinámica se opusieron a los teóricos de la herencia, de la constitución y de la simulación . En medio de este campo de batalla, las dos hermanas confesaron que no tenían nada que reprochar a sus víctimas. Expresaban así la significación oculta de un acto cuyo sentido se le escapaba. Christine recibió la sentencia de muerte de rodillas, pero su pena fue conmutada inmediatamente en prisión perpetua. Un año más tarde, sujeta a nuevas crisis delirantes, será internada en el asilo de alienados de Rennes donde morirá de caquexia vesánica, castigándose así por su crimen según un proceso paranoico de autocastigo. En cuanto a Lea se unirá a su madre después de varios años de encarcelamiento.



Conclusiones
¿Cuáles serían entonces los motivos que Lacan expresa en su artículo? El delirio, dijo, parece surgir al azar de un incidente banal: el corte de corriente eléctrica. Pero ese incidente no era sin dude tan anodino como parecía, a condición de buscar en él una significación inconsciente.
Y Lacan se lanzaba a proponer que ese "apagón" venía a materializar el silencio que se había instaurado desde hacía mucho entre las amas y las criadas: de un grupo al otro, en efecto, "no pasaba la corriente", pues no se hablaba. Desde ese momento, el crimen, desencadenado por el corte de corriente, era la puesta en acto, por la violencia, de ese no-dicho cuya significación escapaba a las protagonistas del drama. Las criadas Papin habían asesinado a las señoras Lancelin por un motivo equivalente: el verdadero móvil del crimen no era el odio de clase, sino la estructura paranoica a través de la cual el asesino hería el ideal del amo que llevaba en sí.
En el seminario tres, Lacan ubica las coordenadas del desencadenamiento en la aparición de Un Padre en lo real, referencia a la que el neurótico apela y que responde en lo simbólico ya que fue inscripta en este registro. El psicótico, al carecer de dicha inscripción, el retorno se efectúa en lo real, produciendo el desastre creciente de lo imaginario, en este caso, las coordenadas parecen situarse en la ubicación de la señora Lancelin como otro, en un principio pacificador y benévolo en contraposición con la madre pero que no tarda en tornarse otro perseguidor que precipita el acto.
En la frase en la cual Christine expresa: “prefiero que hayamos sido nosotras las que las despachamos a ellas y no ellas a nosotras” se expresa esa tensión en espejo en la que los fenómenos imaginarios aparecen desenganchados y en donde la agresividad no tiene contención. En el sujeto paranoico es, efectivamente la alternativa: él o yo y es eso lo que precipita el pasaje al acto, Kakon, tensión insoportable que se intenta inscribir a través del acto y que en este caso, parece no ser logrado.
Mas oscura parece ser la participación de la hermana menor en el hecho, podría pensarse en una identificación histérica, o en una debilidad mental de esta joven, alienada a los significantes que la madre y la hermana le ofrecen, me faltan elementos para poder pensar el estatuto del acto de Lea.
En el caso de la madre, podría preguntarse: ¿eran tres las Papin?, no lo sabemos, en todo caso y a través de sus cartas podemos pensar que pertenecía a una estructura paranoica que contribuyó a alimentar el delirio de su hija Christine.
Lacan, entonces proporciona en su artículo y en sus conceptualizaciones posteriores, la clave para tratar de entender los “motivos” psicóticos por fuera de las explicaciones de la psiquiatría del orden de: “inhibición de los frenos de la conducta”, tan opacos como “prestigiosos” en el medio judicial. Y devuelve entonces su verdadera dimensión al encadenamiento de hechos que derivan en un pasaje al acto y que solamente pueden ser entendidos en su propia lógica.
Lic. Florencia Borgoglio

Conferencia de Carmen Galano: Clínica del Estrago Colegio Clínico, noviembre 27 de 2001

Carmen Galano: bueno y ya me hicisteis sentir también como en mi casa, efectivamente.
Bueno, este tema que me solicitasteis, pues me daba cuenta esta tarde que me daba ocasión de rectificar lo siguiente, voy a poner el acento en eso. Yo estuve en Colombia, en Medellín hace ya como 3 años, cosa así, para un Seminario de varios días de Sexualidad Femenina que han publicado después. Y precisamente releyendo lo que yo había trabajado en Medellín sobre el estrago madre-hija y el estrago hombre-mujer me apareció un problema, esto no va. Cuando yo lo trabajé entonces hay algo que no vi, de lo que yo no me di cuenta que tenía una gran importancia clínica y una gran importancia para la dirección de la cura en las mujeres. Y ademán han sido algunas analizantes, y en análisis muy avanzados las que yo creo que ahí está el punto que se juega para ellas en esos momentos de final de análisis, me hizo yo creo percibir (...) (arreglos con el micrófono)
Esa experiencia de la clínica y la práctica analítica, las que han sido las analizantes que me han hecho darme cuenta que había un problema teórico que yo no tenía visto, ni claro respecto del estrago, y que no es sin importancia. Por eso quiero poner hoy el acento ahí, porque en la medida en que algo de los análisis queda esclarecido para mí, me ha hecho ver que esta propuesta, esta fórmula de Lacan que es de la que voy a partir en el estrago madre-hija, que es el párrafo del Atolondradicho que voy a leer para comenzar, que ahí yo tenia un deslizamiento y una confusión, algo que no tenia resuelto. Dar esta segunda vuelta 3 años después más o menos, en Buenos Aires, me ha venido muy bien y por eso lo quiero compartir con vosotros.

¿De dónde tomamos el término? No es usual, sabemos que es un término que no es usual entre los no lacanianos y de hecho no ha sido usual en los lacanianos hasta hace unos años. Hasta que se ha leído un poco más a fondo El Atolondradicho. Les voy a leer el párrafo, despacio, porque para quien no lo conozca... hay que leerlo, sino no vamos a poder pensar las cosas. Lacan dice:
“La elucubración freudiana del Complejo de Edipo que ve en él a la mujer como pez en el agua por el hecho de que la castración está en ella de partida (Freud dixit), (o sea que ya nos está indicando Freud dice... bueno, vamos a ver sí esto de la castración está en ella de partida... claro, cuando lo dice Lacan después- doy una referencia muy rápida, tiene un texto crucial que esclarece machismo, a mí al menos me ha esclarecido muchísimas cosas para releer el Edipo freudiano, y lo digo como referencia porque hoy no nos vamos a centrar en eso- para entender la entrada en la niña en la función fálica, la castración con la significación fálica, hay que leer “La Significación del falo”, sobre todo la última parte. Leyendo bien la última parte de La Significación del falo” se ordenan muchas cosas de estas confusiones que surgen respecto a cómo Freud concibe la castración de la niña, que es solo la castración de no tener el órgano, de no tener el pene, que eso sí es de partida, la castración como significación subjetiva... ahí (...) Freud dixit... Lacan que ha trabajado todo el tema del Edipo, de la castración, de la significación fálica toma distancia en el momento de L’tourdit para cuestionarlo. Bien, esa elucubración freudiana- sigo leyendo el párrafo- contrasta dolorosamente con el hecho del estrago que es en la mujer, para la mayoría, la relación con su madre de donde parece esperar como mujer, y él subraya: como mujer más subsistencia que de su padre- subrayo el término subsistencia que no lo tengo claro del todo, como no tenía acá más diccionarios... tengo la duda- más subsistencia que de su padre, lo que no va sin él como segundo en ese estrago”

Este es un párrafo desde el que siempre partimos cuando pensamos en la clínica del estrago madre-hija.

Ayer Gabriel Lombardi y Susana Díaz tuvieron la gentileza de buscarme en los diccionarios porque tenía yo una duda, si el término ravage tiene la misma significación y campo semántico que estrago en francés, gentileza que tuvieron a las tripas (¿) ayer por la tarde, incluso hace una hora, de hacer una búsqueda en el diccionario y me han ayudado a clarificar la cosa. No voy a extenderme mucho en esta cuestión de la etimología porque sino nos comería parte de la conferencia de hoy, lo que sí puedo decir es que ravage viene de....... y que su etimología es rapide, que en español ha dado raptar, atrapar. Sin embargo estrago tiene un origen latino también, viene del griego, cuya connotación es muy otra en la etimología: ruina, daño, desastre, desolamiento... nada que ver con raptar, atrapar, captar.

