tag:blogger.com,1999:blog-34872561540422452902024-02-21T06:16:35.756-08:00El psiconálisis y la sociedad contemporáneaFlorencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.comBlogger38125tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-55551316087259423762021-05-27T05:32:00.001-07:002021-05-27T05:32:50.972-07:00“El atravesamiento del fantasma a partir de la ultimísima enseñanza de Lacan”<p> </p><div style="border-bottom: solid #4F81BD 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
Florencia Borgoglio</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi88iMGpunRpxMdfqTTe69uB30plAzHdGv0DPHA7Jn4JacFlZ5fUmkmGFa1lRivzk5sorH7QZ8eCtkbcMu6q4-2midR_vYnQrN9TKDFEXRkmozMjDxCa-3p5iKcC1iLB3uDXUrynHk4bjPx/s1664/GYuU.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1664" data-original-width="1296" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi88iMGpunRpxMdfqTTe69uB30plAzHdGv0DPHA7Jn4JacFlZ5fUmkmGFa1lRivzk5sorH7QZ8eCtkbcMu6q4-2midR_vYnQrN9TKDFEXRkmozMjDxCa-3p5iKcC1iLB3uDXUrynHk4bjPx/s320/GYuU.webp" /></a></div><br /><p class="MsoNormal"><br /></p>
<h2>Introducción<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las dos teorías del Pase en
Lacan, muestran el cambio en la teorización en relación del lugar del fantasma
en la clínica. Cambiando el enfoque del análisis que, entre una y otra
concepción, deja de tener su asiento en una: “experiencia de saber”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desarrollaré en este trabajo,
nociones mínimas sobre el fantasma y la primera teoría del Pase formulado por
Lacan en su “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela”
para intentar pensar los cambios formulados en la segunda teoría del Pase,
sobre todo en el lugar del fantasma al final del análisis.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El planteo de ambas concepciones
se sitúa en la diferencia entre enfocar la problemática desde la inercia del
fantasma o desde la iteración del síntoma.<o:p></o:p></p>
<h2 style="text-align: justify;">El fantasma<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El fantasma en singular, no son
las fantasías, aunque sin duda interviene en ellas. Dice M. Bassols en su texto
“La llamada perdida del trauma y la respuesta del analista”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
que el fantasma es más bien como la tinta invisible del guión de una escena que
se escribe en múltiples versiones, de una escena original que debería ser
construída más que reproducida en el recuerdo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">J. A. Miller<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
establece que en Lacan hay una primera lógica del fantasma en el Seminario 6 y
una segunda, en el Seminario 14, entre ambas, marca la importancia, para seguir
el hilo de la construcción conceptual el texto “Posición del inconsciente” y El
Seminario 11.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El concepto de fantasma, se va
construyendo en capas, en distintos niveles de complejidad. El objeto cambia de
estatuto y la relación del sujeto cambia en relación a éste.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El fantasma es una defensa contra
el deseo del Otro. La emergencia del deseo del Otro, suscita el fantasma. Es un
axioma que definirá los términos en los que se juega el deseo para cada sujeto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo Real soporta al fantasma y el
fantasma protege de lo real, en la relación del sujeto con el objeto, se trata
del objeto que el sujeto <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">es</i></b> en su fantasma pero también del
que se separa para constituirse como sujeto del deseo (que es siempre
desencuentro con el deseo del Otro)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es una defensa ante lo imposible
de representar, ante lo imposible de la escritura de la relación entre los
sexos y a la vez se constituye como la vía de acceso a este mismo real que
queda inevitablemente opaco, fuera de sentido en el fantasma. La gran ficción
del neurótico es que el fantasma sirve al goce del Otro. El goce que provee el
fantasma hace existir la relación sexual con el Otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La frase fantasmática decíamos,
tiene valor axiomático, valor de enunciado que no se demuestra y que es el
punto de partida de todos los demás enunciados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por contraposición al síntoma (que
Jacques Alain Miller<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
ubica como situado a la entrada del análisis, en relación con el goce en el
sufrimiento, que es motivo de queja y el sujeto lo expresa en análisis, siendo
un estructura temporal compleja, retroactiva y un entrecruzamiento de series)
el fantasma es lo más oculto, avergüenza al sujeto por contraposición con sus
ideales, es monótono, adhesivo y fijo. Tiene una estructura estrictamente
puntual y absolutamente elemental y su tiempo es el del instante. Es ajeno a la
estructura de la neurosis.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La estructura imaginaria del
fantasma es la de un escenario en el que el sujeto es más bien un espectador
(estructura que se evidencia claramente en los desarrollos freudianos del texto
“Pegan a un niño”), esta estructura es, en principio la relación con un objeto
y un eclipse del sujeto en ese escenario. Los fantasmas son los lugares
apartados que el sujeto se forja para defenderse del deseo del Otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Gracias al montaje del fantasma
el sujeto puede lograr darse placer en la angustia que suscita el deseo en el
otro, con un objeto a su disposición.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En su seminario, el Ser y el Uno<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
Miller habla de la función nodal del fantasma, como aquello que anuda lo
Imaginario y los Simbólico tal que es una ventana del sujeto a lo Real, a la
ausencia de garantía del Otro, a lo imposible de un significante que sería su
nombre propio en el inconciente, a la ausencia de relación sexual.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Frente a ese vacío, es necesario
que el sujeto haga advenir un elemento de otro registro que es el lazo al
objeto a del fantasma. Lo imaginario es una manera de enfrentarse a ese vacío.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A nivel del fantasma, cada uno se
inventa otro que goza identificándose de alguna manera a ser el objeto del cual
ese Otro goza y con esto obtiene un goce que le es propio. Esto es el resultado
de una fijación de goce, una estructura lógica en la que se anudan una escena
imaginaria, una articulación simbólica hecha por los significantes que enlazan
al sentido y un efecto de goce que repercute en el cuerpo. Luego, de esa
construcción ficcional, se desprende lo que hará síntoma para cada uno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El fantasma, por último, implica
un orden, es un montaje gramatical que se fija y que ordena, es un aparato que
fija un destino posible de la pulsión y del cual se desprende un saber, un
sentido, un goce- sentido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El fantasma localiza un objeto,
localiza un Real y en ese momento hace existir otro, ya que la pulsión va a
buscar el objeto al campo del Otro.<o:p></o:p></p>
<h2>Primera teoría del Pase: el atravesamiento del fantasma.<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El problema de Lacan radica en
cómo pensar en incidir en un modo de satisfacción a través de la palabra, en
incidir sobre la pulsión, que siempre se satisface y no es del registro de la
palabra. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El enigma de la satisfacción
implica un goce opaco, singular que hace que cada sujeto pueda ser tomado por
lo que lo perjudica, que pueda ser aspirado por la pulsión de muerte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En principio, la teoría
psicoanalítica se funda en que el sujeto “pena de más” (única razón que nos
autoriza a intervenir como analistas) y que este “Penar de más” está en
relación a que el sujeto goza con sus síntomas, hay una satisfacción pulsional
desconocida a la que el sujeto no puede renunciar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En su texto “Proposición del 9 de
octubre sobre el psicoanalista de la Escuela”, Lacan se refiere al Pase por el
atravesamiento del fantasma de esta manera “El paso de psicoanalizante a
psicoanalista tiene una puerta cuyo gozne es ese resto que hace a su división,
porque esa división no es otra que la del sujeto cuya causa es ese resto. En
este viraje es en el que el sujeto ve zozobrar la seguridad que obtenía de ese
fantasma donde se constituye para cada uno su ventana sobre lo Real lo que se
vislumbra es que el asidero del deseo no es otro que el de un deser. En este
deser se devela lo inusual del sujeto supuesto saber, desde donde el
psicoanalista por venir, se consagra al agalma de la esencia del deseo,
dispuesto a pagarlo, reduciéndose él y su nombre a un significante cualquiera”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">…”Porque rechazó el ser que no
sabía de la causa de su fantasma, en el momento en que por fin, él devino ese
saber supuesto”.<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De esta frase se deduce, que el
pase por el atravesamiento del fantasma tiene dos consecuencias: Por un lado,
el deser, la desidentificación, la destitución subjetiva, el estallido de la
ficción del fantasma y por el otro, la reducción del psicoanalista a un desecho
cuando se le quita el semblante de objeto y cae como resto de esa operación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta concepción hay una
vertiente del analista vacío de goce, sustraído desde ya del goce de su
fantasma, pero vacío de goce como analista, vertiente que cambiará en la
conceptualización del Pase del parlêtre en la que aparecerá la vertiente del
analista vivo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta concepción del Pase, el
analizante está situado como sabiendo, sabe lo que causa su deseo, conoce la
falta en la que se enraiza su deseo y conoce el plus de gozar que obtura esa
falta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así, la llegada de un elemento
nuevo modifica el valor de los elementos acumulados y el cierre es el acceso a
una retroacción definitiva. El pasante entonces, testimonia un saber.<o:p></o:p></p>
<h2>El Pase del Parlêtre y el lugar del fantasma<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Pase del parlêtre no anula las
anteriores lecturas de la clínica sino que se agrega a ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta concepción, el fantasma
es escenario y escena y, cuando el trabajo analítico desnuda el modo de gozar
que aparece cuando el fantasma ha sido despojado del escenario y de la escena,
este modo de gozar no satura todo lo que está en juego en el goce.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esta nueva concepción del Pase
está en relación a las conceptualizaciones del Lacan del Seminario 20 cuando
comienza a hablar del parlêtre, de lalengua y luego, sus teorizaciones sobre el
sinthôme.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El sinthôme designa lo que hay de
común entre síntoma y fantasma, es el modo de gozar del sujeto captado en su
funcionamiento positivo, apunta a lo más singular y se apoya en el concepto
freudiano de los restos sintomáticos: aquello que permanece sin variación y que
requiere de un trabajo analizante de hacer con esas marcas singulares.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Jacques Alain Miller, en su texto
Sutilezas analíticas<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
en el capítulo “Modalidades de análisis” sitúa tres tiempos: un análisis que
comienza, un análisis que dura y un análisis que termina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el primer tiempo, habla del
síntoma que toma la forma de un goce sufriente. En este tiempo se trata de
poner en forma el sufrimiento y en esa medida ciertos S1 se van recortando para
hacer cadena nuevamente. La transferencia es el paso obligado por el saber inconsciente,
por la creencia en el síntoma y por la posibilidad de que algo del inconsciente
real pueda transformarse en inconsciente transferencial.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Luego, en el análisis que dura,
el centro del trabajo es el objeto a, las coordenadas del deseo van fijándose
en una repetición donde se demarca el objeto como un condensador de goce. Para
Miller, el a es la jaula del sinthôme porque como ese objeto está en íntima
relación con el Otro, como ese objeto sostiene la existencia del otro, no
podría situarse en el estatus de un goce invariable en la medida en que el Otro
lo hace variar, lo determina: El fantasma sostiene al Otro. El sinthôme, en
esta instancia, está perdido en la repetición de goce, sólo podrá desprenderse
del Otro y ubicarse como un goce autoerótico que prescinde de él a partir de
una lógica del atravesamiento y luego de una lógica de la desinvestidura.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En un tercer tiempo, Miller
establece el trayecto desde el atravesamiento del fantasma a la identificación
al sinthôme. La mutación posible es la revelación que el sinthôme siempre
estuvo en juego, primero en los síntomas y luego en la prisión del fantasma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El sinthôme se revela como un
goce inasimilable y por lo tanto, incurable.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta concepción, el inconsciente
es una defensa contra el goce.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una vez caído el otro, el inconsciente
como lenguaje como elucubración de saber no puede sostenerse. Esta es la
condición de posibilidad para extraer un fragmento de real fuera de sentido
aportado por el fantasma. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En conclusión, el atravesamiento
consiste en poner en juego la ficción de la oposición entre deseo y goce. Así
lo dice Miller en Sutilezas Analíticas: “El sinthome está condicionado no por
el lenguaje, sino por<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lalengua, más acá
de toda articulación”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por último, tomaré dos citas del texto antes
mencionado para ilustrar ambas concepciones:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Si hubiera que dar un sentido al
atravesamiento del fantasma, haciendo un salto, diría que es atravesarlo en
dirección a lo imposible de negativizar. Así se desvanece una parte de la
experiencia donde el neurótico juega su partida fantasmática con otro que
demandaría su castración para gozar”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y luego, en relación con el Pase
del parlêtre, dice: “Se trata de razonar de otro modo y de decir que la meta de
un análisis, en relación con la positividad del goce, es disminuir el displacer
que este causa y aumentar el placer del que es capaz. No es pues necesario
razonar en términos de franqueamiento, sino en términos cuantitativos de más o
de menos.<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es aquí donde se sitúan los dos
conceptos fundamentales de esta teoría del pase: nueva alianza con la
satisfacción repetitiva y arreglo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El arreglo se impone con el goce
extraído de la escena del fantasma. La satisfacción de la pulsión misma, en la
medida que haya arreglo, se vuelve equivalente al sinthôme. Se trata de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">reengineering</i>, una reconfiguración.
Implica que el goce no cobra sentido pero una reconfiguración permite pasar de
la incomodidad a la satisfacción del sinthôme.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me gustaría, a modo de
conclusión, ilustrar brevemente lo expuesto con el testimonio de Pase de
Angélica Marchesisni, en dos trabajos puntualmente: “El ruido soy yo”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y “Entenderse con el Otro”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y de algunas notas tomadas de la clase “Fundamentos del psicoanálisis” a la que
Angélica vino a darnos sus impresiones sobre el Pase.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Angélica identifica que la
investidura libidinal, lado a del fantasma se encuentra en la significación “El
Otro me da la espalda”, en su relato puntualizó que ese fantasma de exclusión
estaba enraizado en su lugar en la fratría, presencia del otro en exceso y la
satisfacción de no encontrarse en su lugar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa espalda también conjugaba un
síntoma corporal: su espalda llena de urticaria, sólo en ese lugar del cuerpo,
síntoma conversivo que marcó que la espalda dada era la de ella y no la del
Otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otro punto que ella destaca de su
análisis era el de “espiar con las orejas”, fantasma voyeurista también a su
relación a su posición infantil de ser la hija menor, con dos hermanos varones
con los que se llevaba mucha diferencia de edad, posición que la dejaba fuera
de todas las conversaciones familiares.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En relación al acontecimiento de
cuerpo, Angélica relata un síntoma infantil de no poder pronunciar las RR,
síntoma que marcaba su sufrimiento que luego se transformó en lo que ella
denominaba un ronquido, manifestación sonora de su desagrado ante una
situación. Ese ronquido tenía su asiento en una afirmación del padre: “Acá el
único que ronca soy yo”, identificación fálica que sostenía el plus de goce en
el fantasma. Angélica inventa al final un significante nuevo que extrae de un
sueño: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roncadera</i></b>, significante inédito que la nombra y que la lleva a
la afirmación: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">El ruido soy yo”</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">… “La roncadera no es dialéctica.
Hay en el síntoma un Uno opaco, y fue necesario hacer los rodeos de la
semántica. “Hay de lo uno” significa que existe, permanece, queda, el síntoma,
el acontecimiento del cuerpo. Queda lo que no cambió, y lo que no cae. El resto
está condicionado por aquello de lo cual es resto. Los restos son plurales
porque los S1 fueron varios. Pero con los S1 no se puede armar un todo, no es
la suma de las partes. El debilitamiento de la identificación a un significante
amo, permitió el estrechamiento de un agujero. En ese agujero de la respiración
sobre el que venía trabajando, el inconsciente escupe un nombre: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roncadera</i></b>,
un nombre que inventó el inconsciente, es un modo de escrito de aquél tira y
afloja que está en el cuerpo y funciona como un sinthôme”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<h2><o:p> </o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<h2><o:p> </o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<h2><o:p> </o:p></h2>
<h2><o:p> </o:p></h2>
<h2><o:p> </o:p></h2>
<h2>Bibliografía<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Alvarez Bayon, P. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Escansiones
del fantasma”</i>. Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL
“Fantasmas, ficciones, mutaciones” en
http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion.html<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Arenas, G (comp). “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sutilezas:
consecuencias de la última enseñanza de Lacan”</i>. Buenos Aires, Grama
Ediciones, 2013.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Bassols, M: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”</i>. Conferencia
dictada el 27 de noviembre de 2014 en la UNLP.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Camali, G. “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">De las relaciones
entre el fantasma y el síntoma”</i>.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas,
ficciones, mutaciones” en <a href="http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion.html">http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion.html</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Freud, S. (1919) “Pegan a un niño”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obras
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<p class="MsoNormal">Lacan, J: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
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Paidós. 2014<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lacan, J. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis</i>.
Buenos Aires, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>1ª ed. 13ª reimp. Paidós,
2006<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lacan, J. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Seminario
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<p class="MsoNormal">Lacan, J. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Seminario,
libro 20</i>: Aún, Buenos Aires, Paidós, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>1992<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lacan, J. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Escritos 2</i>,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>2ª edición 3º reimp, Buenos Aires. Siglo
Veintiuno Editores, 2012<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lacan, Jacques. (1.967) “Proposición del 9 de octubre de
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<p class="MsoNormal">Lacan, Jacques. (1966-1967) “La lógica del fantasma”, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Otros escritos</i>, Buenos Aires, Paidós,
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<p class="MsoNormal">Lacan, J <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Otros
Escritos</i>, 1º edición. Buenos Aires: Paidós, 2012<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Marchesini, A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1,
Publicación de la Eol de La Plata, 2018<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Marchesisni, A. “Entenderse con el Otro”. Texto de
orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones”
en <a href="http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/entenderse-con-el-otro.html">http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/entenderse-con-el-otro.html</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Miller Jacques a. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción
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<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. (1983) Dos dimensiones clínicas: Síntoma
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<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. “El ser y el Uno”. Inédito. Clase del
4/2/2011<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. “Presentación del Seminario 6”.Revista
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<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Donc:
la lógica de la cura”</i>. 1º edición, Buenos Aires, Paidós, 2011.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos
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<p class="MsoNormal">Miller, Jacques Alain. “El lugar y el Lazo”. Buenos Aires:
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<p class="MsoNormal">Miller, Jacques A. “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del
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<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Bassols,
M: “La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”. Conferencia
dictada el 27 de noviembre de 2014 en la UNLP. Inédita<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Miller,
Jacques A. “Presentación del Seminario 6”.Revista Consecuencias.,
http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/011/template.php?file=arts/Alcances/Presentacion-del-Seminario-6.htm<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Miller,
Jacques A. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Del síntoma al fantasma. Y
retorno”</i>. Buenos Aires, Paidós, 2018.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Miller,
Jacques A. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“El ser y el Uno”. </i>Clase
del 9/2/2011. Seminario inédito<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Lacan,
Jacques. (1.967) “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista
de la Escuela”, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. P 272<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibid<o:p></o:p></i></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Miller,
Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos Aires, Paidós, 2012<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Miller,
Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos Aires, Paidós, 2012. P 94<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibid p 231</i><o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ibid p </i>179<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Marchesini,
A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1, Publicación de la Eol de La
Plata, 2018<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Marchesisni,
A. “Entenderse con el Otro”. Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la
EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones” en
http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/entenderse-con-el-otro.html<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/Trabajos%20Maestr%C3%ADa%202019/El%20atravesamiento%20del%20fantasma%20a%20partir%20de%20la%20ultim%C3%ADsima%20ense%C3%B1anza%20de%20Lacan.docx#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Marchesini,
A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1, Publicación de la Eol de La
Plata, 2018<o:p></o:p></p>
</div>
</div>Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-32149058839562149982021-05-27T05:08:00.001-07:002021-05-27T05:38:17.379-07:00Compensación imaginaria del Edipo ausente. Una lectura posible de "A sangre fría", de Truman Capote<p>Lic. Florencia Borgoglio</p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisJVyZUmUv1QiiUR6tarFuITzxxXzLo0KfGsljOOasADEOAw_ifY8fQ1OZCaNPrRu-ta34_x7W2hJccpRKA5Svu5-faRYgXvqskXbrCjzz3jnrmmUvziT7BmBmGOROqMPutSQwnbW-HJbr/s225/descarga.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisJVyZUmUv1QiiUR6tarFuITzxxXzLo0KfGsljOOasADEOAw_ifY8fQ1OZCaNPrRu-ta34_x7W2hJccpRKA5Svu5-faRYgXvqskXbrCjzz3jnrmmUvziT7BmBmGOROqMPutSQwnbW-HJbr/s0/descarga.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;">“Yo que sentí el
horror de los espejos<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;">no sólo ante el
cristal impenetrable<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>donde acaba y empieza,
inhabitable,<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;">un imposible
espacio de reflejos”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;">Jorge Luis
Borges. <o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt;">En “El Hacedor”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoSubtitle" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Introducción<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Me propongo, en el
siguiente trabajo, hacer una articulación entre el concepto de psicosis
ordinaria y el personaje de la novela de Truman Capote “A sangre fría”, Perry
Smith.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">A mi entender, el personaje
es descripto por el autor (desde la fascinación que se sabe le provocaba) como
un hombre errático, impulsivo, abandonado por sus padres, desamparado. Perry
produce en Capote una gran curiosidad y lo describe con fino detalle,
citándolo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Esa descripción del
personaje podría servir para ilustrar el pasaje al acto en una psicosis ordinaria,
aparentemente inmotivado pero si se analiza en detalle, con una serie de hechos
que, encadenados, llevaron a él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mi hipótesis es que
este personaje, encuentra a lo largo de la biografía que Capote realiza, una
serie de compensaciones imaginarias que le permiten estabilizarse. Junto con
eso, hay toda una serie de detalles forclusivos, pequeñas sutilezas que a mi
entender aparecen en la novela como “rarezas” propias de este personaje y que
podrían estar en el marco de estos detalles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Finalmente creo, que la
ya fallida y frágil sutura identificatoria fracasa en el momento del hecho. La
virilidad de Dick es puesta en cuestión en la escena en la casa de los Clutter
y Perry pasa al acto.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2>La novela<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La novela “A sangre
fría” fue escrita por Truman Capote entre los años 1.960 y 1.966. Se trata de
una ficcionalización de un hecho real.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El autor toma
conocimiento de los hechos a través de un artículo periodístico y se embarca en
una exhaustiva investigación, que incluye entrevistas a los habitantes del
pueblo, semblanzas del mismo, análisis de las declaraciones judiciales,
pericias etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La novela da lugar a un
nuevo género literario y dio lugar a una nueva manera de escribir en la
literatura norteamericana: lo que se traduce como <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“nonficcion novel” </i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o novela testimonio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Capote utiliza en el
libro una estructura narrativa original que le permite moverse libremente sobre
la historia que va a contar. El lector sabe desde el principio que ha habido un
cuádruple crimen: la familia Clutter ha sido asesinada: el matrimonio y dos
hijos adolescentes. El horror ha ocurrido en el pueblo de Holcomb, suburbio de
Garden City.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La familia Clutter
representa los ideales norteamericanos de la época. Se trata de una muerte
brutal y sin motivo aparente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La comunidad de Holcomb,
un pueblo tradicional del Estado de Kansas, hasta ese momento un lugar tranquilo,
de puertas abiertas, se describe conmovida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Paralelamente, de un
modo contínuo en el relato, Capote describe el raid anterior y posterior de los
autores de la masacre: Perry Smith y Dick Hickock. Ambos hombres convivieron en
la cárcel y luego se encuentran para cometer el robo en la casa de los Clutter,
en base a un dato erróneo que un compañero de celda le transmite a Dick.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El relato, en forma de
mosaico, de flash backs facilita el dinamismo de la acción y atrapa al lector.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La noticia impacta a la
opinión pública, revela que la tradicional vida de la clase media
norteamericana guarda en su seno un núcleo de odio, resentimiento y rencor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">… “La impresión que nos
hubiese causado el crimen no hubiera sido tan tremenda si no se hubiese tratado
justamente de los Clutter. De alguien menos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">admirado</i>
que ellos, próspero y seguro. Pero es que esa familia representaba todo cuanto
la gente valora y respeta. Y es que una cosa así les haya podido suceder
precisamente a ellos…, bueno, es como si nos dijeran que no existe Dios. Hace
que la vida parezca sin sentido”. (Capote, 1965, p.120)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mientras se desarrollan
las investigaciones, la novela va desplegando el perfil psicológico de los
personajes de la trama: las víctimas, los asesinos y los habitantes del pueblo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Los diálogos entre
Perry Smith y Dick Hickock permiten trazar un hilo biográfico en forma de
rompecabezas que muestra las tensiones en aumento que llegan a su punto máximo
en la escena del crimen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El orden aleatorio de
la revelación de los hechos, hace que esta escena se narre en un punto avanzado
de la historia, mediante la declaración de los acusados a la policía. Se revela
entonces, que el horror ha sido resultado de un “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">accidente psicológico”, </i>reflexión que el autor atribuye a Al Dewey,
policía de pueblo que comanda la investigación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">“Tristeza y profunda
fatiga en el centro del silencio de Dewey. Había sido su ambición saber qué
había pasado en la casa aquélla noche”… “El crimen era un accidente
psicológico, un acto virtualmente impersonal; las víctimas podían haber sido
muertas por un rayo” (Capote, 1965, p. 321)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El personaje del
policía representa la figura del pueblo. Encarna lo incomprensible para un
neurótico del hecho de que el horror pueda devenir de un acto aparentemente
inmotivado desde la perspectiva del fantasma. El personaje de Dewey intenta
durante toda la novela armar un rompecabezas psicótico con piezas neuróticas:
se pregunta por ejemplo cómo dos individuos pueden llegar al mismo grado de
violencia en el mismo momento o cómo pueden coexistir en la misma escena la
compasión y la solidaridad de poner a la víctima sobre la caja de un colchón
para que esté cómoda y la furia de cortarle luego la garganta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Capote describe en
forma brillante, los contrastes de la sociedad norteamericana y también su
hipocresía. Al final de la novela, Smith y Hickock son ejecutados, luego de
cinco años de vaivenes judiciales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<h2>Las Psicosis Ordinarias<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El concepto de psicosis
ordinarias, o más exactamente, el programa de investigación propuesto por
Jacques Alain Miller, está en relación con aquéllos casos que interrogan y
hacen obstáculo desde la perspectiva de una clínica discontinuista: ausencia o
presencia del significante fálico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En estas presentaciones
se descarta la neurosis pero es necesario pensar en la singularidad del caso
más en desenganches y reenganches que en desencadenamientos o en síntomas psicóticos
ruidosos y específicos como el delirio, las alucinaciones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o el intento de una estabilización vía una
metáfora delirante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La nueva perspectiva
diagnóstica pensada como un contínuo, responde a la necesidad de un nuevo
ángulo que permita al psicoanálisis establecer marcos para pensar la clínica
contemporánea, a la luz de los fenómenos que se presentan en los que Miller y
Laurent han denominado la época<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del Otro
que no existe. Época que ha llevado al ascenso al cénit social del objeto a, a
la proliferación de los comités de ética y a la dehiscencia de las figuras de
autoridad y de encarnación de los ideales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Las psicosis ordinarias
y las extraordinarias comparten el agujero forclusivo respecto del Nombre del
Padre. Ambas se diferencian en el tratamiento del mismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ya en su Seminario 3,
Lacan trata de pensar a través del caso Schreber, qué desencadena a este
sujeto, cuál es su enganche con el mundo, cuál su desenganche y a través de qué
recursos vuelve a engancharse. También se interesa por la coyuntura previa al
desencadenamiento, lo que llama las pre psicosis que incluye el momento de la
psicosis compensada imaginariamente y el de la perplejidad, lo que llama punto
pánico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Dice allí Lacan: “Nada
se asemeja tanto a una sintomatología neurótica como una sintomatología pre
psicótica” (Lacan, 1981, p273). Para ejemplificarlo toma un caso de Katan en el
cual un adolescente toma identificaciones imaginarias de un grupo de compañeros
que le permite sostenerse… “mediante una identificación, un “enganche” siguiendo
los pasos de sus camaradas” (Lacan… p 273). De esta manera articula una
respuesta, un ordenamiento frente al goce que lo interroga respecto de la virilidad:
cómo ser un hombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Este modo de
compensación imaginaria se relaciona con las personalidades “como si”,
destacadas por H. Deutch, que Lacan define como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">compensación imaginaria del Edipo
ausente</i></b>. Esta identificación imaginaria reduce la función paterna a una
imagen “que no se inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero cuya función
de modelo, de alienación especular, le da a todo sujeto un punto de enganche y
le permite aprehenderse en el plano imaginario (Lacan, 1981p. 291). Estos
puntos de compensación, de sutura en espejo permite a los “psicóticos vivir
compensados, tienen aparentemente comportamientos ordinarios considerados como
normalmente viriles y, de golpe, Dios sabe por qué, se descompensan” (Lacan,
1981 p. 292)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Lo que Lacan llama
enganche y punto de enganche, son arreglos con un punto forclusivo antes del
desencadenamiento, en el caso que nos ocupa, el acceso a la virilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Es lo que Jacques Alain
Miller denomina en su texto “Efecto retorno sobre las psicosis ordinaria” como
un CMB (compensatory make beliebe), un sustituto del Nombre del Padre, un como
si en el que se cree.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En la vida de estos
sujetos compensados imaginariamente, hay signos discretos de forclusión, puntos
de enganche y desenganche, errancias que dan cuenta de un ordenamiento no
standard, signos ínfimos de forclusión, precarias identificaciones que permiten
al sujeto hacer frente al goce.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se trata entonces de
sujetos que se identifican en el eje a-a´, que hacen exactamente lo que hace su
compañero imaginario, mientras eso se sostiene, mientras no haya un paso en
falso para que el espejo se quiebre. Si ocurre algo que desestabiliza esta
frágil solución, la catástrofe subjetiva adviene, la defensa contra lo Real,
fracasa.<o:p></o:p></span></p>
<h2>El “caso” Perry Smith. ¿Una psicosis ordinaria?<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt; line-height: 115%;">“La vida de Perry
Smith no había sido ningún<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lecho de
rosas<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt; line-height: 115%;">Sino algo
patético, una horrible y solitaria carrera de <o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt; line-height: 115%;">un espejismo a
otro.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt; line-height: 115%;">Truman Capote, “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">A Sangre fría”<o:p></o:p></i></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La hipótesis que
orienta este trabajo es que el personaje de Perry Smith (siempre teniendo en
cuenta que se trata de una ficción y lo que leemos es el producto de que lo que
el autor escuchó, lo escribe con su fantasma) es alguien que se adscribe dentro
del diagnóstico de Psicosis Ordinaria. Esta hipótesis es la que trataré de
probar tomando los datos biográficos que T. Capote aporta, el in crescendo de
la tensión entre Dick Hickock y Perry Smith durante su viaje al lugar del hecho
y el punto cúlmine en la escena del crimen. En esa escena, la compensación
imaginaria que Perry hace con la imagen y los atributos que proyecta en Dick
cae con la división subjetiva que el personaje le descubre y es allí cuando se
desencadena la tragedia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mi hipótesis incluye
asimismo que Dick Hickock fue para Perry, así como los personajes de Willie Jay
y Joe James, compensaciones imaginarias, imágenes viriles (unas más
pacificantes que otras), suplencias que le permitieron una estabilización y su
posterior fracaso, a mi entender en el pasaje al acto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Los antecedentes de la
catástrofe de la noche del crimen, los da Capote cuando nos describe la
errancia del personaje, durante cuatro meses, si rumbo, luego de su salida de
la cárcel. No tenemos referencias al respecto en este caso particular pero la
cárcel, el encierro, en ocasiones funciona como un elemento estabilizador.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Perry deambula,
describe Capote, con la obsesión de reencontrarse con Willie Jay, un hombre que
conoció en el encierro y que funcionaba para él como una referencia. Este
hombre lo orientaba, le daba indicaciones, lo captaba a través de la religión.
El autor describe esos meses en la vida de Perry como solitarios y desoladores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Da la impresión que
Willie Jay, era una figura mucho más pacificante en la vida de Perry ya que lo
calmaba, lo orientaba en sus relaciones y le advertía sobre la necesidad de
controlar su furia. Perry siente por él una “intensa admiración”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En ese deambular, un
día Perry “supo” que debía encontrar a Willie Jay. Da la impresión que en ese
“saber”, hay una certeza, un intento de enganche. Cuando no lo encuentra,
recibe una carta de Dick, que es una figura catastrófica para Perry, en el
sentido de que a éste le interesa ese rasgo de furia de Perry “como una
auténtica máquina de matar”, para lograr los fines que tenía planeados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El personaje de Perry
es descripto por Capote como un niño abandonado, desenganchado del Otro, salvo
excepciones donde establece lazos no estándar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">De padre que suponemos
psicótico, errante también y de madre alcohólica, es abandonado a la edad de
siete años al cuidado de unas monjas que lo hacen objeto de su furia y lo
torturan. De su infancia sabemos que tenía un síntoma de enuresis, accesos de
furia y pesadillas. Hay también una fantasía de rescate que tiene elementos muy
reales de devoración y que por momentos, en el relato, no queda claro si es una
fantasía o una alucinación, ya que a veces se transformaba, según sus
descripciones “en un lugar verdadero”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En su adolescencia se
repiten las escenas de desamparo, los intentos de relacionarse con su padre que
le propone proyectos errantes, delirantes y desproporcionados que lo
enloquecen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Luego de esos intentos,
Perry va a la guerra de Corea donde tuvo numerosas dificultades de violencia.
Destaco de estas descripciones, un viaje en barco que describe como “lleno de
maricas” que lo acosaban hasta el punto de pensar en suicidarse. Refiere luego,
haber tenido otros problemas con “maricas” que querían perjudicarlo. Esto, a mi
entender podrían ser descompensaciones de Perry en el marco de la guerra,
delirios de persecución en relación con los otros próximos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Cuando finaliza su
servicio en la guerra, Perry tiene un accidente. Se recupera en la casa de Joe
James. Describe su estancia allí como pacificadora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Luego va al encuentro
de su padre. Encuentro que termina en una escena de extrema violencia en la que
estuvo a punto de estrangularlo y dice “mis manos eran mis manos pero no era yo
quién las controlaba” “quería despedazarlo”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">A partir de allí, Perry
comete un robo que lo lleva a la cárcel. Allí conoce a Perry y a Willie Jay,
ambas figuras de compensación imaginaria para Perry.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Perry describe a Dick
como “Dick el práctico”, como aquél que se casó dos veces y tuvo hijos, lo que
representaba para él, “todo lo que un hombre debe hacer”. Si bien no entendía
de música ni de poesía, lo que Dick tenía de prosaico, su positivista modo de
enfocar las cosas lo atraía. Dick comparado con él, le parecía “auténticamente
duro, invulnerable y totalmente masculino”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">También es de destacar
que Capote capta lo que llama una “primitiva confianza en Dick” por parte de
Perry, algo que parece ser inclasificable e incomprensible para el autor. En
este marco, Capote describe todo el viaje hacia la casa de los Clutter, la
preparación, con los matices que esta “primitiva confianza” tenía, de
admiración y tensión agresiva entre ambos personajes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Dick le hace creer a
Perry que le interesan sus búsquedas de tesoros, sus viajes, sus proyectos para
que lo siga en sus planes. Perry advierte en algunos momentos las grietas de
este interés y se desorienta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Cuando llegan a la casa
de los Clutter, Dick es el que se desorienta cuando ve frustrados sus planes de
encontrar una caja fuerte. La división subjetiva es clara, está confundido y
Perry lo advierte. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hay dos elementos que
me parece importantes de destacar como desencadenantes también: el dólar
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Bonnie Clutter que Perry va a buscar
“de rodillas” debajo de la cama y que se vio ir a buscar “como desde afuera”,
situación que describe como humillante, y las intenciones de Dick de violar a
la chica, ya que él se describe como alguien que no soporta la gente “que no
sabe controlar sus impulsos sexuales”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ambas situaciones y la
división de Dick, ponen a Perry en una situación límite: quiere forzar a Dick a
admitir que es un cobarde y un farsante. Le da el cuchillo para que mate al
señor Clutter y cuando no lo hace, se da vuelta y le corta el cuello a éste.
Situación que no advierte hasta que oye el sonido de la garganta cortada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Dick quiere irse pero
él no se lo permite y le dispara a toda la familia. La descripción que Perry
hace de lo que ocurre impresiona como un fenómeno elemental en su conjunto,
atravesado por ruidos y explosión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">“Yo no quería hacerle
daño a aquél hombre. A mí me parecía un seños muy bueno. Muy cortés. Lo pensé
así hasta el momento en que le corté el cuello” (Capote, 1965, p. 319)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">“Recuerden que Dick y
yo habíamos tenido diferencias. Se me revolvía el estómago al pensar que había
sentido admiración por él, que me había tragado todas sus fanfarronadas. Le
dije: Bueno, Dick ¿no sientes escrúpulos? No me contestó. Le dije: déjalos vivos
y no será poco lo que nos echen. Tenía el cuchillo en la mano. Se lo pedí y me
lo entregó. Le dije: muy bien, Dick. Vamos allá. Pero yo quería. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo
sólo quería obligarlo a disuadirme, forzarlo a admitir que era un cobarde y un
farsante. ¿Sabe? Era algo entre Dick y yo. Me arrodillé junto al señor Clutter
y con el daño que me hizo me acordé de aquél maldito dólar. Del dólar de plata.
Vergüenza y asco” </i></b>(Capote, 1965, p 319)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">“No me di cuenta de lo
que había hecho hasta que oí aquél sonido. Como de alguien que se ahoga. Que
grita bajo el agua. Le di la navaja a Dick y le dije: “acaba con él, te
sentirás mejor”. Dick probó o sintió que lo hacía. Pero el hombre aquél tenía
la fuerza de diez hombres, se había soltado y tenía las manos libres. A Dick le
entró pánico. Quería largarse de allí. Pero yo no lo dejé. El hombre iba a
morir de todos modos, ya lo sé pero no podía dejarlo así. Le dije a Dick que
cogiera la linterna y lo enfocara. Cogí la escopeta y le apunté. La habitación
explotó. Se puso azul. Se incendió” (Capote, 1965, p 320)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se concluye de estos
fragmentos, que Perry no soporta la división de Dick y eso le produce un acceso
de furia que, en lugar de descargarse en él, se descarga en el señor Clutter y
luego en toda su familia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoSubtitle" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p>
<h2>Conclusión<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El pasaje al acto de
Perry Smith, es, a mi entender, una ruptura de la compensación imaginaria del
Edipo ausente que los rasgos de “virilidad” de Dick estructuraban en él. La
ruptura del espejo le provoca un retorno que es, a mi entender toda la escena
que él describe y que arma a posteriori en el relato que hace.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Cabe también pensar en
la “inmotivación” de los crímenes psicóticos desde el punto de vista neurótico.