Bien, sin embargo, lo que han sido las connotaciones en la lengua, lo que aparece en los diccionarios, hay dos sentidos de ravage en francés que finalmente también funcionan en castellano, porque hay una diferencia entre decir ravage y .......... de ravage, la misma, me parece que bastante próxima, a la que en castellano distingue estrago y causar o hacer estrago. Quizás la diferencia no es muy grande entre ravage y estrago diría implemente que el acento en francés está más puesto en el aspecto de destrucción, de daño, destrucción, asolamiento, etc., sin embargo en castellano hay una dimensión, sí de destrucción, daño, devastación, pero también de exceso. En el María Moliner hay una referencia explícita en referencia al goce que esa sí quiero leer, además del primer sentido usual que es de destrucción, destrozo muy grande, dice: “llegar al abuso de las sensaciones fuertes y excitantes a incapacitar un sentido por la sensibilidad en general para distinguir lo bueno de lo malo o percibir las sensaciones delicadas. Se emplea particularmente en las expresiones ‘estragar el gusto’, ‘estragar el paladar’

Bien, porqué me parece importante esta connotación en castellano, porque está la dimensión del goce- el exceso- pero también la incidencia en el sujeto, que diría para resumir, anonada al sujeto. Anonada al sujeto e impide ubicarse en un orden simbólico porque solamente en el orden simbólico es el orden de la discriminación. Solo en el orden simbólico hay elementos discretos que permiten percibir, discriminar las sensaciones delicadas. Luego, hay algo donde se borra, se abole la capacidad de discriminación, de distinguir lo bueno y lo malo... de situarse, lo que indica bien que es un momento el del estrago en el que el sujeto está, diríamos, radicalmente abolido del orden de lo simbólico, que es el orden de la subjetividad, porque no hay subsistencia de la subjetividad más que en el significante.

De aquí a mí me ha ayudado a entender por qué el término subsistencia. Bien, después, en francés, el ..... de ravage el acento está más puesto en el amor, hacerse amar y hacerse sufrir, en un amor que daña, no a quien se hace amar sino a quien ama. Es importante el sentido del hacer estragos... se dice ‘ese hombre hace estragos entre las mujeres’, en el sentido que despierta pasiones, se hace amarse él, pero la incidencia que tiene en las mujeres... es de daño, de sufrimiento.

Y sin embargo en castellano la dimensión del amor no está tan puesta como en el ravage en francés que tiene que ver con el rapto, también de la experiencia amorosa de estar transportado en el amor; en español me parece que está puesto el acento más del lado del goce, en una conmoción fuerte.

Bien, esta precisión en los términos, que podría comentar más ampliamente pero lo podéis buscar vosotros en los diccionarios, me parece que nos acerca a que el empleo del término ravage por Lacan no es caprichoso pues indica que se trata de situar en la estructura la incidencia en el sujeto de un Real que no hace síntoma. Estrago no es síntoma (el subrayado está oralmente expresado por CG). De ahí que habrá que dejar bien en claro. no todo, goce otro, otro goce, no sé cuanto (...) religiones lacanoides, misterios del goce femenino, no. Es una cuestión clínica que tiene toda su importancia en la (¿estructura o literatura? Porque si no distinguimos entre estrago y síntoma mal nos podemos orientar en la clínica psicoanalítica.

Bien, un Real que no hace síntoma. Es decir que no se anuda con lo simbólico del significante, está excluido de lo simbólico, de ahí también la experiencia subjetiva de un sujeto que no se puede ubicar, que no se puede discriminar.

Estrago es otra cosa que un síntoma neurótico. De ahí el interés que tiene como cuestión clínica para nosotros.

Lacan habla del estrago par situar una experiencia dolorosa específica de la posición femenina. No habla en el plano de las neurosis sino de algo que es estructural, en la mayoría de los casos. Se pueden contar casos en que no hay estrago en la relación madre-hija, pero es muy poco frecuente (...) tiene una posición en esa mujer que habita en la madre que se encuentra raras veces. Aunque puede ser, y quizás, quizás. Si nos importa también algo de la incidencia del psicoanálisis que quizá (...) pueda producir mujeres analizadas que como madres eviten a su hija la dimensión dolorosa del estrago. Porque sino... que el estrago no sea síntoma sino estructural no quiere decir que para el psicoanálisis la apuesta ética sea que con el estrago no hay nada que hacer. (...) igual que la que ha sido la niña de esa madre hay una salida del estrago, también precisamente hay una salida en cuanto a lo que va a poder transmitir a su hija.

Bien, pero no se trata de la neurosis. No se trata de la histeria. En otros términos, hay que distinguir entre posición femenina e histeria. Una experiencia dolorosa en su relación con el otro y que emerge estructuralmente en dos tiempos de la vida femenina. Porque Lacan hace referencia al estrago no solo en la relación madre-hija sino como algo estructural en la relación hombre-mujer. En un primer tiempo de la niña es la relación con su madre y después el estrago va a aparecer en la relación con un hombre. No son lo mismo el estrago en la relación madre-hija y en la relación hombre-mujer, hoy no voy a hablar aquí de la relación hombre-mujer, sobre esto hablaré mañana en La Plata. Pero responden para Lacan al mismo punto de la estructura. (...) pero me parecía primero dar una vuelta por el estrago madre-hija antes de dar una vuelta por el estrago hombre-mujer, porque además temporalmente en los análisis va a aparecer en esa secuencia.

En qué punto de la estructura? Un punto de la estructura que Lacan escribe como un matema y que es central este matema para leer el Seminario Aún, que puede esclarecer la óptica de la posición femenina, que es S (A/tachado), ahora, S(A/ tachado) en el S. Aún, lo que aquí le importa a Lacan no hay que leerlo solamente como Significante en la falta del Otro, una falta en el saber, falta de saber en el Otro, falta en el saber, falta de saber en el A, un punto de agujero en el saber, un punto en falta en lo Simbólico que hace que no hay respuesta del lado del saber. En el S. Aún no es lo esencial para situar con qué una mujer se las tiene que arreglar (...) la relación fundamental para una mujer en ese desdoblamiento respecto a la función fálica.

S(A/ tachado) ahí donde la verdad balbucea y no puede decirse toda, pone más el acento del lado de la verdad no-toda, imposible de decir toda, que en la vertiente falta en el saber. Claro que la verdad no puede decirse toda es también un agujero en el saber. Pero no tiene la misma connotación cuando se trata de interrogar para la niña su (...) femenina.

En el capítulo Una carta de almor (S.XX) dice, el Otro no es simplemente este lugar en el que la verdad balbucea, merece representar eso con lo que la mujer tiene profundamente relación, no tenemos de eso sino testimonios esporádicos. Y, va a decir, la mujer tiene relación con el Significante de ese Otro barrado en tanto, - qué quiere decir ese barrado ahí- no es el Otro que no existe, no, que La mujer no exista no quiere decir que nada exista en el lugar de S(A/tachado). Quiere decir que en tanto que como Otro no puede sino permanecer siempre Otro. Y cuando se quiere atrapar su otredad, su alteridad, no se la puede atrapar. Está en presente pero de un modo que será puro enigma, como se le plantea a Freud. - No puedo aquí sino suponer que con esto Uds. van a evocar mi enunciado de que no hay Otro del Otro. El Otro es el lugar del que viene a inscribirse todo lo que puede articularse de significante es en su fundamentalmente, radicalmente Otro. Es por eso que ese significante escrito con este paréntesis abierto marca al Ot/ro como tachado. Y cómo concebir que el Otro pueda ser en alguna parte, eso en relación a lo cual una mitad de los seres hablantes, las mujeres se refiere (¿). Dice, solo tenemos de eso testimonios.... Termino leyendo para que tengáis la cita, la referencia al Seminario Aún... La mujer tiene relación con S(A/tachado) y ella en eso que ella se desborda. Que no es toda... (1)

(1) LA CITA LEIDA Y COMENTADA POR C.G. SE ENCUENTRA EN LA PÁGINA 98 DEL SEMINARIO AÚN, EDITORIAL PAIDÓS, BUENOS AIRES, 1998. TRADUCCIÓN DE DIANA RABINOVICH CON EL ACUERDO DE J.A.M.





... Porque por otra parte puede tener la ........... designado como el falo tal como lo preciso que es el Significante que no tiene significado


S(A/tachado)






xL/a

(inescencia, inexistencia femenina)


(referencias mientras realiza el gráfico alejada del micrófono)

... esta es la fórmula como sabéis del Otro femenino... esta fórmula para mí tiene sus secretos y sus problemas.

El estrago hombre-mujer lo aborda en el Seminario El Sinthome, lección del 10-2-76, como no voy a hablar aquí, que tengáis por lo menos la referencia, está en Ornicar Nº 8, en francés. Dice:

El síntoma es el sexo al que no pertenezco, es decir, una mujer. Una mujer es para todo hombre un síntoma. En lo que respecta al hombre para una mujer hay que encontrar otro nombre ya que el síntoma se caracteriza por la no-equivalencia. ¿Cuál es ese otro nombre? Si una mujer es para un hombre un síntoma un hombre no es para una mujer un síntoma, para una mujer, no digo para una histérica en que el hombre sí que hace síntoma al igual que el padre. El hombre es para una mujer todo lo que os guste, un síntoma, peor que un síntoma... no es un síntoma es peor que un síntoma, una aflicción incluso un estrago.

Y aquí es donde vuelve a aparecer, el hombre es un estrago para una mujer. Bien, entonces, tratemos de entender un poco esta llamada de la niña a la madre, de la que parece esperar más subsistencia que de su padre. Este es un interrogante... qué alcance da a la palabra subsistencia, como esta tarde bueno, no tenía diccionario... bueno, voy a tratar de pensar un poco sin el apoyo de la lengua.

Si decimos que el estrago está............(¿) en la posición femenina lo que no hace síntoma, lo que escapa a la lógica fálica, es en esta vertiente: una parte otra, de su otredad, de su relación con ese Otro que no puede sino permanecer otro. El punto donde interroga su femineidad una mujer en ella y ese otro con el que tiene relación.

Pues bien, me parece que mi error, lo que lo dije al principio que quería rectificar lo que trabajé para Medellín, es que me parecía que esa interrogación era una interrogación de la niña al secreto del goce de la madre como mujer. Subsistencia no tiene que ver con el goce. En la clínica qué nos enseñan las niñas y las adolescentes: nada más espantoso, no quieren saber nada de cómo goza su madre como mujer. Al revés, hay estrago cuando esa presencia obscena, salvaje, irrumpe y cae encima de la niña que no quiere ser testigo de ese goce. Las niñas no interrogan cómo goza su mamá como mujer, no es la pregunta... todas las preguntas sobre el goce las vamos a ver ligadas al fantasma, el fantasma son los mitos, las historietas que se inventan los niños para dar una razón a cómo goza el otro, papá, mamá, toda la trama fantasmática que inventan los niños.

Pero cuando se trata del goce de esa mujer que es la madre la madre no quiere saber nada, no es que quiera, que tenga una curiosidad de interrogar el goce. Pienso, que la interrogación de la niña es (en) el punto de quiebre de su subsistencia, que como sujeto no puede subsistir en el orden de lo simbólico donde no hay más que una ausencia en lo simbólico para responder de su existencia femenina. Entonces creo que esperar subsistencia como mujer de la madre, pero no interpelada como madre sino mujer, tiene que ver con que este A/ tachado es el punto donde se sitúa la inescencia y la inexistencia femenina de que no hay L/a Mujer. De que no hay ningún significante en el inconciente que haga pareja con el Falo para dar razón de qué es La Mujer. No hay L/a tachado. Esto no es la visión subjetiva, es un punto de tachadura radical donde (en)el Otro de lo Simbólico no hay esencia ni existencia femenina.

Es a esto que lo que se refiere Lacan en Aún cuando dice: no hay Mujer sino (subsumida?) en la naturaleza de las cosas es decir en la naturaleza de las palabras. De eso se lamentan (no se para qué?)... en el inconciente no le hacen la partida fácil porque su esencia femenina está excluida del Ics. Luego cuando dice no tenemos sino testimonios esporádicos es que lo que las analizantes despliegan en los análisis, en la elaboración del Ics. nunca lo hacen emerger ese punto.

Sin embargo a través de la clínica del estrago sí vamos a tener una emergencia de este punto que no aparece en la elaboración del inconciente. El inconciente no sabe nada de la mujer, pero en lo real de la clínica del estrago sí hay una emergencia que va a permitir después alguna salida.

Esa llamada, esa expectativa, que además no es en palabras, no es una enunciación como son las novelas que hacen los niños respecto del goce fálico. Esta llamada parte de este tiempo (¿o ejemplo?) de inescencia femenina y por lo tanto es esperar, interrogar a la madre como mujer que también como mujer tiene relación con S(A/tachado), cómo es ser mujer, qué es ser mujer...

Me parece como rectificación, con este ejemplo nomás de mi trabajo en Medellín es que pienso que el punto del estrago es emerge porque lo que hay en la niña es una espera de respuesta sobre el ser, no sobre el goce, sobre la existencia como mujer, cómo ser mujer, qué es ser mujer, cómo existir como mujer en momentos en que la niña se siente extraña, ajena, excéntrica al orden de lo simbólico, en los momentos se experimenta algo de su otredad intangible porque no puede pasar al significante. Y ahí hay esa llamada que no es una pregunta, no es una demanda a la madre, no hay que confundir las demandas de las niñas a las madres que las hay, con esa llamada radical que parte de este L/a tachado.

Yo colocaría, pero también lo propongo para discutir aunque me hago una rectificación a mi misma; la espera de subsistencia del lado del L/a tachado, de la inescencia, la inexistencia, y precisamente el estrago es que lo que la niña espera, no llega. Pero no solo eso, no solo que no llega lo que espera, porque esa mujer que anida en la madre nada puede decir sobre su ser mujer.

Ahora bien, antes quiero... pondría esa espera de subsistencia en este flecha (1ª gráfico) una llamada hacia el secreto de la femineidad interrogado en la madre... aquí tengo un dudas, no lo tengo resuelto y lo dejaría planteado, porque en el Seminario tampoco está muy claro, Lacan habla de (esencia e inexistencia?), yo la verdad lo dejo como un problema y si alguien tiene...(falta un pequeño párrafo en que habla muy rápido y parada ante la pizarra y lejos del micrófono). Sin embargo aquí, que nada exista, en ese punto radical de la otredad no quiere decir que no exista un goce, pero el goce aparece aquí, en esa relación directa con S(A/ tachado)......... la niña espera una respuesta de cómo existir como mujer pero sin embargo no le llega esa respuesta. Nada en la madre le dice qué es ser mujer, cómo ser mujer.

Ahora, qué es lo que viene a (suplir?), porque está la otra vertiente, la vertiente de la función fálica vía el Edipo. Por eso, en La Significación del Falo, Lacan todavía no ha abordado esta vertiente que estudia (¿) lo fálico en la posición femenina, resuelve como rasgos de la función fálica, la niña, la mujercita en ciernes se dota de una apariencia de ser, de un parecer que enmascara la falta en tener y la falta en ser y por eso va a arrojar todos sus atributos en la mascarada. La mascarada femenina que es la mascarada fálica es lo que brinda lo simbólico y lo imaginario en el terreno de los semblantes para tapar este punto de inexistencia

___ Mascarada Ser mujer
L/a
(insignificancia)

Se dice que una niña es femenina, cuando es coqueta, etc., etc., juega el juego de la diferencia sexual alojándose en lo que Lacan va a llamar la comedia de los sexos, son el juego de los semblantes que permite a la diferencia de los sexos funcionar en el marco de lo simbólico y de lo imaginario.

Es decir, ser mujer, cito de la Significación del Falo, por una vía que es la de ser el significante del objeto del deseo del otro. Y que estructuralmente esta solución fálica, que es la más sana para las niñas, ya vamos a ver casos del estrago en la clínica cuando eso no opera o está muy obturado por la posición de la madre, ser mujer por la vía de ser el falo del hombre, no de la madre. Ser... vamos, parecer el falo, por eso es mascarada, mostrarse como señuelo para atraer el deseo masculino. En definitiva por ser objeto del deseo del Otro. De ahí que la histeria, diríamos, es la salida más s a n a en las neurosis femeninas dentro de las neurosis. Las niñas están empujadas estructuralmente a buscar la salida interrogando, entonces cuando no llega la respuesta y de hecho ni siquiera lo que puede suplir, tapar el estrago porque no llega la respuesta de esa mujer que habita en la madre, es que si las cosas están en su sitio, luego la función fálica, con el padre, bien el padre es el que va a significar este valor agálmico del parecer (o padecer?) de la niña, del ser de la niña, como objeto deseado, como objeto que tiene un valor, que tiene un valor fálico.

... a extenderme más pero que hay que situarlo porque sino el estrago en la clínica, vamos a ver solo estrago o todo estrago y cuando he dicho que no es síntoma no me refiero... hay casos clínicos donde hay histeria y síntoma y hay otros donde hay estrago. No. En los casos de histeria van a aparecer puntos de estrago, el tema es que hay que poder deslindar para orientarnos en los análisis. Es decir, la salida histérica que es la más frecuente en las niñas, funciona, mal que bien, son una función fálica que transmite el padre pero eso no anula el desdoblamiento y la otra vertiente.

Pero ese parecer de mascarada que sitúa a la niña en el juego fálico de la diferencia de los sexos, no responde a la pregunta radical de qué es ser mujer y qué mujer ser. No es que la niña como sujeto se haga la pregunta, no es una pregunta del sujeto, sino que en los acontecimientos de la vida sexual que emergen, todo lo que la embarga en sus primeras experiencias de goce en el cuerpo y en todo lo que se juega en el encuentro con el otro sexo, de ahí que la dimensión del estrago aparece en los momentos claves de la pubertad, es en el punto, en el umbral de la pubertad donde emergen, porque ahí está en juego el alojarse o no como mujer. Precisamente aparece la ausencia radical de respuesta..... en lo simbólico.