Teniendo en cuenta que tal motivación tiene que ver con hechos “comprensibles”
dentro de la lógica compartida, este tipo de hechos irrumpen en las sociedades
como aquello que esta fuera de la significación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Según la Real Academia
Española, el término motivo deriva del latín motivus que es relativo a
movimiento y que designa a alguna cosa que tiene eficacia o virtud para mover.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">¿Qué es lo que mueve
entonces al acto? ¿qué es lo que mueve al pasaje al acto? Desde la perspectiva
de la ciencia y los cálculos de rentabilidad, lo que mueve a un sujeto es la
maximización del bien, sobre un modelo de acción que es la gestión empresarial,
donde se pueden “evaluar” las opciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Para Lacan, el pasaje
al acto es el paradigma del acto, allí, no hay sujeto, es un suicidio del
sujeto, en el cual puede volver a emerger pero nunca será el mismo, de allí su
carácter<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mutativo. El pasaje al acto
pone en cuestión al sujeto del pensamiento y el postulado de la búsqueda del
soberano bien que en los tiempos actuales está identificado con lo útil, es en
relación a este punto de mira de la utilidad que se mide la adecuación o la
inadecuación de un acto y que un sujeto, se perjudique a sí mismo. La pulsión
de muerte contradice estos postulados de rentabilidad y ponen sobre el tapete
la necesidad de establecer otra discusión en relación con el crimen psicótico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Por ello, me parece
necesario pensar el pasaje al acto psicótico, en relación con sus propios
“motivos” y desencadenantes que, como en el “caso” Perry Smith nos remiten a
una cuestión de estructura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<h2>Bibliografía<o:p></o:p></h2>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Borges, Jorge Luis. (1960)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hacedor. </i>Buenos Aires, Emecé
Editores, 1989<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Capote, Truman. (1969) <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">“</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">A
sangre fría”, Bruguera, Barcelona, 1979<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Lacan, Jacques. (1981) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Seminario</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 3, Las psicosis,</i> 1ª edición, 23ª reimpresión, Buenos Aires,
Paidós, 2015<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain. (1997)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los inclasificables de la clínica
psicoanalítica</i>. Buenos Aires, Paidós, 1999.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain. (1999)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La psicosis ordinaria: la convención de
Antibes.</i> 1ª edición 3ª reimpresión: Buenos Aires, Paidós, 2006<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain.
(2005) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Otro que no existe y sus
comités de ética</i>. Con colaboración de Eric Laurent. Buenos Aires, Paidós,
2005<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain.
“Efecto retorno sobre las psicosis ordinarias”. Revista digital Consecuencias
nª 15 </span><a href="http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/015/template.php?file=arts/Alcances/Efecto-retorno-sobre-la-psicosis-ordinaria.html"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/015/template.php?file=arts/Alcances/Efecto-retorno-sobre-la-psicosis-ordinaria.html</span></a><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-2709493951724027982020-09-13T04:13:00.000-07:002020-09-13T04:13:13.307-07:00 ¿Conoce usted a su pareja?<p> </p><div style="border-bottom: solid #4F81BD 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnZeR82zEMBxo6C1tTwi5-t3HlaAkIZgpERCKlI5ctHqzrsf3GTkn8nJD6rec8lVa5mKpeaRS8zqFY1ZTWK5PIs1rUZ9mRTWNXjzVJavnV9dCNLX2gNf0delGPN86blaZfXSQuhJYHbfkE/s400/5c0f63df231783cffda8ebf1ec283035.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="328" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnZeR82zEMBxo6C1tTwi5-t3HlaAkIZgpERCKlI5ctHqzrsf3GTkn8nJD6rec8lVa5mKpeaRS8zqFY1ZTWK5PIs1rUZ9mRTWNXjzVJavnV9dCNLX2gNf0delGPN86blaZfXSQuhJYHbfkE/s320/5c0f63df231783cffda8ebf1ec283035.jpg" /></a></div><br />
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El ser humano no cuenta con el
programa animal para relacionarse, desde que habla y es hablado por el Otro
desde su concepción, pierde la posibilidad de la programación de los instintos.
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los seres hablantes llegan a un
mundo de lenguaje, a un lugar simbólico que los espera: “la princesa”, “el del
medio”,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“la más chiquita”, “un error”,
“Salvador” etc. Con esa coyuntura se encuentra cada uno cuando llega al
mundo y deberá responder a lo que lee en el deseo del Otro, respuesta que a la
vez se convertirá en la matriz, el lente a través del cual leerá las relaciones
en su vida, en un desconocimiento radical de las coordenadas que eso marca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los animales entonces, tienen el
instinto, el instinto sabe, es un programa, empieza y termina, es para todos
igual. El humano es hablado, demanda, y entre lo que demanda y lo que obtiene
está el deseo, indestructible y desconocido, nunca cierto, engañoso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Está también el modo de goce de
cada uno, que incluye al cuerpo, es lo que funciona y a la vez no cesa de
disfuncionar, se repite. Es lo que hace lazo, suplencia. Es con ese modo de
goce, con esa matriz que cada uno elige su partenaire, con el modelo de lo que
construyó en el lazo con su primer Otro, en esa singularísima relación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Eso puede funcionar toda la vida,
de hecho, funciona. Puede suceder que un día, en una coyuntura particular, eso
que formaba parte de la relación normal de ese sujeto con el mundo le hace
pregunta. ¿Cómo puede ser que me encuentre con lo mismo?, por distintos
caminos, en diversos ámbitos, es siempre lo mismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O suele ocurrir que advenga una
pérdida, un desequilibrio, en la realidad cotidiana, la de todos los días o en
algo como un sueño, un fallido. Algo que marca una ruptura, lo que funcionaba
disfuncionando pierde sentido y el sujeto ya no encuentra dónde hacer pié.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">También suele ocurrir que suceda
la pérdida del objeto de amor, el amor que había, el que se era para alguien,
un lugar en el mundo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y entonces, este sujeto decide consultar
a un psicoanalista. Le trae esto que no funciona y dice: “Arréglemelo”. Es en
este camino que existe la posibilidad (en el mejor de los casos) de que este
sujeto se pregunte con qué hace pareja, qué lleva a todos lados, cuál es su
modo de goce, su forma de leer al mundo, esa matriz que determina que se
encuentre siempre con lo mismo: “Ser el salvador”, “la más chiquita”, “la que
da todo”. Que se encuentre siempre con los mismos imperativos, las mismas respuestas
(o no respuestas) del Otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El psicoanalista sabe, que el
sujeto quiere desprenderse de lo que lo aqueja, pero a la vez lo ama, lo
atesora. Sabe de la división, de aquélla parte de la cual le será difícil
separarse y que desconoce.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así, recurrir a un análisis, es
introducir un partenaire suplementario a la partida en la que cada uno juega su
relación con su partenaire, un partenaire del cual el sujeto nada sabe. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">… “Y en el análisis, lo que se
descubre es que su verdadero partenaire es siempre lo que es imposible de
soportar. Su verdadero partenaire es su real lo que resiste y que lo mantiene
ocupado”.<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Downloads/Partenaires.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Jacques Alain Miller, en su curso
de 1997, propone el sintagma partenaire- síntoma para trabajar esta cuestión
¿Cuál es el partenaire del sujeto?, ¿cuál es el partenaire con el que el sujeto
juega su partida?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Según la Real Academia Española,
el partenaire “es aquél que interviene como compañero o pareja en alguna
actividad” y dice “especialmente en un espectáculo”. Tomo esta aclaración para
pensar en la dimensión de la escena que eso tiene, pensado desde el escenario y
la escena que cada sujeto monta, en la cual la “realidad” no existe sino que cada
uno arma una escena cuyos hilos desconoce en relación con la coyuntura
fantasmática.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El síntoma, tomado en este
sintagma, no es el síntoma en su dimensión de verdad, de lo interpretable. Es
el síntoma tomado en su cara de núcleo de goce, de aquello que es un
funcionamiento, de aquello que permite que el funcionamiento siga su curso:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">… “Lo que Freud no sólo destaca
sino que además construye alrededor de esto es que el sujeto en el síntoma
continúa gozando por otros medios, continúa gozando a través del síntoma, que
el síntoma es la continuación de goce por otros medios. Los síntomas se prestan
(como lo expresa Freud) para representar satisfacciones.<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Downloads/Partenaires.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el seminario citado, Miller
trabaja la cuestión de la elección del partenaire, en tanto este encarna lo que
hace síntoma para el sujeto, cuando el partenaire encarna lo imposible de
soportar o cuando el sujeto se encuentra él mismo como lo imposible de soportar
para el otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es desde esa perspectiva, en el
encuentro que da forma al libro “La pareja y el amor” Miller describe modelos de relación posibles: El modelo narcisista, basado en una
identificación simbólica, el modelo fantasmático, el modelo sintomático y el
modelo del amor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Describe <i>el modelo narcisista</i>
como aquél en el cual se elige en función de lo que se querría ser, como por
ejemplo, un hermano en función de Yo Ideal, donde se pone en juego una función
imaginaria. Da el ejemplo de una mujer, que elige a un hombre en función de lo
que ella misma hubiera querido ser.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Segundo,<i> el modelo narcisista,
basado en una función simbólica</i>, en el cual se destaca una identificación a uno
de los padres, sosteniendo el modelo narcisista “Como el padre” o “como la
madre”, como el sostén o la interferencia que sostiene el disfuncionamiento. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tercero, el modelo fantasmático.
Este modelo es descripto en relación a cuando la pareja parece responder a un
fantasma del sujeto. Es allí donde aparece en primer plano el fantasma en su
dimensión de escena y en el cual el partenaire tiene un lugar asignado y ambos
fantasmas son complementarios. En cada pareja, siempre hay una
complementariedad fantasmática, pero en este modelo, esta complementariedad
está en primer plano y esto es lo que sostiene el funcionamiento o el
disfuncionamiento permanente, en un vínculo fuerte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuarto, el modelo sintomático. En
este modelo, lo que se pone en primer plano es el disfuncionamiento, que el
partenaire no está fuera del sujeto, aclara Miller que es distinto del yo
(distinción fundamental) pero no está afuera del sujeto, en tanto que
constituye, que es equivalente a un síntoma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la quinta dimensión, aparece
la distinción entre la dimensión cerrada del goce autoerótico y la dimensión
del amor que se abre al otro. El amor, dice Miller es lo que diferencia al
partenaire de un puro síntoma. El amor, es lo que proyecta al síntoma en el
afuera. Asimismo, introduce la idea<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que
en cierta medida, el partenaire es un semblante cuyo real es el síntoma. Es
allí donde aparece claramente el sesgo de semblante del partenaire y de que lo
real del partenaire es un síntoma del sujeto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces, podríamos pensar que el
sujeto desconoce con quién hace pareja hasta que llega a un análisis. Es allí
donde en el mejor de los casos puede aparecer la pregunta acerca de la pareja
de cada sujeto y de quién encarna para él o ella su síntoma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es con el analista que cada uno
descubre con quién se relaciona cada vez, de qué manera y cuáles son los hilos
que entretejen esas relaciones. Lacan hablaba de un amor más advertido al final
de un análisis. Advertido de las imposibilidades, atravesado por la falta y más
cercano a la idea de que el amor es “Valentía ante fatal destino”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> Florencia Borgoglio</o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><br /></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u>Bibliografía<o:p></o:p></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lacan, J.: El seminario,Libro 20,
Aun. Paidós, Bs. As., 1991.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Miller, Jacques Alain. “Algunos
problemas de pareja”. 15ª episodio de la serie “Historia de…psicoanálisis”
transmitido por France culture el 17 de junio de 2005<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Miller, Jacques Alain. “El
partenaire síntoma”, Buenos Aires: Paidós 2008.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><h1 style="text-align: left;"><br /></h1><div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
</div>
</div>Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-71733886004381649032020-05-29T05:48:00.004-07:002020-05-29T05:48:50.192-07:00Sobre el amor, el goce y el deseo. Y Turandot. Elaine Cossio<br />
<div style="border-bottom: solid #4F81BD 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
I.- Amor, deseo, goce<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El fracaso de la armonía entre los sexos es consustancial a
nuestra propia condición de seres hablantes, según la enseñanza de Lacan. ¿De
dónde pudiera provenir, entonces, el ideal de conjunción, de relación de
verdadera complementariedad con un partenaire predestinado y, en suma, la
ilusión del encuentro, si no es por la vía del amor?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sabemos que el amor ha sido uno de los temas más caros al
ser humano. Ahí asistimos al hecho trascendental de que la cultura consiste, en
buena medida, en un cúmulo de historias que involucran pasiones, acicates,
violencias, uniones, sufrimientos, heroicidades y abatimientos, en nombre del
amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lacan habló de amor, también. Y se refirió al tema desde
distintos ángulos, como no podría ser de otra manera, por el autor, y por lo
difícil de tratar un tema tan escurridizo y que trasvasa tantos aspectos de la
experiencia humana. Y porque el psicoanálisis es una apuesta que inicia con el
amor (¿tan sorpresiva fue, realmente, la transferencia para Freud cuando se
aventuró a tratar con el inconsciente?) y tiene, al final del recorrido de un
análisis, algo nuevo que tramitar en cuanto al amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
"Dar lo que no se tiene" (decía Lacan con respecto
al amor) tiene que ver con el concepto de falta, en la enseñanza de Lacan, pues
amar es mostrarse en falta, revelar que algo quiere alcanzarse en el otro. Es
por esto que el amor involucra a la castración, y amar es un poco experimentar
esa falta, esa castración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es el amante (erastés) el que activamente ubica en aquél
amado (eromenós) el objeto que puede obturar la falta propia. El interjuego de
la verdadera metáfora del amor, sería que se logre la inversión a nivel del
objeto de amor: que el eromenós devenga a su vez amante, que se convierta en
sujeto en falta. Un exquisito análisis de El banquete, de Platón, desarrolla
Lacan en su Seminario VIII, La Transferencia, haciéndonos entender no solamente
la temática central del amor revelado en la transferencia en el dispositivo
analítico, la metáfora amorosa, la elección del objeto de amor en el sujeto,
etc, sino, y muy especialmente, nos enseña respecto del lugar que ocupa el
analista en la cura, a quien el paciente, por estructura, desliza su demanda de
amor y le instituye como objeto de amor (eromenós).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La transferencia es un asunto de amor, visualizó Freud desde
el principio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Amor es lo que engaña, decía Lacan, porque es donde se cree
en la ilusión que dos pueden hacen uno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero también es fundante el amor en psicoanálisis porque en
el amor se trata siempre de suponerle saber al Otro con respecto a algo que
concierne íntimamente a cada uno de nosotros. Miller lo describe como: amo a
aquél a quien le supongo un saber sobre mí que desconozco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
J. A. Miller elabora el concepto de amor como el lazo que
anuda el saber y el inconsciente, pues amando al saber inconsciente es como
único podría inaugurarse una experiencia de análisis: suponiéndole al
inconsciente (/A) un saber a descifrar. De esto se trata el amor al saber del
inconsciente : que, para que el inconsciente exista como saber, hace falta el amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero también me interesa desarrollar una frase más lapidaria
de Lacan con relación al tema del amor: "Sólo el amor permite al goce
condescender al deseo", que avanza en su Seminario X (La Angustia, Pg.194)
y que involucra a estos tres conceptos en interrelación, al hacer del amor un
mediador entre el goce -autoerótico, del Uno- con el deseo -que tiene que ver
con el campo del Otro, y con lo incesante de la búsqueda del objeto en los
predios del Otro-.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tendríamos que introducir también en esta interrelación
goce/amor/deseo, que las condiciones de elección del objeto de nuestro amor,
las causas de nuestro deseo y las fijaciones de goce están cristalizadas e
interrelacionadas entre sí para cada uno de nosotros de una manera particular.
Por lo que, cuando se habla de amor, necesariamente puede tenderse también el
arco de la línea del deseo en ese sujeto, y pueden atisbarse ciertas fijaciones
libidinales, de goce, al escoger a este y no a otro partenaire. Es el amor
condicionado por el modo de gozar de cada quien. O también podríamos decir, en
el amor está escondido, velado, el objeto a.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La manera en que puedo aprehender el sentido de esta frase
lacaniana de que "sólo el amor permite al goce condescender al
deseo", tiene que ver precisamente con la articulación posible entre el
goce (la satisfacción que se procura sólo del Uno -autista, se ha dado en
llamar también- sin la intervención del A, pues el goce es siempre goce del
cuerpo propio) y el Otro, en la primigenia constitución del sujeto como tal. El
sujeto surge (Esquema del cociente del sujeto, Seminario X) de esa necesaria
operación del significante (del Otro) sobre la Cosa, el goce mítico. Y, de esta
operación, que no es nunca completa, que siempre deja un resto no simbolizable,
una hiancia de no reabsorción del goce por entero en el Otro, queda el objeto
aźnica posibilidad de acceder a encontrar en el Otro ése objeto para la
satisfacción pulsional.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es decir, el circuito consiste en cómo se involucrará en la
cultura (Otro), a partir de entonces, el goce de las pulsiones a través del
objeto a (aquí se tomarán como semblantes del objeto a, todos los objetos de
las pulsiones parciales: pecho, heces, etc). Y he aquí que entonces, el sujeto
va a buscar en el Otro el objeto de satisfacción de su pulsión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Recordemos que el objeto a sería el sustituto de aquél
objeto perdido para siempre (Freud), sería el molde hueco que soportará los
objetos de la pulsión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Miller añade que "es en el campo del Otro donde la
pulsión encuentra los semblantes necesarios para su autoerotismo…" (El
síntoma charlatán, Pg 49)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por tanto, el amor sería un lazo que permitiría ir del Uno
al Otro, esto es, del goce del Uno, a la búsqueda de un objeto de deseo (campo
del Otro) que civiliza en su insaciabilidad. Porque el sujeto trata, por la vía
del amor, de inscribir su goce propio en una relación con el Otro. Así, el lazo
del amor (esa fuerza que une, que busca siempre a otro) es el intermediario
casamentero que hará condescender al goce en el campo del deseo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las dificultades del encuentro entre los sexos, es una
cuestión estructural (Lacan lo decía: no hay relación sexual) pues no hay nada
escrito o predestinado que adjudique al sujeto su objeto de satisfacción, o la
complementariedad. Y si no hay nada escrito, hay todo por tratar de escribir
allí: el amor puede ser el engaño que vele esta falta, puede ser, pues, un
semblante más, allí, ante lo real.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
II.- Turandot<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La bella ópera Turandot, de Puccini, nos exalta con el
deleite que toda obra artística logra en el espectador, y también pudiera
acompañarnos para seguir trabajando estos conceptos de amor y goce.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Acaso no se trata siempre de que el enaltecimiento del
amor, el obstáculo que enfrenta la procuración del amado, la vicisitud del
deseo y el enredo terco que nos depara la fijación, es lo que más nos conmueve?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una historia de imposibilidad reúne a los tres personajes,
dos mujeres (Turandot, la gélida princesa china; y Liú, la dulce y enamorada
esclava) y un hombre, Calaf, el príncipe extranjero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En virtud del amor por la princesa Turandot, el príncipe
está dispuesto a someterse al desafío insensato que ha prescrito ella para
obtenerla en casamiento: deberá resolver tres enigmas, si no lo consigue,
morirá decapitado. (Canta Turandot: Hay tres enigmas y una sola muerte). Él
está decidido a jugarse la vida. Sometido pues, y sin titubeos, ha escogido a
esta frívola pero bella amada, y ha escogido con ella tal situación en la que
apuesta nada menos que su vida, viéndose aquí también que las condiciones de
amor, y la fijeza del goce, se empalman con lo absoluto, en la terquedad de que
de ha de ser ésta mujer y no otra (Los ministros de palacio -¡tres también en
la ópera!- cantan intentando persuadirle: hay cientos de mujeres, todas tienen
dos brazos, dos piernas, que se aleje de ésta y su absurdo desafío).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero las buenas respuestas a los enigmas (la esperanza, la
sangre, Turandot) del príncipe Calaf atraen más tragedia aún en la historia. La
tristeza invade a Turandot por tener que ser desposada, aún cuando se había
resguardado bien de rehuir todo encuentro con lo que más teme anteponiendo tal
complicado tinglado de enigmas casi indescifrables (¿no resuena también aquí
algo del entramado simbólico que el sujeto hablante coloca allí ante el horror
de la castración?). Y el príncipe, todavía en la línea del amor desmesurado por
ella, le hace una proposición con la que vuelve a colocarse a sí mismo en una
situación que, nuevamente, le coloca en peligro de muerte: si ella consigue
conocer el nombre de él antes del alba, entonces no la desposará, y morirá
decapitado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Habrá que subrayar aquí el lugar central de la muerte en
esta historia. La muerte entrelazada a la pulsión - el goce- que procura su
satisfacción a toda costa. La elección que cada personaje hace en la historia,
conlleva un extremo que le puede conducir a la muerte, no obstante el hecho de
que siempre se ha elegido en nombre del amor. Lo real descarnado de este goce
resurge también en la muerte sacrificial de la esclava Liú, enamorada de Calaf,
que decide morir antes que revelar el nombre de su amado príncipe, de aquél que
sólo una vez le ha sonreído. La posición femenina, ese lado en relación al
falo, según las fórmulas de la sexuación (Lacan) y que entraña lo ilimitado del
goce, es este "sin límites" de Liú, que busca darlo todo (la vida
incluso) a cambio de nada, y que hace fulgurar la demanda de amor, así como se
presenta, más allá de toda medida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lo último que escribió Puccini en su ópera antes de perder
su propia vida, fue precisamente esta muerte-suicidio de Liú, considerándosele
el final. Posteriormente se le agregó a la ópera un final (¿será triunfante?)
del amor como resolución a la historia. Que al alba, habrá vencido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
III.- Nessun dorma<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El amor, es una suplencia, uno de los nombres (¿no se
trataba también de la revelación de un nombre al final de la ópera?) del gesto
que mueve del adormilamiento del goce Uno a los caminos insaciables del deseo
del Otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
* Psicoanalista, miembro de la NEL Delegación México DF y de
la AMP.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
J.Lacan Seminarios VIII y X.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
J.A.Miller Tercera conferencia: El amor sintomático, en El
síntoma charlatán.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
J.A.Miller Una fantasía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
NEL-Ciudad de México<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
José María Velasco #31, 2° piso<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Colonia San José Insurgentes, Delegación Benito Juárez<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ciudad de México - CDMX, México<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Tel. (55) 7028 4439<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
E-mail: asistente@nel-mexico.org<o:p></o:p></div>
<br />Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-84107638444091972702020-03-30T15:52:00.000-07:002020-03-30T15:52:24.587-07:00El lugar del psicoanalista en el acontecimiento traumático<div class="_2cuy _3dgx _2vxa" style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1c1e21; direction: ltr; font-family: Georgia, serif; font-size: 17px; margin: 0px auto 28px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap; width: 700px;">
Mucho se ha discutido sobre el lugar del psicoanalista en lo social. Versiones encontradas en relación a cuál es el lugar de un psicoanalista en los lugares no tradicionales de su labor, lo que sale del consultorio, del diván (Instituciones, grupos etc).</div>
<div class="_2cuy _3dgx _2vxa" style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1c1e21; direction: ltr; font-family: Georgia, serif; font-size: 17px; margin: 0px auto 28px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap; width: 700px;">
Creo que el lugar del psicoanalista, es el de aplicar la teoría, allí donde las circunstancias lo requieran. Hacer aparecer la subjetividad y la respuesta singular del sujeto, ayudar a que cada uno invente su solución, que pueda apartarse de los "mandatos" aplastantes y de los empujes sociales para encontrar su lugar entre los otros y con los otros.</div>
<div class="_2cuy _3dgx _2vxa" style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1c1e21; direction: ltr; font-family: Georgia, serif; font-size: 17px; margin: 0px auto 28px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap; width: 700px;">
En el caso de lo traumático de esta pandemia actual y del aislamiento social, creo que los psicoanalistas con los medios al alcance: virtuales o personales (los que somos parte del personal sanitario), debemos estar a la altura de los hechos y poner todos los recursos de los que somos capaces para hacer aparecer el sujeto, para que se pongan en movimiento las invenciones singulares de cada uno en función de hacer con el trauma globalizado. Que cada uno encuentre en su historia, en sus identificaciones, en sus lazos, la forma de volver a andar el camino. Un camino tal vez diferente al del empuje renovado en un nuevo formato: el del entretenimiento constante, el del ver incesante o el de eludir a través del hacer o del consumo.</div>
<div class="_2cuy _3dgx _2vxa" style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #1c1e21; direction: ltr; font-family: Georgia, serif; font-size: 17px; margin: 0px auto 28px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap; width: 700px;">
Creo que hay que dar tiempo a las demandas, no todo es traumático para cada uno, no al mismo tiempo y no de la misma manera. Creo también que se trata de acompañar, de ayudar a bordear y de estar atentos a lo que surja de este nuevo orden mundial en las subjetividades, del que seguramente tanto tendremos que aprender en sus consecuencias.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrW4dktFRFUR-2577cfVaXm97kYCUzHr5U0dRH2Ckjuqjipssf-3K0pFsXwZiOtIyYaDusm362Xjd21ONXcLMziZoQOjZ8GbJizy9kxsX_k_HWrEnBvriWBZE0F9m1ZXzSew7t686viO9N/s1600/galatea.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="564" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrW4dktFRFUR-2577cfVaXm97kYCUzHr5U0dRH2Ckjuqjipssf-3K0pFsXwZiOtIyYaDusm362Xjd21ONXcLMziZoQOjZ8GbJizy9kxsX_k_HWrEnBvriWBZE0F9m1ZXzSew7t686viO9N/s320/galatea.jpg" width="225" /></a></div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-2471934941850635402019-12-12T03:08:00.001-08:002019-12-12T03:10:34.775-08:00Niños Violentos<br />
<header class="page-header" style="background-color: white; box-sizing: inherit; color: #404040; font-family: abril-text-1, abril-text-2, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 3.5556em; margin-left: auto; margin-right: auto; width: 660px;"><h1 class="page-title" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: calluna-1, calluna-2, serif; font-size: 2.8rem; font-weight: 400; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 0.8em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;">
</h1>
</header><br />
<div class="page-content" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #404040; font-family: abril-text-1, abril-text-2, sans-serif; font-size: 12.6px; margin: 0.75em auto 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 660px;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0b5SHl053dYbWlZONME-tjKO53TmjPcthD4gNVp6-edzWD5WFvOMOwu7YpwOI9Mvn_g3Gup6R1xknD3-EKHO5xrm1IZx7ruH8PSx3Bq86p5nIIuFqwFn4qBMKxwFOEbRz4xqVUF0X0Gzu/s1600/ni%25C3%25B1o-enojado-500x347+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="347" data-original-width="500" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0b5SHl053dYbWlZONME-tjKO53TmjPcthD4gNVp6-edzWD5WFvOMOwu7YpwOI9Mvn_g3Gup6R1xknD3-EKHO5xrm1IZx7ruH8PSx3Bq86p5nIIuFqwFn4qBMKxwFOEbRz4xqVUF0X0Gzu/s320/ni%25C3%25B1o-enojado-500x347+%25281%2529.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<i style="box-sizing: inherit;">Intervención de clausura de la 4ta Jornada del Instituto del Niño</i></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;">
Por Jacques-Alain Miller</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;">
18 de marzo del 2017</div>
<hr style="background-color: #cccccc; border: 0px; box-sizing: inherit; height: 1px; margin-bottom: 1.7778em;" />
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="box-sizing: inherit;">Niños violentos</i> es el título que escogí en diálogo con Daniel Roy para la próxima jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño. Las dos palabras están escritas en plural, el niño violento no es un ideal-tipo. D. Roy me pidió abrir algunas pistas de trabajo para la preparación de esta jornada en el Instituto; le devolví este honor y el me proporcionó una lista de temas que va a merecer ser publicada.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="box-sizing: inherit; font-weight: 700;">El síntoma, en la encrucijada</span></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Mi primer pensamiento fue de preguntarme si la violencia en el niño era un síntoma. A menudo es mi método -partir de la primera idea que me vino a la cabeza, sin juzgar si ella es buena o mala. Es un principio que puede autorizarse por el psicoanálisis. Dado que se trata de abrir un trabajo, desarrollaré mi hilo de pensamiento a partir de ese punto de partida. Si presentase delante de ustedes un trabajo terminado antes que pistas de trabajo, al final de mi exposición comenzaría la elaboración de un trabajo finalizado. Como método, pienso en esa frase del General De Gaule en sus <i style="box-sizing: inherit;">Memorias</i>: “Hacia el Oriente complicado, volaba con ideas simples”. Soy, yo también, partidario de volar con ideas simples. Lacan lo permite pues, cuando se aborda un tema a partir de su enseñanza, se aplica a menudo enseguida la repartición entre real, simbólico e imaginario. El solo hecho de aplicar esa grilla sobre una cuestión les da generalmente un punto de partida. Cuando una pregunta es complicada, soy de partir de ideas simples; cuando una pregunta es simple, estoy para complicarlas -complicándolas, se produce un cierto efecto caótico de donde pueden surgir ideas.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Mi punto de partida fue entonces preguntarme si la violencia en el niño era un síntoma, y por qué. Ya que dicho síntoma en Psicoanálisis se llama desplazamiento de la pulsión, o en términos freudianos, sustitución de una satisfacción de la pulsión -lo que, en lacaniano, puede traducirse por goce. Además, ¿la violencia no se produce justamente cuando no hay ese desplazamiento, esa sustitución, ese <i style="box-sizing: inherit;">Ersatz</i>, como se expresaba Freud? He ahí la pregunta que me hice: ¿la emergencia de la violencia no es el testimonio que no hay una sustitución de goce?</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En esa perspectiva, quise asegurarme de la definición freudiana del síntoma. Para encontrar los lugares donde Freud habla del síntoma, tuve la debilidad de tomar el <i style="box-sizing: inherit;">Vocabulario del psicoanálisis</i> y, con gran estupefacción, me di cuenta -les cuento mi pequeño viaje- que no hay una entrada “síntoma” en el <i style="box-sizing: inherit;">Vocabulario</i>… de Laplanche y Pontalis, al menos en la edición que dispongo y que debe ser la primera. A falta de la ayuda de Laplanche-Pontalis, tuve que dirigirme directamente a Freud y, para simplificar, a <i style="box-sizing: inherit;">Inhibición, síntoma y angustia</i> que me gusta bastante sobre “Los modos de formación de los síntomas” -Lacan lo sigue con mucha exactitud en su texto <i style="box-sizing: inherit;">La dirección de la cura y los principios de su poder</i>. En el capítulo II de <i style="box-sizing: inherit;">Inhibición, síntoma y angustia</i>, Freud define el síntoma como <i style="box-sizing: inherit;">Anzeichen und Ersatz</i>, es decir, “signo y sustituto”, <i style="box-sizing: inherit;">einer Triebberfriedigung</i>, “una satisfacción de la pulsión”. Freud añade un adjetivo, <i style="box-sizing: inherit;">unterbliebenen</i>, que se encuentra en el diccionario <i style="box-sizing: inherit;">Harrap´s </i>francés-alemán -reconocemos ahí el prefijo <i style="box-sizing: inherit;">unter</i>, que significa “abajo” o “por debajo”, pero que implica también otro sentido, notablemente “lo que no tuvo lugar, lo que no se reproduce más”. En su excelente traducción de <i style="box-sizing: inherit;">Inhibición, síntoma y angustia</i>, Michel Tort traduce esa frase por “el síntoma sería el signo y el sustituto de una satisfacción pulsional que no tuvo lugar”<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn1" name="_ftnref1" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[1]</a>. Si tuviera que haberla traducido, habría dado un pequeño acento heideggeriano al adjetivo diciendo “una satisfacción no advenida”.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="box-sizing: inherit; font-weight: 700;">El goce rechazado</span></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El síntoma se define aquí como el <i style="box-sizing: inherit;">Ersatz</i>, diría, de un goce rehusado. Emplearía ese adjetivo porque tengo en la cabeza la frase de Lacan sobre la cual se termina <i style="box-sizing: inherit;">Subversión del sujeto…</i>, poco después que Lacan haya hablado del “narcicismo supremo de la Causa perdida”. La última frase es la siguiente: “La castración quiere decir que el goce es rechazado, para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la Ley del deseo”<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn2" name="_ftnref2" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[2]</a>. Esa definición de la castración merecería figurar en un <i style="box-sizing: inherit;">Vocabulario </i>lacaniano. La castración no es aquí definida a partir del falo, está definida directamente a partir del goce, es decir a partir de la pulsión. Está definida a partir de lo que Lacan designa muy precisamente como rechazo del goce, lo que introduce una referencia a la iniciativa del sujeto, en el cuadro de una elección -se acepta o se rechaza.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Me viene a la cabeza una imagen icónica de <i style="box-sizing: inherit;">Hércules en la encrucijada</i>, debiendo escoger, en la fábula de Prodicos de Ceos, entre el camino del vicio y el camino de la virtud. Es un paradigma barroco al cual Erwin Panofsky consagró un estudio, un pequeño libro<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn3" name="_ftnref3" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[3]</a>. Es Hércules, si puedo decirlo, después de la infancia, en el umbral de la edad adulta, situado delante de la elección de la virtud, camino arduo que pasa por el trabajo, o de la voluptuosidad. Esta historia conoció varias representaciones, en el final del siglo XIV y el siglo XV. Consulté entonces en <i style="box-sizing: inherit;">Google</i> indicando simplemente “Hércules en la encrucijada” y encontré un artículo muy interesante que ustedes encontrarán si lo desean<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn4" name="_ftnref4" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[4]</a>.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Así, castración = rechazo del goce, en lo siguiente el goce no tendrá lugar. Lacan introduce un razonamiento marcado de la dialéctica, <i style="box-sizing: inherit;">el goce debe ser rechazado para ser alcanzado</i>. El goce no debe tener lugar para advenir. Se creería que es una artimaña del goce como Hegel habla de artimaña de la razón. Se trata del hecho que la castración es un desplazamiento del goce, que el goce debe ser rechazado sobre un cierto plano para ser alcanzado en el nivel de la ley. Debe ser rechazado en lo real para ser alcanzado bajo la égida de lo simbólico. Es lo que Lacan llama la ley del deseo, es precisamente ese rechazo del goce en lo real, el pasaje del goce hacia debajo. Es lo que la metáfora paterna repercute, que es la traducción en términos edipianos del proceso de la represión, y que puede ser generalizado si se pone que el operador esencial de la represión es el lenguaje mismo, la palabra, que opera ese pasaje hacia debajo del goce, en el sentido donde bloquea su advenimiento.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El precio que pagar de este proceso, el resultado del <i style="box-sizing: inherit;">proceso de represión</i>, como se expresa Freud, es precisamente el síntoma. El precio a pagar de la represión es la formación del síntoma como signo y sustituto de un goce no advenido. Dicho de otra manera, la legalización del goce se paga con la sintomatización. El ser humano como <i style="box-sizing: inherit;">parlêtre </i>está destinado a ser sintomático.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
De este hecho, el goce es siempre un goce desplazado, como se habla de personas desplazadas -el goce no en el mismo lugar, no en su lugar original, totalmente exiliado. No es sin relación a nuestra actualidad. Digamos solamente que los migrantes vienen a buscar en Occidente lo que para ellos es otro goce- se espera a cientos de millones de personas a lo largo del siglo XXI, ese será un fenómeno a la vez masivo y esencial en la restructuración de nuestras sociedades. De ese modo, esas grandes migraciones son un síntoma del malestar en la cultura en el mundo civilizado, tanto en su civilización como en la nuestra. Dejo de lado esto en el marco de esta exposición. Me contento con decir que es el fondo sobre el cual aprecio las frases de Lacan citadas muy recientemente por Antonio di Ciaccia, quien termina su artículo escribiendo: “Si queremos recurrir a una brújula, recordemos con el escrito “Joyce el Síntoma” de Lacan, que “la historia no es nada más que una fuga, de la cual no se cuentan sino los éxodos” y que “no participan en la historia sino los deportados.”<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn5" name="_ftnref5" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[5]</a>”. Se trata del éxodo del goce, del goce que fue deportado.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<span style="box-sizing: inherit; font-weight: 700;">Diez puntos sobre la violencia en el niño</span></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Una vez fijadas estas ideas simples, propondré algunos puntos que conciernen la violencia en el niño.</div>
<ol style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: left; vertical-align: baseline;">Primer punto, punto de partida que pondré en cuestionamiento en lo que sigue, <i style="box-sizing: inherit;">la violencia en el niño no es un síntoma</i>.</li>
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: left; vertical-align: baseline;"><i style="box-sizing: inherit;">Es lo contrario de un síntoma</i>.</li>
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: left; vertical-align: baseline;"><i style="box-sizing: inherit;">No es el resultado de la represión, sino más bien la marca de que la represión no operó</i>.</li>
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: left; vertical-align: baseline;">Hagamos un paso más preguntándonos ¿de qué pulsión la violencia, y especialmente la violencia en el niño, sería la satisfacción? Probaré esta respuesta –<i style="box-sizing: inherit;">la violencia no es el sustituto de la pulsión, ella es la pulsión</i>. No es el sustituto de una satisfacción pulsional.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="box-sizing: inherit;">La violencia es la satisfacción de la pulsión de muerte</i>. Remarquemos en efecto que el adversario de Eros, en el mito al que Freud se refiere, el adversario del amor no es el odio, es la muerte, Tánatos. Hay que diferenciar la violencia y el odio. El odio está del mismo lado que el amor. El dio como el amor están del costado de Eros. Es la razón por la cual Lacan justifica hablar de <i style="box-sizing: inherit;">odionamoración</i>, vocablo afortunado. El amor como el odio son modos de expresión afectiva de Eros.</div>
<ol start="5" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><i style="box-sizing: inherit;">El odio está del costado de Eros</i>, en efecto es un lazo al otro muy fuerte, <i style="box-sizing: inherit;">es un lazo social eminente</i>.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Leí recientemente en algún lugar un Llamado contra los partidarios del odio. Me dije que no soy un partidario del odio. A Marine Le Pen no la odio; de cierta manera, no la quiero tanto como para odiarla. En ese orden de ideas, soy más bien llevado a mofarme.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Al contrario, en la corriente en la que está tomada, una <i style="box-sizing: inherit;">odionamoración</i> hacia los judíos es muy legible. Se les da poderes fantásticos. El pueblo judío es objeto de una extraordinaria fascinación, antiguo pueblo que ha sobrevivido a la persecución gracias a su relación a la letra, al litoral de la letra. Es a la vez un objeto de fascinación y de repulsión, mientras que, por mi parte, no odiando a los fachos, estoy sin embargo llevado a una violencia según su óptica.</div>