Entonces esa llamada a la madre como mujer, mujer que se busca en la niña y mujer que se busca en la madre, se busca ella como mujer, a través de experiencias en las que experimenta esa otredad en ella, ese extrañamiento, ese anonadamiento, esa ausencia de referencias, incluso a veces ese lamento de insignificancia no es del lado de la reivindicación fálica. La insignificancia, sentirse nada, tiene que ver con que el ser de la significancia femenina, de él no responde ninguna significancia.

La interrogación a la madre es estructural porque la niña no puede permanecer en ese anonadamiento subjetivo, en la pura tachadura, tiene que encontrar alguna salida, algunas soluciones, en la pura tachadura de la existencia como mujer y simplemente esperando de la mujer que habita en la madre una respuesta que le diga cómo ser y existir como mujer.

Creo que tenemos que no confundir subsistencia y consistencia. Lacan no habla de consistencia. Lo que va para el lado de la consistencia sí tiene que ver por el lado de lo imaginario del fantasma.

Bien, yo entiendo que el estrago es estructural pues no hay respuesta, al igual que no hay palabras para que la niña pueda dirigir una invocación a la madre. Es una invocación latente, entre líneas, desde un punto de real: L/a tachado, experimentado por la niña en su otredad femenina, sin alojamiento en el otro, excluida de la naturaleza de las palabras y es una llamada dirigida a un punto de real.

Acá tenemos una fórmula, L/a tachado y S(A/ tachado) también tiene un punto de real. Precisamente el único punto de amarre simbólico está aquí, del lado del , por suerte, cuando no está precisamente, las cosas son mucho más graves.

La clínica me ha llevado a no situar el estrago como una interrogación de la niña al cómo goza mi mamá en tanto que mujer. Si no sobre cuál es la clave de la existencia femenina. Lo que ocurre es que sin querer saber nada de ese goce que excede al goce fálico en esa mujer que es también su madre, se lo encuentra. Se encuentra con la irrupción súbita, en la dimensión temporal del instante- en la definición del estrago en los diccionarios, el estrago tiene que ver con algo que irrumpe violentamente y surge y precisamente hace fractura en la cadena simbólica. Una súbita presencia opaca de algo muy presente que está allí como una dimensión de goce pero que es innombrable. Y es según la versión que se encuentre, lo que la madre haga con su goce femenino es lo que le va a caer a la niña, se va a topar con una respuesta que no esperaba y que no buscaba. Es precisamente con lo real del goce que existe aquí (señala en el gráfico 1), ahí donde no existe en lo simbólico, una respuesta sobre el ser femenino. Se entiende, no? El goce no se lo busca, no se lo interroga pero es lo que va a aparecer, y eso es lo que puede ser devastador y estragar a la niña.

Ahora, aquí tenemos que decir una cosa, tampoco es tan simple aislar en la clínica ese punto... he indagado en un pequeño extracto (¿) clínico de una paciente que daré al final. Pero no pensemos que en la clínica pistas, algunas pistas que tienen estos momentos donde aparece fijada la respuesta del estrago que hace tan dolorosa en la relación de la niña con su madre. Por eso queda más allá de la reivindicación fálica, de la queja por no ser amada, de la demanda de amor, todo lo que hay de dolor (¿) en la niñez.

Porque el estrago en la clínica aparece en otra vertiente, una vertiente que me parece que es distinta. Aquí llama Lacan el estrago estructural en la niña en su relación con la madre en esta referencia, no es lo mismo que otras emergencias del estrago en la clínica que no hacen síntoma tampoco pero que no tienen que ver con lo específico de la posición femenina. Y de hecho, hay estrago en la clínica también en los varones, en los niños y en los adultos. El estrago es toda experiencia devastadora para el sujeto, dañina, en la que está literalmente a merced del otro.

Ahora, aquí hay que entrar aunque no es nuestro trabajo de hoy, cuando digo (¿) el estrago no tiene que ver con el síntoma, pero del lado del momento en que diríamos el niño, o el neurótico adulto, porque como dijo Freud la neurosis adulta es la neurosis infantil, - es la misma cosa, el neurótico adulto no es un adulto sino que está atrapado en lo que fue la “solución” de la neurosis infantil -, el punto de estrago no es igual el estrago femenino experimentado y...... para existir como mujer que el estar sometido y librado a merced sin ningún recurso frente a la voluntad del Otro, que tiene que ver con la posición en el fantasma. Eso es otra cosa diferente. Es otro estrago también y es síntoma. Los puntos donde emerge la fijación fantasmática a quedar reducido a ser un objeto, puro objeto a merced del Otro. Esa es la versión del estrago ligado al fantasma y me parece que hay que distinguir de esta otra vertiente que plantea Lacan y que me parece que no está hablando para nada del fantasma neurótico y que encontramos tanto en histéricas como en obsesivos, en varones como en mujeres. La versión de estrago en las ataduras del niño obsesivo a su madre son masivas, precisamente no todas pueden salvarse con síntomas.



Entonces nos importa distinguir lo que sería el estrago en la relación con la madre como mujer y el estrago en la relación con la madre como madre, en donde precisamente opera para el niño como toda madre, no como mujer. Es decir, no es lo mismo la madre en relación a la cual el niño se sitúa como objeto de su fantasma, que la madre que no es situada como madre.................del niño, sino mujer en relación con los hombres, qué hace con los hombres.

Por eso quiero distinguir el estrago inherente al goce pulsional, autoerótico, ligado al fantasma neurótico del niño ahí llega a aparecer el peso masivo que ha tenido la demanda materna que ha marcado al niño. Lo planteo aquí para distinguirlo del otro estrago del que estuve hablando hasta ahora. El estrago inherente al goce pulsional ligado al fantasma hay que escribirlo con la fórmula del fantasma neurótico (¿entendemos?) cómo en la niña histérica el fantasma predominante en la relación con la madre es oral, en el niño obsesivo es anal, en definitiva, los objetos recortados por la demanda, en la relación con la demanda

S/tachado



L/a tachado
a
A


S(A)



Estos matemas me sirven a mí, aunque sean así un poco patos, para no confundir estructuralmente las dos dimensiones en la clínica del estrago.
Y para que tampoco pensemos que cada vez que hay estrago se trata del estrago estructural de la niña con la madre. Puedo decir algo del primero aunque hoy no me voy a extender, pienso que es aquí donde un callejón sin salida que está abierto con Freud, porque qué le ocurre a Freud cuando dice sí, bien, está el Edipo, puerto de salvación (¿) para la niña pero, pero, hay algo de la.........., de la queja, de la reivindicación, del reproche que dirige la niña a la madre, hay algo que habría que interrogarlo en la relación arcaica, pre edípica, pregenital, de la niña con la madre. Pero el callejón sin salida de Freud, no de él porque él dice no, por ahí no hay respuesta por eso el enigma de la femineidad permanece intacto, pues interroguemos a los poetas. Cuando Freud busca la clave de la femineidad y dice la clave de la femineidad no está del lado del padre, no basta, el padre sirve hasta cierto punto para la salida fálica, vamos a interrogar la relación primitiva con la madre. Con qué se encuentra? Se encuentra con estragos, pero de otro calibre. Porque en ese punto lo que va a aparecer es la respuesta que ha encontrado el niño, el fantasma con el que ha podido darse un lugar en relación con la madre y que va a fijar para el niño un modo del goce pulsional. De ahí que interrogando la relación arcaica pre edípica, pregenital, es lo que ha descubierto con las perversiones polimorfas. La perversión polimorfa son los modos en que el niño se satisface, goza a través de las marcas que han dejado los cuidados de su madre sobre el cuerpo. Las marcas, las demandas de la madre, además de transmitir significaciones (¿hacen?) discurso, dejan las marcas de la pulsión en el cuerpo del niño. Lo que Freud descubre como perversión polimorfa previa a la. edípica............... es precisamente el goce pulsional oral o anal es el índice de la fijación infantil que ata al niño no con la madre sino con las marcas de la madre en su cuerpo, me parece que es algo distinto.

Entonces sí, se trata de la relación con la demanda pero en esta fórmula la demanda, cuando la demanda desaparece lo que queda son las marcas (¿qué hacen?) desvanescerse al sujeto de la pulsión. En definitiva, que tanto el niño como la niña neuróticos, para darse un lugar en el deseo de la madre, para intentar ofrecerse a la madre como falo que colme a la madre, la vía del niño neurótico es interpretar qué son como objetos pero rebajando el Deseo del Otro a la demanda. Por qué, porque precisamente la neurosis se caracteriza por no querer saber nada de la castración de la madre. El niño neurótico no quiere saber de la falta del otro por lo tanto el fantasma del neurótico sirve para fabricar figuras de la madre toda, de la madre no castrada, de la que no se quiere saber de su privación femenina. Eso es lo que tiene de espantoso, de peso; la madre toda al niño obsesivo le pesa mucho. La madre toda, la madre feroz, la madre consistente, la madre que lo sabe todo, que lo puede todo en definitiva, pero la madre en la que se inscribe la exigencia, la exigencia pulsional.