<ol start="6" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><i style="box-sizing: inherit;">La violencia está del costado de Tánatos</i>. Para retomar el título de un libro célebre de La Boétie, el amigo de Montaigne, es el goce del Contr’un<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn6" name="_ftnref6" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[6]</a>. En Freud, clásicamente, Eros fabrica el Uno, pone en vínculo, mientras que Tánatos deshace los Unos, desliga, fragmenta, hasta diría que <i style="box-sizing: inherit;">desarma a lo rompecabezas</i>, para retomar una famosa frase de los <i style="box-sizing: inherit;">Tontons flingueurs</i>.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El niño violento, es aquel que rompe y que encuentra una satisfacción en el simple hecho de quebrar, de destruir. Habrá que interrogarse sobre el goce que está ahí implicado y sobre lo que se podría llamar “el puro deseo de destrucción”. Cuando se denuncia los camorristas, se denuncia a fin de cuentas el puro goce de romper. No se denuncia la política de los camorristas, se denuncia el <i style="box-sizing: inherit;">plus-de-goce</i> implicado en la violencia de los camorristas.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
A propósito de eso -les doy mis asociaciones de ideas-, se le ha reprochado mucho a André Breton la frase en la cual, en el “Segundo manifiesto del surrealismo”, define el acto surrealista. Todas las almas bellas están ahí implicadas, siendo una de las primeras la de Albert Camus, quien le consagró algunos reproches. Por mi parte, me gusta mucho esa frase de A. Breton -en el contexto de hoy, no se la pueda confiar a todo el mundo. “El acto surrealista más simple consiste, con revólveres en puño, en descender en la calle y disparar al azar, lo que más se pueda en la multitud”. Después del Bataclan y de otros incidentes pasados, presentes y por venir, evidentemente, es problemático. Esa frase fue muy reprochada a A. Breton. ¡Imagínense un poco si dijera eso hoy!</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Pero hay que decir la segunda frase: “Quien no ha tenido, al menos una vez, ganas de terminar la especie con el pequeño sistema de envilecimiento y de cretinización en vigor en su lugar tan marcado en la multitud, vientre en alto de cañón”. La segunda frase hace comprender la primera. Hace comprender que no se trata sino de un fantasma. Breton dice que hay que haber tenido ganas al menos una vez. No dice que hay que haberlo hecho. El acto surrealista, como lo dice, es el acto terrorista, pero por medio del semblante. El surrealismo no es un terrorismo. O es “el terror de las letras”, como se expresa Jean Paulhan. Es una postura literaria.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Los surrealistas han estado animados por el deseo de pasar en los inferiores de la civilización para rencontrar el mundo no alterado de la pulsión, para poner la escritura en el diapasón de la pulsión. Es un sueño, pues piensan alcanzarlo, no por el manejo de las armas, sino por un cierto uso del lenguaje, el cual es no obstante el resorte primero de la represión.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Leo que “revolver” está en plural y “puño” en singular en la fórmula “revólveres en puño”. Si se tratase verdaderamente de revólveres, habría que poner “puños” en plural, ya que no se puede tener dos revólveres en la misma mano. No he visto eso en ninguna película del Viejo Oeste. <i style="box-sizing: inherit;">Revólveres en puño </i>quiere decir <i style="box-sizing: inherit;">esferos a la mano</i>. En la representación cinematográfica común de los asesinos, el asesino de la mafia dispara fríamente, sin frase precisamente. Breton había tomado todas esas precauciones, ya que añadía en una nota que su “intención no era el recomendarlo”. No veo lo que habría que reprocharle. No hacía sino dar un eco sensacional a lo que André Gide había puesto en escena en <i style="box-sizing: inherit;">Las cuevas del Vaticano</i> -que, pensémoslo, son de 1914, antes de una gran masacre que no fue sino semblante -, a saber, que el acto gratuito es precisamente aquel de Lafcadio arrojándose del tren el pobre Amédée Fleurissoire. Los surrealistas estuvieron fascinados por ese pasaje del acto gratuito en Gide. No desarrollaré lo que Marguerite Bonnet (a quien conocí en la mesa de Lacan), erudita en cuanto a Breton, señaló en esa época.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El acto gratuito, es decir el acto gratuito de la violencia, fascinaba, porque Gide hacía de él precisamente un asesinato irracional, que presentaba como colmo de la libertad porque estaba suelto de cualquier causa. Si lo imaginamos, es una versión de la causa perdida. Se trata en ese imaginario de un acto sin razón que se opone al principio de razón de Leibnitz que quiere que <i style="box-sizing: inherit;">nada</i> <i style="box-sizing: inherit;">no sea sin razón</i>. Es a lo que Angelus Silesius respondió por adelantado en su famoso verso, comentado por Heidegger y citado por Lacan –<i style="box-sizing: inherit;">La rosa es sin por qué</i>.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Tratándose de los niños violentos, no hipnotizarse sobre la causa. <i style="box-sizing: inherit;">Hay una violencia sin porqué que es su propia razón para ella misma</i>. Es solamente en un segundo tiempo que se buscará un determinismo, la causa, el plus-de-goce que es la causa del deseo de destruir, de la activación de ese deseo. Como le decía, se la encuentra por regla general en una <i style="box-sizing: inherit;">falla del proceso de represión o, en términos edipianos, en un fracaso de la metáfora paterna</i>.</div>
<ol start="7" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Tratemos de introducir una <i style="box-sizing: inherit;">pragmática del abordaje de los niños violentos</i> en nuestro campo. Puede que la violencia del niño anuncie, exprese una psicosis en formación. A mi modo de ver, hay que interrogarse sobre los puntos siguientes: a)¿La violencia en el niño es una violencia sin frase? ¿Es la pura irrupción de la pulsión de muerte, un goce en lo real? b) ¿El paciente puede ponerla en palabras? ¿Es un puro goce en lo real o bien está simbolizado o es simbolizable? c) Que sea un puro goce en lo real no señala necesariamente una psicosis. No constituye necesariamente una promesa de psicosis. Traduce en todos los casos un desgarro en la trama simbólica en la cual se trata de saber si es puntiforme o extendida. d) Si se trata de una violencia que puede hablarse -hay algunas veces violencias parlanchinas-, que por saber qué dice. Se buscan entonces lo que llamaré una traza de la paranoia precoz.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Un colega vino ayer a exponerme en control el caso de un joven adulto a propósito del cual se preguntaba “¿psicosis o no?”. Hablando, encontramos en su historia el hilo de una posición de aislamiento, de un sentimiento de estar aparte con el esbozo de un “ellos hablan” –<i style="box-sizing: inherit;">ellos</i>: sus compañeros, los otros alumnos-, “ellos hablan mal de mí”, es decir un ligero y más bien muy ligero afecto de difamación. Nada más que eso, que era muy sostenido, pues la colega no me lo había señalado al comienzo, constituía ya un <i style="box-sizing: inherit;">empuje-a-la-mujer</i> infantil. De adulto joven, lo encontramos locamente enamorado de un antiguo camarada de clase, al punto que la colega me hablaba de erotomanía, pero no en el sentido de de Clérambault, ya que era él que amaba a ese chico.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En el encuadre de nuestra búsqueda sobre los niños violentos, buscamos las trazas discretas de paranoia precoz, no olvidando que el sujeto aparece, que el niño nace bajo la égida de la paranoia. Como lo indica Lacan en “Posición del inconsciente”, el sujeto, “eso habla de él, y es ahí que se lo aprehende.<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn7" name="_ftnref7" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[7]</a>” La “Observación sobre el reporte de Daniel Lagache…”<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn8" name="_ftnref8" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[8]</a> conlleva también un pasaje importante sobre la determinación del sujeto por el discurso que le es anterior. Antes que aparezca, eso habla de él.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Por un lado, se puede utilizar la visión determinista del niño. Hay la causa de la violencia cuando, buscando clásicamente en la relación, el diálogo de los padres, el discurso del ambiente, uno se da cuenta que el niño puede estar asignado desde muy temprano al lugar del violento, del camorrista; el analista le permitirá entonces tomar distancia con el significante asignado por el Otro. Por otro lado, el sujeto debe ser considerado como lugar de indeterminación; nos preguntamos entonces “¿Qué elección hizo? ¿Qué orientación tomó?”; ahí, la respuesta no es deducible, la causalidad no puede ser señalada. Eso no se aborda sino retroactivamente, de ahí la necesidad de ser muy minucioso en la lista de propósitos de ese niño.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La violencia que habla puede ser de orden paranoico como puede ser de orden histérico. Se dirá que es de orden histérico cuando tenga valor de demanda de amor o de queja por la <i style="box-sizing: inherit;">falta-en-ser</i>, es decir cuando se sitúe en el registro de Eros. En el registro de Eros, la violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-advenida de la demanda de amor. Ahí, en efecto, la violencia es un síntoma, y, se puede decir, un mensaje invertido -lo que corrige el carácter absoluto de lo que había presentado en el punto 1.</div>
<ol start="8" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">En lo que concierne propiamente la represión de la <i style="box-sizing: inherit;">Triebbefriedigung</i>, tomando en cuenta al Freud posterior a <i style="box-sizing: inherit;">Inhibición, síntoma y angustia</i>, se debe también interrogar sobre la defensa en el lugar de la pulsión, una defensa que se inscribe más acá del nivel de la represión. Hay que <i style="box-sizing: inherit;">distinguir cuando la violencia vuelve a salir por un fracaso del proceso de represión o una falla en el establecimiento de la defensa</i>. Evidentemente, se la espera más fácilmente en el primer caso que en el segundo. Aún si la violencia en el niño es de orden psicótico, se puede intentar implantarle un significante de autoridad, un <i style="box-sizing: inherit;">Ersatz</i> que haga oficio se significante-amo. Eso puede encontrarse a veces cuando se trata de un niño criado por una pareja de mujeres. Una de ellas toma en general la función, el valor, de S<span style="border: 0px; bottom: -0.25em; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 9.45px; font-style: inherit; font-weight: inherit; line-height: 0; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: baseline;">1</span>. Eso puede encontrarse en los matrimonios de lesbianas contemporáneas, pero también cuando un niño es criado por su madre y su abuela, como es el caso de un hombre de política distinguido que habla de ello de buen grado y que parece haberse desarrollado normalmente, aun si tiene una relación difícil con la difamación.</li>
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Hemos evocado el pasaje de la violencia del real a lo simbólico, no olvidemos lo imaginario. Para acercarse a los dos primeros registros, hay que <i style="box-sizing: inherit;">distinguir la violencia como emergencia de una potencia en lo real y la violencia simbólica inherente al significante </i>que cabe en la imposición de un significante-amo. Cuando esa imposición de un significante-amo falta, el sujeto puede encontrar un <i style="box-sizing: inherit;">Ersatz</i> marcándose él mismo -escarificación, tatuaje, piercing, diferentes maneras de cortarse, de torturarse, de hacer violencia a su cuerpo.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Hoy, está tan generalizado que eso está en la moda, es un fenómeno de civilización, es superficial, pero diría que es el síntoma de la perturbación que conoce el orden simbólico heredado de la tradición. Esos síntomas vuelven a resurgen a lo que, delante del público que forman, llamaré en esta circunstancia “la psicosis <i style="box-sizing: inherit;">civilizacional </i>normal”, es decir compensada, con suplencia.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Dicho esto, queda saber por qué ciertos sujetos son más sensibles que otros al punto de tener que ejercer una violencia a sus cuerpos. Por ejemplo, hoy los transgéneros, que se manifiestan a menudo muy temprano en la infancia, han obtenido un reconocimiento social y jurídico que era antaño rechazado aun a los homosexuales. No impide que toda modificación deseada del cuerpo propio por un acto quirúrgico justifique una visión analítica. Se me dirá –<i style="box-sizing: inherit;">En fin, bueno…los implantes capilares, la cirugía dentaria, la cirugía estética, ¿no irá a poner al psicoanálisis a ese nivel?</i> Hay que ver…Se sabe que en efecto hay actos de cirugía estética que resurgen a la corrección neurótica de la imagen del cuerpo, pero que otros están claramente inspirados por la psicosis.</div>
<ol start="10" style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style-image: initial; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 1.7778em 1em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><i style="box-sizing: inherit;">En lo que concierne a la violencia en lo imaginario </i>-no lo desarrollaré-<i style="box-sizing: inherit;">, nos referiremos al estadio del espejo</i>, que es una forma sincrética entre la observación de un hecho clínico por un psicólogo, el profesar Henri Wallon, y la dialéctica del amo y del esclavo en Hegel, puesta en relieve por Alexandre Kojève, dicho de otra manera, es un bricolaje genial de Lacan entre Wallon y Kojève. Ese bricolaje, se constata que anda, que funciona…Es una idea simple que pondremos en juego en nuestras investigaciones sobre los niños violentos. He ahí lo que me inspiran los primeros puntos que señaló D. Roy: <i style="box-sizing: inherit;">cuando el otro eres tú y tú eres el otro (transitivismo); cuando el otro es un intruso y roba el objeto más precioso (el término lacaniano de </i>celogoce<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn9" name="_ftnref9" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[9]</a>, <i style="box-sizing: inherit;">que fusiona celos y goce)</i>. Les dejo la tarea de releer el artículo de Lacan sobre “El estadio del espejo…” y aquel sobre “La agresividad en psicoanálisis”. Se trata evidentemente de un registro muy diferente cuando, como lo dice D. Roy, <i style="box-sizing: inherit;">el niño se golpea la cabeza contra los muros…del lenguaje</i>, ya que el fenómeno traduce entonces el fracaso del proceso de defensa.</li>
</ol>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Concluyo. Dejo en blanco la violencia en el niño considerado como un <i style="box-sizing: inherit;">sinthoma</i>, en el otro cabo de la enseñanza de Lacan. Recordaré simplemente que hay que hacer su lugar a una violencia infantil como modo de gozar, aun cuando es un mensaje, lo que quiere decir no entrar en él de frente. Jamás olvidar que no pertenece a un analista ser el guardián de la realidad social, que tiene el poder reparar eventualmente una falla de lo simbólico o de reordenar una defensa, pero que, en los dos casos, su efecto propio no se produce sino lateralmente. El analista debe, a mi criterio, proceder con el niño violento de preferencia con dulzura, sin renunciar a maniobrar, si hay que decirlo, una contra-violencia simbólica.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
No se aceptará a ojo cerrado la imposición del significante “violento” por la familia o la escuela. Ese puede ser solamente un factor secundario. No hagamos negligencia a que hay una revuelta del niño que puede ser sana y distinguirse de la violencia errática. Esa revuelta, estoy para acogerla, porque una de mis convicciones se resume en lo que el presidente Mao había expresado en estos términos: “Se tiene razón en rebelarse”<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftn10" name="_ftnref10" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[10]</a>.</div>
<hr style="background-color: #cccccc; border: 0px; box-sizing: inherit; height: 1px; margin-bottom: 1.7778em;" />
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
*Traducido por Patricio Moreno Parra (Comentarios a pachuko84@hotmail.com)</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref1" name="_ftn1" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[1]</a> S. Freud. “Inhibición, síntoma y angustia”, in <i style="box-sizing: inherit;">Obras completas</i>, volumen XX. Buenos Aires : Amorrortu Ediciones, 2010.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref2" name="_ftn2" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[2]</a> J. Lacan. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, in <i style="box-sizing: inherit;">Escritos</i>, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref3" name="_ftn3" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[3]</a> <i style="box-sizing: inherit;">Cf. </i>E. Panofsky. <i style="box-sizing: inherit;">Hercule à la croisée des chemins. Et autres matériaux figuratifs de l’Antiquité dans l’art plus récent</i>. París: Flammarion, 1999.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref4" name="_ftn4" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[4]</a> M.-P. Harder. “Hercule à la croisée des chemins, figure exemplaire de la conscience baroque ?”, Silène, revue du Centre de recherches en littérature et poétique comparées de Paris Ouest-Nanterre-La Défense, 18 septembre 2008 (www.revue-silene.com).</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref5" name="_ftn5" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[5]</a> A. di Ciaccia. “Contre une dérive si funeste”, <i style="box-sizing: inherit;">Lacan Quotidien</i>, n<span style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 9.45px; font-style: inherit; font-weight: inherit; line-height: 0; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">o</span> 636, 20 de marzo del 2017.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref6" name="_ftn6" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[6]</a> Cf. La Boétie É. de, De la servitude volontaire ou Contr’un. París : Gallimard, 1993.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref7" name="_ftn7" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[7]</a> J. Lacan. “Posición del inconsciente”, in <i style="box-sizing: inherit;">Escritos</i>, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref8" name="_ftn8" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[8]</a> J. Lacan. “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad”, in <i style="box-sizing: inherit;">Escritos</i>, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref9" name="_ftn9" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[9]</a> Jalouissance: en francés neologismo formado a partir de <i style="box-sizing: inherit;">jalousie (celos) </i>y <i style="box-sizing: inherit;">jouissance (goce)</i>.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<a href="https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/#_ftnref10" name="_ftn10" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;">[10]</a> Véase el artículo de J.-A. Miller. “Comment se révolter”, in <i style="box-sizing: inherit;">La Cause freudienne</i>, n<span style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 9.45px; font-style: inherit; font-weight: inherit; line-height: 0; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">o</span> 75, julio 2010, pp. 212-217.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.7778em; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Texto original en francés:<a href="https://www.apreslenfance.com/?wysija-page=1&controller=email&action=view&email_id=167&wysijap=subscriptions" rel="noopener" style="border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-image: initial; border-left-color: initial; border-left-style: initial; border-right-color: initial; border-right-style: initial; border-top-color: initial; border-top-style: initial; border-width: 0px 0px 2px; box-sizing: inherit; color: #999999; font-family: inherit; font-size: 12.6px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; vertical-align: baseline;" target="_blank"> https://www.apreslenfance.com/?wysija-page=1&controller=email&action=view&email_id=167&wysijap=subscriptions</a></div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-17220117334732424142019-11-18T06:47:00.004-08:002019-11-18T06:47:42.882-08:00Las Psicosis ordinarias, de la mano de Miquel Bassols<div class="entry-meta" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; display: inline-block; font-family: "Source Sans Pro", "Helvetica Neue", Helvetica, Arial, sans-serif; margin: 9.17188px 45.8594px 0px 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 183.453px;">
<div style="font-size: 14px; letter-spacing: 1px; text-transform: uppercase;">
<span style="color: #aaaaaa;"><br /></span></div>
</div>
<br />
<div class="entry-content" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; color: #404040; display: inline-block; font-family: "Source Sans Pro", "Helvetica Neue", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 20px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 660.469px;">
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<img class="wp-image-702 aligncenter size-full" data-attachment-id="702" data-comments-opened="0" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":"","orientation":"1"}" data-image-title="img_6598" data-large-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg?w=640" data-medium-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg?w=300" data-orig-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg" data-orig-size="640,634" data-permalink="https://nelmaracaibo.wordpress.com/2018/07/31/las-psicosis-ordinarias-de-la-mano-de-miquel-bassols/img_6598/" sizes="(max-width: 640px) 100vw, 640px" src="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg?w=730" srcset="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg 640w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg?w=150 150w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6598.jpg?w=300 300w" style="box-sizing: border-box; clear: both; display: block; height: auto; margin: 0px auto; max-width: 100%;" /></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Por: Ana María González Ochoa</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Hablemos de las Psicosis ordinarias, un término acuñado por Jacques Alain Miller en los años 90, como una primera aproximación a lo que posteriormente el psicoanálisis lacaniano habrá de reconocer como una nueva perspectiva clínica, en la concepción y el abordaje del sujeto contemporáneo y de su época.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
La clínica clásica, también llamada estructural, que es fundamentalmente una clínica diferencial entre Neurosis y Psicosis, se desprende de los primeros capítulos del texto de Lacan, <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, </em>de 1958. Allí Lacan hace una formalización lógica de lo que en Freud es el Edipo, en términos de metáfora. Es esta la famosa Metáfora Paterna que funciona por la sustitución del término Deseo de la Madre, por el significante Nombre del Padre. Es así como el enigma sobre el deseo de la madre, es metabolizado por la Función Paterna, y da como resultado una significación, un sentido.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<img class="wp-image-708 aligncenter size-full" data-attachment-id="708" data-comments-opened="0" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":"","orientation":"1"}" data-image-title="img_8067" data-large-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=730" data-medium-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=300" data-orig-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg" data-orig-size="785,245" data-permalink="https://nelmaracaibo.wordpress.com/2018/07/31/las-psicosis-ordinarias-de-la-mano-de-miquel-bassols/img_8067/" sizes="(max-width: 730px) 100vw, 730px" src="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=730" srcset="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=730 730w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=150 150w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=300 300w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg?w=768 768w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_8067.jpg 785w" style="box-sizing: border-box; clear: both; display: block; height: auto; margin: 0px auto; max-width: 100%;" /></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Esta sustitución del Deseo de la Madre por el Nombre del Padre, permite la producción de la Significación fálica, significación con la cual el sujeto se orienta en el mundo, ya que le servirá como brújula frente al Deseo del Otro.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
La Metáfora paterna y la Significación fálica son los dos pilares que durante algún tiempo se interrogarán para distinguir entre Neurosis y Psicosis.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
El sujeto de la Neurosis se asienta sobre la estructura edípica y se sostiene sobre la inscripción del Nombre del Padre, se convierte en un creyente en el Padre y esta creencia será su religión.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Para referenciar lo que sucede en la Psicosis se tomará el término freudiano <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Verwerfung</em>, que se traduce Forclusión, y que no se refiere a que algo haya sido reprimido, borrado, ni tampoco desplazado, como sucede en la Neurosis. Sino que apunta a señalar que algo no ha quedado inscripto de ninguna manera en el lugar del Otro. En la Psicosis, se trataría entonces, de la forclusión del Nombre del Padre, de la no-inscripción del significante Nombre del Padre, en el inconsciente.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<img class="size-full wp-image-703" data-attachment-id="703" data-comments-opened="0" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":"","orientation":"1"}" data-image-title="img_6596" data-large-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg?w=477" data-medium-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg?w=229" data-orig-file="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg" data-orig-size="477,625" data-permalink="https://nelmaracaibo.wordpress.com/2018/07/31/las-psicosis-ordinarias-de-la-mano-de-miquel-bassols/img_6596/" sizes="(max-width: 477px) 100vw, 477px" src="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg?w=730" srcset="https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg 477w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg?w=114 114w, https://nelmaracaibo.files.wordpress.com/2018/07/img_6596.jpg?w=229 229w" style="box-sizing: border-box; height: auto; max-width: 100%;" /></div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Por otra parte desde esta perspectiva, el desencadenamiento en la Psicosis, ejemplificado a través del caso Schreber trabajado por Freud; se explica como un momento en la vida del sujeto, en el que se debe disponer del significante Nombre del Padre para ordenar la relación con el Otro, pero a falta de ese significante, dice Lacan, <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">responde un agujero</em>.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
En palabras de Bassols, en su ponencia de Febrero de 2018, de cara al 11avo congreso de la AMP en Barcelona, <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">se abre un agujero en lo simbólico que deberá ser restituido en lo imaginario</em>… y el delirio…<em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> viene entonces como un intento de estabilizar la estructura, intento que los analistas deberemos saber acompañar</em>.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Toda esta formalización produjo una clínica sólida, pero finalmente resultó insuficiente para dar cuenta de la presencia, cada vez más común, de una serie de fenómenos que no podían explicarse partiendo de ella.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Estos <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">fenómenos discretos</em>, como los llama Miquel Bassols, se presentan en la experiencia como:</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Una prevalencia de identificaciones en el plano imaginario.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Una relación imaginaria con el cuerpo, que sigue a los desajustes tanto de la imagen del cuerpo como de su experiencia.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Inflexiones sutiles del discurso, que quedan fuera de sentido.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Fenómenos velados de alusión.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Pequeñas suplencias.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
y los llama <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">discretos</em>, porque no tienen nada de extraordinarios. Son tan comunes que cualquiera podría haberlos experimentado, por lo que apunta que solo en y bajo transferencia podrían revelarse como pertenecientes a la clínica de la psicosis.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
El término Psicosis ordinarias de Jacques Alain Miller, que responde a la aparición de estos <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">fenómenos discretos</em>, implicará entonces a una nueva clínica que más allá del Edipo freudiano, pluraliza los Nombres del Padre, afirmando que no se trata de que el Nombre del Padre ordene la estructura, sino de diversos significantes que pueden venir a cumplir esta función. Que no es, ó Neurosis ó Psicosis. Que no hay una frontera que delimite a estos dos territorios excluidos el uno del otro, donde de un lado operó la Función Paterna y del otro, no operó. Sino que se trata más bien, de una clínica continuista, donde más que frontera, encontramos <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">un litoral que se ensancha y se convierte en un dominio</em>. Donde el Nombre del Padre ya no es un nombre propio, sino que funciona más como un predicado lógico, donde ” X” tiene la propiedad del Nombre del Padre y diferentes soluciones pueden funcionar como él.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
La pluralización de los Nombres del Padre implica que el propio Nombre del Padre, él mismo está en el lugar de una suplencia y que la metáfora delirante (el delirio), no es una suplencia del Nombre del Padre, sino que la Metáfora paterna, es ella misma una suplencia entre otras.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Esto nos lleva claramente a una clínica de la singularidad, del caso por caso, donde lo importante es lo que tiene de incomparable cada uno. No se trata más de clasificaciones que agrupan los casos que tienen algo en común, sino de lo que no es común en cada uno de ellos.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Pasamos de considerar a la Psicosis como un desarreglo fundamental, una no-inscripción en lo simbólico de los significantes estructurales; a la noción de la forclusión generalizada, de lo no-inscripto para todo hombre, que una metáfora, siempre única y en algún sentido delirante, intentará suplir para construir un tipo de realidad que oriente más o menos, mejor o peor, a cada sujeto en su singularidad.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
La noción de Psicosis ordinarias, recoge también la posición del analista en la transferencia, que estará sostenida siempre por su distancia del delirio del paciente, pero también por su distancia de la realidad, no menos delirante, a la que se ha alienado el propio analista. Y lo alerta, como dice Lacan en su post-scriptum en el texto De una cuestión preliminar… de <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“creerse en posesión de una idea adecuada de la realidad, ante la cual, su paciente se mostraría desigual”</em>.(pág. 261, Escritos 2, en castellano)</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Finalmente este término, nos pone frente a las consideraciones de Lacan sobre la subjetividad delirante del mundo contemporáneo, donde la forclusión generalizada, ya no del sujeto particular, sino de la civilización como sujeto, ha operado inscribiéndose en los ideales de la época y se ha manifestado:</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. En la política, que ante la caída estrepitosa de la autoridad, recurre a la legalidad como única garantía.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. En la ciencia determinista, que forcluye al sujeto y su capacidad inherente de elegir.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
. Y en la religión, con su empuje delirante a la creencia en el significante del Uno solo.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Nos encontramos en este marco, con la normalidad de las Psicosis ordinarias, que compatibles con este orden social y apoyadas en estos ideales estabilizantes de la forclusión, aparecen como no desencadenadas, ni desencadenables.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
El recorrido que Miquel Bassols hace en su ponencia del 16 de febrero de este año 2018, hacia el 11avo congreso de la AMP “Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia”, es extenso y minucioso en su transitar por esta dimensión y no solo nos proporciona una mirada panorámica del desplazamiento que la experiencia analítica, opera sobre la formalización de sus conceptos, siempre abiertos. También resulta sumamente esclarecedor al explicarnos esta nueva forma de normalidad del sujeto contemporáneo.</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Los invito a escucharla en el blog de la AMP…</div>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: 700; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Referencias Bibliográficas</span></div>
<ul style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style: square; margin: 0px 0px 33.0156px 25px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Bassols, Miquel “Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia”, 16 de febrero del 2018. Apertura del XI Congreso de la AMP.</ul>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<a href="http://www.radiolacan.com/es/topic/1163/3" rel="nofollow" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: #999999; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.07s ease-in 0s; vertical-align: baseline;">http://www.radiolacan.com/es/topic/1163/3</a></div>
<ul style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style: square; margin: 0px 0px 33.0156px 25px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Lacan, J., “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1957–1958), en <em style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-weight: inherit; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Escritos 2</em>, Siglo XXI editores, Bs. As., 1989.</ul>
<ul style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; list-style: square; margin: 0px 0px 33.0156px 25px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Miller, J.-A. “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”, en Freudiana nº 58, 2010.</ul>
<div style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1em; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Arte: Hollie Chastain</div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-69983541944227996302019-11-18T06:04:00.004-08:002019-11-18T06:04:43.333-08:00LAS NUEVAS FORMAS DE LAS PSICOSIS. José Fernando Velásquez<a href="http://nel-medellin.org/las-nuevas-formas-de-las-psicosis/" style="background: rgb(255, 255, 255); border: 0px; color: #3a3a3a; font-family: "Lucida Sans", "Lucida Grande", "Lucida Sans Unicode", sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: background-color 0.2s ease 0s, border 0.2s ease 0s, color 0.2s ease 0s, opacity 0.2s ease-in-out 0s; vertical-align: baseline;" title="LAS NUEVAS FORMAS DE LAS PSICOSIS"></a><span style="background-color: white; color: #909090; font-family: "Lucida Sans", "Lucida Grande", "Lucida Sans Unicode", sans-serif; font-size: 12px;"></span><br />
<div class="entry-body" style="background: rgb(255, 255, 255); border: 0px; color: #909090; float: right; font-family: "Lucida Sans", "Lucida Grande", "Lucida Sans Unicode", sans-serif; margin: -5px 0px 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: 550px;">
<br /><div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El encuentro con la psicosis es algo impactante de nuestra práctica. Los mecanismos que encontramos en los psicóticos nos son tan ajenos, que debemos inventar un hacer, encontrar una maniobra, más allá de la perplejidad que nos producen.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El clínico cuya formación no es la de la psiquiatría clásica, frecuentemente olvida que existen los psicóticos. La preocupación por delimitar las fronteras de la psicosis se convirtió, desde la misma época freudiana, en una exigencia que como analistas se debe asumir y resolver en cada caso.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
A partir de la diferenciación estructural entre neurosis y psicosis, -un problema que no tienen los clínicos de otras disciplinas porque, como se tratará más adelante, ellos tienen nosologías laxas y cambiantes-, el analista lacaniano está exigido a reconocer las psicosis a pesar de las dificultades que presenta el ir más allá de la envoltura sintomática. No basta con que el sujeto venga con el antecedente de que en su historia hay un episodio de apariencia psicótica. Muchos psicóticos se desencadenan por un proceso analítico mal conducido. Esto hace más apremiante el temprano</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
diagnóstico estructural.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h3 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 17px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
EL DIAGNÓSTICO DE PSICOSIS ¿A QUÉ NOS REFERIMOS?</h3>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El diagnóstico es un juicio que va más allá del sentido común. Para hacer un diagnóstico hay que privilegiar algo en medio de la multiplicidad de paradigmas interpretativos. Estando acostumbrados al discurso médico, es según el síntoma que se hace el diagnóstico. Es común que en la nosología psiquiátrica del DSM, el diagnóstico sea de acuerdo al cotejo sintomático. Pero nosotros los psicoanalistas decimos que no. El psicoanálisis es una verdadera disciplina diagnóstica que busca percibir en el sujeto, su discurso, guiarse por sus formas de goce, por lo que hace certeza en él, por el gran Otro que determina su discurso y, finalmente, por su síntoma.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El juicio diagnóstico psicoanalítico considera principalmente lo que hay de particular, aquello que hace signo de lo más singular de un sujeto.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
¿Qué es la estructura?</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La pregunta por lo que origina el fenómeno clínico conduce a la hipótesis de la Estructura psíquica. Una estructura es una organización de partes que establecen una relación consistente entre ellas de una manera determinada. El término “Estructura psíquica” se refiere a la unidad mínima esencial del sujeto del lenguaje respecto al goce; a la maquinaria o leyes que siempre ponen en escena al sujeto con sus goces y modos de relación con su realidad. Las dimensiones en las que habita el ser, lo Simbólico, lo Real y lo Imaginario, aunque son diferentes entre sí, guardan una relación y forman una unidad en torno a un vacío o agujero imposible de ser acotado por el lenguaje, por el deseo o por el goce, pero alrededor del cual, el ser hablante hará borde. La estructura condiciona la manera como el sujeto se asume en la palabra, en el goce del órgano, la inhibición, en las identificaciones, el semblante frente a lo imposible, el deseo, la imagen de sí, los afectos y el síntoma. Se trata de algo persistente, que se repite y es inmodificable.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La psicosis es una de las formas en las que se estructura el inconsciente. Hasta hace pocos años podíamos encontrar unas formas clásicas de las psicosis sin dejar de reconocer que había formas que no permitían su inclusión en estos grandes grupos:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• PARANOIA. El que delira a partir de una posición en la que él es objeto exclusivo de goce de un Otro.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• ESQUIZOFRENIA. Se experimenta el goce como fragmentación del cuerpo y como un automatismo del lenguaje. El tratamiento que da el esquizofrénico al cuerpo (por ejemplo en las auto-mutilaciones), o a un objeto externo (por ejemplo con la estereotipia), tiene como función enfrentar el Goce del Otro.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• MELANCOLÍA. La pérdida del objeto o su negativización, se transforma en una perturbación y empobrecimiento del sentimiento de sí hasta alcanzar una delirante expectativa de castigo y un extrañamiento de la realidad. Su opuesto es la MANÍA DELIRANTE.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• EL AUTISMO. Repliegue de sí mismo que llega hasta la ausencia de relación de objeto, lo que implica una limitación extrema en las relaciones con los otros y el mundo exterior, que parece excluir todo lo que no sea estar sumergido en sí mismo.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La psicosis en el diagnóstico de estructura psíquica y del fenómeno (CIE 10 y DSM IV-R)</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La psicopatología psiquiátrica, por ejemplo en Castilla del Pino, estudia los síntomas encasillando por separado el área del pensamiento, la percepción, el lenguaje, las funciones cognitivas; esto con un afán científico e investigativo. Para la investigación psicoanalítica, freudiana y lacaniana, en cambio, todos los fenómenos clínicos, los síntomas, son respuestas o soluciones que ha estructurado cada sujeto para operar frente a al vacío de la estructura, y no son la enfermedad misma, sino modos de hacer con la estructura, que es donde recae el interés. ¿De qué estructura psíquica provienen los fenómenos que el sujeto nos presenta?</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En los manuales de diagnóstico, tanto el de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM) como en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE), de la Organización Mundial de la Salud, sólo se acepta el término de psicosis como diagnóstico, cuando se trata de síndromes imprecisos: el trastorno psicótico breve, el trastorno psicótico compartido (<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">folie a deux</i>), el debido a enfermedad médica o el inducido por sustancias. Todo lo demás ya está incluido en categorías como la esquizofrenia, los episodios maníacos, la depresión mayor, o el trastorno delirante, cada uno de los cuales es considerado una patología diferente. En estas clasificaciones no hay una concepción unitaria de este grupo de patologías.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h3 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 17px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
LAS FRONTERAS DE LAS PSICOSIS EN DIFERENTES MOMENTOS DE LA CLINICA PSIQUIÁTRICA Y PSICOANALÍTICA.</h3>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
¿Qué es lo esencial, lo primordial que determina el diagnóstico clínico en la psicosis? La clínica psiquiátrica ha enseñado durante los dos últimos siglos que los trastornos psicopatológicos fundamentales de las psicosis son las ideas delirantes, las alucinaciones, el lenguaje o el comportamiento francamente desorganizados. Hoy cabe preguntar: ¿Son tan definidas las formas de las psicosis? A través de la historia de la psicopatología de las enfermedades mentales podemos encontrar la descripción de casos no tan típicos como los cuadros clásicos. ¿En qué consiste ser psicótico en los casos en los que el desarrollo psicopatológico no ha seguido el curso de los brotes delirantes o los fenómenos elementales, sino un curso más modesto? Entonces, ¿Cómo reconocer esa casuística?</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La época clásica de la psiquiatría.</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Pinel y Esquirol, en los siglos XVIII y XIX, siguieron el principio de la observación sistemática, agrupamiento, clasificación y nominación de las enfermedades psiquiátricas. Melancolía, manía, demencia e idiotismo fueron los 4 grupos mayores de estas patologías. Ellos describieron algunos cuadros que no encajaban en los anteriores, y los nombraron como:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Los “delirios parciales” (un delirio caracterizado por la existencia de ideas de persecución sistematizadas) y “locuras razonantes”.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Las “monomanías”, nominadas así por Esquirol, que se refieren a formas clínicas en las que hay un delirio crónico de evolución sistemática. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Alienado que, en medio de las innumerables ideas que la inteligencia puede concebir, no ofrece más un pequeño número de anomalías, conserva una actividad normal, puede ocuparse de las cosas ordinarias de la vida”</i>.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La historia de la psiquiatría caracteriza al siglo XIX por la hipertrofia de la nosografía. Especialmente a partir del trabajo de Kraepelin se logró adquirir una delimitación de formas clínicas más compactas y juiciosas pero no definitivas; testigo de ello fueron las 9 ediciones modificadas de su tratado. Sin embargo, esta nosografía dejaba sin resolver el problema de las formas atenuadas, rudimentarias y parciales de la locura. Los casos de difícil clasificación fueron relegados a posiciones marginales, o incluso se trató de negarlas, mientras que otros las incluyeron en los grandes síndromes clínicos como formas marginales del cuadro principal, como en las esquizofrenias. Así se suscitaron numerosas controversias. Entre estos cuadros se destacaban:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La “locura lúcida”, descrita por Trélat (1795-1879). Trélat decía: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Estos enfermos deliran en sus actos pero no en sus palabras. Dan muestras de una suprema ingratitud y de una indestructible confianza en sí mismos (no dan un paso en falso), razón por la cual el médico debe atender sobre todo a los antecedentes.</i></li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Como quiera que la inmensa mayoría son incurables, es del todo recomendable que los que están dotados de razón los conozcan para no ligarse en absoluto ni entrar en relación con ellos. Hay que salvaguardar el matrimonio, la familia y la sociedad de sus desmanes de estos locos que pasan desapercibidos”.</i></div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• El delirio hipocondríaco de Morel, (1860), y los casos en los que sujetos paranoicos luego se convierten en seres ambiciosos.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La “locura o el delirio parcial”, nombre con el que los autores alemanes, Griesinger (1845-61), Snell (1868), Westphall (1876), agruparon los delirios sistematizados y los episodios de alucinaciones agudas.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La “Folie a deux”, una forma especial de los delirios a dúo.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Las formas “simple” y “latente” de la esquizofrenia bleuleriana.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Y hoy en día, las formas que el DSM IV-TR clasifica como el tipo “Desorganizado”, donde lo predominante es el lenguaje o el comportamiento desorganizados y con una afectividad aplanada, sin ideas delirantes ni alucinaciones.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La psiquiatría del siglo XX.</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Jaspers, (1910), hizo su fundamentación de la etiopatogenia de las psicosis, apuntando al elemento semiológico fundamental para diferenciar las neurosis de las psicosis. Define el diagnóstico de la paranoia no basado en el contenido del delirio, al contrario de lo que entretenía a los clínicos de la época, sino a partir de lo que él denomina “el proceso”, es decir, cómo los fenómenos psíquicos mórbidos inicialmente in-inentendibles o contrarios a un razonamiento coherente, conducen a una transformación incurable, a un cambio permanente.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Clerambault, (1926), aportó otro elemento fundamental en la clínica de las psicosis cuando propuso retomar de Kraepelin el término “fenómeno elemental” y lo fundamentó: Aquel hecho irreductible que funciona de un modo involuntario, (“automatismo”), como una fuente parásita (externa), bien sea de voluntades, palabras, imágenes, objetos, que enajenan y persiguen. Estos fenómenos se presentan como <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">anidéicos</i>, -no conforme a sucesión de ideas-, lo cual pone un límite a la comprensibilidad; el sujeto no sabe qué es lo que ocurre y sólo un tiempo después es que adopta una significación. Esta es la célula inicial de cualquier psicosis. A partir de este elemento es que más adelante se producen el contenido, la forma y la coloración afectiva que serán típicos de lo psicótico.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
M. Katan lanzó el concepto de “prepsicosis”, para referirse a estados previos al desencadenamiento: También se le conoce como el período de “Trama”. Para ilustrar esta fase clínica, me apoyo en el caso Schreber: Durante un tiempo presenta insomnio, presiones precordiales, intranquilidad, ideas suicidas, actos inmotivados, fobias, obsesiones, somatizaciones, y angustia, pero aún no tiene una certeza de lo que le ocurre, y todo parece errático e imprevisible.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Este estado no sólo sucede durante unas semanas o días previos a un desencadenamiento psicótico, sino que puede ser muy largo, incluso, ser el estado basal de un sujeto que sólo en algunos cortos momentos de su vida pasa a una franca psicosis. Lacan afirma en el Seminario 3, <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Las psicosis</i>, que nada se parece más a una neurosis que una prepsicosis.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Más recientemente Otto Kernberg habló de organización “Borderline de la personalidad” o “estados limítrofes”. Estos estados están caracterizados por manifestaciones de debilidad yoica tales como la intolerancia a la ansiedad y el control inadecuado de los impulsos; el fácil viraje en el pensamiento hacia el proceso primario, y el predominio de operaciones defensivas inespecíficas: negación, omnipotencia, proyección, e identificación proyectiva. Kemberg insistió en que no se trata de un estado transitorio sino estable, con fachada neurótica poli sintomática. La psiquiatría americana adoptó el término de manera entusiasta.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Freud: las neurosis narcisistas.</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
A la pregunta sobre lo esencial, lo primordial que determina un diagnóstico clínico, Freud intenta responder a partir de dos conceptos: la libido y la identificación, desde los que arribó a un tercero: el de narcisismo. Dice en “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Introducción al Narcisismo</i>”: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“El motivo acuciante para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la premisa de la teoría de la libido, el cuadro de Dementia praecox (Kraepelin)…el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior sin sustituirlo por otros objetos en su fantasía”. </i>Y continúa con la pregunta: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“¿Cuál es el destino de la libido sustraída de los objetos en la esquizofrenia?” </i>Y se responde, <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“la libido fue conducida al yo y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo”.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En la melancolía, a diferencia del duelo, la pérdida del objeto se transforma en pérdida del yo; y en la hipocondría se retira el interés y la libido de los objetos del mundo exterior y el sujeto los concentra sobre el órgano que le atarea.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Al trabajar el concepto de identificación, Freud se da cuenta que hay unas identificaciones que preceden la investidura de objeto y por eso las llama “primarias” o “narcisistas”. Allí es donde hay que evaluar lo que sucede en los sujetos psicóticos: Ellos sustituyen la <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">carga de amor por el objeto</i>, por la <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">identificación al objeto</i>; ellos no pueden poner libido en el objeto externo porque la libido está concentrada en ellos mismos, como siendo ellos mismos “el objeto”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En las “Conferencias de introducción al psicoanálisis” dice que <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“es un hecho que en todas las neurosis narcisistas tengamos que suponer unos lugares de fijación de la libido que se remontan a fases muy anteriores del desarrollo que en el caso de la histeria o de la neurosis obsesiva”.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Eso suena bien como explicación, pero a nivel clínico, cuando iba a buscar esas identificaciones en algunos sujetos, lo que ocurría era que se desencadenaba una psicosis. Freud en <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Sobre la iniciación del tratamiento”</i>, decía…<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“La iniciación del tratamiento con un período de prueba así, fijado en algunas semanas, tiene además una motivación diagnóstica. Hartas veces, cuando uno se enfrenta a una neurosis con síntomas histéricos u obsesivos, pero no acusados en exceso y de duración breve -vale decir, justamente las formas que se considerarían favorables para el tratamiento-, debe dar cabida a la duda sobre si el caso no corresponde a un estadio previo de la llamada «dementia praecox» («esquizofrenia» según Bleuler, «parafrenia» según mi propuesta) y, pasado más o menos tiempo, mostrará un cuadro declarado de esta afección. Pongo en tela de juicio que resulte siempre muy fácil trazar el distingo. Sé que hay psiquiatras que rara vez vacilan en el diagnóstico diferencial, pero me he convencido de que se equivocan con la misma frecuencia. Sólo que para el psicoanalista el error es mucho más funesto que para el llamado «psiquiatra clínico». En efecto, este último no emprende nada productivo ni en un caso ni en el otro; corre sólo el riesgo de un error teórico y su diagnóstico no posee más que un interés académico. El psicoanalista, empero, en el caso desfavorable ha cometido un yerro práctico, se ha hecho culpable de un gasto inútil y ha desacreditado su procedimiento terapéutico. Si el enfermo no padece de histeria ni de neurosis obsesiva, sino de parafrenia, él no podrá mantener su promesa de curación, y por eso tiene unos motivos particularmente serios para evitar el error diagnóstico. En un tratamiento de prueba de algunas semanas percibirá a menudo signos sospechosos que podrán determinarlo a no continuar con el intento. Por desdicha, no estoy en condiciones de afirmar que ese ensayo posibilite de manera regular una decisión segura; sólo es una buena cautela más”.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El problema que se le plantea es serio porque, como él mismo confiesa en su intervención durante la conferencia de Karl Landauer en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, la esquizofrenia y la paranoia pueden comenzar bajo un ropaje similar a la histeria o la neurosis obsesiva, o que más tarde, cuando está en curso de remisión, pueden resolverse tomando la forma de un síntoma histérico u obsesivo.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El caso A. B. tratado por Freud entre 1925 y 1927, mencionado en las cartas a Pfister, muestra cómo una envoltura de neurosis obsesiva pasa a develarse como un cuadro paranoide.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El hombre de los lobos</i>, es el primer caso de Freud que no es claro dónde colocarlo en su nosografía. En el caso, Freud toma el sueño de los lobos en el nogal, y con ello da cuenta del fantasma y del objeto <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a </i>(la mirada), pero no se le escapa un pequeño acontecimiento, algo que no estuvo dirigido al Otro, que es la alucinación del dedo cortado.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Cuando tenía cinco años, jugaba en el jardín al lado de su tata y hacia muescas en la corteza de uno de los nogales. De pronto notó con un terror imposible de expresar, que se había seccionado el dedo meñique de la mano (¿derecha o izquierda? No lo sabe) y que ese dedo solo colgaba ya por la piel. No sentía ningún dolor sino una gran ansiedad. No se animaba a decir nada a su tata, que estaba solo a unos pasos de él; se dejó caer sobre un banco y permaneció así, incapaz de lanzar una mirada más a su dedo. Al fin se calmó, miró bien su dedo, y – ¡fíjese no más– estaba totalmente indemne”.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Freud dijo al respecto, que aquí el sujeto rechazó la castración: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“…no quiso saber nada de ella en el sentido de la represión. Tal actitud no suponía juicio alguno sobre su existencia, pero equivalía a hacerla inexistente”. </i>Este es el ejemplo sobre el que Lacan trabajará para comenzar a indagar la relación entre la <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Verwerfung </i>y la presencia de ciertos fenómenos alucinatorios.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
M. Klein y los casos de diagnósticos difíciles de psicosis en niños</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
M. Klein, en una osadía que desafiaba a Freud, abordó psicoanalíticamente no sólo niños, sino a niños psicóticos. En una conferencia en 1930 se pronunció sobre la dificultad en el diagnóstico diferencial de psicosis en niños, que también es un tema que incluido en lo que hoy discutimos. Dijo: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“por lo general los rasgos diagnósticos de psicosis en la infancia son esencialmente diferentes de los de las psicosis clásica…. En los pacientes que el médico llega a ver, es a menudo imposible para él, en un único examen rápido, establecer la presencia de una esquizofrenia. De modo que muchos casos de este tipo son clasificados bajo títulos imprecisos, tales como “detención del desarrollo”, “estados psicopático”, “tendencia asocial”, etc.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">(Hoy diríamos, “hiperactividad”, “trastorno oposicionista”, etc.). En mi opinión, la esquizofrenia plenamente desarrollada es más común en la infancia de lo que se supone generalmente. He llegado a la conclusión de que el concepto de esquizofrenia en particular y el de psicosis en general que aparecen en la infancia, debe ser ampliado, y creo que una de las tareas principales del analista de niños es descubrir y curar las psicosis infantiles. El conocimiento teórico así adquirido sería sin duda una valiosa contribución para nuestra compresión de la estructura de las psicosis y nos ayudaría también a lograr un diagnóstico diferencial más correcto entre las diversas enfermedades”.</i>10</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Lacan: el seminario 3: “de una cuestión preliminar…”, La forclusión del significante del nombre del padre.</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En un principio Lacan consideró la causalidad de la psicosis como un éxtasis en la identificación durante un período inicial en la estructuración subjetiva. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“El riesgo de la locura se mide por el atractivo mismo de la identificación en las que el hombre compromete a la vez su verdad y su ser”.</i>11</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El estadio del espejo hace de la psicosis el estado natural del sujeto; por eso es que el sujeto tiene la necesidad de salir de él, desprenderse de la relación especular para saber que el otro tiene, tanto como él, que arreglárselas con la falta; que la dificultad con respecto al deseo también aparece en el otro, y que su falta no está en correspondencia con la del otro. Es así como Lacan encuentra que la relación imaginaria se modula por la relación simbólica, y formula el concepto de Metáfora Paterna como aquella maquinaria fundamental que regula la relación entre el orden simbólico y la pulsión. Lo que está barrado en la fórmula de la Metáfora Paterna bajo la forma del deseo de la madre (DM), no es otra cosa que la presencia del goce.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Lacan postuló la “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">forclusión del Nombre del padre</i>” como el mecanismo de las psicosis. Para explicarlo debo volver a Freud. Él había llamado “Bejahung”, (afirmación), al consentimiento que el ser hace frente a una simbolización: con ella, un símbolo toma valor subjetivo siempre que esté fundado sobre un fondo de ausencia o de abolición. Haciendo una analogía, es como el sistema binario que se utiliza en informática, el cual convierte cualquier dato a la unidad mínima de almacenamiento en uno de dos valores (+) ó (-). A través del proceso de afirmación o bejahung se constituye un campo en el que es posible la dimensión subjetiva. Esta operación es posible gracias a la Metáfora Paterna, es decir, la operación de significación que el padre como tercero, le da a la relación de goce que el sujeto tiene con la madre. Lo que está fuera de ese campo, no es posible de ser simbolizado, por lo que será un campo extraño o imposible de ser colonizado por la subjetivación. Este campo es nombrado por Freud como <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Verwerfen”</i>, rechazo, que Lacan tradujo como “forclusión del Nombre del Padre”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Forclusión es un término que viene del derecho: Da cuenta del tiempo que hay dentro de un proceso para ejercer derechos y facultades, y hacer un reclamo, y que una vez vencido el plazo, es imposible revocarlo. Se trata entonces de un significante que se relaciona con una ley primordial, que si no se inscribe en el tiempo debido, no puede ser inscrito. En este campo de la ley primordial no representada se encuentra el mecanismo de la psicosis. Este mecanismo está situado en el nivel de la Bejahung, porque aquí el sujeto no sabe nada de ello, contrario a lo que sucede en la represión y en la negación, las cuales implican una simbolización previa.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Por ello no es posible suponer que el psicótico pueda hacer con su voluntad frente a aquello que se le impone.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En la enseñanza de Lacan, se distinguen dos forclusiones: una que es estructurante, originaria, que posteriormente se nombrará como la <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">forclusión generalizada</i>, equivalente al agujero central en el nudo borromeo; y otra que es la “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">forclusión del Nombre-del-Padre</i>”, la ausencia de un significante primordial, sostén del armazón simbólico, la que se concibe como específica de la ‘<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">verwerfung</i>’ psicótica. La relación del goce con ese significante primordial, que no está tratado por la Metáfora Paterna, le impone al sujeto como consecuencia una fuga del sentido y hace que quede capturado pasivamente por la iniciativa del Otro.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La noción de “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Forclusión del Nombre del Padre</i>” fue reemplazada más tarde por la de “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">fuera de discurso</i>”. Esto es, que el sujeto psicótico no puede “elegir” el sentido de las palabras, ni tampoco diferenciar el sujeto del hecho discursivo (el que habla), del sujeto del hecho relatado. Esta es una <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">holofrase </i>en la que el sujeto hace una coincidencia entre lo que él es y el objeto “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>” del Otro real.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Para el sujeto psicótico se trata de un saber que le habla, saber que él dice que está afuera y que se le impone. Esta perspectiva permite situar las dificultades del psicótico para hacer lazo social.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h3 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 17px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
“NUEVAS FORMAS”: LAS PSICOSIS NO DESENCADENADAS O PSICOSIS ORDINARIAS.</h3>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Neurosis y psicosis son estructuras diferentes. Cuando un psicoanalista trabaja con un psicótico, se ocupa principalmente de lo que él dice, de acoger el semblante que hace, de sostener su síntoma, no rebate su verdad y calcula los efectos de la puesta en juego del objeto de la pulsión en la transferencia.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Esto implica ir mucho más allá de Freud, para quién el límite a la intervención psicoanalítica con estos sujetos, provenía del uso del lenguaje del psicótico, donde no opera el Nombre del Padre. El psicoanalista lacaniano cuenta ahora con elementos teóricos que provienen de una nueva herramienta: la clínica borromea.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La clínica borromea y las psicosis</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
El anudamiento de las tres dimensiones en las que habita el ser: lo simbólico, lo imaginario y lo real, en torno a un agujero (forclusión generalizada), se produce de una manera singular:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• El anudamiento constituye una estructura que articula goces parciales pero a su vez consistentes: fálico, de sentido y del cuerpo.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Su “broche” depende de los articuladores que cumplen con la función de “Nominación”. Hasta ahora esta función se suponía exclusiva del Padre, pero la clínica ha enseñado otras formas de nominación: “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Tres formas del Nombre-del-Padre, aquellas que nombran lo imaginario, lo simbólico y lo real…. No sólo lo simbólico tiene el privilegio de los Nombres-del-Padre, no es obligatorio que la nominación esté ligada al agujero de lo simbólico”.</i>12 El objeto “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>”, por lo Real; la imagen reina “i(<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>)” por lo Imaginario; y el S1 por lo Simbólico, son nominaciones que articulan, cada una de ellas, las dos dimensiones restantes.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• El tratamiento del agujero que marca el campo de imposibilidad, se hace por trazos de goce que Lacan homologa a una “letra”, y no solamente por la significación. La inhibición, el semblante, el síntoma, la realidad, la angustia y la verdad, ya no se conciben como metáfora o como elementos condicionados por el efecto de significación, (dice algo a alguien). Ahora son asumidas como formas de <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">ciframiento de goce</i>, como letras en una escritura que da estabilidad a la estructura.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Se trata de una orientación para que el analista trabaje a partir de esos trazos, los cuales son sin Otro. El goce no tiene contrario, siempre se satisface, entonces, a este nivel, todo es cuestión de arreglos de goce, de recorridos y de régimen de goce. El nudo borromeo traduce esto: un esfuerzo por salir de la estructura del binarismo de oposición.13</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Cuando falla, cuando se produce el desenganche, las tres dimensiones se desanudan provocando un desvelamiento de lo Real: desencadenamiento psicótico, que explicado bajo el modelo topológico, sería la independencia de los registros, uno de otro. Esto se refleja en la clínica como el encuentro fortuito con un goce del Otro que el sujeto considera enigmático y que se le impone: una mirada seductora, el nacimiento de un hijo, un cambio de barrio, o incluso, una interpretación del analista. El sujeto, al enfrentar la situación, padece por la imposibilidad de producir una significación, una respuesta de carácter fálico, o mantener la condición de goce en su cuerpo, generando un estado de desamparo. Este estado marca una discontinuidad evidente del lazo social, como si fuera un desenganche. El desencadenamiento puede leerse en una clínica borromea como un desanudamiento de la estructura, un “desprendimiento del broche”,14 o la desaparición de lo que antes constituía un punto de basta para el sujeto. El desencadenamiento hay que buscarlo en la historia de un sujeto, documentarlo y encontrar las coordenadas en que se produce, para evitar su repetición.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Desde la perspectiva de la estructura borromea podemos hablar de varias categorías dentro de las psicosis:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Psicosis desencadenadas o formas clásicas: Son las que comúnmente llamamos psicosis propiamente dicha, porque ya en la historia del sujeto se produjo un desencadenamiento (los brotes delirantes o alucinatorios), y su fenomenología se acomoda en alguno de los cuadros clásicos: paranoia, esquizofrenia, melancolía, autismo, manía.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Psicosis ordinarias o no desencadenadas: El término fue introducido por Jacques-Alain Miller en 1998, refiriéndose a las psicosis en las que no hay puntos de desencadenamiento rotundos y determinantes; pero en las cuales el sujeto enfrenta situaciones que lo turban, lo desorientan y lo desanudan. Para una referencia mayor se puede consultar el texto de la Conversación de Antibes.16 De ahí surge la pregunta por las formas de estabilización que un sujeto puede lograr por él mismo, lo que finalmente hace posible unas formas de la existencia más corrientes y modestas que las psicosis clásicas. El ser de goce, frente a la puesta en duda de su propio ser, elige algo que sirva como solución subjetiva.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Esta es la experiencia por excelencia, diría Heidegger: tener que elegir algo, al saberse finito y cubrir la falta propia con una nominación cualquiera pero eficaz. Esta localización aclara retroactivamente el elemento que hacía de “enganche” para ese sujeto y permite dirigir la cura en el sentido de un eventual “reenganche”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<h4 style="background: transparent; border: 0px; color: #474747; font-size: 15px; line-height: 1.25; margin: 0px 0px 15px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
¿Cómo reconocer las psicosis ordinarias?</h4>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Un elemento clínico fundamental, es saber que no todas las características están presentes en un mismo caso. Lo particular de estas psicosis es su polimorfismo.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<b style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Primero: </i></b>No se encuentra el equilibrio de los goces (fálico, de sentido o del cuerpo). En algún punto, el goce no tiene garantías frente al goce del Otro, y el sujeto queda atrapado en una condición de sometimiento sin subjetivación. Puede detectarse entonces algo como un artificio que proviene desde afuera. No es la carga de goce que el objeto libidinal procura, sino más bien una capacidad de identificarse como autómata, a los objetos externos. El ser del sujeto psicótico está más del lado de lo Real.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Nos encontramos alguna de las siguientes formas de falla en el goce.</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• El goce del sentido puede estar afectado, lo que se puede manifestar a veces por la dificultad para el cierre de una significación, el uso inadecuado de los pronombres, o cuando no se puede ubicar quién habla o de quién se habla; también mensajes interrumpidos, revelaciones cabalísticas; o que la relación con el lenguaje sea poco metafórica (Por ejemplo, en ocasiones una intervención del analista o del semejante puede producir confusión o perplejidad). Se encuentran casos en los que el sujeto carece de discurso en lo que se refiere a su historia; una fijeza muy particular en la significación, un vacío de la enunciación o la ausencia de implicación subjetiva.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La precariedad del goce fálico, que impide que estos sujetos enfrenten etapas vitales, como la universidad, la productividad, la dignidad en la relación de pareja, etc., situación que los va situando progresivamente en lo marginal, y también de la ley (La delincuencia juvenil, la farmacodependencia, la maternidad temprana, entre otros).</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Un goce sexual frágil, inestable, inseguro de su posición.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Las experiencias del goce en determinados momentos biográficos, aparecerán como algo extraño que se le impone no sin horror y perplejidad sin conducir, como en el neurótico, a la represión. Un sujeto percibe una difusión corporal cuando entra en contacto con el otro sexo. También hay otras formas de goce que le son impuestas, como si fueran el goce de un órgano. El ejemplo son las epifanías de Joyce.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<b style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Segundo: </i></b>Veamos cómo es que el sujeto compensa la falla de la estructura. Como clínicos, es necesario tener claro que es el propio sujeto psicótico quien toma a cargo, “solitariamente”, la manera de enfrentarse a los retornos de goce que lo abruman, de hacer una forma real de separación para hacer del goce algo más soportable, por medio de lo que se conoce como las “suplencias”. Y el ejemplo fundante de esta categoría es James Joyce, el artista, el literato que a pesar de su estructura, nunca hizo un brote psicótico clásico. Él debía escribir de una manera particular para defenderse de lo traumático del goce que se le imponía. “Las epifanías” son revelaciones súbitas de la esencia o del significado de algo, que por su carácter insoportable él debía llevar a la escritura como diálogos cortos, triviales, frases simples que dan cuenta de que, más que estar en posesión de las palabras, él es poseído por el lenguaje. En una condición similar a la de Joyce, están también J. Rousseau, Pessoa, Horderlin, Wittgestein y muchos otros que han sido pilares fundamentales en muchos aspectos de nuestra sociedad.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
En una estructura psicótica, los broches o nudos, así como los bordes del agujero, tienen que redoblar su consistencia, hacerse singularmente notorios y tener un peso importante, para sostener la estructura; es por eso que a ciertos rasgos se les observa una aureola de rigidez y plenitud que es difícil observar en la neurosis, porque están constituidos bajo una identificación narcisista. Se funciona como si esa identificación fuera la única, el S1, la imagen reina, el objeto “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>”, solos. Es lo que se conoce en el psiquismo como “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">régimen de hierro</i>” o “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">sobre-identificación</i>”. En la identificación, el sujeto desempeña un papel y <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">sabe </i>que lo desempeña; puede entonces distanciarse, puede borrarse respecto de su papel. En la sobre-identificación, el sujeto <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">es </i>ese papel; si deja de serlo, si entra en contradicción con ese papel, ya no es nada y efectivamente se desencadena. Se trata de un redoblamiento en lo Real de aquel elemento que no pudo constituirse en forma primaria, y que se logrará suplir a partir de un elemento reconstruido, imposible de suprimir o indispensable y por ello constante, para el sujeto, esté donde esté. W. Reich lo formuló como “la insistencia de la coraza del carácter”. En esta misma vía es que podemos encontrar los pasajes al acto, como intentos radicales de adquirir una identificación.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Aquí es donde podemos encontrar tres observaciones importantes:</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La primera, la relación que hay en la forma de aparición de las psicosis y la época. Las psicosis ordinarias son coherentes con la época del Otro que no existe,17 se corresponden con la enseñanza del matema del S(A/ ), con lo que está fuera del lenguaje, y con lo que la época propicia, donde cada uno hace una norma de sus invenciones. La postmodernidad ha puesto en declive el ordenador del Otro único (Nombre del Padre) como referencia para orientarse en la vida; ese Otro único se ha vuelto inexistente. El sujeto contemporáneo queda sometido a la errancia del Nombre, mientras que día a día se amplían y diversifican las ofertas de identificación. Y es precisamente en este punto donde se puede apreciar un aumento de esas formas larvadas de psicosis que se sostienen gracias a invenciones o “Sobre-identificaciones” con ciertos rasgos.</li>
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• La segunda: concebir la estructura psíquica como nudo borromeo tiene amplias implicaciones en la clínica de las psicosis, siendo la más importante, que acabó con el facilismo de pensar la psicosis como una estructura deficitaria e imposible de intervenir, y en su lugar <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“tratar de establecer una pragmática, caso por caso, de cómo en un sujeto vienen a abrocharse las consistencias de lo real, lo simbólico y lo imaginario, cómo el sujeto viene a interpretar los acontecimientos del cuerpo que le llegan; cómo sitúa la fuga del sentido; cómo hace con la dispersión de lo imaginario, en el desmembramiento fundamental; cómo trata de recurrir entonces a normas más o menos establecidas para apoyarse en la construcción de algo”</i>.18</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Los elementos que pueden sostener de forma supletoria la estructura son los siguientes:</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. El objeto “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>” ayuda a referenciar al sujeto, de tal forma que sin él el sujeto no puede ordenar su existencia: (una relación dual como la de Joyce con Nora, la voz, la música, el consumo de determinada sustancia, los juegos de video, los objetos gadgets). Mientras el objeto pulsional sirve de mayor puntal para el anudamiento, la vía de delirio se encuentra debilitada, solución posible que hace las veces de i(<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">a</i>), de la “imagen reina”. Cada quién puede adoptar un rasgo y ello se convierte en una identidad, incluso reconocida y explotada para orientar el lazo social, (por ejemplo: Ser la reina del carnaval, ser “punk” o “emo”, o los pasajes al acto que remplazan el uso del <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">falo inexistente</i>).</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. El S1. Una misión, un cargo, un nombre singular, una tarea, pueden anudar la consistencia de los registros. “Hacerse a un nombre” es transformar el nombre propio en algo que no era, sosteniéndose en él sin apoyarse en lo que proviene del padre. Joyce se siente carente de un nombre y de nacionalidad, por lo que debe promover su nombre propio a partir de una misión que se da: desarrollar “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">el espíritu increado de su raza”</i>. En lo contemporáneo esa tarea puede ser cada vez más singular y a la vez tener un reconocimiento social. Hoy no sería extraño que alguien se nombre como “La mujer de Dios”, identificación delirante de Schreber. Hoy en día, no hay que acomodarse a los S1 del “para todos”.</div>
<ul style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; list-style-image: initial; list-style-position: initial; margin: 0px 0px 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<li style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px 0px 0px 30px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">• Tercera: La inhibición, el semblante, el síntoma, una realidad, la angustia y la verdad, en su función de cifrar el goce, son letras de una escritura que da estabilidad a la estructura; hacen freno al goce invasivo, vienen a cumplir una función designativa del ser del sujeto, y eso permite que éste no se pierda en la deriva de un goce sin molde. Finalmente condicionan una dependencia de la estabilidad del sujeto a su existencia.</li>
</ul>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. Un semblante en extremo repetido y singular. Joyce, por ejemplo, respecto a las mujeres, fue un hombre con alguna particularidad. Era un ser inhibido frente a la mujer, quién, como una forma de vencer sus inhibiciones, proponía para sus primeras experiencias ceremonias curiosas llenas de apoyos reales como cuadros y conversaciones sobre el tema, en un mismo lugar. Otras formas del uso del semblante es el tratamiento determinado del cuerpo o de las imágenes del mismo (los tatuajes); las formas atípicas de hacer con él y con la forma como se percibe el goce que proviene de él (hacerse cortes en el cuerpo, formas de cuidado insistentes). Helene Deutsch describió un elemento clínico nombrado el “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">como sí</i>” en 1942. Este funcionamiento de un sujeto bajo el “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">como si</i>”, compensa, pero el sujeto no puede dar pruebas de su consistencia, porque hay un empobrecimiento de aquello que justifica su propia posición en el mundo; el sujeto se identifica como un autómata con una determinada condición.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. Una realidad (el aferramiento a un barrio, a un colegio, a un puesto, un amigo, una pareja, etc.). Al respecto es ilustrativo el caso de Lol V. Stein, personaje de una novela de Marguerite Duras. El acontecimiento traumático en Lol, con relación al novio, da cuenta de un sujeto que no se representa en su decir, nada de reproches, de lucha, nada de enfrentamiento directo para conservar su lugar. Sólo observa la escena hasta el final y cuando la nueva pareja se retira, ella simplemente cae. Ella es sin consistencia, dirá Lacan: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Lol es despojada de su amante, como un vestido, propiamente. (…) Aquí todo se detiene. (…) ¿Ser qué debajo (de ese vestido)? (…) Lo que te queda entonces es lo que decían</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">de ti cuando eras niña, que nunca estabas del todo ahí. (…) tu sientes que se trata de una envoltura, por no tener ya ni adentro ni afuera, y que en la costura de su centro se vuelven todas las miradas en la tuya, que es la tuya la que las satura, y que para siempre, Lol reclamarás de todos los que pasan”.</i>19 Para compensarlo, Lol V. Stein dependerá en exclusiva de otra mujer que le dé la referencia de cómo comportarse y de la mirada.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. Un síntoma que implica al cuerpo (el ejemplo del tumor cerebral, una epilepsia, o una enfermedad</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
psicosomática que cumplen la función de nominar al sujeto).</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
. Una verdad privada, con la cual se crea una obra, un objeto nuevo: una gran obra artística, filosófica, investigativa o laboral, sorprendente por su trasgresión certera que ilumina un determinado campo del conocimiento.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Notas</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
1 Médico Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL-Medellín). Coordinador del Grupo de Investigación en Psicoanálisis con Niños (GIPN) de la NEL-Medellín.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
2 Castilla del Pino C. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Introducción a la psiquiatría. I. Problemas generales. Psico(pato)logía. </i>Madrid: Alianza. 1993. (4ª edic.).</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
3 Magnan, V., P. Sérieux. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Delirio crónico. </i>Madrid: Editorial Calleja Fernández; 1895. Traducción de A. Avilés Rodríguez.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
4 Trélat U. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">La locura lúcida estudiada y considerada desde el punto de vista de la familia y de la sociedad</i>. Traducción: Héctor Astudillo del Valle. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. v.27 n.2 Madrid 2007</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
5 Freud. S. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Introducción al narcisismo. </i>Obras Completas. Vol. 14. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1979. Pág. 72</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
6 Freud. S. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Conferencias de Introducción al psicoanálisis. </i>Obras Completas. Vol. 16. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1979. Pág. 383</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
7 Freud. S. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Sobre la iniciación del tratamiento. </i>Obras Completas. Vol. 12. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1979. Pág. 126-127.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
8 Freud. S. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">De la historia de una neurosis infantil. </i>Obras Completas. Vol. 17. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1979. Pág. 79</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
9 Freud. S. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">De la historia de una neurosis infantil. </i>Obras Completas. Vol. 17. Buenos Aires: Amorrortu Editores. 1979. Pág. 80</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
10 Klein, M. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“La psicoterapia de las psicosis”. </i>En: Principios del análisis infantil, contribuciones al psicoanálisis. Buenos Aires: Ediciones Horme S. A. E. 1974. Pág.166- 171.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
11 Lacan, J. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Acerca de la causalidad psíquica. </i>En <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Escritos 1</i>, México,</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Siglo XXI, 1997, p. 166.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
12 Lacan, J. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“RSI”. </i>Lección del 15 de Abril de 1975. Inédito.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
15 13 Miller, J. A. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El desencanto del psicoanálisis</i>. Curso de orientación lacaniana. (III-4-2002). Inédito<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">.</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
14 Miller, J. “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">La conversación de Arcachon</i>”. En: “Los inclasificables de la clínica psicoanalítica”. Buenos Aires: Paidós. 1999. Pág.317-414</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
15 El termino psicosis ordinaria surgió en la última de las tres conversaciones clínicas que se hicieron en diferentes lugares de Francia, entre 1996 y 1998. En los dos primeros encuentros, <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El Conciliábulo de Angers </i>se dedicó al tema de los efectos de sorpresa en la psicosis. La segunda, La <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Conversación de Arcachon</i>, se llamó originalmente “casos raros: los inclasificables de la clínica”. El tercero “La convención de Antibes” tuvo por título “La psicosis ordinaria”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Miller dice: <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“En la historia del psicoanálisis hubo un interés muy natural por las</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">psicosis extraordinarias (…). ¿Hace cuánto Schreber está para nosotros en cartel?</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Mientras que aquí tenemos psicóticos más modestos, que reservan sorpresas,</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">pero que pueden fundirse en una suerte de media: la psicosis compensada; la</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">psicosis suplementada; la psicosis no desencadenada; la psicosis medicada; la</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">psicosis en terapia; la psicosis en análisis; la psicosis que evoluciona; la psicosis</i></div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">sinthomatizada, si me permiten”. </i>E. Laurent nos da cuenta de un programa de</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
investigación en las Secciones clínicas de las Escuela desde 1971.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