Creo que aquí no se trata de la diferencia sexual y no hay diferencia entre la posición de la niña y el niño, lo que hay son las particularidades fantasmáticas según las marcas de la historia de cada cual. Del lado de lo que el niño es en el deseo de la madre ahí es donde él va a forjar su fantasma, su mito individual, el lugar que se da como objeto, lo que se imagina ser, en lo imaginario, para colmar a la madre como falo pero también como objeto de goce libidinoso, pulsional, de esa madre. Y ahí aparece la figura terrible de la madre en el fantasma, pero precisamente como la figura terrible del Otro no tachado, no castrado. Es una figura precisamente fabricada por el fantasma del niño, no hay salida a la neurosis en análisis si esa figura consistente del otro no cae.

Esa figura de la madre que fabrica el fantasma del niño neurótico tapa, esconde, por lo tanto, a esa mujer singular que habita en la madre, porque como mujer singular solo puede estar situada desde el punto de vista de su falta. Y por eso en el lazo de la madre como madre de la niña no está la clave de la posición femenina como la buscaba.... sino al revés, ahí está el obstáculo a la posición femenina. En las. neuróticas van a ser obstáculo para pasar a la ...... (vuelta de cassette). Es decir que el Sujeto (¿guarda?) al objeto............. al objeto y su fantasma y le permite no saber nada,........... la pantalla por la que no ve nada porque no lo quiere ver, de ese encuentro con la falta del Otro


S a A / tachado Dos círculo que se intersectan,
en el 1º S , en el espacio de
intersección a y en el 2º
A/ tachado.

Ahora bien, ninguna madre, por mucho que el niño la fabrique en su fantasma como toda-madre, e incluso en mujeres que intentan colocarse como toda-madre, nunca logrará que el niño como objeto a pueda cerrar la cuestión de su sexualidad femenina. Y hay una satisfacción que el cuerpo del niño no puede procurarle, incluso cuando vemos estragos tremendos de psicóticos con sus madres, pero hay algo, lo digo porque me parece, yo lo veo, he leído cosas que a veces me dejan perpleja, que hablan del goce otro para hablar del goce oral, del goce autoerótico, del goce en la toxicomanía, del goce de la droga, que procuran las drogas o todo lo que tiene que ver con modos de goce fálico que tienen que ver con lo ............... Es decir que ahí donde tenemos un goce, lo que en el goce del objeto a no se civiliza, no se domestica por nada en la función fálica, se equipara al goce otro . No es lo mismo, lo quiero decir, el goce del otro que el fantasma inventa que el goce otro femenino que Lacan llama otro goce, goce otro, no goce del otro. El goce del otro lo sostiene solo como consistencia, el fantasma neurótico.

Creo que además en la clínica nos perdemos completamente si tratamos todos estos problemas de los goces que saltan, y más en nuestra civilización cuando está (desarmados?) el goce fálico. El goce otro no tiene nada que ver con la pulsión como estuvimos hablando. Lo digo muy rápido en todo caso después lo discutimos.

Niños y niñas son objetos de la madre, sí, y de hecho gracias a la neurosis - porque el niño psicótico no se puede inventar un fantasma para dejar de ser en lo real objeto del fantasma de la madre, objeto a en lo real - por ese lugar que se dan en el fantasma de objeto a tapan el lugar en el que reciben la relación de esa mujer que habita en su madre, con su goce femenino. Pero incluso aunque la maternidad permita a una mujer taponar, como dice Lacan, clausurar el punto de interrogación como no-toda, el niño tiene la función de tapón para la madre misma, las madres hechan mano de tener hijos para taparse un poco para no saber nada o salirse de la angustia o del estrago que es para ella la interrogación de su propia posición femenina; pero de ninguna manera el objeto a, acá (¿detrás?) del goce femenino no hay objeto a, entonces el objeto a lo ha (colocado?) ........ del fantasma.

Y por eso Lacan en el Seminario Aún dice el psicoanálisis tiene que operar la disyunción entre S(A/tachado) y el objeto a, sino no se vería bien en que hay una solución del fin de análisis. Bien, entonces, ningún niño puede colmar a la madre procurándole su goce femenino de mujer, procurar puede clases de goces placenteros y siniestros, pero para nada pueden cerrar, por qué, porque S(A/tachado), imposible de, es decir que aunque la madre sean de esas madres-todas, feroces, que realmente quiere excluir en ella toda emergencia de femineidad, es imposible eliminar este punto en la mujer.

Luego, ninguna histeria por muy histeria que sea, cierra la cuestión, siempre en los análisis hay que situar de qué manera el sujeto no quiere saber nada y trata de escapar, de esconder su relación con la cuestión femenina, con la cuestión de su sexualidad femenina.

No voy a hablar hoy aquí, como he dicho de esta vertiente porque plantearlo así me permite cuando voy a hablar en el Seminario, de anorexia, de bulimia, de la histeria, precisamente quiero hablar de las patologías que no son síntomas, que tienen que ver con una relación con la madre, con estragos. Lo que no tiene que ver, me parece, con la cuestión del estrago femenino.

Ahora, en la clínica psicoanalítica, no seamos (reductores?)................. yo puedo distinguir las fórmulas con la ayuda de Lacan pero eso no quiere decir que en los análisis de las mujeres vamos a tener ah!, este es el estrago en este punto y esto es el otro estrago, no, porque justamente en toda la organización subjetiva femenina este desdoblamiento es un desdoblamiento interno, además no es un desdoblamiento (como dicen?) las histéricas: yo soy una parte esto y otra parte otra. Es un desdoblamiento que es inasible subjetivamente para la mujer misma, luego vamos a encontrar coexistiendo los dos estragos. Y además los dos estragos se.............. por qué? Porque muchas de las marcas que encuentran la niña para forjar su fantasma y darse un lugar para la madre y darse un ser en relación con la madre, muchas de esas marcas están tomadas también de lo que precisamente la madre hace como mujer. Lo que yo tenga para decir, no es porque en la clínica psicoanalítica podamos decir............, serán los analizantes que a partir de cierto punto del análisis, cuando han franqueado, han dejado atrás su neurosis que pueden hacer esa construcción, ese deslindar las cosas. Pero en el proceso mismo de la cura y lo que son los avatares del sufrimiento, decir en una experiencia dolorosa, devastadora, es porque si es la madre como madre o la madre como mujer... esto lo quiero aclarar porque no pensemos que podemos hacer para quienes......... aunque estructuralmente las tenemos que hacer. De la misma manera que en la clínica podemos ver síntoma y
fantasma, los teorizamos, los articulamos en sus diferencias pero aparecen siempre en todo el nudo jugándose en la clínica.

Bueno, no quiero extenderme mucho con esta primera vertiente.
Sí, centrados en el estrago lo que nos interesa para el tema de hoy que es el estrago madre-niña no en la vertiente ligada al fantasma sino en la estructural, la que está en la fórmula de abajo
(L/a S(A/tachado)

Se encuentra con algo que no esperaba la niña, que emerge - aunque la madre ni siquiera sabe porque no es algo subjetivo en la madre, las emergencias esporádicas de lo que una mujer ha hecho con su femineidad están ahí sin que ella lo sepa -. De ahí que cuando la niña intenta poner algo en palabras, hay algo que es completamente opaco para la madre también. Con qué se encuentra? Precisamente en su interpelación toca un punto que conmueve a la madre, que enloquece a la madre, que a la madre la vuelve loca. La vuelve loca estructuralmente, no la vuelve loca la niña como niña en su relación con las demandas, porque las madres como madres se vuelven locas porque los niños siempre se encargan de insatisfacer las demandas maternas y más (¿qué cuando las niñas?) son histéricas, en los niños obsesivos todas las estrategias del no que permiten a los niños separarse de las madres por suerte y eso a la madre la irrita, no lo soporta, no soporta qué? Que al niño, no puede echar mano de él como objeto en su fantasma y que mismo un niño, a no ser que se haga psicótico, pueda saturar su falta. Es la madre histérica, sujeto amo, que pretende que los niños sean objeto a la medida de sus anhelos, el niño se va a encargar de demostrarle que no, que como objeto se está..... de la voluntad materna. Precisamente los puntos en que no se escapa son los puntos son los tipos de estragos, de las fijaciones de sumisión del niño a la demanda materna, a la voluntad materna o en el caso de la niña aparece muy claramente, y eso sí que se (ve?) en la relación pre edípica de la niña con la madre, el peso del Super Yo materno y cuánto más devastador es el Super Yo cuando no es heredero del Edipo, es decir, no es la marca del Super Yo que hereda los Ideales del padre, del deseo de su padre, sino que tiene que ver con las marcas de la existencia de la madre que pesan sobre la niña. La ferocidad del Super Yo materno, que además hace aparecer a la madre como otro consistente