16 Miller, J. A. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“La psicosis ordinaria</i>”. La conversación de Antibes”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Buenos Aires: Instituto Clínico de Buenos Aires/Paidós. 2003. 314 pág.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
17 Miller, J. “<i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">De lo patológico a lo normal</i>” En: “La psicosis ordinaria”. Buenos Aires: Instituto Clínico de Buenos Aires/Paidós. 2003. Pág. 225.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
18 Laurent. E. <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Las psicosis ordinarias”. </i>En: ¿Cómo se enseña la clínica? Cuadernos del Instituto Clínico de Buenos Aires, N° 13. 2007. Pág. 88</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
19 Lacan, J., <i style="background: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Homenaje a Margarite Duras</i>. En: “Intervenciones y textos 2”.</div>
<div style="background: transparent; border: 0px; font-size: 12px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Buenos Aires: Ed. Manantial. 1991. Pág. 66-67</div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-73952648649997240002019-11-18T04:56:00.000-08:002019-11-18T04:56:17.640-08:00El tiempo de la psicosis ordinaria. Manuel Fernández Blanco. ELP La Coruña<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La psicosis ordinaria es una propuesta de definición clínica de Jacques-Alain Miller, a partir del trabajo de investigación desarrollado en tres encuentros sucesivos de las secciones clínicas francófonas que forman parte del Instituto del Campo Freudiano. Esta propuesta tuvo un eco inmediato, al menos entre los psicoanalistas del Campo Freudiano. Tal vez este éxito fue el que llevó a Jacques-Alain Miller a precisar esta aportación clínica diez años después de su formulación. Así, en julio de 2008, realiza una intervención que ha sido publicada con el título de “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”. Al inicio de ese texto podemos leer: “[…] la psicosis ordinaria no tiene una definición estricta. Todo el mundo es alentado a dar su opinión y su definición de la psicosis ordinaria. No he inventado un concepto con la psicosis ordinaria. He inventado una palabra, he inventado una expresión, he inventado un significante, al dar un apunte de definición para atraer a los diferentes sentidos […]. He apostado que este significante podía provocar un eco en el clínico, el profesional. Lo que he querido es que cobre cada vez más importancia y ver hasta dónde podía llegar esta expresión. […] Si intentamos dar una definición será pues una definición <em style="box-sizing: border-box;">après-coup</em>”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote1sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">i</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Hemos mencionado de inicio el tiempo cronológico de la producción de la noción de psicosis ordinaria para introducir otras dimensiones del tiempo en las psicosis. Una de estas dimensiones es la del tiempo concebido según la perspectiva continua o discontinua de los cuadros psicopatológicos. Otra de las dimensiones del tiempo es la más general: es el tiempo entendido como el momento de la civilización, las claves de la época y su incidencia en la psicopatología, que nos abre a la pregunta: ¿es ahora la psicosis más frecuente? Pero antes es necesario situar la fenomenología clínica que caracteriza a la psicosis ordinaria y su especificidad nosológica y estructural.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Formalización de las psicosis ordinarias</span></em></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
A la hora de intentar precisar a qué puede responder la categoría de psicosis ordinaria, tenemos que partir de las preguntas más básicas. Por ejemplo, ¿cómo encuadraríamos a un sujeto que ha desencadenado una psicosis antes del desencadenamiento? En una perspectiva discontinua, como la que representan las estructuras clínicas freudianas, no nos quedaría otra posibilidad que pensarlo como psicótico, con los matices que se quieran añadir (como podría ser el de que se trataba de una psicosis no desencadenada o de una psicosis latente).</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Pero, ¿y aquellos que no se desencadenan nunca? Desde una perspectiva estructural (lacaniana) solo quedaría pensar que han tenido la fortuna de que ninguna contingencia vital los habría confrontado a la particularidad que reviste para ese sujeto la forclusión del nombre del padre. Pensando en estos términos, la referencia fundamental es el escrito canónico de Lacan sobre la psicosis, publicado en 1959, con el título “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. En este escrito, Lacan afirma lo siguiente: “Tratemos de concebir ahora una circunstancia de la posición subjetiva en que, al llamado del Nombre-del-Padre responda, no la ausencia del padre real, pues esta ausencia es más que compatible con la presencia del significante, sino la carencia del significante mismo […]. En el punto donde, ya veremos cómo, es llamado el Nombre-del-Padre, puede pues responder en el Otro un puro y simple agujero, el cual por la carencia del efecto metafórico provocará un agujero correspondiente en el lugar de la significación fálica. […] Está claro que se trata aquí de un desorden provocado en la juntura más íntima de sentimiento de la vida en el sujeto”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote2sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">ii</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Las clasificaciones basadas en la discontinuidad, en las estructuras, plantean problemas actualmente al clínico. Todos nos encontramos con casos de difícil clasificación que están al origen del éxito de categorías como los <em style="box-sizing: border-box;">borderline</em> o los trastornos límite. El propio Lacan se refería ya a lo que denominaba “fenómenos de franja” y estados “prepsicóticos”.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La clínica de las psicosis admite una temporalidad que no es solo la de la sincronía (gobernada por el desencadenamiento y su coyuntura particular) que está presente en las psicosis extraordinarias. También debemos contemplar la temporalidad diacrónica en aquellos casos donde no encontramos un momento claro de ruptura.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Esto nos lleva de una clínica discontinuista (que permite fundar clases) a otra que posibilita la última enseñanza de Lacan a partir de los desarrollos de sus seminarios <em style="box-sizing: border-box;">RSI</em> y <em style="box-sizing: border-box;">El sinthome</em>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Muchos casos clínicos, y sus posibilidades de tratamiento, se aclaran mejor preguntándonos qué permite anudar los registros de lo real, lo simbólico y lo imaginario. Es una clínica basada en localizar lo que sirve de enganche al Otro y, también, lo que le desengancha. Esto permite, al mismo tiempo, enfocar la dirección de la cura hacia un posible reenganche.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Como mencionábamos al principio, diez años después de formular la noción de psicosis ordinaria, Jacques-Alain Miller vuelve sobre ella en su intervención titulada “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”. Este texto, que seguiré a continuación, resitúa las coordenadas de esta categoría clínica. Miller sitúa la invención de este sintagma como un intento de esquivar la rigidez de la clínica binaria (neurosis o psicosis). Pero aclara que, si bien la psicosis ordinaria es una manera de introducir el tercero excluido por la rigidez binaria, debemos introducirla en el campo de las psicosis.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La neurosis es una estructura muy precisa, si durante mucho tiempo (incluso años) no encontramos elementos evidentes para reconocerla claramente en un paciente, deberíamos pensar en la posibilidad de una psicosis velada que debería poder deducirse de pequeños indicios, de signos discretos. Una neurosis es una formación estable, que se organiza por medio de la constancia en la repetición. Si no encontramos esto, debemos buscar los signos discretos de “desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida en el sujeto”. Miller, en este punto, precisa lo siguiente: “El desorden se sitúa en la forma en la que se siente el mundo que nos rodea, en la forma que se siente el cuerpo y en la forma de referirse a nuestras propias ideas. Pero, ¿qué desorden es este, ya que los neuróticos también lo sienten? Un sujeto histérico siente este desorden en la relación con su cuerpo, un sujeto obsesivo siente un desorden con respecto a sus ideas. ¿Cuál es, pues, este desorden que llega a la juntura más íntima del sentimiento de la vida en el sujeto”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote3sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">iii</span></a>?</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Miller propone reconocer ese desorden en base a una triple externalidad: una externalidad social, una externalidad corporal y una externalidad subjetiva.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Respecto a la externalidad social, la pregunta es por la función de la identificación social que nos da un lugar, un sostén (una identificación profesional, por ejemplo). Miller precisa que “el más claro indicio se encuentra en la relación negativa que el sujeto tiene con su identificación social. Cuando hay que admitir que el sujeto es incapaz de conquistar su lugar al sol, asumir su función social. Cuando se observa un desamparo misterioso, una impotencia en la relación con esta función. Cuando el sujeto no se ajusta, no en el sentido de la rebelión histérica o de la manera autónoma del obsesivo, sino cuando existe una especie de foso que constituye de forma misteriosa una barrera invisible. Cuando se observa lo que yo llamo una desconexión, una desunión”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote4sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">iv</span></a>. Este foso, esta barrera invisible, la constatamos con frecuencia en la clínica.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La dificultad con la identificación social puede ser un signo de psicosis ordinaria, pero también una identificación demasiado intensa a la posición social, a la profesión por ejemplo. En estos casos, la pérdida puede desencadenar la psicosis porque ese lugar social hacía las veces del Nombre-del-Padre que no hay.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La segunda externalidad que establece Miller es la externalidad corporal. Lacan afirma que “no <em style="box-sizing: border-box;">somos</em> un cuerpo, sino que <em style="box-sizing: border-box;">tenemos</em> un cuerpo”. Esto sitúa al cuerpo como Otro para el sujeto. Es algo que percibimos de modo claro en la histeria, donde “el cuerpo hace lo que quiere”. También, en el cuerpo masculino, una parte no siempre obedece. Pero, a diferencia de lo que ocurre en las neurosis, Miller señala que “En la psicosis ordinaria hay que tener algo más, un desajuste. El desorden más íntimo es una brecha en la que el cuerpo se deshace y donde le sujeto es inducido a inventarse vínculos artificiales para apropiarse de nuevo de su cuerpo, para “estrechar” su cuerpo contra el mismo. Para decirlo en términos de mecánica, necesita una abrazadera para aguantar con su cuerpo”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote5sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">v</span></a>. En la histeria los fenómenos corporales están limitados por la castración y los límites que la neurosis impone, “[…] mientras que se siente el infinito en la falla presente en la relación del psicótico ordinario con su cuerpo”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote6sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">vi</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La tercera externalidad que sitúa Miller es la subjetiva. Cuando se trata de la dimensión del Otro subjetivo: “La mayoría de las veces esto lo encontramos en la experiencia del vacío, de la vacuidad, de lo vago, en el psicótico ordinario. Podemos encontrarlo en diferentes casos de neurosis, pero en la psicosis ordinaria se busca un indicio del vacío o de lo vago de una naturaleza no dialéctica. Existe una fijeza especial de este indicio. […] También debemos buscar la fijación de la identificación con el objeto <em style="box-sizing: border-box;">a</em> como desecho. La identificación no es simbólica, sino muy real, porque no utiliza la metáfora. […] Digo que es una identificación real ya que el sujeto va en la misma dirección a realizar el desecho en su persona”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote7sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">vii</span></a>. Otra dimensión de la externalidad subjetiva es que, en las psicosis ordinarias, “las identificaciones se construyen con un batiburrillo”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote8sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">viii</span></a>, no son identificaciones que tienen un centro sólido y claro.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Estas tres externalidades (aunque Miller apunta que cabría precisar una cuarta: la externalidad sexual), nos permiten un marco donde encuadrar las particularidades de la psicosis ordinaria. Los detalles clínicos remiten a un desorden central. A diferencia de los casos llamados <em style="box-sizing: border-box;">borderline</em>, no se plantea que se trate de sujetos que no son ni psicóticos ni neuróticos. La psicosis ordinaria es una clínica de los pequeños indicios de la forclusión, es una clínica de la psicosis por lo tanto. Tampoco es reductible a la categoría de psicosis no desencadenada, que se sitúa en el horizonte temporal de un posible desencadenamiento, ya que “[…] algunas psicosis no llevan a un desencadenamiento: son psicosis, con un desorden en la juntura más íntima, que evolucionan sin hacer ruido, sin explosionar, pero con un agujero, una desviación o una desconexión que se perpetúa”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote9sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">ix</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Fenomenología clínica de las psicosis ordinarias</span></em></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Muchos colegas del Campo Freudiano han contribuido a precisar los signos sutiles, discretos, que nos ayudan a tomar en cuenta la posibilidad de encontrarnos ante un caso de psicosis ordinaria. Es el caso, por ejemplo, de François Ansermet en su artículo “Paradojas de los signos discretos en la psicosis ordinaria”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote10sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">x</span></a>. La clínica de la psicosis ordinaria se presenta bajo la forma de pequeños indicios que pueden pasar inadvertidos. Ansermet señala los siguientes: “[…] Puede tratarse de extravagancias, de un manejo particular del lenguaje, de disturbios del pensamiento, de ataques de angustia no reconocidos como tales, que surgen como acontecimientos del cuerpo. El sujeto puede también encontrarse socialmente desinsertado, con obstáculos en las relaciones, un brusco rechazo al otro, sin premisas, sin historia, desconectado del tiempo de los otros”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote11sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xi</span></a>. Ansermet aclara que debemos distinguir el signo discreto de la solución que engendra precisamente porque “[…] El signo puede volverse discreto debido a la solución puesta en juego. Del mismo modo que podría decirse que hay signos discretos que no detectamos. Y hay soluciones que resisten y soluciones que no resisten”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote12sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xii</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Especialmente esclarecedoras, sobre la clínica de las psicosis ordinarias, me parecen las aportaciones que hizo Gustavo Dessal en una entrevista sobre “Continuidad y discontinuidad en las psicosis ordinarias”. Gustavo Dessal precisa diferentes fenómenos clínicos que deben ser tomados en cuenta para pensar un posible diagnóstico de psicosis ordinaria. Enumera los siguientes: “[…] se trata de sujetos que suelen carecer de discurso en lo que se refiere a su historia. Se apoyan en un limitado ramillete de frases más o menos coaguladas en su significación para referirse a su pasado y a las circunstancias relevantes, pero en las que se destaca muchas veces con gran nitidez la ausencia de implicación subjetiva. […] es frecuente que se trate de personas cuya vida sexual es o bien inexistente, o que muestran signos a veces sutiles y otros más marcados de una relación lábil con la identidad sexual. Las dificultades en el lazo social suelen ser también manifiestas, aunque también nos encontramos con muchas excepciones en este plano, especialmente en aquellos sujetos que son exitosos en alguna actividad profesional, artística o comercial. Pero incluso en estos casos percibimos que con frecuencia el vínculo social está atravesado en distintos grados por signos de agresividad, desconfianza paranoide, o pasajes al acto generalmente discretos, pero que muestran puntos de forclusión inequívocos. Otro aspecto interesante, es el hecho de que muchos sujetos a los que consideramos psicóticos ordinarios suelen manifestar de forma espontánea una extraordinaria tendencia a recrear en su discurso una novela “edípica” poco filtrada por la censura”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote13sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xiii</span></a>. Gustavo Dessal añade: “Las psicosis ordinarias, como cualquier otra entidad clínica, presentan muy distintas fenomenologías. Desde el exceso de normalidad, hasta la apariencia de una neurosis caracteropática grave. En cualquier caso, nunca falta el núcleo delirante, evidentemente encapsulado, apenas un atisbo de ideación que el paciente confiesa de forma subrepticia, o que mantiene a resguardo mediante circunloquios o elipsis del discurso. También podemos añadir que en ocasiones se aprecia una fijeza muy particular en la significación, son aquellos casos en los que el paciente es capaz de mantener un discurso fabricado a partir de sintagmas que ha ido seleccionando aquí y allá, que suplen su imposibilidad de metaforizar lo real, pero que le sirven como una forma de nominación. Lo advertimos en el uso constante de tópicos, refranes, frases hechas, giros retóricos, citas, incluso chistes, que conforman una suerte de “ideología” verbal que el paciente repite para encuadrar el vacío de la enunciación”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote14sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xiv</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Encontramos, en la descripción de Gustavo Dessal, indicaciones claras para orientarnos en la fenomenología de las psicosis ordinarias. Me parece especialmente interesante la apreciación de cómo la referencia literal al complejo de Edipo suele ser un signo de su inexistencia ya que, en el neurótico, el Edipo se deduce, se lee entre líneas, pero no se enuncia como tal.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Igualmente, la dificultad incomprensible para realizar tareas o actividades, supuestamente al alcance de la capacidad del sujeto, y que con frecuencia desempeñaba con normalidad en el pasado, puede ser el signo de una ruptura psicótica no evidente. Sirva como ejemplo la imposibilidad absoluta, y no dialectizable, de acudir a clase de algunos adolescentes y jóvenes con un desempeño escolar previo normal.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La relación al lenguaje también está alterada. A menudo hablan a partir de refranes, o lugares comunes, que recubren el vacío de una enunciación propia. También podemos observar, como ha señalado Eric Laurent, un “uso casi neológico de palabras comunes”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote15sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xv</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Es posible que la psicosis sea más frecuente de lo que pensamos. Considero que estamos hablando de una clínica que, al menos en su expresión formal, podemos reconocer todos, y cuyas manifestaciones no responden a la lógica de los síntomas neuróticos. En este punto, se impone una pregunta: ¿la psicosis es más frecuente en el momento actual de la civilización? Y si es así, ¿a qué podría deberse este incremento de casos que no podemos encuadrar en la neurosis, pero tampoco presentan los síntomas que definen clásicamente a los trastornos psicóticos, como son los delirios o las alucinaciones?</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 700;">Civilización, discurso y psicosis</span></em></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Como hemos subrayado antes, la psicosis ordinaria es una psicosis y, por lo tanto, podríamos pensar que debería poder ser reductible de algún modo a las categorías clásicas de la psicosis. En las psicosis ordinarias los signos no son espectaculares, son discretos. Tampoco los déficits son espectaculares. Por esto podemos hablar en estos casos de la locura normalizada tal como la denomina José María Álvarez. Desde su perspectiva, la locura normalizada describe un conjunto de psicosis en las que las manifestaciones son discretas pero que deben contemplarse como formas achicadas, subclínicas o atenuadas, de paranoia, esquizofrenia o melancolía-excitación. José María Álvarez destaca que “con la psicosis <em style="box-sizing: border-box;">enloquecida</em>, la <em style="box-sizing: border-box;">normalizada</em> comparte las experiencias genuinas que la identifican como psicosis o locura y la separan de la neurosis. Se trata de experiencias que se caracterizan, en lo tocante al saber y la verdad, por la certeza, la revelación y el rigor; en lo que atañe a las relaciones con los otros, por la autoreferencia, la extrañeza, la intrusión xenopática, la soledad por excelencia y el perjuicio; en cuanto a la satisfacción, el placer y el goce, por la plenitud, el exceso y la intensidad insoportable; con respecto al cuerpo, por la fragmentación y la desunión”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote16sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xvi</span></a>. Para José María Álvarez la gravedad, o la adecuación a la realidad común, no es lo determinante para el diagnóstico de psicosis sino compartir experiencias genuinas como las referidas.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Los psicóticos ordinarios son psicóticos que se confunden con lo común, mientras los extraordinarios siempre son excepcionales. Es algo constatable en la clínica: el sujeto de la persecución, el del delirio mesiánico o el de la erotomanía, no se piensan a sí mismos en el registro de lo común sino en el registro de la excepción.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Marie-Hélène Brousse, en un artículo titulado “La psicosis ordinaria a la luz de la teoría lacaniana de discurso”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote17sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xvii</span></a>, sostiene que el campo de las psicosis parece desarrollarse y modificarse en la actualidad. Lo relaciona con que el declive de la función paterna, del poder del Nombre-del-Padre, va acompañado de la pluralización de su función. Así, sí en las psicosis extraordinarias (de las que el caso Schreber sería un paradigma), el sujeto tiene que encarnar la excepción que falta (Schreber tiene que encarnar la mujer que le falta a Dios), “[…] En la psicosis ordinaria los pacientes no se dedican a encarnar ellos mismos la función de la excepción que falta en la organización simbólica. “Ordinaria” en la psicosis ordinaria significa pues no excepcional, común, banal”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote18sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xviii</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Al lugar de la evaporación del padre vienen las normas sociales. Ante el declive de la Ley proliferan las normas, el sentido común (ordinario). Por eso, dice Marie-Hélène Brousse, “Cuando hablamos de psicosis ordinaria se trata de comportamiento supersocial, de sumisión absoluta, metonímica sin duda y no metafórica, a los usos comunes, a la banalidad tal como se define por la mediana de la curva. Las estadísticas no se contemplan ya dentro de marco de la probabilidad, sino con valor de certeza”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote19sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xix</span></a>. Marie-Hélène Brousse retoma la proposición de Lacan, “estar loco ya no es un privilegio” para relacionarla con la función de la excepción: “La psicosis ordinaria parece retorcerle el cuello a la psicosis, ser la adaptación de la psicosis a la época en que el Padre, la excepción, ha sido reemplazado por el número. ¿Es la psicosis del número y no del nombre?”<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote20sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xx</span></a>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
La precariedad simbólica que caracteriza a nuestra época tiene efectos en la clínica. Tal vez esté justificado pensar que, en la época del número, la tendencia sea hacia la norma, hacia lo normal. Pero, como ha expresado nuestro colega Vicente Palomera, cuando se habla de lo normal, por ejemplo de una persona normal, hay algo del vacío<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote21sym" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 15px; line-height: 0; position: relative; top: -0.5em; vertical-align: baseline;">xxi</span></a>. La clínica que viene puede ser, en gran medida, una clínica del vacío. Vacío ya presente en las formas ordinarias de la locura.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote1anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">i</a>* Versión resumida del texto que, con este mismo título, se publicará en la revista <em style="box-sizing: border-box;">El Psicoanálisis</em>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
Miller, J.-A. “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”, en <em style="box-sizing: border-box;">Freudiana</em> nº 58, 2010, p. 77.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote2anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">ii</a> Lacan, J. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento psicoanalítico de la psicosis” [1957-1958], en <em style="box-sizing: border-box;">Escritos 2</em> (décima edición). México, Siglo XXI editores, 1984, pp. 539-540.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote3anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">iii</a> Miller, J.-A. “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”, p. 17.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote4anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">iv</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 18.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote5anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">v</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 19.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote6anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">vi</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 20.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote7anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">vii</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p.20.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote8anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">viii</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 21.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote9anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">ix</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 26.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote10anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">x</a> Ansermet, F. “Paradojas de los signos discretos en la psicosis ordinaria”, accesible en</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
http://www.psicoanalisisinedito.com/2016/09/francois-ansermet-paradojas-de-los.html</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote11anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xi</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote12anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xii</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote13anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xiii</a> Dessal, G. “Continuidad y discontinuidad en las psicosis ordinarias. Tres preguntas a Gustavo Dessal, en <em style="box-sizing: border-box;">Nodus. L’Aperiòdic Virtual de la Secció Clínica de Barcelona</em>, accesible en http://www.scb-icf.net/nodus/contingut/article.php?art=274&rev=37&pub=1</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote14anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xiv</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote15anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xv</a> Laurent, E. “La interpretación ordinaria”, en <em style="box-sizing: border-box;">Freudiana</em> nº 76, 2016, p. 151.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote16anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xvi</a> Álvarez, J.M. “Sobre las formas normalizadas de la locura. Un apunte”, en Freudiana nº 76, 2016, pp. 83-84.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote17anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xvii</a> Brousse, M.-H. “La psicosis ordinaria a la luz de la teoría lacaniana de discurso”, en <em style="box-sizing: border-box;">Freudiana</em> nº 76, 2016, pp. 99-112.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote18anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xviii</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 104.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote19anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xix</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 107.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote20anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xx</a> <em style="box-sizing: border-box;">Ibid</em>., p. 108.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
<a href="https://congresoamp2018.com/wp-admin/post.php?post=5614&action=edit&lang=es#sdendnote21anc" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #0045ff; transition: all 0.25s ease-in-out 0s;">xxi</a> Palomera, V. <em style="box-sizing: border-box;">Las psicosis ordinarias: sus orígenes, su presente y su futuro</em>. Granada, Editorial Universidad de Granada, 2011, p. 43.</div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Graphik; font-size: 20px; line-height: 27px; margin-bottom: 20px;">
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Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-47550855152640691182019-11-07T03:26:00.000-08:002019-11-07T03:26:07.202-08:00Entrevista a Miquel Bassols para las Jornadas "Violencias y Pasiones". Nel Mexico<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>Gloria González</b>. La NEL escogió como tema de sus IX Jornadas: Violencias y pasiones, sus tratamientos en la experiencia analítica. ¿Qué perspectiva nos propone tomar para articular estos dos significantes? Violencias y pasiones.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>Miquel Bassols</b>. En primer lugar habría que situar el tema en su actualidad, donde la violencia ha encontrado nuevas formas. Siempre ha habido violencia, en todos los momentos de la historia, pero vivimos ahora un momento singular respecto a la extensión de la violencia, a sus modos de producción en masa y a la señal de alarma que ya se produce incluso antes de que se den acontecimientos violentos. Como decía Eric Laurent, vivimos en un "estrés pre-traumático" porque sabemos que un estallido de violencia en masa puede aparecer de un momento a otro en cualquier ciudad. Diría que la violencia ha cambiado incluso de significación: de ser una continuación de la política por otros medios ha pasado a ser ella misma un fin de acción política, más allá de lo que era tradicionalmente la función de la guerra. Es por eso que tal vez no podemos hablar ahora de una guerra generalizada, como a veces se dice para intentar atrapar algo de este fenómeno actual de la violencia. Hay un nuevo anudamiento entre la violencia y lo que propongo volver a pensar como la función de lo sagrado. Creo que es necesario replantearnos la función de lo sagrado y del sentido que clásicamente le ha atribuido la religión, que por lo demásha sido también muy violenta, tal como se puede constatar en la historia de las religiones. Necesitamos repensar la relación entre la violencia y lo sagrado. La violencia terrorista en nombre del islamismo es tal vez la que más presente se nos hace ahora, la que nos parece también más incomprensible con sus nuevos medios.</div>
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De modo que el tema "violencias y pasiones" es sin duda un tema actual. Luego podemos escucharlo en la experiencia analítica diaria, en lo que escuchamos como fenómenos de violencia. También ahí creo que es muy importante estudiar la función de lo sagrado en cada sujeto, dimensión que ha sido borrada por un pensamiento secular, por un pensamiento supuestamente ateo. No es tan fácil ser ateo y la función de lo sagrado en la violencia nos lo muestra. Diría incluso que hoy en día, la violencia es uno de los modos de abordar el lugar de lo sagrado que para cada sujeto tiene el fantasma. La violencia nos muestra un modo de agujerear ese lugar de lo sagrado para cada sujeto. Es un punto de partida, tomar los pasajes al acto violentos que se presentan actualmente como un modo de apuntar, de tocar lo más íntimo y sagrado que se supone que hay en el Otro. Y es precisamente por querer golpear lo más sagrado del Otro que se desencadena el acto violento.</div>
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De hecho, Lacan había abordado esta dimensión en sus primeros escritos con la famosa función del <i>kakon, </i>esa forma de goce maligno que el sujeto aborda a través del fantasma y que se puede localizar en el lugar del Otro en el pasaje al acto violento, o bien en sí mismo en la autolesión. Hoy nos encontramos con una especie de reunión fatídica y siniestra de estos dos lugares porque el terrorista suicida finalmente lo que hace es abordar también ese lugar del <i>kakon </i>sagrado en sí mismo, a través del suicidio, a través de lo que es para él un modo de acceder a lo sagrado. Este es un punto de partida, no es el único, pero me parece especialmente actual, sobre todo para reescribir, para replantear, este lugar de lo sagrado que ha sido, diría, injustamente olvidado.</div>
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Luego habría que abordar la cuestión del lado de las pasiones y de lo que para el psicoanálisis fue introducido con la noción de pulsión. Pienso que la noción freudiana de pulsión es la que nos permite abordar esta dimensión. Hay que recordar el eco etimológico de la palabra "pasión", que tiene que ver con el pathos, con el sufrimiento y también con lo pasivo, con una experiencia que se vive pasivamente. La pulsión siempre es activa, pero el sujeto la experimenta de manera pasiva y eso está presente ya en el desmontaje de la pulsión que Lacan muestra en su <i>Seminario 11, </i>cuando escribe la pulsión en ese grafo de ida y vuelta en el que la pulsión está en el origen, con su perentoriedad, su <i>Drang</i>, y el sujeto está al final del recorrido pulsional recibiendo su efecto en una posición pasiva. Freud también habla de una posición activa y una posición pasiva respecto a la pulsión, da todas las vueltas gramaticales de las distintas pulsiones, el voyerismo, exhibicionismo, el sadismo, el masoquismo… Pero finalmente siempre el sujeto es efecto de la pulsión que es acéfala, que no tiene un sujeto de entrada. El sujeto está al final de recorrido, dividido por la pulsión en su deseo y en su relación con el placer.</div>
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Por otra parte hay que recordar la idea freudiana, que me parece muy interesante, de que la pulsión ni ama ni odia. Es decir, cuando hablamos de pasiones como el amor, el odio, y la ignorancia, —son las que Lacan enumera como las tres pasiones del ser—, hay que tener presente que la pulsión ni ama, ni odia, ni sabe ni ignora nada. La pulsión es una piraña que busca su objeto, objeto que no tiene predeterminado, sin ningún código genético o natural que le diga en qué objeto puede satisfacerse<i>. </i>Cada sujeto se construye su objeto con la pulsión, y es ahí donde, en efecto, el sujeto puede escapar o no a la violencia de la pulsión de muerte, construyéndose un objeto de la pasión que le permita vivir de acuerdo con su deseo.</div>
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<b>G.G.</b> ¿Qué destino para la pasiones al final del análisis? Hablamos de "un nuevo amor", un amor más digno, ¿cómo concebirlo? De otro lado ¿qué podríamos decir del destino del odio al final de la experiencia? ¿Qué lugar para esa maldad estructural que es al mismo tiempo lo más in-humano y lo más humano?</div>
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<b>M.B.</b> <i>Odioneamoramiento, </i>es el término que usamos precisamente para decir que entre odio y amor no hay un corte tan claro y tan preciso como a veces pensamos. Dicho de otra manera, el odio y el amor están hechos de la misma estofa y esa estofa es siempre un elemento vinculado a la imagen corporal, a la imagen narcisista en términos de Freud. Por eso para Freud el odio y el amor siempre se vinculan con la pulsión, pero en tanto ésta está articulada al narcisismo, a la imagen narcisista del propio cuerpo. En algún lugar lo dice explícitamente, cuando afirmaque la pulsión ni ama ni odia, dice también que la pulsión en sí misma no es agresividad, que hace falta que se vincule con la imagen especular del narcisismo para transformarse en agresiva. No se entienden los pasajes al acto sin pensar su relación con la imagen corporal. Habría que estudiar bien las imágenes del cuerpo que se construyen actualmente en distintas formas, en distintas tribus urbanas, en distintas tradiciones, para ver cómo se articula la pulsión con el narcisismo y es ahí donde podemos pensar lo que es el amor/odio o el <i>odioenamoramiento</i> en la actualidad.</div>
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El destino del amor/odio al final de análisis es un gran tema. Lo primero que podríamos decir es que hay un amor más allá del narcisismo. Si el amor se articula en términos de ser amado por el otro, buscando no sólo una reciprocidad, sino una simetría, ahí fracasa siempre el amor y tenemos los grandes virajes al odio en historias de amor que terminan en odio precisamente porque no hay relación simétrica ni entre los sexos, ni entre el sujeto y el Otro. Si hay un amor más allá del narcisismo es a partir de poder elaborar un amor sin Otro. ¿Qué ocurre con el amor cuando el Otro ya no existe, cuando el Otro de lo simbólico o de la reciprocidad deja de existir? Es ahí cuando Lacan empieza a hablar de un amor más digno, de un amor más allá del narcisismo. Es el amor que encontramos en el seminario <i>Encore, </i>el amor que se dirige al ser, a lo más íntimo y más ignorado también, en su ex - sistencia, como dirá Lacan. Es ahí donde tenemos que escuchar a los sujetos uno por uno, a quienes han terminado un análisis en primer lugar, y escuchar qué nos pueden decir, por ejemplo, en los testimonios del pase. Generalmente lo que escuchamos, siempre de una manera singular, es que se tratade un amor nada idealizado, del que no podríamos hacer ninguna pastoral, no es un amor armónico, es un amor que puede ser además difícil de vivir, un amor que no sigue las leyes del principio del placer.</div>
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La ignorancia. El yo es un ser de ignorancia, es el mayor grado de ignorancia en la estructura subjetiva, es la ignorancia que se encuentra en la supuesta transparencia del yo, ese Yo que no es más que opacidad de goce, que es "Egoce", término que Jacques-Alain Miller inventó una vez en castellano. Hay una primera manera de abordar esa pasión más allá del narcisismo, creo que la encontramos ya en la referencia de Lacan a Nicolás de Cusa y a su "docta ignorancia". Hay la ignorancia del que cree saber pero que no sabe en qué cree y hay la ignorancia de la docta ignorancia que no se sostiene en el sujeto supuesto saber, que no se sostiene en la impostura del sujeto supuesto saber que es la que solemos encontrar como figura del saber mas o menos académico, más o menos erudito, más o menos relacionado con el conocimiento, pero que también está presente como fenómeno de la transferencia analítica. La docta ignorancia es una ignorancia sin creencia, lo cual es muy difícil de pensar. Es difícil pensar un saber sin creencia. La ciencia misma no sabe qué cree cuando cree saber con su teoría del conocimiento. Hay una creencia siempre implícita en la mayor parte de saberes, de discursos del saber. Podríamos dirigirnos al arte para encontrar otra forma de saber en la que a veces la creencia se pone en suspenso. ¿Es posible un saber sin creencia, religiosa o no? Diríamos en términos lacanianos, ¿es posible un saber sin la creencia en el Otro? Creo que la fórmula "docta ignorancia" que Lacan retoma muy pronto en sus escritos y en su enseñanza apunta a ese lugar, apunta a poder sostener un saber descreído, un saber que no supone ninguna creencia, lo que obliga a preguntar siempre, porque es un saber que no da nada por supuesto. Me parece que una pasión por la ignorancia, como docta ignorancia, es lo mejor que podemos obtener de un análisis, porque eso además pacifica muchísimo, pacifica todos los efectos desastrosos de las pasiones del amor y del odio. Cuando alguien parte de una posición de docta ignorancia pone en suspenso la creencia en el Otro completo que a veces conduce a los pasajes al acto, ya sean de carácter religioso o no. Cuando digo religioso, me refiero a que si bien en realidad la creencia es inherente a la religión, es inherente también a cualquier forma de relación con un saber supuesto. El discurso del analista ¿se podría plantear entonces como una docta ignorancia en este sentido? ¿Hay un saber sin creencia? Es una pregunta, y para seguir la lógica de lo que estoy diciendo, ignoro si hay una sola respuesta.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>G.G.</b> Antes de pasar a otro punto, quisiera aclarar por qué leresultó necesario a Lacan inventar un neologismo <i>odioenamoramiento</i>, para referirse a la pasión inventada por Freud, ¿por qué no le bastó para nombrarla el término "ambivalencia"?</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>M.B.</b> Posiblemente porque cuando Freud hablaba de ambivalencia, y en especial cuando lo hicieron los post freudianos, se sustancializó mucho el amor y el odio como fenómenos hechos de dos sustancias distintas. Incluso la referencia a Eros y Tánatos fue utilizada así, como dos fuerzas que pelean en el universo de la humanidad y del sujeto contemporáneo. La perspectiva de Lacan creo que es distinta. Hay un dualismo pulsional, —libido del Yo, libido de objeto, por ejemplo—no lo olvidemos, Freud lo discute y se distingue de Jung para quien existía un monismo pulsional. Hay un dualismo pulsional, pero eso no se reparte en los términos de un dualismo amor/odio que es tal vez lo que dio lugar a un mal uso del término ambivalencia, suponiendo que eran dos fuerzas contrarias. No, amor y odio son la misma fuerza.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>G.G.</b> Pero entiendo que para Lacan la pulsión es una, pulsión de muerte.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>M.B.</b> A mi modo de ver Lacan mantiene el dualismo pulsional en todas sus versiones, pulsión de vida, pulsión de muerte, libido del yo, libido de objeto. Este dualismo pulsional se mantiene en la primera enseñanza de Lacan lector de Freud, incluso cuando podemos decir que toda pulsión es en su límite pulsión de muerte. Pero también cuando hablamos del goce en el Lacan posterior, el término dualismo se queda corto para estudiar el campo del goce, de la misma manera que se queda corto el término ambivalencia que sugiere aquel dualismo. Porque la operación de Lacan con respecto a la pasión y al goce de la pulsión - entendiendo el goce como la satisfacción de la pulsión en sí misma - conduce a una lógica que no se puede resolver en una lógica binaria clásica. Cuando Lacan va elaborando la noción de goce llega a esa concepción, muy precisa y a la vez difícil de seguir, de la diferencia entre goce fálico y goce del Otro. Es una diferencia que a mi modo de entender no es un dualismo, y no es un dualismo precisamente porque no es ambivalente. Goce del Otro y goce fálico están, diríamos, en una disyunción interna, en un campo donde el Goce del Otro es éxtimo al goce fálico, como una suposición finalmente. Lacan en el seminario <i>Encore</i> tiene momentos muy interesantes respecto a eso, como cuando sostiene el goce del Otro… si existiera, o el goce que no haría falta que existiera. De modo que nos encontramos con un dualismo que no es tal, con un campo dividido en su interior, que requiere de otra concepción espacial, que no es la simétrica de un campo ambivalente. Por eso Lacan debe recurrir a la topología para estudiar espacios que no se distribuyen de una manera dual, sino de una forma donde la supuesta dualidad es una, como en la banda de Möbius. Hay un corte donde el goce se plantea con una disyunción interna, y eso lo vemos en muchos fenómenos como los vinculados al cuerpo, en el modo como el sujeto aborda su objeto de goce a partir de bordes. Lo vemos en el autismo y también en todas las formas en las que el sujeto construye un objeto que es interior y exterior a la vez.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>G.G.</b> Al final del análisis, el punto de ausencia de garantía del Otro y de absoluta soledad del <i>parlêtre</i> coincide entonces con el encuentro de su pasión? El analista no sería solamente un advertido de su pasión, sino que, se serviría de ella para operar analíticamente?</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