Está esta vertiente, ahora en la vertiente como digo, qué se conmueve en la madre? No como madre, no en sus demandas, no en su deseo, no en su fantasma, precisamente en algo de que lo que ella no puede dar cuenta. Precisamente las madres cuando hablan solo........ hacen síntoma en los niños en sus análisis empiezan a decir, hablan de lo que pueden dar cuenta subjetivamente, de lo que está inscripto en su Ics. , Pero no sitúan lo que las conmueve, que aparecerá a veces en emergencias esporádicas, de cosas que sus hijas tocan en ellas y no saben bien lo que es, lo que las enloquece. Entonces las formas clínicas del estrago depende de con qué se encuentre la niña, qué versión, qué ha hecho esa mujer con su privación, cómo ha encontrado una vía para ...... deseo de mujer, cómo se las ha arreglado con los hombres, qué ha hecho con su goce sexual, cómo se las arregla con su desdoblamiento. No es solamente qué ha hecho con la castración en sentido fálico , de eso cada fantasma dará su versión respecto al padre o al deseo de la madre. Algo de lo no inscripto y sin embargo ha tenido una emergencia entre líneas en la vida de esa mujer que es la madre, porque no puede hacer nunca mensaje, por eso no da respuesta.

Esta mujer que habita en la madre, tocada, conmovida en lo que para ella misma ha sido estrago y enloquecida, pero no enloquecida en el sentido de la locura histérica, en un punto en que se tambalea o bien a veces lo que más aparece en la clínica es, o el muro absoluto de silencio, precisamente el silencio de hierro que no se puede romper, puntos de silencio que son desvastadores en la relación madre hija, es un no aquí eso no se puede tocar; angustia, angustia en la madre incomprensible para la niña, o respuestas de la madre ante la angustia de la niña, de no tolerar. Me acuerdo un caso de cómo aparecía esto, una niña que tenía, en la pubertad, la madre la encuentra un día llorando porque tenía su primera decepción amorosa, el noviecito (¿se había ido?) y ella no dice nada a la madre, simplemente la madre se la encuentra llorando en el cuarto de baño, una escena bastante clásica de las niñas, encerrarse para llorar en la intimidad, en ese punto íntimo de lo que no se puede compartir con mamá ni con papá, las primeras decepciones amorosas, esos dolores en relación con los chicos. La madre abre la puerta y se la encuentra llorando, la niña levanta la mirada......, la madre no pregunta de qué se trata pero en la forma que llora la niña algo toca en ella porque le dice: no te da vergüenza llorar por un chico, por los chicos no hay que llorar, y cierra la puerta dando un portazo, la niña se traga sus lágrimas, cómplice de lo que no se puede tocar en la madre, a partir de allí no llora. En el análisis en un momento dado empieza a hacer una serie de hemorragias, hemorragias, hemorragias raras que el ginecólogo no se explica por causas orgánicas y hay un momento en que por un encuentro amoroso ella se sorprende sollozando de una forma masiva después de la relación sexual y no sabe bien la razón de su sollozo, pero curiosamente desaparecen las hemorragias. Entonces para concluir, esas hemorragias que además no hacían síntoma porque eran muy opacas, eran (casi?) un testimonio en el cuerpo, bueno, hay toda una serie de ideas significantes que conectan algo con el padre. Pero cuando lo descifra no por eso se resuelven las hemorragias.............. eran metrorragias porque tocan algo de lo femenino y solamente cuando puede empezar a hablar acerca de qué es ese llanto, dice: ahora que puedo llorar esa sangre desapareció. Puede empezar a reconstruir algo de la posición de la madre que hasta entonces no había querido ver.

Es decir, qué puede explicar esa reacción violenta, salvaje de esa madre que sin preguntar nada sabe de qué se trata, pero sabe cómo, sabe qué? Simplemente de unas lágrimas que quizá no se ha permitido ella tampoco en su vida. En ese punto puede empezar a reconstruir el punto de odio de ella en sus relaciones de adolescente amorosas suscitaba en la madre porque a la madre le evocaba lo que ella en su vida amorosa juvenil no solamente había sido traumático sino que además estaba tapado para ella. No había querido saber absolutamente nada.

Lo que empieza a emerger en la vida amorosa de la niña la convoca en el punto donde ella tiene que resolver su posición femenina y como lo tiene clausurado ahí viene ese portazo, una puerta cerrada definitiva por parte de la madre.

Es una pequeña viñeta clínica para decir que hay emergencias que no pasan por una interpelación que la niña dice mamá qué hay qué hacer cuando un chico te abandona. Si la hace es en otra dimensión que la demanda.

Bien, el muro de silencio, la angustia, las madres que no toleran la angustia o el dolor de las niñas como mujercita, las angustias incomprensibles de las que no hay huellas, la niña no puede elaborar de qué se trata. Esa angustia que aparece en esa mujer que tiene que ver con su vida de mujer, depresiones rarísimas, ilegibles, indescifrables para la niña y en definitiva todas las emergencias que testimonian de esa vertiente otra que hay en la madre, pero de las que la madre tampoco puede dar cuenta. Pero todo lo que sea además, los momentos, los que precisamente la vida sexual y amorosa en la madre no está bien alojada en la (propia?) infancia, hacen aparecer esto.

Muchas formas clínicas diferentes que no se elaboran en el Ics. pero que apres coup, a través de planteamientos en análisis las analizantes pueden reconstruir, cernir, no dar cuenta, pero al menos hacer alguna .....

Bueno, siendo las 10 menos 10, quería dar un ejemplo clínico, esta es una viñeta muy simple que me parece que dice un poco más las consecuencias devastadoras de la relación madre hija, en este caso no porque toda la dimensión fálica está bastante bien alojada para el sujeto.
Se trata de una analizante que después de larguísimos años de análisis y de muchos análisis con varios analistas, hay algo tan sorprendente para ella como para mí cuando llega a verme, sorprendente, indescifrable, que es (el desastre?) la dimensión de estrago es masiva. Es una mujer, aquí de este caso puedo hablar, en España no, la podría llegar a......., tiene una cierta edad, no ha tenido hijos, todas sus experiencias con hombres han sido realmente del lado del estrago, devastadoras, la relación con su madre es masivamente de estrago para una mujer tan grande, ella misma no entiende bien por qué a pesar de llevar años de análisis. Desde el punto de vista de su relación profesional todas son pérdidas, lo único que dice que en su análisis sí le ha servido es lo que ha podido elaborar respecto a la elección que hizo su madre de un padre desvalorizado.

Hasta aquí tenemos una cosa clásica de la histeria, la madre histérica que invalida al padre, el padre incapaz, el padre sin valía y cómo ella ......... (ficcional?) el tipo de patología, decía por ejemplo.... era como una ruina, el hombre desecho, hombres incapaces, hombres fracasados, hombres a los que había que mantener económicamente, ella tenía la función de sostener el padre. En definitiva esos hombres desfallecientes, con lo cual eran una relación siempre sacrificial que terminaba, no recibía nunca nada de esos hombres, era más bien ella que tenía que estar de (escudo?), lo que me transmitió lo que había trabajado en sus análisis anteriores. Sí, no es que... no creo que estuvieran en discusión sus analistas anteriores.................. de eso no quiero hablar..........

Ahí hubo algo de lo que a ella le costó mucho hablar, en el sentido que había consentido, en el análisis siguiente y en la medida en que le había producido suma vergüenza, era lo más humillante el haber consentido esto para ella misma, hacía muy difícil llevar las cosas más allá.

Pero cuando me viene a ver incluso eso, bueno, había podido elaborarlo, todo lo que tenía que ver con su posición de sostener el padre, los hombres desecho por así decir, desfallecientes, pero su situación seguía siendo la misma. Curación no había habido ninguna. Sus análisis habían producido algo peor, al cuestionar diríamos, al fijarse todos los envoltorios fálicos de su fantasma, el cargar las tintas de parte de su falta en ser y desvalorización fálica, no limitarse solo a cómo había estado ella al servicio de desvalorizar fálicamente........ a los hombres desechos, todo el despojo de investiduras fálicas de su fantasma no había tenido ningún efecto terapéutico. Al contrario.................... de depresión condenatoria, me pregunté si era una psicosis o qué pasaba.

Pero al mismo tiempo había algo del lazo con la madre que era muy difícil, le resultaba muy difícil hablar y que estaba...........