<b>M.B.</b> Generalmente cuando seguimos al objeto de la pasión somos ciegos al objeto que realmente causa nuestro deseo. Y un análisis, es cierto, es el recorrido que nos muestra que, detrás de esa ceguera, lo que no podemos ver, lo que no queremos ver, es la falta del Otro. Es este punto de incompletud, de la falta del Otro, lo que Freud llamaba castración y que Lacan elabora en términos lógicos más adelante. Sí, un analista es el que lo ha advertido al menos una vez – y digo "al menos una vez" porque no tenemos el convencimiento de eso de una vez por todas – y sería impensable una pasión que no fuera en algún punto ciega a su objeto. Siempre hay un punto de ceguera en la pasión. Pero uno puede estar, diríamos, "avisado" del fantasma que sostiene la ceguera de su propia pasión. Y cuando uno llega a averiguar las condiciones de goce que están fijadas en su propio fantasma, al menos puede darle un vistazo a lo que está más allá de la pantalla de ese fantasma, puede saber algo del punto ciego de su fantasma con respecto al goce.</div>
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<b>G.G.</b> En Colombia, uno de los países en los que se asienta la NEL, estamos atravesando un momento histórico, el de la firma de la paz con el más fuerte grupo insurgente. Recientemente preguntaban en entrevista televisiva a un integrante de las fuerzas armadas ¿cómo es posible dejar de odiar al enemigo? ¿cómo, si hasta hace unos días los perseguían por el crimen y el delito, hoy deben ser Uds. quienes velen por la seguridad de los guerrilleros? Su respuesta fue "nos ordenan que los perdonemos, entonces los perdonamos". ¿Qué comentario para esta respuesta que deja entrever la posibilidad de dejar de odiar por decreto?</div>
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<b>M.B.</b> Es obvio que no se puede amar ni odiar por decreto, como tampoco se puede dejar de amar o dejar de odiar por decreto. No hay amor y odio por decreto, hay más bien un secreto del amor y del odio que no se puede ordenar ni representar tan ingenuamente. Y el secreto del amor, como decía Lacan, es dar lo que no se tiene a otro que no lo es. Frase siempre enigmática y que toca lo más difícil de reconocer de las condiciones de goce de cada uno. Lo importante en el caso de Colombia es que se haya llegado a establecer al menos un pacto sobre lo que siempre falta, porque un pacto simbólico es un modo de intentar simbolizar lo que siempre falta por colmar en esa odio/amor que se desata en la pasión. Toda pasión puede terminar entonces con la exclusión y la segregación más radical del otro ante lo imposible de soportar su forma de gozar. Pero esa exclusión o segregación radical es una forma, finalmente, de intentar hacer existir un Otro completo del goce, de reducir el Otro sin falta a lo Uno. Finalmente se trata de eso, de hacer existir al Otro como Uno completo, como el Uno único. La historia de las religiones también nos muestra eso, es la historia de las luchas en nombre del Uno único para hacer existir un Otro sin falta.</div>
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Pero el psicoanálisis, por esta misma razón, no puede ser una política para todos, por decreto, solo funciona uno por uno, a partir del secreto de cada uno que llamamos inconsciente. Dicho de otro modo, según la máxima lacaniana, el inconsciente es la política. Hay que ver si el análisis puede cambiar algo de las condiciones de goce de cada uno. No es nada simple, porque hay odios y amores que están marcados a fuego en el sujeto y forman parte de su escritura del síntoma, de su axioma fundamental.</div>
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Pensemos por ejemplo en Freud cuando, en el caso Schreber, planteaba el axioma fundamental para el sujeto, un axioma erotomaníaco, "el Otro me ama", y seguía todas sus transformaciones gramaticales que Lacan comenta en su Seminario. En el caso de la erotomanía ese axioma coincide con "el Otro goza de mí". Y eso puede llegar muy lejos, como en el caso de Schreber, hasta tener la certeza de ser la mujer de Dios, por ejemplo. Se trata de algo de este orden, "el Otro me ama" puede ser un axioma que funda una certeza muy difícil de desarmar. En los actuales fenómenos de civilización, vemos hoy la dificultad extrema para desarmar axiomas de este orden que están en el principio de la violencia, de las guerras, de los actos terroristas. Hay axiomas marcados a fuego en el cuerpo hablante y, hay una dificultad límite para poder operar con eso a nivel de las masas. Sólo en un sujeto que llega a hacerse responsable de su acto puede tratarse este axioma.</div>
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<b>G.G.</b> Este punto se conecta con mi pregunta final. ¿Qué tarea correspondería al psicoanalista lacaniano, a la llamada Acción Lacaniana, en el caso colombiano?</div>
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<b>M.B.</b> En primer lugar, existen lo que llamamos los "Observatorios" que funcionan en distintos niveles de las Escuelas de la AMP, vinculados a la Acción lacaniana, y que tienen como primera función dar cuenta de los fenómenos que existen y de qué modo existen en cada lugar para plantearse una incidencia en ellos. No son lo mismo los fenómenos de violencia en Colombia, en Francia o en EE.UU. De tal manera que la primera función sería hacer una recensión del fenómeno, recoger testimonios, estudiar el tema a partir de ellos. Luego, creo que hay que salir de la lógica de la reinserción, que a veces orienta políticas que llevan a rápidos impasses. Estudiamos ya este problema en el congreso de Pipol 3, hace unos diez años, con la noción de "<i>prise directe sur le social</i>", de conexión del psicoanalista con lo social. Vimos fenómenos que se suelen pensar en la lógica integración / desintegración social y que preferimos llamar en ese momento "de conexión y de desconexión". Es algo que encontramos también en la actividad pedagógica, con el problema de la integración del niño en la actividad y el grupo escolar. El problema es que uno siempre piensa la integración a partir del propio fantasma, entonces se integra según lo que uno piensa previamente que es el cuerpo al que habría que integrar ese elemento extraño. Creo que para poder tratar y entender estos fenómenos, y sobre todo los nuevos fenómenos de violencia, hay que salir de la lógica de la integración o de la reinserción social y pensarlos en términos de conexión y desconexión. De hecho se va a realizar ahora también en la EOL un encuentro sobre los "hiperconectados". Aunque el término sugiere de inmediato el tema de internet, del espacio virtual, se trata también de introducir otra lógica que la de la integración.</div>
<div style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">
Podemos estudiar a lógica conexión / desconexión desde muchas perspectivas y nos plantea otra cuestión, ya no en la lógica de integrar algo en un espacio sino de conectar en una estructura de red puntos distintos que de entrada no tienen conexión. ¿Qué es lo que para cada sujeto hace conexión con el Otro? Tenemos varios elementos, tenemos el fantasma, tenemos el síntoma. El goce no hace conexión, el problema fundamental es ese, es que el goce desconecta, no hace vínculo social, no se integra a nada. Querer integrar o reinsertar el goce es una tarea fracasada de entrada. Si se plantea en términos de conexión o reconexión, a través de los elementos de los que disponemos en el psicoanálisis, que son el fantasma y el síntoma, creo que tenemos la posibilidad de entenderlo de otra manera, porque el fantasma es un primer modo de conexión del sujeto con el Otro, con el goce que no se conecta con nada. Y el síntoma es otro, es un intento de cada sujeto de conexión con el Otro. Para recapitular: ¿qué síntoma podemos pensar soportable para sujetos que de entrada han sido excluidos del vínculo social o se han excluido ellos mismos? ¿Qué tipo de síntoma puede construirse un sujeto que haga soportable la inexistencia del Otro, la no relación entre los sexos y la inconsistencia del Otro? Desde ahí podemos ubicar la función del psicoanálisis, incluso de la Acción lacaniana, de escuchar y acompañar las invenciones sintomáticas que pueden producirse en sujetos que se han desconectado radicalmente del Otro, pero que se conectan a diversas formas sintomáticas. Se trata de no entender el síntoma como algo que hay que borrar, perspectiva de la lógica higienista clásica que promueve finalmente así la misma segregación que quiere tratar. En la perspectiva de la conexión / desconexión no se trata de integrar al sujeto Otro, sino de tomar el síntoma como punto de apoyo para construir una forma soportable para el sujeto de conexión con el Otro.<br />
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Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-1359908587699580482019-11-07T03:16:00.001-08:002019-11-07T03:17:12.398-08:00Violencias, Síntomas y Pasiones Lacanianas. Marcelo Marotta<div class="Texto" style="background-color: white; clear: both; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 20px; text-align: justify;">
<div class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">
Cuál es el vínculo entre los tres?</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUJr_Up7Z94yOGZg-mo34XJs68VFQArsGA3LyVAwcowfkvDpNakRlR8dL_tGQ1_Bp-67xeS53z8aCey2C2xPgXH2tIL0cZlrlcdby3zWPluMzP3FZ1p-6D72EsG7QKgoBVgyDCKngTz_06/s1600/th.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="250" data-original-width="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUJr_Up7Z94yOGZg-mo34XJs68VFQArsGA3LyVAwcowfkvDpNakRlR8dL_tGQ1_Bp-67xeS53z8aCey2C2xPgXH2tIL0cZlrlcdby3zWPluMzP3FZ1p-6D72EsG7QKgoBVgyDCKngTz_06/s1600/th.jpg" /></a></div>
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Los mecanismos de formación de síntomas nos permiten constatar cómo la violencia y las pasiones escapan a la represión.<br />
Se las podrá administrar de un modo determinado, tramitarlas por medio de distintos desplazamientos, pero como no se homologan ni se adhieren a la palabra, a la articulación significante, no se las puede reprimir.<br />
La violencia excluye a la palabra, en su escrito "Introducción al comentario de Hyppolite…" Lacan afirma que "... en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia".<br />
Las pasiones tampoco parecen ajustarse a las palabras, aunque no se opongan a ellas. Si las abordamos como "pasiones del ser", podemos relacionarlas con un sujeto tachado que siempre estará en la búsqueda del representante de su representación y que nunca encontrará su última representación. De tal modo que "es la misma falta en ser lo que determina la pasión del ser. La pasión de ir a buscar en el Otro aquello que va a calmar y colmar su falta en ser"[1].<br />
Si las abordamos como "pasiones del alma", según la última propuesta de Lacan, constatamos que apuntan al tipo de acuerdo que se logrará entre la estructura o el saber inconsciente y el cuerpo al cual ese saber afecta, ese cuerpo que también goza. Se tratará, entonces, de la resonancia que pueda surgir cuando se cerca, se encierra en el saber eso que no puede decirse por no reducirse a la palabra.<br />
En cuanto al síntoma, recordemos que en "Inhibición, síntoma y angustia" Freud plantea que si bien el síntoma se origina con la represión de la moción pulsional, se hace notar cuando esa represión fracasa y la pulsión encuentra un sustituto. El síntoma, como degradación sustitutiva de la moción pulsional realiza un trabajo constante para mantener alejada la descarga por la motilidad, y <i>"si esto no lo logra se ve forzado a agotarse en la alteración del cuerpo propio"</i>[2].<br />
En nuestro vocabulario lacaniano podemos reconocer la envoltura formal del síntoma que encierra a un goce real. Cuando esa envoltura se resquebraja, cuando el síntoma no logra encontrar ningún sustituto, puede producirse un desborde de la moción pulsional sobre el mundo exterior y su descarga en acción. Será en el contexto de este mecanismo donde podremos reconocer a las pasiones que, como la violencia, burlan a la represión.<br />
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<div class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">
Los períodos en la enseñanza de Lacan</div>
La enseñanza de Lacan puede dividirse en períodos según el predominio de cada uno de los registros que definen los conceptos y nociones que se despliegan en cada ocasión.<br />
Conocemos un Lacan clásico, que comienza su enseñanza acentuando el valor de lo simbólico al declarar que "en el principio está el verbo". Esa época se prolonga a lo largo de la etapa estructuralista promoviendo la definición del inconsciente estructurado como un lenguaje y caracterizando al sujeto como "falta en ser". Estos enfoques iluminarán otras nociones, entre las cuales figuran las que, en esta oportunidad, son objeto de nuestro interés.<br />
Lo mismo sucede con el período previo al clásico, cuando Lacan aún no había dado origen a su enseñanza y en el que constatamos el peso de lo imaginario, donde el inconsciente pasaba por ser un reservorio de imagos.<br />
Una etapa intermedia se especifica por funcionar como una bisagra que conecta al último período post-estructuralista, en el cual cambia su axiomática para plantear que "lo primero es el goce" y donde lo real domina la escena.<br />
Podemos transitar este camino que se inicia en la etapa pre-estructuralista y culmina en el "ultimísimo Lacan". Recorriendo los distintos tramos nos detendremos, al menos unos instantes, en la apreciación de las particularidades que distinguen a las "Violencias, síntomas y pasiones lacanianas".<br />
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<span class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">En la época pre-estructuralista</span> (antes de 1953)<br />
<b>La violencia</b> aparece como una referencia desde los primeros artículos de Jacques Lacan, anteriores al inicio de su enseñanza propiamente dicha y que corresponden a su época pre-estructuralista.<b></b><br />
En su "Tesis sobre el caso Aimée" (1932) se refiere tanto al modo en que se manifiestan en la paciente sus sentimientos hostiles, señalados por la "violencia del tono" que utiliza al hablar, como a la eficacia y la "violencia de su reacción agresiva"<b>,</b> es decir ese pasaje al acto contra la actriz que Lacan llega a calificar como "acto fatal de violencia contra una persona inocente".<br />
Del mismo modo, cuando debate sobre "El sentido de la agresividad primordial" en el trabajo sobre "La familia", toma en consideración los celos y la violencia del asesinato imaginario del hermano<b> </b>en situación de amamantamiento.<br />
Pero entre los textos de esta época sin dudas el que más desarrolla el tema de la violencia es el de 1948: "La agresividad en psicoanálisis". Con este trabajo, a través de las nociones de agresión y agresividad, trata el concepto freudiano de pulsión de muerte, encontrando el fundamento de la agresividad en la identificación narcisista y la estructura del yo.<br />
De este texto tomamos un párrafo del inicio de la Tesis II<b>,</b> en el cual encontramos una primera aproximación a la definición de violencia diferenciada de la agresividad, tal como pueden surgir en el interior de la experiencia analítica:<br />
"<i>La agresividad en la experiencia analítica nos es dada como intención de agresión"… </i>y en el inicio del desarrollo de la tesis aclara: <i>"la experiencia analítica nos permite experimentar la presión intencional (…) podemos a veces medirla en la modulación reivindicadora que sostiene a veces todo el discurso"</i> y sigue con una serie de ejemplos de fenómenos discursivos para culminar. <i>"… mientras que las violencias propiamente dichas son tan raras como lo implican la coyuntura de emergencia que ha llevado al enfermo al médico, y su transformación, aceptada por el primero, en una convención de diálogo."[3]</i><br />
Notamos que caracteriza a la agresividad, al menos en el interior de la experiencia analítica, como una intención de agresión que puede identificarse en las modulaciones que se perciben en el interior de un relato, de un discurso, y a eso le opone la violencia propiamente dicha sugiriendo que ésta es pura descarga.<br />
Hasta aquí desarrollamos algo de lo que corresponde a la época pre-estructuralista con respecto a la noción de violencia, en sus distintos modos de presentarse, lo cual nos invita a ubicarla en plural: las violencias.<br />
<b>El síntoma</b>, para esta época, queda localizado con relación a la "imago" del cuerpo fragmentado. Lo constatamos al leer este párrafo los Escritos:<br />
<i>"Este cuerpo fragmentado… se muestra regularmente en los sueños… bajo la forma de miembros desunidos y de esos órganos figurados en exoscopia, que… fijó para siempre por la pintura el visionario Jerónimo Bosco… Pero esa forma se muestra tangible en el plano orgánico mismo, en las líneas de fragilización que definen la anatomía fantasiosa, manifiesta en los síntomas de escisión esquizoide o de espasmo, de la histeria."[4]</i><br />
Notamos que partiendo de los sueños les da a los síntomas el mismo valor, describiendo la anatomía fantasiosa reflejada en los síntomas histéricos. Luego para la obsesión retoma el tema del sueño y la formación del yo para ligarlo a los síntomas, cuando plantea:<br />
<i>"Correlativamente, la formación del yo (je) se simboliza oníricamente por un campo fortificado…Y parejamente, aquí en el plano mental, encontramos realizadas estas estructuras de fabrica fortificada… y como brotada de los síntomas mismos del sujeto, para designar los mecanismos de inversión, de aislamiento, de reduplicación, de anulación, de desplazamiento, de la neurosis obsesiva"[5].</i><br />
O sea que para los síntomas obsesivos no subraya la fragmentación, sino la formación del yo a partir de la imagen unificada, dando cuenta del "yo fuerte" en el que se refugia el obsesivo.<br />
<b>Las pasiones</b>, si las consideramos como una manifestación del afecto, podemos vincularlas con la excitación jubilatoria que produce el enfrentamiento con la imagen corporal en el estadio del espejo.<br />
En el texto de "La agresividad…" la pasión pasa por ser definida como "<i>pasión narcisista</i>", siendo la fuente<b> </b>donde<b> </b>su energía<b> </b>es puesta al servicio del "<i>principio de realidad</i>", en la medida en que esta "<i>pasión narcisista</i>" especifica al hombre por "<i>imprimir en la realidad su imagen</i>"[6]<br />
En otros trabajos de este período, las pasiones están tratadas como "pasiones del alma". Debemos prestar atención a cómo las describe, porque el último período de su enseñanza, también se va a referir a "las pasiones del alma", pero serán abordadas de un modo diferente.<br />
En el Escrito "Acerca de la causalidad psíquica", de 1946, Lacan hace una referencia a <i>"la pasión del alma por excelencia, el narcisismo, que impone su estructura a todos sus deseos, aún a los más elevados".<b>[7]</b></i><br />
Y en "El estadio del espejo…" de 1949, menciona a las "pasiones del alma", vinculándolas a los sufrimientos de las neurosis y las psicosis definidas a partir de las formaciones del yo.<br />
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<span class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">2) En la época estructuralista</span> (a partir de 1953)<br />
En este período Lacan inicia efectivamente su enseñanza. Es el momento en el cual acuña la idea del inconsciente estructurado como un lenguaje y en el que lo define como discurso del Otro. Predomina la relación entre significantes y el sujeto del inconsciente es considerado como "falta en ser".<br />
<b>La violencia</b> continuará vinculada a la agresión y ubicada en el plano imaginario.<br />
De esta época ya mencionamos la cita de la "Introducción al comentario de Hyppolite…". Poco tiempo después, dictando su Seminario 5 "Las Formaciones del Inconsciente"<b> </b>Lacan dará a conocer lo que podemos considerar la única definición clara<b> </b>de lo que entiende por violencia. Allí<b> </b>afirma:<br />
<i>"(…) la violencia es ciertamente lo esencial en la agresión, al menos en el plano humano". </i>"<i>No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra".</i><br />
Es decir que la violencia se registra en el plano humano, porque el hombre es el único viviente que ha accedido a la estructura de la palabra, es decir "a la articulación significante". Entonces la violencia es lo contrario de la palabra, de su estructura articulada. Por lo tanto no sólo se produce en el plano humano en general sino especialmente en una relación entre los humanos cuando no impera la palabra. Por eso, en cierto sentido, como lo plantea J-.A. Miller, "nada es más humano que el crimen", que es el título de una conferencia que dictó en la Facultad de Derecho de Buenos Aires. Luego Lacan prosigue de esta manera:<br />
<i>"Si la violencia se distingue en su esencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia propiamente dicha- para distinguirla del uso que hacemos del término agresividad- puede ser reprimida, pues (…) sólo se podría reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir a una articulación significante".</i><br />
Sabemos que es un principio en psicoanálisis que sólo se puede reprimir lo que accedió a la estructura de la palabra, lo que implica que la violencia, cuando se produce, es imposible de reprimir. Por otro lado debemos distinguir entre la violencia propiamente dicha, irreprimible, y el término agresividad,<b> </b>que ya había considerado como intención de agresión<b>. </b>Justamente Lacan culmina:<br />
"<i>Si lo que corresponde a la agresividad llega a ser simbolizado y captado en el mecanismo de lo que es represión (…), de lo que es analizable e incluso, (…) de lo que es interpretable, ello es a través del asesinato del semejante, latente en la relación imaginaria"[8].</i><br />
Entonces, existe un aspecto de la agresión, que corresponde a la agresividad, que puede pasar a ser simbolizado, por ejemplo cuando se considera un asesinato, donde ya entra en juego el orden simbólico.<br />
En 1960, en su escrito "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo…"<b> </b>plantea la perspectiva agresiva que descompone el equilibrio del semejante con el semejante en una relación de Amo y Esclavo, recordando además que "<i>es preciso que el vencido no perezca para que se convierta en esclavo. Dicho de otra manera,</i> el <i>pacto es siempre previo a la violencia antes de perpetuarla</i>"[9], señala así que lo simbólico domina ese imaginario donde se expresa la violencia.<br />
Pero lo cierto es que lo esencial de esa agresión, que es la violencia "al menos en el plano humano", no se reprime y puede desencadenarse burlando aún toda articulación significante que jamás podrá capturarla. Para decirlo de modo simple: alguien puede reprimir el intento de asesinar a otro, puede existir un retorno de lo reprimido en todas las modulaciones discursivas que planteamos antes, pero también, a su vez, puede ejercer violencia contra esa persona maltratándola por el resto de sus días. Lo cierto es que la violencia siempre se desencadena.<br />
<b>Los síntomas</b> por esta época son definidos como metáfora. Podemos recordar la fórmula con que prácticamente concluye el escrito "La instancia de la letra…"<b> </b><i>"… si el síntoma es una metáfora, no es una metáfora decirlo"[10],</i> es decir que lo queramos decir o no lo queramos decir el síntoma es efectivamente una metáfora, es decir el mecanismo y lo que se produce en el efecto de sustitución de un significante por otro significante, tal como lo explica muy bien en el mismo Escrito: <i>"El mecanismo de doble gatillo de la metáfora es el mismo donde se determina el síntoma en el sentido analítico…"[11]</i><br />
Pero no todo es significante, en este período de su enseñanza Lacan también subraya la presencia de la satisfacción pulsional en el síntoma, por eso en el Seminario 5 lo presenta como una suerte de "satisfacción al revés" y en el Seminario 7 como un retorno, por vía de sustitución significante, de la satisfacción de la pulsión. Seguramente aquí se guía por los planteos que Freud realiza en "Inhibición, síntoma y angustia" y a los que ya hicimos referencia.<br />
<b>Las pasiones</b> pueden ser abordadas a partir de un caso que fue noticia de los diarios de Buenos Aires.<br />
Se trataba de una pareja, Daniel y Mirta, que convivían desde hacía 13 años y tenían 2 hijas.Siendo de un pueblo del interior del país, se habían mudado a Buenos Aires y parecía que vivían felices, sin embargo repentinamente, en el lapso de una semana, se desencadenó una tragedia.<br />
El lunes 15 de febrero, junto a sus hijas, Mirta dejó la casa casi con lo puesto.<br />
El martes 16, fue a la Oficina de Violencia Familiar que depende de la Corte Suprema y denunció a su marido por malos tratos. Nunca antes había hecho una denuncia judicial o policial contra su marido.<br />
Para el jueves 18 todo parecía encarrilado: Mirta se mudó con las niñas a lo de su hermana mientras desde el juzgado se ordenaban medidas cautelares. Un policía le llevó la notificación a Daniel en la que se le prohibía estar a menos de 200 metros de su esposa e hijas, se lo citaba a una audiencia de conciliación para el 3 de marzo y se le fijaba una cuota alimentaria que debía abonar cada mes. Con tono amargo Daniel se quejó ante la policía que su mujer no contestaba a sus mensajes de texto.<br />
Por esos mismos días Daniel le había confiado a uno de sus hermanos que pensaba en matarla y luego suicidarse. Según consta en el expediente, acusaba a su esposa de abandonarlo tras cobrar una suma importante de dinero por un seguro de vida de su padre, muerto unos meses antes.<br />
Carina, hermana de Mirta, en el sumario judicial negó la existencia del seguro y manifestó que su hermana comenzó a recibir palizas de su esposo cuando nació su primera hija e incluso declaró que éste la quemó con sahumerios en sus partes íntimas.<br />
El lunes 22 de febrero todo terminó en una pesadilla. Ella, con dos policías de custodia, fue a su casa a buscar sus cosas. Daniel irrumpió en la escena, degolló a Mirta, apuñaló a uno de los policías que la acompañaban y se suicidó.<br />
Todos sus parientes y muchos de sus amigos dicen haberse sorprendido por el trágico final de la pareja. Pero a la vez reconocen que había señales de alarma que recién ahora interpretan como tales. "El se iba a trabajar muchos días afuera y no le dejaba dinero; entonces ella, con su hijita en brazos (la menor aún no había nacido), tenía que salir a comer en casa de los parientes", recuerdan algunos aún impactados por el crimen, otros agregan: "En uno de sus viajes Mirta me contó que él la maltrataba. Él llevaba otras mujeres al departamento y luego la castigaba". Ella ya no lo aguantaba más. "otra vez dijo que si lo dejaba él la iba a matar. Pero después juntaba fuerzas y nos decía que estaba dispuesta a separarse". Además "Daniel era muy celoso, no quería que ella saliera sola o trabajara en otro lugar. El siempre decía que sin ella no podía vivir.<br />
Contamos con un documento referido a la tragedia, pues Daniel dejó escrita la letra completa del tema "No me quites la ilusión" que habla sobre una separación.<br />
Seguramente las pasiones y los afectos puestos en juego en esta pareja fueron los senderos por los que se deslizaron los fenómenos de violencia presentes en este material.<br />
Si bien no contamos con los dichos de los sujetos que protagonizaron los hechos, pues han muerto y, como casi siempre sucede en estas situaciones, sólo tenemos algunos relatos de testigos y deudos, el caso nos permite introducirnos en algunas cuestiones que plantea Lacan con respecto a la pasión del neurótico.<br />
En la página 593 de los Escritos, en "La dirección de la cura…"<b>,</b> Lacan identifica la "falta en ser" del sujeto como "<i>el campo mismo donde se despliega la pasión del neurótico" </i>y reconociendo a los analistas ingleses afirma que <i>"han sabido articular esa hiancia de la que da testimonio el neurótico al querer justificar su existencia, y por ende implícitamente distinguir de la relación interhumana, de su calor y de sus engaños, esa relación con el Otro en la que el ser encuentra su estatuto"</i>.<br />
Distingamos, entonces, el calor y los engaños de esta relación interhumana, de esa relación con el Otro donde se constituye el sujeto.<br />
Daniel se iba a trabajar y no le dejaba dinero. De modo recíproco él la acusa a ella de abandonarlo tras cobrar una suma de dinero.<br />
Se puede decir que cada uno percibe que no obtiene lo que espera del otro que, de este modo, lo deja en falta. Incluso si reparamos en el título de la copia de la canción que dejó Daniel: "No me quites la ilusión", el otro parece constituir una amenaza de dejarlo con una falta.<br />
Estas son manifestaciones que se despliegan en el eje imaginario de "la relación interhumana", que ocultan, al mismo tiempo que denuncian la "relación con el Otro en la que el ser encuentra su estatuto". Clínicamente toda coyuntura denuncia algo de la estructura. Es el modo imaginario de denunciar la "falta en ser" del sujeto, y que también puede expresarse, tal como lo propone Miller en un artículo sobre "La pasión del neurótico", la "falta de razón del ser", modificando un poco la fórmula lacaniana.<br />
Del mismo modo que nunca obtiene el goce que espera, el sujeto busca su "razón de ser" en el Otro y, como no la encuentra, experimenta una "falta de razón de ser", que es el campo donde se despliega su pasión.<br />
Podemos inferir que al sujeto le falta "la razón de ser", y como le falta se la inventa. En eso reside su pasión con la que justifica su existencia: "Él siempre decía que sin ella no podía vivir". Es decir que elevándola a la condición de Otro que, en un sentido lo hace existir de un modo consistente, justifica su propia existencia, obteniendo así una razón de ser que le falta.<br />
Es evidente que cuando Mirta decide cambiar las reglas del juego abandonándolo, Daniel ya no puede encontrar otros modos de manifestar su razón de ser, y entonces pasa al acto, e identificándose al objeto por fuera de lo simbólico, abandona su falta en ser para efectivamente ser. Entonces la asesina e inmediatamente se mata.<br />
El caso también permite esbozar algunas reflexiones que nos incumben: Mirta acudió a la Oficina de Violencia Familiar que depende de la Corte Suprema para hacer la denuncia y desde el juzgado donde ésta quedó radicada ordenaron las medidas cautelares que comenzaron con la notificación policial a Daniel. Es decir que el tratamiento sólo fue jurídico-policial, buscando atemperar la situación de violencia por medio de normas y medidas cautelares que no se pudieron cumplir. La crónica no dice que se haya abordado el caso sugiriendo alguna consulta ligada a lo psicológico y mucho menos alguna que incluyera la posibilidad de una escucha psicoanalítica.<br />
Cuando ya sabemos qué pasó, nos podemos preguntar ¿Qué se pudo hacer para evitarlo?<br />
Nuestra respuesta hubiese sido que se le diera una oportunidad a un analista para aplicar algo que nos enseña el psicoanálisis, que su ética no se reduce a un intento de tramitar la violencia por medio de las normas, aunque a veces a nivel jurídico también hagan falta, su ética tampoco consiste en proclamar cual es el bien o el mal para el sujeto, sino que se basa en permitir que el propio sujeto esclarezca su pasión, su pasión por justificar su existencia. Y de ese modo, quizás ese sujeto hubiera podido desplazar, o tramitar de la buena manera, tanto la violencia como las pasiones puestas en juego, actuando acorde a un deseo por el cual no necesitara ya justificarse.<br />
Por cierto que con respecto al caso se trataría del psicoanálisis aplicado, pero también vale para todo análisis en general, ya que todo lo que se despliega en la "relación interhumana", también se despliega en la relación analítica, y cuando el sujeto se introduce en ella no sólo trata de obtener un bienestar, o de curarse, sino también de justificarse, favoreciendo la constitución del sujeto supuesto al saber, pivote de la transferencia.<br />
Luego de haber considerado las cuestiones generales ligadas a la pasión que nos suscita este caso, las podemos abordar más específicamente:<br />
<b>Las pasiones</b> en este período de la enseñanza, Lacan las denomina <b>"</b>pasiones del ser"<b> </b>que son pasiones<b> </b>de la relación con el Otro.<br />
Estas "pasiones del ser" son el amor, el odio y la ignorancia y figuran en las páginas (607) y (609) del Escrito "La dirección de la cura…".<br />
El amor se dirige a la imagen del Otro.<br />
El odio se dirige al ser del Otro, al ser que niega, dice Lacan.<br />
Y la ignorancia se refiere a lo que ignora en su petición, por lo que hay de "indecible" en su demanda dirigida al Otro, puesto que siempre hay un "más acá" y un "más allá" de la demanda, donde se instala el deseo.<b></b><br />
La pasión de la ignorancia designa al saber hecho conjunto vacío y en un sentido el analista debería estar marcado por esta pasión de la ignorancia, así el analizante puede aportar su invención de saber a ese lugar vacío que la ignorancia del analista le ofrece.<br />
Es importante señalar que si a través de estas pasiones el sujeto se dirige al Otro para colmar su falta, entonces las pasiones implican una acción. Amamos, odiamos o ignoramos, según una elección forzada que realizamos, y esa elección supone una acción.<br />
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<div class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">
3) Período bisagra</div>
Antes de abordar la verdadera renovación de conceptos que Lacan produce en el último tramo de su enseñanza, encontramos un período bisagra donde se pueden comenzar a constatar esos cambios, en especial desde el año 1964 en el que presenta su propia versión del Inconsciente, diferenciándose de Freud, al año1970 cuando desarrolla su teoría de los discursos.<br />
Además, en este mismo año, en su exposición titulada <i>Radiofonía, </i>Lacan se refiere al "<i>ascenso al cenit social del objeto llamado por mí a minúscula"<b>[12]</b></i>. Estas nociones son útiles para abordar la violencia en nuestra época.<br />
Pero antes debemos aclarar que en estos años, entre el ´64 y el ´70 ya no encontramos referencias a la violencia propiamente dicha, sino que encontramos lo que podríamos llamar "variaciones o declinaciones de la violencia".<br />
<b>Las declinaciones de la violencia</b> comienzan a aparecer en el Seminario 11 cuando Lacan propone las operaciones de alienación y separación para articular la relación del sujeto con el Otro.<br />
En primer lugar plantea que allí se produce una "elección forzada" entre el ser o el sentido. Esta elección responde a la estructura lógica del "vel".<br />
En el primer tiempo de la alienación o del "vel alienante" el sujeto "sucumbe" ante un significante y se confunde con él. Se trata aquí del "factor letal" del significante que produce la afánisis, desaparición o fading del sujeto en el mismo movimiento en el cual lo reduce a no ser más que un significante. El sujeto coagulado en este S1, maniobra con él y desde allí llama al S2 en tanto sentido.<br />
Luego en el segundo tiempo,<b> </b>como respuesta del precedente, sobreviene la separación, donde el sujeto "ataca la cadena en su intervalo", maniobrando con su vacío va en busca de la falta del Otro, constituyendo a este movimiento como una respuesta de goce, respuesta pulsional que conduce a una recuperación de la libido como objeto perdido.<br />
Los términos que participan en las dos operaciones y nos sugieren que pueden ser consideradas como variaciones o declinaciones de la violencia son: elección forzada, sucumbir, coagular, factor letal, fading, desaparecer, anular, borrar, ataque a la cadena y, por supuesto, pulsión como pulsión de muerte.<br />
En este período tenemos otras declinaciones que van anunciando los vectores del último tramo de la enseñanza y que irán subrayando el aspecto real de esas declinaciones de la violencia, es así como lo constatamos: En la "Proposición del 9 de octubre de 1967…" cuando Lacan plantea que en el horizonte del psicoanálisis en extensión se anuda el psicoanálisis en intensión, centra allí tres puntos de fuga perspectivos, perteneciendo cada uno de ellos a uno de los registros: simbólico, imaginario y real. Con respecto al primero aborda el mito edípico, para el segundo la facticidad de la sociedad de psicoanálisis y para "la tercera facticidad, real, demasiado real, suficientemente real como para que lo real sea más mojigato en promoverlo que la lengua, es lo que hace hablable el término de campo de concentración…"[13]<br />
Se trata entonces del nazismo como precursor de los procesos de segregación cada vez mayores en la medida que van surgiendo los reordenamientos sociales y la universalización del sujeto que la ciencia produce. En ese contexto Lacan llega a una conclusión que se constituye en todo un antecedente respecto de lo que vivimos en la actualidad: "Nuestro porvenir de mercados comunes encontrará su contrapeso en la expresión cada vez más dura de los procesos de segregación"[14]<br />
Estas "facticidades" reales seguirán siendo abordadas por Lacan en los años 70. En el Seminario 17 se encarga de la segregación como el fundamento de la sociedad y el origen de la fraternidad, considerada por "estar separados juntos, separados del resto…"[15].<br />
<b>El síntoma</b> en esta época, en correlación al planteo de la pulsión como concepto fundamental, aparecerá más claramente ligado al goce. Ya en el Seminario de <b>"</b>La Angustia", Lacan había señalado que el "<i>síntoma se basta a sí mismo, porque en su naturaleza es goce"</i> y que sólo se anuda al inconsciente por medio de la transferencia. Justamente por su inclusión en la transferencia las otras referencias sobre el síntoma de Seminarios posteriores van a subrayar la relación del saber y la verdad.<br />
Así en el Seminario 12, "Problemas cruciales para el psicoanálisis", vinculará al psicoanalista ubicado como sujeto supuesto saber y soportando es él mismo el estatuto del síntoma, y en el Seminario 13, "El objeto en psicoanálisis", señalará que el problema del analista es su implicación en el síntoma al que interroga como ser de verdad.<br />
Esa confrontación entre saber y verdad se manifiesta también en el Escrito de 1966 "Del sujeto por fin cuestionado"[16] en el que presenta al síntoma representando "el retorno de la verdad como tal en la falla de un saber"<br />
El otro momento bisagra es cuando presenta su teoría de los discursos.<br />
Allí el inconsciente queda identificado al discurso del amo. Y el síntoma se ubica en el lugar del agente. Alrededor del síntoma se ordenará todo lo que se refiere al discurso de la histérica y lo que permite el trabajo del síntoma bajo las condiciones de la experiencia analítica es, precisamente, la "histerización" del discurso.<br />
<b>Las pasiones, </b>en este período de su enseñanza, quedan bajo el imperio de un afecto especial entre todos los otros y al que Lacan le dedica un Seminario entero: La Angustia,<b> </b>el único afecto que no engaña, pues tiene una referencia directa con el registro de lo Real.<br />
Podemos vincular este punto con una ausencia de significante y un vacío de significación, lo que puede dar como resultado una presencia positiva del objeto pequeño "a".<br />
Todos los demás afectos serán abordados como efectos del lenguaje sobre el cuerpo: en primer lugar como un efecto de recorte o vaciamiento de goce, es decir que aquí se produce una pérdida de goce que bien puede ser señalada con la sigla – φ. En segundo lugar como un efecto de recuperación que se produce a nivel de la pulsión, que implica un movimiento de "separación" del sujeto respecto del Otro simbólico y que se corresponde con una respuesta a la alienación significante. Aquí la sigla que corresponde vuelve a ser "a".<br />
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<span class="SubTitulo" style="font-size: 18px; line-height: 21px;">4) El período pos-estructuralista de la enseñanza </span>(a partir de la década del 70)<br />
Podemos considerar que este último período comienza con el Seminario 20, Aún (72/73) donde termina por definir al Inconsciente como hecho de lalengua, acentuando más lo que él llama su "moterialismo", materialismo de la palabra (mot). Es la época dominada por el apotegma: "Hay Uno". El S1 solo, que no se encadena.<br />
Por cierto que el antecedente del S1 solo es también el objeto <i>a</i> como resto, aislado, caído de lo simbólico.<b> </b>Precisamente en su curso "Los signos del goce" <i>(Ce qui fait insigne)</i> Jacques-Alain Miller propone aislar a lo largo de la enseñanza de Lacan, la articulación entre S1 y el objeto <i>a</i>, a los que llegará a tratar en términos de conjunción, superposición y hasta confusión.<br />
Precisamente, esa relación entre S1 y <i>a</i>, Lacan lo plantea en La Tercera<b> </b>(1974), y es lo que, para Miller, hace insignia.<br />
Por otro lado el S1 solo, aislado, no llama a la comunicación sino que, fundamentalmente, porta goce. Eso complica la relación entre el goce del Uno y el goce del Otro, lo que inspira la afirmación lacaniana de "No hay relación sexual", del mismo modo que cuestiona al Uno de la totalidad, lo que conduce a la Lógica del No-todo para dar cuenta de la posición de La mujer que, en tanto tal, no existe.<br />
En esta etapa el sujeto es definido como parlêtre, el hablanteser, que es el sujeto más el cuerpo gozante.<br />
<b>Las declinaciones de la violencia</b> que se destacan por esta época son el racismo y el estrago. En "El atolondradicho" (1972) se refiere al tema del racismo "de los discursos en acción"[17], la raza de los amos, esclavos, pedantes, sabihondos… donde cada discurso califica un modo de goce.<br />
Luego en "Televisión" (1973) considera al racismo como un rechazo al modo de goce del Otro a quien intentamos imponerle el nuestro, profetizando, además, su ascenso.<br />
El estrago aparece en el Seminario 23 (1975/76) donde plantea que así como una mujer es un sinthome para todo hombre, éste para una mujer puede ser un estrago<b>,</b> pues como partenaire- síntoma de ella se constituye por lo infinito de su demanda de amor, acorde a su estructura de No-todo. Es decir que el hombre puede responder ajustándose a la demanda infinita que se le dirige, y así será un estrago para la mujer, en el mejor de los casos deslumbrándola o en el peor devastándola.<br />
<b>El síntoma</b> de este período de la enseñanza queda ubicado según la teoría de los nudos, en "La Tercera"<b> </b>(1974) aparece como un efecto de desborde o intrusión de lo Real sobre lo Simbólico. Ese desborde arrastra al goce fálico que se ubica en la intersección Real/Simbólico. Por eso plantea que "el síntoma es la irrupción de esa anomalía en que consiste el goce fálico, en la medida en que en él se expande, se despliega esa falta fundamental que califico de no relación sexual"[18].<br />
Así el saber del Inconsciente que se ubica en lo Simbólico, hace que el síntoma recule al ganarle terreno.<br />
Unos meses después en la primera<b> </b>clase de RSI<b> </b>(10/12/74), Lacan mantiene un criterio similar respecto del tratamiento del síntoma pero lo inscribe de un modo inverso, ahora lo ubica como efecto de lo Simbólico en lo Real, lo que nos permite operar sobre este síntoma que es signo de lo que no anda en lo Real. Así el inconsciente respondiendo del síntoma puede ser responsable de su reducción.<br />