Cuál fue la vía por la cuál se hizo la luz? ......................................... cuál fue la ................ historia de esta situación? Entonces recuerda algo que ya había trabajado en análisis anteriores que es que cuando era niña tenía una fobia a las agujas de coser, eso lo trae de nuevo al análisis, la fobia a las agujas de coser, pero piensa que esa fobia se le curó en su primer análisis. Ahora, por qué vuelve si se le curó la fobia? Por lo siguiente: porque en un momento dado evoca (a alguien?) no recuerdo bien cómo fue, precisamente en una interrogación muy dolorosa donde muy dolorosamente había (recurrido?) en una interpelación muda hacia la analista mujer con que le diera la clave de por qué su vida era tal estrago. No sé cómo surgió de mi parte una interrogación hacía quizás la madre había ocultado de su vida anterior, antes, porque había formulado una sospecha de que había una pantalla puesta, muy fuerte de que el verdadero amor de la madre como mujer no era el padre. Había suficientes pistas como para deducirlo aunque ella no hubiera dicho nada. La interrogué desde ahí y se acordó de la fobia a las agujas. La fobia a las agujas tenía que ver con que la madre no esperaba para su hija que fuera algo distinto que ella misma y en vez de permitir que hiciera estudios a los doce años dijo las niñas- eran de un medio rural pobre de España- las niñas no vamos a la escuela después de los 14 años. Su destino era quedarse cosiendo junto a la madre que ganaba un dinero extra.......... cosiendo, bordando, haciendo todos esos trabajos que en el mundo moderno no existen pero que muchas mujeres en España, su trabajo en casa eran coser, bordar, remendar, para las mujeres ricas, sobre todo en el medio rural. Entonces el destino era costurerita como su madre, sin ir a la escuela, sin acceder a saber. Pero ella que estaba bien alojada del lado del deseo del padre, podía......... que el padre tenía un deseo para su hija, y el padre apoyó que ella pudiera estudiar aunque no tenía dinero para ahorrarle que tuviera que....., no para pagarle los estudios porque la escuela era más bien gratuita, sino que no podía suprimirse de la casa el dinero que ella ganaba cosiendo ayudando a la madre.

Entonces ella a los 15 años, aunque iba muy atrasada en los estudios, se matricula y en nocturno empieza a estudiar una carrera universitaria. Trabajaba de día con la madre, un deseo fuerte, de ahí que una mujer con ese deseo, qué ha pasado con...... Entonces recuerda la fobia a las agujas que surgió como síntoma fóbico que le permitió separarse de la madre. Porque como tenía tal horror a clavarse agujas la madre consintió en que dejara de coser y ahí fue donde el padre la apoyó, no hagas sufrir a la chiquilla que tiene miedo de clavarse agujas, déjala que traiga dinero de otra forma – porque era la madre la que mandaba no era el padre- déjala que vaya a la escuela.

Pero entonces empieza a reconstruir que efectivamente ella piensa que la madre, el obstáculo para que ella tenga una vida amorosa, es la madre. Y consiste en lo siguiente, a través de una frase que recuerda como una frase aislada, ella tuvo un noviecito en la pubertad que para su sorpresa, cuando ella empezaba a ir a esta escuela nocturna, conoció a un chico que era de otro medio social más acomodado, con otra relación con el saber, etc. por su familia, pero que se enamoró de ella y ella estaba (en casa?) un día, contenta, cantando, con todo el encandilamiento de su primer amor pensando en este muchacho.

La madre le dijo: ven a bordar y ella dijo después, simplemente. Y de golpe la madre la mira y sin decir más que eso, le dice: una gitanilla (como tu?) no, con una cierta mirada de desprecio y conmiseración. Y entonces ella no (lo?) entendió, le queda solo la frase, me dice que la madre le dijo algo más pero le queda solamente la frase gitanilla como tu no. Gitanilla hay que decir que en España y especialmente en Andalucía es un término muy equívoco, puede ser un piropo, de hermosura, lo que es una gitanilla, pero quizá también en el medio social de ella puede ser un término muy peyorativo, gitanilla son las que no van a la escuela, las que no tienen futuro y las que solamente pueden vivir medio, diríamos, de las migajas de los señoritos cortijeros, como se diría antes de los estancieros aquí en la Argentina. La gitanilla entonces tiene que ver con exclusión social, con un desecho, pero gitanilla también para ella tenía que ver con algo de su físico, de niña, moreno, etc. Gitanilla como signo, porque gitanilla es también que los señoritos, los niños bien no salen con gitanillas, luego, ese muchacho que la pretendía, ella le dice no.

A partir de allí puede empezar a recontruir cosas la analizante, de que su madre había tenido un amor, precisamente, con un muchacho de las mismas características del que se había prendado de su hija y que eso removió en la madre ese momento de su historia adolescente donde frente al hecho, era una madre que tenía sueños de grandeza, todo su narcisismo fálico femenino alimentado por, como tqntas mujeres en España y supongo que en Argentina también, por novelas de Corín Tellado todo ese tipo de literatura rosa con que las mujeres fabrican sus sueños (de?) deseo y en el punto donde se jugaba que el chico conopciera su origen social y supiera quién era el padre, aunque el padre no tenía nada como para desvalorizarlo porque aunque era un hombvre pobre era un hombre pobre pero con mucha valía intelectual, etc., precisamente la marca aparece con el deseo de......., su ambición de estudiar, etc., pero que para los sueños, las fantasías de la madre, diríamos en la comparación social, del lado de su narcisismo fálico y de su penisneid, etc. no quería que el muchacho viera que ella no era suficiente para él porque el padre no cumplía todos los emblemas del éxito social, etc.

Por lo tanto la madre eligió como la hija lo ha podido ...... en su análisis, eligió su narcisismo, tapar, esconder su ser, renunciar, esconderse en casa, no querer ver más a ese chico y no querer nunca más ni hablar de....... Precisamente, el enamoramiento de su niña la confronta, esa es la característica de la misma..... además de diferencia social a ese momento del que no quiere saber nada.

Y lo (alza?) sobre su hija en el no, una gitanilla como tu, no; es el no, tu no que se fija a sí misma. Por qué? Porque el sí hubiese sido poner en juego desde su castración, desde su falta, desde su privación. Preferir la pérdida del brillo narcisista histérico.................... (aspiraciones?) del orden ideal para aceptar, recibir el amor del hombre y reconocer también algo de lo ella quisiera. Como precisamente su ambición fue acantonarse del lado del narcisismo histérico sin poner en juego la falta y elegir después un hombre que para ella no valía nada, no valía nada, no es que no valía nada, no valía nada en según su fantasma, no es que el padre de esta chica, esta chica............ pudo empezar a rescatar algo de la función fálica cuando................ síntoma materno............. del padre que no vale nada, no es que el padre no valía nada, no valía según los ideales, las pretensiones, las.............. fantasmáticas de su madre. Sí tenía su valía, entre otras cosas su posición masculina.

Luego ahí ella, a partir de la frase se da cuenta, ella ahí dice se me clavaron esas palabras; y le digo como agujas. Aaahhh... pero me curé eso. Pero que han quedado allí las marcas como agujas clavadas en la carne sin posibilidad de tener una buena relación con un muchacho.

A partir de allí vuelve a las sesiones, porque vive en otra ciudad, y vuelve con otras (características?), ella no dice nada, no es que dice mire....no hay un testimonio subjetivo pero es otra, es otra, hasta en su mirada, no es que se cambia del lado de la mascarada fálica vestida o arreglada de otra manera, que también, la mujer es una mascarada , precisamente hay muchos semblantes que se pueden tomar. Es otra. Y es algo que está presente en su misma forma de hablar y una cierta ligereza, no es en nada en concreto pero en la relación con su decir; efectivamente es otra, algo en su otredad femenina empieza a no estar ya condenado radicalmente por el significante de la madre que hace el ser de su ser femenino.

Ya veis que no es un significante que no ancla una fijación a ser el objeto de la madre. Hay muchos significante que................... han venido a marcar significación al objeto a; no, aquí es una gitanilla como tu, no, porque gitanilla es exactamente el punto donde puede estar algo de su deseo femenino en juego y el no es lo que ella pudo antes de la sesión en que la he visto volver transformado en otra por así decir, se dio cuenta que en su tierra, en su cultura, el gitanilla es equívoco. Eso que su madre usaba de manera peyorativa, de condena, de degradación pero que se le puede dar la vuelta. Que en la dimensión del estrago también en la lengua tiene esas dos vertientes.

Una gitanilla puede causar estragos pero precisamente del lado del atractivo, de lo que hay allí latente, de palpitante de un ser femenino, por supuesto que es innombrable, pero que puede tener otra salida aunque no se inscriba en lo simbólico. Ella pudo darla la vuelta, hay allí un cierto vuelco donde quita el no por así decir. Se reconcilia con gitanilla pero no tiene allí la fórmula, ....... lo bueno. Sí, no no, si.

Entonces, no era que no estuviera separada de la demanda de la madre del lado del. , de lo que no había podido separarse de ese punto en donde estaba atrapada, devastada, con una fijación, porque su separación de la demanda de la madre estaba hecha, era una analizante que sí se había movido........ del lado de la neurosis; y ahora su destino aciago estaba marcado por su radical anonadamiento frente a ese No de la madre.