Finalmente en el Seminario 23 "El Sinthome" (1975/6) la nueva versión del síntoma funcionará como un cuarto nudo que podrá mantener unidas las tres funciones representadas en los tres redondeles de lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real.<br />
También debemos señalar que como en esta última etapa pierde peso la práctica del Inconsciente considerado como discurso del Otro, y se la plantea a partir del Uno, podemos considerar al sinthome, como el sinthome del Uno.<br />
Un modo de abordarlo es considerar que si el síntoma es un modo de goce del Inconsciente, es un modo de goce del S1 con el que se constituye la realidad del Inconsciente, o mejor, el "materialismo" ligado al goce de lalengua.<br />
El síntoma o el sinthome del Uno sería así un modo de dominar el goce del Uno, el goce depositado en lalengua.<br />
<b>Las pasiones</b>, vuelven a ser consideradas como "pasiones del alma", sólo que aquí Lacan las presenta como "las pasiones del <i>a</i>", como un asunto de saber en su relación con el objeto que concentra goce.<br />
El primero de los afectos o pasiones del alma, cuando comienza a enumerarlos en el texto Televisión, es la depresión que él prefiere llamar tristeza. Hay que entender a esa tristeza, tal como lo propone J.-A. Miller, como un saber que es triste, que es impotente para poner el significante en resonancia con el goce. Por eso Lacan la califica como una "falta moral"[19], o mejor una cobardía porque pretende reducir todo al significante dejando al goce por fuera.<br />
En cambio el saber alegre admite que si bien ese goce no puede ser reabsorbido por el significante, o como decimos, por el saber, tampoco le es exterior, sino que se encuentra en una exterioridad que es interna, íntima al saber. Es decir, que el saber alegre admite la extimidad del goce con respecto al saber del significante.<br />
Así como la tristeza es un afecto que señala una cobardía y una impotencia, al pretender reducir todo al significante, rechazando el goce, el saber alegre, la alegría lacaniana, toca lo real señalando lo imposible del saber, pero encerrando en el saber lo que no puede decirse, sin rechazarlo o dejarlo afuera, de esa manera, como ya dijimos, el significante se reconcilia con el goce.<br />
J.-A. Miller considera que para caracterizar el final del análisis, Lacan evoca el entusiasmo como una posibilidad de lo que denominó saber alegre en Televisión.<br />
Entonces el entusiasmo del final del análisis se articula a un saber pero de una manera opuesta al modo en que se articula la beatitud, otra de las pasiones del alma que figura en la lista de "Televisión" y que también pertenece al registro del saber, pero que no está tan ligada al sujeto como los anteriores, sino que se refiere al Otro, al todo Otro que no le falta nada. Es el sueño de un Dios contento con su goce y por el cual el sujeto no debería sacrificar nada como para satisfacer su deseo, lo que finalmente provoca tedio o fastidio, que es la otra pasión del alma que se le articula.<br />
Por el contrario el entusiasmo del final del análisis no se articula a un saber que se refiera a un Otro que además no existe, más bien es el entusiasmo de asumir que "el saber sí existe, a condición de construirlo y de inventarlo"[20].<br />
En este punto podemos concluir con el trayecto propuesto, sabiendo que los horizontes que plantea el psicoanálisis siempre motivarán a nuevos recorridos.</div>
<div class="NotasPie" style="background-color: white; color: #474747; font-family: "Trebuchet MS", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 11px; line-height: 15px;">
<hr style="background-color: #d9d9d9; border: none; color: #d9d9d9; height: 1px; margin: 5px 0px; width: 740px;" />
NOTAS<br />
<ol>
<li style="margin-bottom: 5px;">Laurent, Eric. "Los objetos de la pasión", página 10. Ed. Tres Haches. Buenos Aires.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Freud, Sigmund. "Inhibición, síntoma y angustia", Obras Completas, tomo XX, Amorrortu editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. La agresividad en psicoanálisis. Escritos I, página 96. Siglo XXI editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Idem ant., página 90</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Idem ant.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Idem ant. Página 109</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. "Acerca de la causalidad psíquica", páginas 177/78. Escritos 1. Siglo XXI editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Las formaciones del Inconsciente, El Seminario. Libro 5, página 468. Editorial Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. La subversión del sujeto y la dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Página 790. Escritos 2. Siglo XXI editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud". Escritos 2, página 508. Siglo XXI editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Idem ant. Página 498.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Radiofonía. Otros Escritos, página 436. Ed. Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela. Página 276. Otros Escritos, editorial Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Idem ant, Pág. 276.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. El Seminario. Libro 17. El revés del Psicoanálisis, página 121, editorial Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jaques. "Del sujeto por fin cuestionado". Escritos 1, página 224. Siglo XXI editores.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. El Atolondradicho. Páginas 486/7. Otros Escritos. Ed. Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Revista Lacaniana Nº 18. Página 29. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Lacan, Jacques. Televisión, página 552. Otros Escritos. Ed. Paidós.</li>
<li style="margin-bottom: 5px;">Miller, Jacques-Alain. A propósito de los afectos en la experiencia analítica", páginas 163/4. Matemas II. Ediciones Manantial.</li>
</ol>
<div>
<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" style="color: black; font-size: 13px; width: 100%px;"><tbody>
<tr><td class="MR_PlacasTit" style="background: rgb(247, 243, 217); color: #002060; font-size: 16px; min-height: 31px; padding: 5px 5px 5px 10px;"><b>REVISTA DE LA ORIENTACIÓN LACANIANA DE LA CIUDAD DE MEXICO</b> | Nro. 3 - Noviembre 2016</td></tr>
<tr><td> Marcelo Marotta<br />
<div class="Texto" style="clear: both; line-height: 20px; text-align: justify;">
AME Analista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Co- fundador del Departamento de Estudios Psicoanalíticos sobre Violencia (VEL) del Centro de Investigaciones del Instituto Clínico de Buenos Aires. Director del Centro de Investigación y Docencia de Bahía Blanca del Instituto Oscar Masotta. Responsable de la Presentación de Enfermos del Servicio 26 del Hospital Borda. Docente de Casuística del Instituto Clínico de Buenos Aires.</div>
</td></tr>
</tbody></table>
</div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-44045201036856459092019-10-31T03:22:00.000-07:002019-11-07T03:20:56.163-08:00“COMPENSACIÓN IMAGINARIA DEL EDIPO AUSENTE” Una lectura posible de la novela “A sangre fría” de Truman Capote<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCbSD7jG73JZfqQWYMeImNwgqOlzyOhGNR-smbRCxXMdlfV9l73FUx-j65eGlDr-5nxVh_bTVRAA3on89sxyc-96fz0YMkGmjDjxb2Y1hCpNIfLJgZsmTQOoECC405LrmgbNXqeMOGNpIH/s1600/Truman-Capote-800x445.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="800" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCbSD7jG73JZfqQWYMeImNwgqOlzyOhGNR-smbRCxXMdlfV9l73FUx-j65eGlDr-5nxVh_bTVRAA3on89sxyc-96fz0YMkGmjDjxb2Y1hCpNIfLJgZsmTQOoECC405LrmgbNXqeMOGNpIH/s320/Truman-Capote-800x445.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p><br /> </o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;">“Yo que sentí el horror
de los espejos<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;">no sólo ante el
cristal impenetrable<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>donde acaba y empieza,
inhabitable,<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;">un imposible
espacio de reflejos”<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;">Jorge Luis
Borges. <o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt;">En “El Hacedor”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoSubtitle" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Introducción<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Me propongo, en el
siguiente trabajo, hacer una articulación entre el concepto de psicosis
ordinaria y el personaje de la novela de Truman Capote “A sangre fría”, Perry
Smith.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A mi entender, el personaje
es descripto por el autor (desde la fascinación que se sabe le provocaba) como
un hombre errático, impulsivo, abandonado por sus padres, desamparado. Perry
produce en Capote una gran curiosidad y lo describe con fino detalle,
citándolo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esa descripción del
personaje podría servir para ilustrar el pasaje al acto en una psicosis
ordinaria, aparentemente inmotivado pero si se analiza en detalle, con una
serie de hechos que, encadenados, llevaron a él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mi hipótesis es que
este personaje, encuentra a lo largo de la biografía que Capote realiza, una
serie de compensaciones imaginarias que le permiten estabilizarse. Junto con
eso, hay toda una serie de detalles forclusivos, pequeñas sutilezas que a mi
entender aparecen en la novela como “rarezas” propias de este personaje y que
podrían estar en el marco de estos detalles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Finalmente creo, que la
ya fallida y frágil sutura identificatoria fracasa en el momento del hecho. La
virilidad de Dick es puesta en cuestión en la escena en la casa de los Clutter
y Perry pasa al acto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<h2>
La novela<o:p></o:p></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La novela “A sangre
fría” fue escrita por Truman Capote entre los años 1.960 y 1.966. Se trata de
una ficcionalización de un hecho real.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El autor toma
conocimiento de los hechos a través de un artículo periodístico y se embarca en
una exhaustiva investigación, que incluye entrevistas a los habitantes del
pueblo, semblanzas del mismo, análisis de las declaraciones judiciales,
pericias etc.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La novela da lugar a un
nuevo género literario y dio lugar a una nueva manera de escribir en la
literatura norteamericana: lo que se traduce como <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“nonficcion novel” </i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o novela testimonio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Capote utiliza en el
libro una estructura narrativa original que le permite moverse libremente sobre
la historia que va a contar. El lector sabe desde el principio que ha habido un
cuádruple crimen: la familia Clutter ha sido asesinada: el matrimonio y dos
hijos adolescentes. El horror ha ocurrido en el pueblo de Holcomb, suburbio de
Garden City.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La familia Clutter
representa los ideales norteamericanos de la época. Se trata de una muerte
brutal y sin motivo aparente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La comunidad de Holcomb,
un pueblo tradicional del Estado de Kansas, hasta ese momento un lugar tranquilo,
de puertas abiertas, se describe conmovida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Paralelamente, de un
modo contínuo en el relato, Capote describe el raid anterior y posterior de los
autores de la masacre: Perry Smith y Dick Hickock. Ambos hombres convivieron en
la cárcel y luego se encuentran para cometer el robo en la casa de los Clutter,
en base a un dato erróneo que un compañero de celda le transmite a Dick.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El relato, en forma de
mosaico, de flash backs facilita el dinamismo de la acción y atrapa al lector.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La noticia impacta a la
opinión pública, revela que la tradicional vida de la clase media
norteamericana guarda en su seno un núcleo de odio, resentimiento y rencor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">… “La impresión que nos
hubiese causado el crimen no hubiera sido tan tremenda si no se hubiese tratado
justamente de los Clutter. De alguien menos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">admirado</i>
que ellos, próspero y seguro. Pero es que esa familia representaba todo cuanto
la gente valora y respeta. Y es que una cosa así les haya podido suceder precisamente
a ellos…, bueno, es como si nos dijeran que no existe Dios. Hace que la vida
parezca sin sentido”. (Capote, 1965, p.120)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mientras se desarrollan
las investigaciones, la novela va desplegando el perfil psicológico de los
personajes de la trama: las víctimas, los asesinos y los habitantes del pueblo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los diálogos entre
Perry Smith y Dick Hickock permiten trazar un hilo biográfico en forma de
rompecabezas que muestra las tensiones en aumento que llegan a su punto máximo
en la escena del crimen.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El orden aleatorio de
la revelación de los hechos, hace que esta escena se narre en un punto avanzado
de la historia, mediante la declaración de los acusados a la policía. Se revela
entonces, que el horror ha sido resultado de un “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">accidente psicológico”, </i>reflexión que el autor atribuye a Al Dewey,
policía de pueblo que comanda la investigación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Tristeza y profunda
fatiga en el centro del silencio de Dewey. Había sido su ambición saber qué
había pasado en la casa aquélla noche”… “El crimen era un accidente psicológico,
un acto virtualmente impersonal; las víctimas podían haber sido muertas por un
rayo” (Capote, 1965, p. 321)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El personaje del
policía representa la figura del pueblo. Encarna lo incomprensible para un
neurótico del hecho de que el horror pueda devenir de un acto aparentemente
inmotivado desde la perspectiva del fantasma. El personaje de Dewey intenta
durante toda la novela armar un rompecabezas psicótico con piezas neuróticas:
se pregunta por ejemplo cómo dos individuos pueden llegar al mismo grado de
violencia en el mismo momento o cómo pueden coexistir en la misma escena la
compasión y la solidaridad de poner a la víctima sobre la caja de un colchón
para que esté cómoda y la furia de cortarle luego la garganta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Capote describe en
forma brillante, los contrastes de la sociedad norteamericana y también su
hipocresía. Al final de la novela, Smith y Hickock son ejecutados, luego de
cinco años de vaivenes judiciales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<h2>
Las Psicosis Ordinarias<o:p></o:p></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El concepto de psicosis
ordinarias, o más exactamente, el programa de investigación propuesto por
Jacques Alain Miller, está en relación con aquéllos casos que interrogan y
hacen obstáculo desde la perspectiva de una clínica discontinuista: ausencia o
presencia del significante fálico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En estas presentaciones
se descarta la neurosis pero es necesario pensar en la singularidad del caso
más en desenganches y reenganches que en desencadenamientos o en síntomas
psicóticos ruidosos y específicos como el delirio, las alucinaciones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o el intento de una estabilización vía una
metáfora delirante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La nueva perspectiva
diagnóstica pensada como un contínuo, responde a la necesidad de un nuevo
ángulo que permita al psicoanálisis establecer marcos para pensar la clínica
contemporánea, a la luz de los fenómenos que se presentan en los que Miller y
Laurent han denominado la época<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del Otro
que no existe. Época que ha llevado al ascenso al cénit social del objeto a, a
la proliferación de los comités de ética y a la dehiscencia de las figuras de
autoridad y de encarnación de los ideales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las psicosis ordinarias
y las extraordinarias comparten el agujero forclusivo respecto del Nombre del
Padre. Ambas se diferencian en el tratamiento del mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ya en su Seminario 3,
Lacan trata de pensar a través del caso Schreber, qué desencadena a este
sujeto, cuál es su enganche con el mundo, cuál su desenganche y a través de qué
recursos vuelve a engancharse. También se interesa por la coyuntura previa al
desencadenamiento, lo que llama las pre psicosis que incluye el momento de la
psicosis compensada imaginariamente y el de la perplejidad, lo que llama punto
pánico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dice allí Lacan: “Nada
se asemeja tanto a una sintomatología neurótica como una sintomatología pre
psicótica” (Lacan, 1981, p273). Para ejemplificarlo toma un caso de Katan en el
cual un adolescente toma identificaciones imaginarias de un grupo de compañeros
que le permite sostenerse… “mediante una identificación, un “enganche”
siguiendo los pasos de sus camaradas” (Lacan… p 273). De esta manera articula
una respuesta, un ordenamiento frente al goce que lo interroga respecto de la
virilidad: cómo ser un hombre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este modo de
compensación imaginaria se relaciona con las personalidades “como si”,
destacadas por H. Deutch, que Lacan define como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">compensación imaginaria del Edipo
ausente</i></b>. Esta identificación imaginaria reduce la función paterna a una
imagen “que no se inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero cuya función
de modelo, de alienación especular, le da a todo sujeto un punto de enganche y
le permite aprehenderse en el plano imaginario (Lacan, 1981p. 291). Estos
puntos de compensación, de sutura en espejo permite a los “psicóticos vivir
compensados, tienen aparentemente comportamientos ordinarios considerados como
normalmente viriles y, de golpe, Dios sabe por qué, se descompensan” (Lacan,
1981 p. 292)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo que Lacan llama
enganche y punto de enganche, son arreglos con un punto forclusivo antes del
desencadenamiento, en el caso que nos ocupa, el acceso a la virilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Es lo que Jacques Alain
Miller denomina en su texto “Efecto retorno sobre las psicosis ordinaria” como
un CMB (compensatory make beliebe), un sustituto del Nombre del Padre, un como
si en el que se cree.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En la vida de estos
sujetos compensados imaginariamente, hay signos discretos de forclusión, puntos
de enganche y desenganche, errancias que dan cuenta de un ordenamiento no
standard, signos ínfimos de forclusión, precarias identificaciones que permiten
al sujeto hacer frente al goce.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se trata entonces de
sujetos que se identifican en el eje a-a´, que hacen exactamente lo que hace su
compañero imaginario, mientras eso se sostiene, mientras no haya un paso en
falso para que el espejo se quiebre. Si ocurre algo que desestabiliza esta
frágil solución, la catástrofe subjetiva adviene, la defensa contra lo Real, fracasa.<o:p></o:p></span></div>
<h2>
El “caso” Perry Smith. ¿Una psicosis ordinaria?<o:p></o:p></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt; line-height: 115%;">“La vida de Perry
Smith no había sido ningún<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lecho de
rosas<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt; line-height: 115%;">Sino algo
patético, una horrible y solitaria carrera de <o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt; line-height: 115%;">un espejismo a
otro.”<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 8.0pt; line-height: 115%;">Truman Capote, “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">A Sangre fría”<o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La hipótesis que
orienta este trabajo es que el personaje de Perry Smith (siempre teniendo en
cuenta que se trata de una ficción y lo que leemos es el producto de que lo que
el autor escuchó, lo escribe con su fantasma) es alguien que se adscribe dentro
del diagnóstico de Psicosis Ordinaria. Esta hipótesis es la que trataré de
probar tomando los datos biográficos que T. Capote aporta, el in crescendo de
la tensión entre Dick Hickock y Perry Smith durante su viaje al lugar del hecho
y el punto cúlmine en la escena del crimen. En esa escena, la compensación
imaginaria que Perry hace con la imagen y los atributos que proyecta en Dick
cae con la división subjetiva que el personaje le descubre y es allí cuando se
desencadena la tragedia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mi hipótesis incluye
asimismo que Dick Hickock fue para Perry, así como los personajes de Willie Jay
y Joe James, compensaciones imaginarias, imágenes viriles (unas más
pacificantes que otras), suplencias que le permitieron una estabilización y su
posterior fracaso, a mi entender en el pasaje al acto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los antecedentes de la
catástrofe de la noche del crimen, los da Capote cuando nos describe la
errancia del personaje, durante cuatro meses, si rumbo, luego de su salida de
la cárcel. No tenemos referencias al respecto en este caso particular pero la
cárcel, el encierro, en ocasiones funciona como un elemento estabilizador.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Perry deambula,
describe Capote, con la obsesión de reencontrarse con Willie Jay, un hombre que
conoció en el encierro y que funcionaba para él como una referencia. Este
hombre lo orientaba, le daba indicaciones, lo captaba a través de la religión.
El autor describe esos meses en la vida de Perry como solitarios y desoladores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Da la impresión que
Willie Jay, era una figura mucho más pacificante en la vida de Perry ya que lo
calmaba, lo orientaba en sus relaciones y le advertía sobre la necesidad de
controlar su furia. Perry siente por él una “intensa admiración”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En ese deambular, un
día Perry “supo” que debía encontrar a Willie Jay. Da la impresión que en ese
“saber”, hay una certeza, un intento de enganche. Cuando no lo encuentra,
recibe una carta de Dick, que es una figura catastrófica para Perry, en el
sentido de que a éste le interesa ese rasgo de furia de Perry “como una
auténtica máquina de matar”, para lograr los fines que tenía planeados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El personaje de Perry
es descripto por Capote como un niño abandonado, desenganchado del Otro, salvo
excepciones donde establece lazos no estándar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">De padre que suponemos
psicótico, errante también y de madre alcohólica, es abandonado a la edad de
siete años al cuidado de unas monjas que lo hacen objeto de su furia y lo
torturan. De su infancia sabemos que tenía un síntoma de enuresis, accesos de
furia y pesadillas. Hay también una fantasía de rescate que tiene elementos muy
reales de devoración y que por momentos, en el relato, no queda claro si es una
fantasía o una alucinación, ya que a veces se transformaba, según sus
descripciones “en un lugar verdadero”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En su adolescencia se
repiten las escenas de desamparo, los intentos de relacionarse con su padre que
le propone proyectos errantes, delirantes y desproporcionados que lo
enloquecen.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Luego de esos intentos,
Perry va a la guerra de Corea donde tuvo numerosas dificultades de violencia.
Destaco de estas descripciones, un viaje en barco que describe como “lleno de
maricas” que lo acosaban hasta el punto de pensar en suicidarse. Refiere luego,
haber tenido otros problemas con “maricas” que querían perjudicarlo. Esto, a mi
entender podrían ser descompensaciones de Perry en el marco de la guerra,
delirios de persecución en relación con los otros próximos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando finaliza su
servicio en la guerra, Perry tiene un accidente. Se recupera en la casa de Joe
James. Describe su estancia allí como pacificadora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Luego va al encuentro
de su padre. Encuentro que termina en una escena de extrema violencia en la que
estuvo a punto de estrangularlo y dice “mis manos eran mis manos pero no era yo
quién las controlaba” “quería despedazarlo”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A partir de allí, Perry
comete un robo que lo lleva a la cárcel. Allí conoce a Perry y a Willie Jay,
ambas figuras de compensación imaginaria para Perry.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Perry describe a Dick
como “Dick el práctico”, como aquél que se casó dos veces y tuvo hijos, lo que
representaba para él, “todo lo que un hombre debe hacer”. Si bien no entendía de
música ni de poesía, lo que Dick tenía de prosaico, su positivista modo de
enfocar las cosas lo atraía. Dick comparado con él, le parecía “auténticamente
duro, invulnerable y totalmente masculino”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">También es de destacar
que Capote capta lo que llama una “primitiva confianza en Dick” por parte de
Perry, algo que parece ser inclasificable e incomprensible para el autor. En
este marco, Capote describe todo el viaje hacia la casa de los Clutter, la
preparación, con los matices que esta “primitiva confianza” tenía, de
admiración y tensión agresiva entre ambos personajes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dick le hace creer a
Perry que le interesan sus búsquedas de tesoros, sus viajes, sus proyectos para
que lo siga en sus planes. Perry advierte en algunos momentos las grietas de
este interés y se desorienta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando llegan a la casa
de los Clutter, Dick es el que se desorienta cuando ve frustrados sus planes de
encontrar una caja fuerte. La división subjetiva es clara, está confundido y
Perry lo advierte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay dos elementos que
me parece importantes de destacar como desencadenantes también: el dólar
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Bonnie Clutter que Perry va a buscar
“de rodillas” debajo de la cama y que se vio ir a buscar “como desde afuera”,
situación que describe como humillante, y las intenciones de Dick de violar a
la chica, ya que él se describe como alguien que no soporta la gente “que no
sabe controlar sus impulsos sexuales”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ambas situaciones y la
división de Dick, ponen a Perry en una situación límite: quiere forzar a Dick a
admitir que es un cobarde y un farsante. Le da el cuchillo para que mate al
señor Clutter y cuando no lo hace, se da vuelta y le corta el cuello a éste. Situación
que no advierte hasta que oye el sonido de la garganta cortada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dick quiere irse pero
él no se lo permite y le dispara a toda la familia. La descripción que Perry
hace de lo que ocurre impresiona como un fenómeno elemental en su conjunto,
atravesado por ruidos y explosión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Yo no quería hacerle
daño a aquél hombre. A mí me parecía un seños muy bueno. Muy cortés. Lo pensé
así hasta el momento en que le corté el cuello” (Capote, 1965, p. 319)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Recuerden que Dick y
yo habíamos tenido diferencias. Se me revolvía el estómago al pensar que había
sentido admiración por él, que me había tragado todas sus fanfarronadas. Le
dije: Bueno, Dick ¿no sientes escrúpulos? No me contestó. Le dije: déjalos
vivos y no será poco lo que nos echen. Tenía el cuchillo en la mano. Se lo pedí
y me lo entregó. Le dije: muy bien, Dick. Vamos allá. Pero yo quería. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo
sólo quería obligarlo a disuadirme, forzarlo a admitir que era un cobarde y un
farsante. ¿Sabe? Era algo entre Dick y yo. Me arrodillé junto al señor Clutter
y con el daño que me hizo me acordé de aquél maldito dólar. Del dólar de plata.
Vergüenza y asco” </i></b>(Capote, 1965, p 319)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“No me di cuenta de lo
que había hecho hasta que oí aquél sonido. Como de alguien que se ahoga. Que
grita bajo el agua. Le di la navaja a Dick y le dije: “acaba con él, te
sentirás mejor”. Dick probó o sintió que lo hacía. Pero el hombre aquél tenía
la fuerza de diez hombres, se había soltado y tenía las manos libres. A Dick le
entró pánico. Quería largarse de allí. Pero yo no lo dejé. El hombre iba a
morir de todos modos, ya lo sé pero no podía dejarlo así. Le dije a Dick que
cogiera la linterna y lo enfocara. Cogí la escopeta y le apunté. La habitación
explotó. Se puso azul. Se incendió” (Capote, 1965, p 320)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se concluye de estos
fragmentos, que Perry no soporta la división de Dick y eso le produce un acceso
de furia que, en lugar de descargarse en él, se descarga en el señor Clutter y
luego en toda su familia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoSubtitle" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<h2>
Conclusión<o:p></o:p></h2>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El pasaje al acto de
Perry Smith, es, a mi entender, una ruptura de la compensación imaginaria del
Edipo ausente que los rasgos de “virilidad” de Dick estructuraban en él. La
ruptura del espejo le provoca un retorno que es, a mi entender toda la escena
que él describe y que arma a posteriori en el relato que hace.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cabe también pensar en
la “inmotivación” de los crímenes psicóticos desde el punto de vista neurótico.
Teniendo en cuenta que tal motivación tiene que ver con hechos “comprensibles”
dentro de la lógica compartida, este tipo de hechos irrumpen en las sociedades
como aquello que esta fuera de la significación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Según la Real Academia
Española, el término motivo deriva del latín motivus que es relativo a
movimiento y que designa a alguna cosa que tiene eficacia o virtud para mover.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué es lo que mueve
entonces al acto? ¿qué es lo que mueve al pasaje al acto? Desde la perspectiva
de la ciencia y los cálculos de rentabilidad, lo que mueve a un sujeto es la
maximización del bien, sobre un modelo de acción que es la gestión empresarial,
donde se pueden “evaluar” las opciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para Lacan, el pasaje
al acto es el paradigma del acto, allí, no hay sujeto, es un suicidio del
sujeto, en el cual puede volver a emerger pero nunca será el mismo, de allí su
carácter<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mutativo. El pasaje al acto pone
en cuestión al sujeto del pensamiento y el postulado de la búsqueda del
soberano bien que en los tiempos actuales está identificado con lo útil, es en
relación a este punto de mira de la utilidad que se mide la adecuación o la
inadecuación de un acto y que un sujeto, se perjudique a sí mismo. La pulsión
de muerte contradice estos postulados de rentabilidad y ponen sobre el tapete
la necesidad de establecer otra discusión en relación con el crimen psicótico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por ello, me parece
necesario pensar el pasaje al acto psicótico, en relación con sus propios
“motivos” y desencadenantes que, como en el “caso” Perry Smith nos remiten a
una cuestión de estructura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></div>
<h2>
Bibliografía<o:p></o:p></h2>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Borges, Jorge Luis. (1960)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hacedor. </i>Buenos Aires, Emecé
Editores, 1989<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Capote, Truman. (1969) <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">“</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">A
sangre fría”, Bruguera, Barcelona, 1979<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lacan, Jacques. (1981) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Seminario</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro 3, Las psicosis,</i> 1ª edición, 23ª reimpresión, Buenos Aires,
Paidós, 2015<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain. (1997)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los inclasificables de la clínica
psicoanalítica</i>. Buenos Aires, Paidós, 1999.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain. (1999)
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La psicosis ordinaria: la convención de
Antibes.</i> 1ª edición 3ª reimpresión: Buenos Aires, Paidós, 2006<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain.
(2005) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Otro que no existe y sus
comités de ética</i>. Con colaboración de Eric Laurent. Buenos Aires, Paidós,
2005<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Miller, Jacques Alain.
“Efecto retorno sobre las psicosis ordinarias”. Revista digital Consecuencias
nª 15 </span><a href="http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/015/template.php?file=arts/Alcances/Efecto-retorno-sobre-la-psicosis-ordinaria.html"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/015/template.php?file=arts/Alcances/Efecto-retorno-sobre-la-psicosis-ordinaria.html</span></a><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-19495301891650899802017-09-19T05:11:00.001-07:002017-09-19T05:11:20.603-07:00<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">"Como se sabe, el acto analítico es distinto de cualquier acción, el acto analítico no consiste en hacer, sino en autorizar el hacer del sujeto. El acto analítico es como tal, un corte en el discurso, es amputarlo de cualquier censura, al menos virtualmente. El acto analítico es liberar la asociación- es decir la palabra- de lo que la constriñe, para que discurra libremente. Y entonces constatamos que la palabra liberada recupera recuerdos, pone en presente el pasado, y bosqueja un porvenir."</span><br style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;" /><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">J. A. Miller</span><br style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;" /><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">Sutilezas Analíticas</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZwOY8QAzie-D-Jxz6T4rY4eKyZK4lTIOiPgp8qUhC4hqMsOxxeu7Ms3NQdoq0U54c4kh9D9kPSC6bHcgI1_dGA4USf6W1f-HNrsLKbyVsnsrwtKq8azCwyVmxUn9xZigW14xT5dFmYmZE/s1600/jam-en-le-point.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="200" data-original-width="350" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZwOY8QAzie-D-Jxz6T4rY4eKyZK4lTIOiPgp8qUhC4hqMsOxxeu7Ms3NQdoq0U54c4kh9D9kPSC6bHcgI1_dGA4USf6W1f-HNrsLKbyVsnsrwtKq8azCwyVmxUn9xZigW14xT5dFmYmZE/s320/jam-en-le-point.jpg" width="320" /></a></div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-78230685283678539862017-08-25T03:59:00.001-07:002017-08-25T04:00:32.778-07:00Reseña de libros: La condición femenina<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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El libro "La condición femenina" de Marcelo barros, es un libro indispensable para los que, como yo, investigamos sobre el goce femenino. Reúne en sus páginas citas, reflexiones, explicaciones e interrogantes con el estilo de Marcelo Barros: ameno, claro, fluído y su ya conocido toque humorístico.<br />
El mejor libro sobre la temática de lo femenino.<br />
Más información en este Link<br />
http://www.marcelobarros.com.ar/template.php?file=Publicaciones/La-condicion-femenina.htmlFlorencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-70740214501921230422017-08-25T03:37:00.000-07:002017-08-25T03:39:07.182-07:00Tres Conferencias de Eric Laurent<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqKO2E66gPoyLPRMgkNu_V_zNvb8jXkEYwmYxvMWEFtLlMosf7gqx4VzqnaphYhh-N3z3J7wPOhUBAW3orS-N0g_lRRIB3n3hyHLR3Aoe_0bZ7ZCeKthotyw17D925Dn9WmfuVevDmV7n4/s1600/laurent-crisis.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="293" data-original-width="500" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqKO2E66gPoyLPRMgkNu_V_zNvb8jXkEYwmYxvMWEFtLlMosf7gqx4VzqnaphYhh-N3z3J7wPOhUBAW3orS-N0g_lRRIB3n3hyHLR3Aoe_0bZ7ZCeKthotyw17D925Dn9WmfuVevDmV7n4/s320/laurent-crisis.jpg" width="320" /></a></div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-6477802365112914622017-08-25T03:31:00.000-07:002017-08-25T03:31:33.640-07:00Graciela Brodsky - Lo real, un real y la invitación del psicoanálisis. Hacia el IX Congreso AMP<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/DB3-0nC0epw/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/DB3-0nC0epw?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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Maneras de nombrar lo Real y las maneras de nombrar Lo Real que no forman un TodoFlorencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-9414255469579129802017-08-24T07:38:00.001-07:002017-08-25T03:45:28.550-07:00 Las mujeres y el amor. El semblante entre un hombre y una mujer<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
Por Silvia Tendlarsz</div>
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<div class="Texto" style="background-color: white; font-family: Roboto, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 22px;">
"Estamos hechos de la madera de nuestros síntomas (<i>sinthome</i>)", afirma Jacques-Alain Miller en su exposición en el teatro Coliseo de Buenos Aires, en abril de 2008, parafraseando a Jorge Luis Borges que decía a su vez que estamos hechos de la madera de nuestros sueños. Pero más exactamente, dice, "podemos ser el síntoma (<i>sinthome</i>) de otro o de otros" y nos confronta con el desafío de elaborar un saber acerca de cómo nuestros cuerpos se disponen con respecto a los otros cuerpos según el <i>sinthome</i> a partir del semblante.<br />
El binomio semblante y <i>sinthome</i> se vuelve así un eje central para examinar la relación entre los <i>partenaires</i> y puntúa dos tiempos fundamentales en la elaboración de Lacan relativos a las mujeres y el amor.<br />
El primer tiempo está caracterizado por el falo como meteoro, semblante por excelencia que polariza la relación entre los sexos. La teorización de Lacan sobre el semblante lo presenta como la primacía de lo simbólico sobre lo imaginario en oposición a lo real, y esta perspectiva determina su abordaje de la sexualidad femenina y el amor durante los años 50.<br />
La bisagra, el punto de inflexión se produce con la conceptualización del objeto <i>a</i>, objeto causa de deseo primero y luego plus de goce. El semblante del Nombre del Padre se relativiza y junto a su pluralización, el falo, reserva operatoria de goce, acompaña el lugar predominante que toma el objeto <i>a</i> en la teoría de Lacan. La disimetría entre los sexos y las pantomimas de la vida amorosa son examinadas por Lacan desde esta égida en los años 60, en particular en el Seminario <i>La angustia</i>.<br />
En el segundo tiempo, con el más allá del Padre y la pluralización de los goces, el objeto <i>a</i>, definido como semblante en el <i>Seminario</i> 20, permite que el <i>sinthome</i> se vuelva el concepto fundamental para estudiar la relación con el <i>partenaire</i>.<br />
A diferencia de la negatividad del deseo, nos confrontamos con la positividad del goce que aloja el <i>sinthome</i>. La homologación de los tres registros -imaginario, simbólico y real-, a diferencia del goce, introduce nuevos aspectos que deben ser examinados en cuanto a la relación entre semblante y <i>sinthome</i>.<br />
<div class="SubTitulo1" style="color: #5b4f60; font-size: 22px; line-height: 26px; margin-top: 30px;">
1. La disimetría fálica y sus semblantes</div>
Tempranamente, y a la mejor manera freudiana, Lacan analiza la vida amorosa puntuando sus desencuentros, sus errancias, sus desvaríos, el malentendido fundamental que toma sus vestiduras y sus semblantes en la psicopatología de la vida amorosa. La clínica de "la relación entre los sexos" –de acuerdo al término utilizado por Lacan en los años 50- es orientada por el falo en los juegos de semblantes en tanto el falo mismo es un semblante. El ser y el tener involucrados incluyen el parecer en la relación sexual por la acción del significante fálico. Proteger el tener, buscar ser, enmascarar la falta, parecer ser, construir un tener, todos ellos son semblantes que entretejen la relación entre los sexos.<br />
Jacques-Alain Miller indica en <i>De la naturaleza de los semblantes</i> dice que "no debe pensarse que <i>ser el falo</i>puede tener otro sentido que el de ser el semblante, y que <i>tener el falo</i> es otra cosa que poseer un semblante".<br />
El ser se inscribe del lado del semblante y ambos se oponen a lo real y, al mismo tiempo, la condensación lacaniana de <i>parêtre</i> (parecer-ser) muestra cómo el ser (<i>être</i>) no se opone al parecer (<i>paraître</i>) sino que se confunde con él. La lógica de la sexuación está atravesada por el <i>parêtre</i>, en particular en las mujeres. Es más, dice Miller en la contratapa del <i>Seminario</i> 18, "en el orden sexual no basta ser, también hay que parecer".<br />
Cuando Lacan formaliza al falo como significante del deseo recuerda su lugar esencial en los "Misterios" de la Antigüedad puesto que como objeto ocupaba un lugar esencial rodeado de velos que se levantaban en la iniciación. El falo mismo como semblante es un velo que esconde, disimula la castración.<br />
El examen de la relación entre el falo y el velo es ilustrado por Lacan a través del comentario de la pintura de Zucchi denominada <i>Psiche sorprende Amore. </i>Cuando Psyche levanta la lámpara sobre Eros para conocer a su amante nocturno que nunca había visto hasta entonces, un florero lleno de flores disimula el falo de Eros. El velo de las flores vuelve al falo un significante: el cuerpo de Psyche aparece entonces como la imagen fálica presente en el cuadro.<br />
A partir del falo como significante del deseo Lacan indica una disimetría. En la vida amorosa de las mujeres se produce una convergencia del amor y del deseo en el mismo objeto. En cambio, en el hombre hay una tendencia centrífuga, una divergencia con relación al objeto de amor y de deseo.<br />
La particularidad del amor en las mujeres es que en ellas predomina el hacerse amar y desear. Dice Lacan: "Es por lo que no es por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada" (1960). El hacerse amar tiene una raíz freudiana: miedo a la pérdida de amor que opera como la angustia de castración en el hombre. Al hacerse amar, la mujer recibe el falo que le falta a través de la metáfora del amor de su amante, como una de las tres salidas del <i>Penisneid</i> femenino.<br />
A falta de ser el falo, objeto deseado de la madre, el neurótico desea tenerlo; debe encontrar, pues, una solución a su falta en ser a través del tener. Hay un pasaje, indicado por Lacan en el primer tiempo del Edipo, del ser al tener. Del lado del hombre, este pasaje le trae problemas con el tener. Si bien funcionan las identificaciones viriles con el padre, tiene dificultades con relación a qué hacer con lo que tiene. Del lado de las mujeres, de la falta en ser pasa a la falta en tener. La mujer no tiene el falo ni tampoco lo es, le queda entonces la solución del parecer ser.<br />
Lacan plantea tres soluciones frente al <i>Penisneid</i>: la mascarada femenina, la maternidad y la relación con el <i>partenaire</i>. El parecer ser es lo que denomina la mascarada femenina. Por eso Lacan dice que cuando un hombre quiere parecer viril, se feminiza, porque es un tratamiento de la falta del lado del parecer ser, del lado del semblante, no del lado del tener. De esta manera, la mascarada es femenina tanto para el hombre como para la mujer; siempre feminiza.<br />
La mascarada femenina puede ser abordada desde los tres registros. En lo imaginario expresa las imágenes que se superponen sobre el cuerpo y queda en relación con el narcisismo femenino. En lo simbólico traduce la acción del discurso sobre el sujeto en su esfuerzo por parecer-ser mujer. Y en lo real se anuda a un goce específico.<br />
En la segunda solución al <i>Penisneid</i>, la maternidad, el tratamiento de la falta es a través del tener: el niño entra en las ecuaciones simbólicas y cobra un valor fálico.<br />