Entonces me pareció que ella misma me enseñaba cómo sí se puede en análisis reconstruir algo que le permita a una mujer despegarse del efecto estrago que había podido tener su madre sobre ella, de su madre como mujer porque es en nombre de lo que ella misma obturó en ... su posición femenina.

Bueno, nos quedan...
C.K. esperamos entonces comentarios y preguntas
C.G. y debates, preguntas, objeciones. Si tenéis vosotros idea de cómo resolver la cuestión (existencia?) esencia respecto a la connotación de subsistencia, cómo podríamos tratar de pensarlo...
- (Pregunta inentendible)
C.G. Dije al inicio que para mí no está muy claro tampoco, esto quiere decir que...
C.K. cuando vos dijiste por qué la hija convoca más a la madre...
C.G. Ah, sí, sí, lo que plantee al inicio, eso lo presenté porque fue una luz que se me hizo que me hizo rectificar la forma en que yo había trabajado este párrafo cuando trabajé en mi Seminario para Medellín donde no me di cuenta, me parecía que este esperar subsistencia como mujer de la madre tenía que ver esta subsistencia con una interrogación sobre el goce femenino en la madre. Que si nos fijamos en el mismo término subsistencia no se trata de eso. Subsistir aunque yo no tenía los diccionarios pero sí subsistir tiene que ver con algo que puede ser caer literalmente. Por eso lo situaba del lado del A/tachado pero ahí es donde tengo dudas, no lo tengo claro aunque lo he leído en el Seminario Aún, si subsistencia connota más esencia o existencia.

De todas formas, desde el punto de vista clínico a mi no tenerlo resuelto no me complica demasiado por el momento. Me refería a eso. Ahora subsistencia ponía el acento en que espera en recibir subsistencia a través de cómo esa mujer que es también la madre, por eso digo que habita en la madre porque en toda madre por muy madre toda habita aunque sea en forma problemática, vetada, obturada, clausurada, etc. hay y es estructuralmente ineliminable, una mujer, que hace ver a la hija una cierta versión de la femineidad.

Con este caso clínico se ve bien: qué hizo esta mujer con su privación, clausurarla, por eso renunció a su amor de mujer e hizo una elección del lado de la histeria para que luego la insatisfacción ............... del lado del valor fálico del marido. La vertiendte histeria en la madre está más bien claro, no hace falta que me extienda ahí. Pero a pesar de ello hubo algo en ella que sí se jugó en su emerger como mujer aunque no sepamos bien qué es.

Entonces, en esta analizante, para ella lo que fue esclarecedor en su análisis no fue tanto deducir algo del goce femenino, del goce sexual de su madre, eso no le interesaba, lo que le interesaba, que fue donde me parece que se produjo un vuelco es que emergía esta frase de la madre en el punto donde se jugaba para ella su ser mujer en el amor. De ahí que también en la dimensión del amor es la vía donde va a aparecer lo único que da esencia, el amor, a la...........esencia femenina. De ahí que Lacan va a decir, también por esa aspiración a lo absoluto del amor es el modo en que una mujer suple el estrago que dice de que no hay respuesta sobre la esencia femenina. Gracias al amor la subsistencia se da, al menos durante un tiempo, mientras dura el amor.

Entonces el cierre tan radical al (pulsión?) del amor femenino y cómo ella se había quedado literalmente anonadada sin tener ni siquiera noticia subjetiva de qué le había pasado. Por eso para ella, qué le ocurría y por qué toda su vida era un fracaso respecto de su imposibilidad, pero no es que tuviera relaciones con hombres como en su primera época histérica que elegía personajes según el discurso de la madre, los inútiles y luego, no, eso se acabó. Ella ya no está en la posición sacrifical en el fantasma. Pero está sola. Desde hace años. Por eso hay algo en el análisis que para ella no va y siguió en análisis yo creo que en ella ya hace un número...realmente hace muchos años. Es una cosa terrible cuantos años de análisis a razón de ese estrago.

Hubo un acontecimiento recientemente viajando a análisis en un tren donde un hombre que le gustó, se dirigió a ella y ella se quedó anonadada, literalmente sin palabras y dice debió pensar que yo era idiota, y no es que me ................ y me inhibí sino una especie de tragada de un abismo solamente porque ese hombre. Se interesó, es otro dato que a mì me dio la pista de por dónde podían ir las cosas, se interesó de (para qué?) tenìa que ir a Madrid, se interesó por su profesión, se interesó por una serie de cosas, hablan de libros. Es decir, hubo una evocación de lo que era el compañero de estudios que se había enamorado de ella porque le dice te doy mi tarjeta quizás, yo también viajo a Madrid, por cosas que tenìan que ver con lo intelectual, podríamos vernos de vez en cuando.

Y dice cómo es posible, es un hombre que se dirigió a ella bien y que le gustó como hombre, se encontrara tan anonadada, tragada en un abismo. No puede ser, qué me pasa a mí, qué hago yo. Esto no se lo explica de ninguna manera.

El punto no era parece entre quedarse marcada por algo del goce de la madre, sino por ese no, que tenía que ver con de ninguna manera del lado del amor, claro el amor que tiene que ver con el goce femenino. Pero no por la dimensión del goce sexual como tal, sino me parece a mí con el ser femenino, el ser mujer, amar como mujer a un hombre, es lo que estaba en juego en lo que la madre clausuró y la pequeña obedeció sin saber ni siquiera como se la había marcado.

- En el caso clínico Carmen, en la dirección de la cura dónde hiciste (cauce?) de ese como ideal que no hace síntoma. Acá en el caso me parece que cuando vos ubicás.... la frase, podés ubicar alguna metaforización, algo del orden de lo...
- C.G. No, hay todo una............ pero no hace síntoma incluso, vamos a ver. Cuando eso se juega de nuevo en el encuentro del tren, no hay una inhibición, una fobia, un momento de angustia, una emergencia del fantasma de no porque esto... el fantasma (de la frustración?) histérica, de frustrarse como..., no. No hay nada de eso, hay un anonadamiento del que ella no puede dar cuenta. No es angustia, no es inhibición, no es síntoma. No hay algo del fantasma que eso ya lo tiene, ella ya no está con el temor de encontrarse con el hombre... no hay la anticipación fantasmática que suscita la emergencia de la frustración.
Es un instante además. Dice, probablemente esto me ha pasado muchas veces y no había visto que era esto lo que me pasaba. No estaba inscripto subjetivamente, eso no estaba (borrado?) en el análisis. Claro que es una histérica, claro que tiene síntomas, la fobia a las agujas es infantil, tiene otra función que le permite además separarse................ cuando es amenazada de quedarse ahí sometida como objeto de la madre........ suple al padre y le permite salir de ahí, de ser la costurerita con la madre. Ese síntoma está, síntomas histéricos (ha tenido?) la vertiente de .................. histéricas fallidas con hombres, que son los personajes desecho, etc. ............................ en relación con esa posición en el fantasma. Pero eso ya no está ahora clínicamente, lo que queda es esa soledad absoluta de esta mujer, del lado de la profesión las cosas van bien.

De la misma manera que el goce femenino, o el amor, es un acontecimiento de lo real que no hace síntoma. De ahí que aparece la ............ (consistencia?), la (consistencia?) es el modo en que lo real de la imposibilidad femenina puede venir a consentir por ...................... a poder anclarse, por defender al goce, al deseo y al amor, pero, por .............., incalculable.

Tiene que ver con todo lo que trabaja Lacan del amor femenino en Seminario Aún. Es un acontecimiento que le permite suplir precisamente ese punto.

- (intervención de una asistente, inaudible en forma coherente)
C.G. Si, sí, pero si en el análisis, en el caso, yo tenía suficientes datos como para no llevarla por el lado de que, en términos de esta niña, que se había marcado como agujas, clavados en su cuerpo y en su ser, situar solo el punto de todo lo que hay podría darse un ser de objeto degradado para la madre como madre. Porque no tenía que ver con eso. Ahora, si el analista no contribuye además a despegarle de esa identificación de gitanilla que puede (traer?) como objeto a, el hecho de decir, bueno , qué hace a esa mujer que era su madre decir esa frase, que la ha llevado a decir algo que no ha visto nunca porque estaba literalmente, yo no diría petrificada, pero sí anonadada; anonadamiento que le volvió a ocurrir cuando se encontró con el hombre del tren. Y sin poder dar cuenta porque en el fantasma, todas las emergencias de identificación objeto están en la cabeza, el fantasma está en la cabeza, el temor a ser considerada menos que nada, el deshecho

“El atravesamiento del fantasma a partir de la ultimísima enseñanza de Lacan”

  Florencia Borgoglio Introducción   Las dos teorías del Pase en Lacan, muestran el cambio en la teorización en relación del lugar...