Las mujeres encuentran la tercera solución frente a la falta a través de su relación con el <i>partenaire</i> que funciona de dos maneras: a través del investimiento fálico del amor –como lo indica Miller en <i>De la naturaleza del semblante</i>, es un tratamiento de la falta a través del "ser tenida"– y a través del órgano del hombre. En la segunda opción, a través del pene del <i>partenaire</i>, la mujer recibe el falo añorado porque el pene por representación cobra el valor de fetiche.<br />
De esta manera, la convergencia femenina comporta cierta duplicidad: su deseo se dirige al pene del <i>partenaire</i>, mientras que su demanda de amor se dirige a la falta del Otro. Se trata de hacerse desear pero, al mismo tiempo, del lado del deseo también interviene su deseo de pene, es decir, su deseo de falo, por lo que se dirige al órgano del hombre para satisfacer su deseo. Al hacerse desear ella funciona como objeto y recibe el falo a través del amor, pero, al mismo tiempo, se asegura de la presencia del pene para obtener el falo que le falta y responder así a su deseo de falo.<br />
La demanda de ser el falo vuelve a las mujeres más dependientes de los signos de amor de su objeto amado y hace emerger el matiz erotómano que enfatiza el hacerse amar, a diferencia de la forma fetichista del amor masculino.<br />
¿A quién se dirige el amor de una mujer? Al <i>íncubo</i> ideal: padre muerto o al amante castrado "que se oculta para la mujer detrás del velo para solicitar allí su adoración…", dice Lacan (1960). Ella apunta a la falta del Otro para producir el amor. La demanda de amor en definitiva es una demanda de castración. La mujer representa en la dialéctica falocéntrica el Otro radical y, desde esta perspectiva, la dirección al hombre, "el relevo del hombre", le permite a la mujer alcanzar el Otro que es para sí misma como lo es para él.<br />
La dialéctica fálica del lado del hombre se relaciona con la trilogía freudiana sobre la psicopatología de la vida amorosa. Freud afirma que la degradación de la vida erótica hace que, por un lado, haya una mujer idealizada a la que ama, que ocupa el lugar de la madre, y es inaccesible en el nivel erótico y, por otro lado, existe otra mujer degradada que le permite desear y acceder a ella sexualmente. Se produce así una divergencia entre la mujer que puede amar y la que puede desear con un valor fálico. Si bien existe una resolución a nivel del tener, tiene el falo como semblante que aunque pase al significante guarda su referencia al cuerpo y al pene real, persiste en el hombre su dilema en relación a su propio deseo de falo vinculado a la "castración de la madre", al falo deseado por la madre.<br />
Más allá de la dialéctica fálica en la sexualidad femenina, Lacan plantea tempranamente un goce en las mujeres que queda fuera del dominio fálico aunque todavía no esté formalizado como tal. Unos años más tarde, en el Seminario <i>La angustia</i>, a partir de su formulación del falo como significante del goce Lacan indica que el deseo de la mujer está dirigido por su pregunta acerca de su goce. El volverse mujer toma así su especificidad con relación al goce puesto que ellas están más cerca del goce que el hombre y alojan un goce enigmático. La negativización del falo a través del complejo de castración está en el centro del deseo del hombre; en cambio, aunque para la mujer sea un nudo necesario, también está en relación con el deseo del Otro. Ella se tienta tentando. En su esfuerzo por condescender al fantasma del hombre para provocar su deseo revela el lugar que ocupa para él: ella es "a-izada", elevada al lugar del objeto <i>a</i>, causa del deseo.<br />
A partir del <i>Seminario</i> 18, <i>De un discurso que no fuera del semblante</i>, Lacan comienza a trabajar la particularidad de la posición femenina y masculina e introduce lo que se vuelve luego las fórmulas de la sexuación. El recorrido atinente a los juegos de semblantes de la dialéctica fálica no desaparece sino que cobra una nueva significación a partir de los elementos teóricos que Lacan introduce a continuación. El falo es definido entonces como "el goce sexual por cuanto está coordinado con un semblante, es solidario de un semblante". La disimetría de los sexos en relación al semblante, como lo indica Miller en la contratapa del <i>Seminario</i>, vuelve al hombre esclavo del semblante puesto que significa al hombre como tal. En cambio, en las mujeres, en la medida que el goce femenino es no-todo, no se deja atrapar por este semblante, objeta al universal y la deja más cercana de lo real.<br />
<div class="SubTitulo1" style="color: #5b4f60; font-size: 22px; line-height: 26px; margin-top: 30px;">
2. La distribución sexuada y el <i>partenaire-sinthome</i></div>
Los modos de gozar de los seres hablantes determinan su repartición en posiciones sexuadas y los matices en el entrecruzamiento entre el amor, el deseo y el goce. El <i>partenaire</i>-síntoma es una manera de situar al <i>partenaire</i>en términos de goce y esto conduce a un novedoso análisis de la vida amorosa.<br />
En el <i>Seminario</i> 23 Lacan afirma que para todo hombre una mujer es un <i>sinthome</i>. En cambio, para las mujeres es necesario encontrar otro nombre para decir qué es un hombre para una mujer: puede ser una aflicción peor que un <i>sinthome</i>, incluso un estrago. Si no existe un <i>sinthome</i> universal para ambos sexos, la no equivalencia lo lleva a especificar el <i>sinthome</i> en cuestión, a captar su singularidad.<br />
"No hay equivalencia, dice Lacan, es la única cosa, el único reducto donde se sostiene lo que se llama la relación sexual en el <i>parlêtre</i>… La relación se une con un lazo estrecho al <i>sinthome</i>". Y continúa, "… en lo sucesivo tenemos necesidad del <i>sinthome</i> en la relación sexual misma, que Freud consideraba natural, lo que no quiere decir nada".<br />
Esto aclara la paradoja señalada por Lacan "hay relación sexual y no hay relación" Hay relación al <i>sinthome</i> en la medida en que la relación con el otro sexo es sostenido por el <i>sinthome</i>, no hay relación, proporción, equivalencia sexual. La fórmula no hay relación sexual implica que a nivel de lo real, solo hay semblante; no hay relación en la medida que el semblante consiste en hacer creer que hay algo allí donde no hay.<br />
¿Qué hace que dos sujetos se vuelvan una pareja? El goce por sí mismo, el goce del Uno, dado su estatuto autoerótico, vuelve solitarios a los amantes. El cuerpo del Otro, de su <i>partenaire</i>, resulta inalcanzable. El hombre queda a solas con su órgano, la mujer, con su goce. La castración da una posibilidad de encuentro en la medida en que el goce autista resulta perdido y se vuelve a encontrar bajo la forma del objeto <i>a</i>, plus de goce, en el <i>partenaire</i>. De esta manera, la castración obliga a encontrar el complemento de goce en el Otro que toma parte de ese goce y le da la significación de la castración. La verdad de la castración es que para gozar hay que pasar por el Otro y cederle parte de su goce. Así, el objeto <i>a</i> es el <i>partenaire</i> a nivel del goce.<br />
En tanto el sujeto se enlaza a un <i>partenaire</i>, puede encarnar su síntoma puesto que se vuelve la envoltura del objeto <i>a</i>. El <i>partenaire</i> fundamental para los dos sexos, dice Miller en <i>De un Otro que no existe</i>…, es finalmente aquel que es capaz de volverse su síntoma.<br />
Miller presenta en curso <i>El Otro que no existe…</i> el caso de una mujer se queja de que su pareja es especialmente descortés con ella y, en la vida cotidiana, llega al punto de injuriarla. Su entorno la conmina a que lo deje. ¿Qué le encuentra?, dicen azorados. Ante la presión, decide iniciar una consulta. Allí se descubre que ella anda bien y prospera. Luego de la injuria, ella trabaja, goza sexualmente. Su goce se concentra en el <i>partenaire</i> humillante, como un estrago que la degrada, pero, al mismo tiempo, en lo demás queda libre en sus posibilidades subjetivas. En realidad, ella obtiene con esta injuria un goce de la palabra que evoca el profundo desprecio de su propio padre por la feminidad. Del lado de su <i>partenaire</i>, la degradación es la condición de su deseo. Del lado del sujeto, el Otro de la injuria conmemora el síntoma del padre, y se satisface de su propio síntoma. La relación entre uno y otro se establece así a través del síntoma por su consonancia entre el sujeto y el Otro.<br />
La no relación sexual implica que los <i>parlêtres</i> forman una pareja a nivel del goce, no del significante, y en este nivel siempre es sintomático. Miller se pregunta en <i>El partenaire-síntoma</i>: "¿De qué manera el <i>parlêtre</i> se sirve del Otro, en tanto representado por su cuerpo, para gozar?". El término <i>partenaire</i>-síntoma es simétrico al <i>parlêtre</i> y sustituye la relación constituida por el sujeto tachado y el Otro. Entre el hombre y la mujer siempre está el síntoma. El síntoma del <i>parlêtre</i> involucra un modo de gozar del cuerpo del Otro: cuerpo propio con su dimensión de alteridad, cuerpo del prójimo como un medio de goce del propio cuerpo, y esto determina la relación con el <i>partenaire</i>-síntoma.<br />
Si bien cada sujeto apunta al Otro para extraer de él su plus-de-goce, y este es un nivel que funciona de la misma manera en hombres y mujeres, del lado femenino se añade un elemento diferente: la relación con la falta en el Otro. Esto tiene consecuencias en la vida amorosa.<br />
El <i>partenaire</i> como persona es el envoltorio de un núcleo de goce. En definitiva, es un "medio de goce". Para el hombre una mujer siempre es un objeto <i>a</i>, es un "<i>partenaire</i>-síntoma" que involucra un goce limitado, circunscrito y responde a un modelo, a un "divino detalle". Mientras que la mujer tiene también relación con el Otro barrado, por lo que se vincula con un lugar que no tiene límite, de acuerdo a la lógica de lo infinito. Aparece así la dimensión de un hombre que se vuelve un "<i>partenaire</i>-estrago" en la medida en que se aloja en S(A) barrado. En las mujeres su modo de gozar, dice Miller, exige que el partenaire hable y que la ame, en la medida en que el amor está enlazado al goce. Lo ilimitado del goce determina lo ilimitado de la demanda de amor y conduce a que el hombre pueda funcionar como un estrago.<br />
Si bien la pulsión vale para los sexos, Miller indica que del lado macho queda dominado por lo autorerótico, incluso en la relación con el Otro; en cambio, del lado femenino, el goce está más enganchado al Otro, establece una relación con el Otro y es más independiente de la exigencia pulsional.<br />
La común medida fálica hace que el hombre busque su justo equilibrio. En cambio, del lado femenino se encuentra el exceso, el amor extático, la apertura al Otro. El ser femenino encarna la diferencia, más que el Uno, el Otro. Del lado masculino, el deseo pasa por el goce, por la vertiente fetichista en la elección del objeto. En cambio, del lado femenino, el deseo pasa por el amor que comporta la anulación del tener del Otro y expresa su vertiente erotomaníaca.<br />
En el goce femenino, goce suplementario, el goce se produce en el cuerpo sin que llegue a hacer un Todo, no es una unidad, es No-Uno. El cuerpo femenino es Otro, la "alteridad radical" invocada por Lacan en los años 50. El No Uno se vuelve equivalente al Otro, esto impide hablar de un para todas, de un universal. De esta manera, del lado masculino se encuentra el Uno, y del lado femenino el Otro, el No Uno.<br />
El amor en las mujeres involucra esencialmente la demanda de amor. En tanto que la posición femenina comporta el no todo, ella es "no toda", dice Lacan, esta demanda posee un carácter absoluto y potencialmente infinito. En la medida en que el <i>partenaire</i> se ubica del lado del S(A) barrado, el retorno invertido de esta demanda ilimitada es desvastadora.<br />
"El estrago, dice Miller en <i>El partenaire-síntoma</i>, es la otra cara del amor", es el retorno de la demanda de amor con índice infinito. A diferencia del síntoma localizado del lado masculino, del lado femenino la estructura del no-todo produce que la respuesta del <i>partenaire</i>, o su no respuesta, sea experimentada como un estrago.<br />
Este planteo nos deja lejos de las mitologías relativas al llamado masoquismo femenino tan apreciadas por los post-freudianos. Por amor las mujeres franquean un límite, fálico, que convoca un goce suplementario y, al hacerlo, gozan de la demanda de amor, relanzan su goce y quedan apresadas en el circuito que las abate.<br />
Eric Laurent ha indicado cómo el amor al padre, que de ningún modo es el padre de la realidad, es una función que en las mujeres toma el valor del mito de las dos caras de Jano: por un lado, fija un límite y, por otro lado, garantiza el relanzamiento del goce del lado femenino. Esto nos lleva a visualizar el "amor al padre" en el corazón de la homeostasis de goce que relanza la demanda de amor, al que también se le demanda amor. De esta manera, el padre y el goce quedan articulados en las mujeres, sin construir en modo alguno un universal, sino que atraviesa, del lado femenino, la posición de no toda al padre aunque busque ser solo una, solo ella, por amor.<br />
Para concluir, ¿qué relación guarda el <i>partenaire</i> como <i>sinthome</i> con el amor? Jacques-Alain Miller plantea la diferencia entre el síntoma autoerótico, fijación de goce y la apertura al Otro que implica el amor (2001). El amor es lo que diferencia al <i>partenaire</i> de un puro síntoma, "es una función que proyecta al síntoma en el afuera", dice Miller. Pero, al mismo tiempo, "el <i>partenaire</i> también es un semblante cuyo real es el síntoma del sujeto". El amor cristaliza el cuerpo del otro como <i>partenaire</i>-síntoma y como <i>sinthome</i>. Esta pareja libidinal toca lo más singular de cada uno, lo vuelve único y anuda el amor, el deseo y el goce de acuerdo a las posiciones sexuadas.<br />
<i>Partenaire</i>-síntoma, entre semblantes y <i>sinthome</i>, en definitiva se trata de encontrar las invenciones que introduzcan la contingencia y el encuentro en el ámbito del amor.</div>
<div class="NotasPie" style="background-color: white; border-top: thin solid rgb(214, 211, 215); color: #98929a; font-family: Roboto, sans-serif; font-size: 11px; line-height: 15px; margin-top: 50px; padding-top: 10px;">
<i>Publicado en </i>Papers<i> 2, publicación electrónica de la Escuela Una, 2009.</i><br />
<b>BIBLIOGRAFÍA</b><br />
<ul style="margin-left: -0.7em;">
<li style="margin-bottom: 7px;">Lacan, J., <i>Escritos</i>. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 1986: "La significación del falo" (1958) e "Ideas directrices para un congreso sobre sexualidad femenina" (1960).<br />- <i>El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante</i> (1970-71), Paidós, Buenos Aires, 2009, clase del 20 de enero de 1971.<br />- <i>El Seminario, Libro 23, El Sinthome</i> (1975-76), Paidós, Buenos Aires, 2006, clase del 17 de febrero de 1976.</li>
<li style="margin-bottom: 7px;">Miller, J.-A., <i>Los divinos detalles</i> (1989), curso inédito.<br />- <i>De la naturaleza de los semblantes</i> (1991-92), Paidós, Buenos Aires, 2002, clases del 10 de noviembre de 1991 y del 5 de febrero de 1992.<br />- (con E. Laurent) <i>El Otro que no existe y sus comités de ética</i> (1996-97), Paidós, Buenos Aires, 2005, clase del 4 de junio de 1997.<br />- <i>El partenaire-síntoma </i>(1997-98), Paidós, Buenos Aires, 2008, clase del 18 de marzo de 1998..<br />- "Problemas de pareja., cinco modelos" (2001), en AA. V.V., <i>La pareja y el amor</i>, Paidós, Buenos Aires, 2003.<br />- "Contratapa", en <i>El Seminario, Libro 23, op. cit.</i>- "Conferencia en el Coliseo" (2008), <i>El Caldero</i>, Buenos Aires (2008).</li>
</ul>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-58077328945590461182017-08-24T07:24:00.001-07:002017-08-24T07:24:26.289-07:00Goce femenino<br />
<div class="MsoNormal">
Una mujer, al referirse a su primer amor en la adolescencia,
dice que ella experimentaba algo muy extraño en el cuerpo. Cuando su pareja –un
hombre mayor que había sido escogido como objeto de amor a partir de una
referencia paterna– se acercaba, a una cierta distancia donde sus cuerpos aún
no podían tocarse, todo su cuerpo comenzaba a temblar, sus piernas se
debilitaban y sólo con dificultad se mantenía en pie, porque, como ella misma
decía, todo su cuerpo comenzaba a gozar locamente. Esa pasión no duró mucho. El
efecto de esa experiencia fue una defensa radical contra ese goce. Pasó a vivir
dedicada al amor materno por su hija y descartaba constituir una pareja con un
hombre porque “es difícil para un hombre vivir conmigo, pues cuando tengo un
hombre preciso tener relaciones sexuales todos los días”. La defensa era: vivir
sin un hombre.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ese goce del cuerpo fue nombrado por Lacan como “goce
femenino” a diferencia del “goce fálico”. Este último se experimenta de un modo
puntual, localizado en un determinado contexto o en zonas específicas del
cuerpo; está articulado a lo simbólico, marcado por la castración, por un
límite. Es muy diferente del goce femenino, que no conoce límites ni zonas específicas
del cuerpo, instituyéndose así como un goce desmedido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tanto las mujeres como los hombres pueden aproximarse al
goce femenino. Sin embargo, como las mujeres no tienen pene se encuentran más
abiertas a la posibilidad de experimentar ese goce del cuerpo. Los hombres
tienden a ocuparse y a embrollarse con el funcionamiento de sus penes, que
toman como referencia para su masculinidad, poniendo así una distancia al goce
del cuerpo. Las mujeres, cuando comienzan a experimentar ese goce del cuerpo,
tienden a asustarse por su fuerza incontrolable: ¿será que me estoy volviendo
ninfómana? ¿Van a pensar que soy una puta? Temor muy presente en las mujeres ya
que la voz del superyó toma, comúnmente, la forma de la injuria: “Puta”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Son muchas las ocasiones en que una mujer podrá escuchar,
desde la voz del superyó, la injuria silenciosa “puta”: cuando se presente muy
disponible a las demandas sexuales de los hombres, o si son muchos los hombres
con los que transó, o cuando es mujer de un solo hombre pero disfruta del
placer sexual por demás, o si la frecuencia con la que desea tener sexo es
mucha, o si es infiel al marido, o si usa ropa provocativa, en fin, una lista
infinita de situaciones donde una mujer es tomada por su sexualidad. La voz
silenciosa del superyó tampoco descansa cuando una mujer desiste de su
sexualidad, sea por la vía de la maternidad, sea intentando ser santa o
haciéndose la niña ingenua. Freud decía que los grandes moralistas que buscan
la santidad son atormentados por la culpa y se sienten los peores pecadores, es
decir que reprimir los impulsos sexuales no libra al sujeto de la culpabilidad
impuesta por el superyó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En las mujeres histéricas, la culpabilidad superyoica
generalmente se mantiene en el registro del inconsciente. Aun cuando una mujer
venga a decir “soy una mujer moderna y, por la tanto, soy dueña de mi cuerpo”,
eso no significa que esté liberada de su superyó. La injuria superyoica puede
advenir en el temor “pero ¿qué va a pensar él de mí?” o “¿qué va a pensar todo
el mundo de mí?”. Así las mujeres proyectan en su pareja, o en “todo el mundo”,
la voz de su propio superyó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El goce femenino es solidario de una vivificación de la
mujer, mientras que el goce del superyó conduce a la mortificación. El problema
es que la gran mayoría de las mujeres se defiende del goce femenino porque el
superyó, vertiente mortífera de este goce, tiende a infiltrarse fácilmente
cuando se lo experimenta. En otras palabras, hay en las neurosis femeninas lo
que Lacan denominó “estrago”, que corresponde exactamente a la infiltración de
ese goce mortífero del superyó en el campo del goce femenino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay relatos de mujeres en los que, si bien dicen de su
experiencia en relación con el goce femenino, se trata de un goce femenino
fuertemente infiltrado por el superyó y, como resultado, a la experimentación
de un profundo éxtasis le sigue un estado de mortificación, culpa o
devastación. Otros relatos de mujeres hablan de la experiencia de un estado
avasallador poco común. Se trata de fenómenos que indican la entrada en la
dimensión de la vertiente mortífera del goce del cuerpo. Así, una mujer no
experimentaba ninguna sensación de libido con relación a sus actividades
diarias: dar clases en la universidad, atender pacientes, ocuparse de su hijo.
Su sensación era que ella no existía, era apenas un semblante de lo que
intentaba demostrar para los otros, pues nada sentía en su cuerpo. Ella se
sentía una cáscara vacía sin su ser. A la noche, cuando se desocupaba de sus
quehaceres y se encontraba sola, experimentaba en su cuerpo la sensación de un
horror tan profundo, tan terrorífico que sólo le advenía una significación: voy
a morir. Así alternaba dos estados: un estado de ausencia de sí misma, también
cuando estaba en contacto con sus parejas; y, cuando se encontraba sola, en
contacto consigo misma, experimentaba todo su cuerpo tomado por una sensación
de muerte. Este tipo de experiencia no es común: se trata de una travesía en el
campo del goce mortificante, lo que generalmente resulta en un efecto de
decisión subjetiva de salida del campo del estrago, operando una separación del
goce femenino del goce mortificante al que estaba enganchado. Así, una mujer
podrá usufructuar la experiencia del goce femenino extrayendo de allí una
vivificación, además de pasar a tener condiciones subjetivas para no alojarse
en el estrago.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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“Sínthoma”<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Lacan define el sínthoma (sinthome) como el modo singular de
goce de cada uno. Se trata del goce del cuerpo, un goce sin ley que reside en
el silencio, un goce esencialmente singular, privado, no transmisible ni
compartido. En las neurosis, ese modo singular de goce se mantiene recubierto
por la fantasía, al tiempo que es desvirtuado por las defensas, aunque
manteniéndose como el eje que subsiste en lo real. Hablaré ahora de la mujer
como sínthoma de otro cuerpo: la mujer como sínthoma del cuerpo del hombre.
Pero, si ese goce es singular, ¿cómo una mujer podrá ser sínthoma del cuerpo de
un hombre?<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando un hombre elige como pareja una mujer adecuada a sus
condiciones de goce, esa mujer asume para este hombre la condición de funcionar
como su sínthoma. Les traigo un ejemplo clínico. Un hombre, que tenía fuertes
dificultades para asegurarse su virilidad, se casó con una mujer que le
permitía sustentar frente a ella una posición viril. Sin embargo, restaba una
cuestión inquietante: el temor de que ella deseara tener un hijo suyo, ya que
él no se sentía en condiciones subjetivas para sustentar una paternidad. Cuando
la conoció, ella ya tenía un hijo con quien él estableció una relación de
compañerismo, satisfactoria para ambos pero que no correspondía exactamente a
una posición de paternidad. El sólo pudo apaciguar el tormento relativo al
temor de la paternidad cuando su mujer hizo una menopausia precoz, antes de los
40 años. ¿De qué modo esta mujer es sínthoma del cuerpo de este hombre? En la
subjetividad de ella tiene que haber algo, ya que sólo después de conocerla
pasó a experimentar una posición viril en el campo del sexo y el amor, y se
decidió a casarse. Y ella respondió de modo efectivamente acogedor, al encarnar
en su propio cuerpo la marca del sínthoma de él, cuando la menopausia precoz
instituyó en su cuerpo el impedimento a la paternidad.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De este modo, ellos establecieron una pareja muy bien
fijada, de tal manera que podríamos decir que, en este caso, hay una relación
sexual, como dice Lacan en el Seminario 23: “Allí donde hay relación (sexual)
es en la medida en que hay sinthome, esto es, en que el otro sexo es soportado
por el sinthome. Me permito afirmar que el sinthome es precisamente el sexo al
que no pertenezco, es decir, una mujer”.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En un texto más antiguo, La dirección de la cura y los
principios de su poder, Lacan mencionó el ejemplo clínico de un paciente suyo
que había presentado una impotencia frente a su amante y entonces “le propone que
se acueste con otro hombre a ver qué pasa”. Esa misma noche ella tiene un sueño
e inmediatamente se lo cuenta a él: “Ella tiene un falo, siente su forma bajo
su ropa, lo cual no le impide tener también una vagina, ni mucho menos desear
que ese falo se meta allí”. Lacan agrega: “Nuestro paciente, al oír tal,
recupera ipsofacto sus capacidades y lo demuestra brillantemente a su comadre”.
El inconsciente de la mujer produjo un sueño que funcionó para el hombre como
una interpretación analítica reasegurándole su virilidad. Lacan señala, en
ella, “la concordancia con los deseos del paciente, pero más aún con los
postulados inconscientes que mantiene”. Al formular esta concordancia entre la
mujer y los postulados inconscientes de los deseos del hombre, Lacan anticipaba
lo que posteriormente formuló como mujer sínthoma del hombre.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Casados con el superyó<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay otros casos de pareja sinthomática en los que se
verifica una prevalencia de goce superyoico en la fijación del lazo. Algunos
hombres buscan análisis subyugados por las quejas proferidas por su mujer, al
punto de presentarse como culpables de todas las cosas de las que son acusados:
se presentan alienados en el discurso de su mujer, sintiéndose siempre en deuda
con ella, una deuda eterna, inextinguible, frente a la cual sólo él encuentra
una posibilidad: torturarse. Uno de estos hombres, cuando se dio cuenta de las
artimañas de su mujer para hacerlo sentir siempre culpable, y conociendo
algunos términos psicoanalíticos, dijo: “Ahora sé que me casé con mi superyó”,
nombrando así la vertiente sinthomática que su mujer encarnaba; él mantenía la
convicción de su culpabilidad a pesar de ofrecerle a su mujer amor, sexo,
fidelidad, los hijos que ella quería y su trabajo desmedido para aumentar el
patrimonio para uso de ella. Este ejemplo clínico da noción del usufructo que
la mujer extraía de la posición de sínthoma del hombre. Aunque tal usufructo
puede cuestionarse desde una perspectiva ética, es también evidente que la
culpabilidad cultivada en él era la condición para que se mantuviera la pareja.
No siempre las mujeres se dan cuenta de la importancia que ellas tienen para el
hombre en la condición de sínthoma.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las mujeres, en su propia neurosis, pueden terminar
encerrándose en el campo de la devastación. En ese mismo Seminario 23, Lacan
dice: “Si una mujer es un sinthome para todo hombre, queda absolutamente claro
que hay necesidad de encontrar un otro nombre para lo que el hombre es para una
mujer (...) Se puede decir que el hombre es para una mujer todo lo que les
guste, a saber, una aflicción peor que un sinthome (...) Incluso es un
estrago”. El estrago es el gran tormento femenino en las neurosis, y lleva a la
mujer a sentir, pensar y actuar contra su propio deseo de ser feliz en el amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En el estado de enamoramiento el estrago podrá advenir bajo
el modo de un temor a sufrir, a perder el amor, a ser engañada, desvalorizada,
temores superyoicos inconscientes sobre la sexualidad femenina. El estrago
acaba produciendo un estado tan aprensivo que la estrategia utilizada por
algunas mujeres para apaciguar ese tormento acaba siendo una trampa peligrosa.
Muchas veces piensan que, para no perder el amor de su pareja, lo mejor sería
convertirse en la Mujer que él desea, respondiendo a las demandas de él, a sus
exigencias, y entregarse a ese servilismo de modo incondicional, otorgando a la
mortificación su vida, sus posesiones, su ser, su cuerpo y su existencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Recibí en mi consultorio una mujer que no entendía por qué
no había continuado su carrera universitaria en dirección al doctorado. Se
presentó como feliz en su matrimonio, diciendo que había compañerismo y que las
decisiones sobre la vida de la pareja eran siempre tomadas democráticamente en
diálogos amistosos. El análisis le permitió constatar que esa versión sobre su
casamiento, en la cual ella había creído hasta entonces, era una gran mentira.
A través de la subjetivación de elementos hasta entonces inconscientes
descubrió que los muebles y la decoración de su casa, que había decidido en
conjunto con su marido, no correspondían en nada a su gusto, sino
exclusivamente al gusto de él. Advirtió que los diálogos que mantenía con su
marido eran sólo oportunidades para descubrir lo que él quería a fin de decidir
conforme al deseo que ella suponía ser de él. Se dio cuenta de que no había
hecho el doctorado para que su marido no se sintiera avergonzado con su propia
carrera profesional, que ella consideraba mediocre. También se dio cuenta de
que había engordado mucho para no sentirse bonita, intentando evitar el riesgo
de desear y ser deseada por otros hombres. Un síntoma que la atormentaba y que
había sido motivo de la demanda de análisis –despertaba en la madrugada
sintiendo que estaba muriendo– mudó radicalmente: percibió que las reacciones
corporales que experimentaba como preanuncio de muerte correspondían a intensos
orgasmos, vividos en los sueños. Comenzó así a distanciarse del impulso de
entregarse ciegamente a las demandas de su pareja, admitiendo para sí misma sus
sueños y deseos olvidados, avanzando en la dirección de vivificar su cuerpo de
mujer, antes mortificado por la devastación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
* Texto extractado del trabajo “Mujer, sínthoma del hombre”, que puede leerse completo en Virtualia, revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Nº 28, julio de 2014, http://vir tualia.eol.org.ar/</div>
<div class="MsoNormal">
Por: Leda Guimaraes</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-47422350168283368932017-08-24T04:57:00.000-07:002017-08-24T05:01:00.684-07:00Sufrir por amor. Gozar por amor .¿Por qué las mujeres sufren por amor?<div class="MsoNormal">
<b>Texto Publicado por laPsicoanalista Blanca Sanchez en la Revista Conclusiones Analíticas. Año 1 Nª 1</b><br />
<b><br /></b>
<b><br /></b>
<b>Una palabra sobre el sufrimiento</b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal">
Si fuéramos condescendientes con la repartición de la
histeria para las mujeres y la neurosis obsesiva para los hombres, diríamos que
sufrimiento es un término que a ellas les cuadra bien; pues mientras ellos son
los atormentados por los pensamientos, ellas serían las sufrientes del cuerpo,
de la queja, del amor… </div>
<div class="MsoNormal">
El sufrimiento como tal nombra un goce que mortifica;
recordemos si no, la idea freudiana del placer en el dolor, goce del padecer
anudado a la pulsión de muerte en su más allá del principio del placer.<o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYWf16Jbl65xpY1gm-0pNmBNOYqax5eJtbjtbj-c7N_tTGreqx6m6c40H8ZutuliQVWSSb1oLHx8SguZ9r2GSxLUF1N5pfoFoKmEMad9Ex8Q3fpSjdAKYBxhxG86jh31bhB2ytvD_CQ4H0/s1600/11001839_10153151545761983_7712640478917432686_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="687" data-original-width="960" height="229" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYWf16Jbl65xpY1gm-0pNmBNOYqax5eJtbjtbj-c7N_tTGreqx6m6c40H8ZutuliQVWSSb1oLHx8SguZ9r2GSxLUF1N5pfoFoKmEMad9Ex8Q3fpSjdAKYBxhxG86jh31bhB2ytvD_CQ4H0/s320/11001839_10153151545761983_7712640478917432686_n.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>¿Por qué las mujeres sufren por amor?</b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal">
Las mujeres (o las histéricas) sufren por muchas cosas, pero
en especial sufren por amor. El sufrimiento aparece ya en relación al primer
objeto de amor: la madre. Freud, y después Lacan, han subrayado el estrago que
la relación con la madre puede ser para algunas mujeres, por no decir todas,
porque no lo son. Se trata del odioenamoramiento, no sin su relación al
complejo de castración, pues el primer reproche que la niña hace a la madre es
el hecho de no haberla provisto de pene. Desde ahí, una catarata de reproches,
quejas y reivindicaciones se desata.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Para peor de males, ocurre que muchas veces el partenaire
amoroso es elegido sobre el modelo materno; entonces, lo que antes recaía sobre
la madre, ahora recae sobre el hombre. No solo los reproches, también las
demandas que se exige satisfacer de un lado y del otro. Segundas nupcias, para
Freud, serán más venturosas, pues se elegirá al candidato, esta vez, sobre el
modelo paterno. Pero sepamos que en el desplazamiento de la madre al padre, las
cosas no irán mejor para las mujeres, pues freudianamente hablando, sin recibir
de la madre el pene reclamado, y por la ecuación simbólica, pasará la niña a la
demanda de un hijo al padre, demanda imposible si las hay, pues demandará un
objeto que nunca le podrá ser otorgado. En este punto, cómo no evocar esas elecciones
amorosas de las mujeres en las que siempre esperan de su pareja justamente
aquello que no puede darles, y de eso, sufren.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Estamos en el amor como repetición, armado sobre el molde
edípico, por el cual la prohibición y la sustitución van de la mano. Si el
primer amor es el objeto prohibido, el que venga, o los que vengan serán burdos
sustitutos, "nunca el genuino". La versión freudiana del amor no deja
de tener su tinte melancólico y absolutamente alienado a lo necesario de la
estructura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Como si esto fuera poco, en la sustitución de la madre por
el padre, queda un resto que se pondrá la máscara de la obscenidad y ferocidad
del superyo. Ni Freud creyó que el superyo en las mujeres era menos impersonal
y severo que el de los hombres; porque después de todo, para hablarnos de los
que fracasan al triunfar y su relación al superyo, habló de tres mujeres… Será
ese resto que no se metaforiza el que alimente al superyo llamado materno que,
con sus demandas infinitas de goce ilimitado, puede anudarse no solamente a la
madre o a cualquier personaje de la vida cotidiana que lo amerite, sino también
al partenaire amoroso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Además, Freud ubicó que el equivalente de la angustia frente
al superyo de la neurosis obsesiva, era para la histeria la angustia frente a
la pérdida del amor que podría ser vivida como angustia de castración. Ahora,
al amor, se enlaza también la angustia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La relación con la madre como una pesada cadena, dirá Freud,
tira para atrás en el encuentro con un hombre, pero también del encuentro con
el Otro sexo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Siguiendo la vía del estrago, para Lacan, mientras una mujer
puede ser síntoma para un hombre, la recíproca no será válida, lo que está por
verse. Pero de lo que se trata es de ubicar que un hombre puede ser para ellas
algo más que un síntoma, puede ser un estrago. Si articulamos esta idea con la
afirmación de que no hay límites para las concesiones que una mujer puede hacer
para un hombre: de su cuerpo, de su alma de sus bienes, si ella entrega todo en
el amor, podemos suponer que por eso queda arrasada cuando dando todo a cambio
de todo, a veces no recibe del otro nada. Lo cual limita, entonces, las
concesiones, porque si fueran sin límites no esperarían nada a cambio. Y ahí,
otra vez, el sufrimiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La clínica y la calle nos enseñan además sobre la caída
estrepitosa de una mujer cuando se acaba el amor, que puede ir de la tristeza a
la depresión, hasta confundirse con la melancolía. Porque además, no habiendo
con qué identificarse en su ser mujer, será el amor una de las vías por las cuales
intentará hacerse un ser. El ser quedará así arrasado cuando el amor se ha
perdido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Entonces, una mujer sufre por el originario amor a la madre,
al padre, por el amor al partenaire que encarna el superyo; en fin, por el amor
como repetición cuando se enlaza a un goce mortificante por el solo hecho de no
poder hacer frente a la castración sino que la vela con el engaño y la ilusión.
Cuanto más deslumbramiento, encubrimiento y engaño se juegue en el amor, mayor
será el sufrimiento. Cuanto más encadenado a lo necesario de la neurosis,
también.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>Otro goce en el amor</b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal">
Sufrir por amor es, entonces, el amor en la neurosis,
capturado en las condiciones elaboradas con los emblemas familiares, y
sostenido en la lógica del fantasma que construye la ficción de una relación
sexual allí donde no la hay, para obturar el encuentro con el Otro sexo, con el
Otro goce. Entonces, ¿es posible pensar en un goce diferente en el amor?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Miller ha ubicado claramente el anudamiento entre el amor y
el goce para las mujeres. Mientras que para los hombres, en su goce del órgano,
se puede muy bien gozar en silencio y en la soledad del fantasma, en ellas el
goce se entrama con el amor. Y si el amor es dar lo que no se tiene, qué mejor
modo de dar lo que no se tiene que a través de las palabras. De ahí la serie:
hablar, amar, gozar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero, tal vez, se trata de lo ilimitado de un goce jugándose
en lo ilimitado del amor, un amor más allá de los límites de la ley del Edipo.
Un goce no sin el amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la disparidad de los sexos, los hombres son los
partidarios del deseo, y las mujeres las apelantes del goce, apelación que es
también al sin límites, por el carácter de ausencia, de vacío del goce
femenino. ¿Cómo podría no solamente un hombre, sino una mujer, soportar
semejante apelación al goce, sin que eso devenga superyoico? Solo cuando la
figura del Otro pierda su consistencia y cuando se modifique la relación a la
castración habiendo asumido la pérdida del objeto, por lo que el amor solo será
una significación vacía. Así, aún cuando en la vida algún objeto de amor se
pierda, podrá vivirse con la dignidad del dolor, pero sin el regodeo en el goce
del sufrimiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Se pondrá en juego, entonces, una versión del amor en la que
se trata menos del reencuentro y más de la invención, del lado de la contingencia
y del azar. Pues en la contingencia es donde se da el encuentro de lo que en
cada quien marca "la huella de su exilio de la relación sexual".
Entonces, no será el sexo el que logre que los seres hablantes se vuelvan
partenaires, sino solo el sínthoma, como modo de goce. Al fin y al cabo, el
amor no sería más que ese encuentro sintomático y contingente, en el que se
juega el goce del Uno, no sin el Otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S.: "Un caso de paranoia contrario a la teoría
psicoanalítica", en Obras Completas, Vol XIII, Amorrortu, Bs. As., 1986.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S.: "Sobre la sexualidad femenina";
"El sepultamiento del complejo de Edipo"; "Algunas consecuencias
psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos", en Obras Completas,
Vol. XIX, Amorrortu, Bs. As., 1986.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lacan, J.: El seminario,Libro 20, Aun. Paidós, Bs. As.,
1991.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lacan, J.: "El Atolondradicho", en Escansión.
Nueva Serie, Paidós, Bs. As., 1984.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lacan,J.: Radiofonía y Televisión, Anagrama, Barcelona,
1993.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lacan, J.: "Ideas directivas para un congreso sobre
sexualidad femenina", en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, Bs.As.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Laurent, E.: "¿Puede el neurótico prescindir del
padre?", en Del Edipo a la sexuación, Paidós, Bs. As., 2001.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Miller, J.-A.: Los divinos detalles, Paidós, Bs. As., 2010.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Miller, J.-A.: Lógicas de la vida amorosa, Manantial, Bs.
As., 1991.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Miller, J.-A.: EL hueso de un análisis, Tres Haches, Bs.As.,
1998.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Miller, J.-A.: El Otro que no existe y sus comités de ética,
Paidós, Bs.As., 2005.<o:p></o:p></div>
<span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%;">Torres, M.: Clínica de las neurosis, Cuadernos del
ICBA, B</span>Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-36580285553021513032017-08-24T04:44:00.001-07:002017-08-24T04:44:19.065-07:00Las mujeres y la función nominante de la palabra de amor.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/sNkzk95uAP0/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/sNkzk95uAP0?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />
Para las mujeres, recibir la palabra de amor, tiene una función estructural. Cerca, nomina, limita, entreteje el goce femenino que las habita.<br />
Perder un amor, es equivalente para ellas a la castración, lo que evidentemente da al amor y a la palabra, una investidura máxima.<br />
La función del amor es, suplir la relación sexual que no existe para ambos sexos.<br />
¿Qué tiene una mujer cuando tiene un amor?, ¿qué pierde con él?. Escuchemos a María Teresa.Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-77547925834167087772017-08-24T04:09:00.002-07:002017-08-28T05:55:31.476-07:00“EL AMOR, LO FEMENINO Y EL EXTRAVÍO” <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
Ensayo presentado en el Instituto Clínico de Buenos Aires. Año 2017</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
Florencia Borgoglio</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxUE60O1ImR8sfeajIUAUkECvkE04Wo6p6o04m1gh_8OBiS40FOjRBJ90wRXSPIJ9IYjoN2pvPN0TUQ9_Z3Zv5OSSLGAyggGmPOf9tdMkE1BIEEcVk5Y5lNARmYONgDy8OQByWKwnWVl1W/s1600/10438547_10152168141122337_5882175951303515767_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="954" data-original-width="960" height="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxUE60O1ImR8sfeajIUAUkECvkE04Wo6p6o04m1gh_8OBiS40FOjRBJ90wRXSPIJ9IYjoN2pvPN0TUQ9_Z3Zv5OSSLGAyggGmPOf9tdMkE1BIEEcVk5Y5lNARmYONgDy8OQByWKwnWVl1W/s320/10438547_10152168141122337_5882175951303515767_n.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
[…] “En el fondo, la mujer hace objeción a Hegel. Por algún rasgo, por algún sesgo, por alguna parte, la mujer se rehúsa al juego de malabar de la dialéctica. Es algo admitido desde siempre: se rehúsa a entrar en razones” J-A Miller, 2011. Curso Inédito. “El ser y el Uno<br />
<br />
<div style="border-bottom: solid #F07F09 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<h2 style="text-align: justify;">
<b><i>Introducción</i></b></h2>
<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Freud piensa la femineidad en
términos fálicos, por el lado del tener. Lacan piensa primero lo femenino en la
línea de Freud, por el lado del tener y luego, por la vertiente del ser.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El goce femenino hace a la mujer
no- toda fálica, no toda en el goce fálico. Habitada por un goce que se
caracteriza por ser suplementario, sin límite, infinito y que no la nombra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Cuáles son las consecuencias
clínicas de estas conceptualizaciones?. Si el amor tiene una función de
nominación de aquello que es innombrable en la mujer: ¿qué sucede en algunas
cuando pierden ese amor, cuando pierden esa condición de ser <i>la elegida</i>, la que sale de la serie, la
única para su partenaire?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A través de mi experiencia en un
Neuropsiquiátrico de Seguridad femenino, éstas y otras preguntas se me
formulan.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mujeres que matan a sus cónyuges
y a sus hijos pueblan el espacio. Mujeres que sufren el haber sido “locas de
amor”, de haber enloquecido por el amor de un hombre, de haber sufrido por
ello, de haberlo perdido todo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cada una con su historia, con su
singularidad, me relatan día a día, aquello que fue el fin de su vida como la
conocían hasta ese momento, para luego convertirse en el desierto del encierro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me interroga la función
estructural que tiene el amor para una mujer, la relación entre mujer y madre.
Me formulo preguntas sobre el extravío, sobre lo que Miquel Bassols llama el
“sin borde” (Bassols, 2017, p. 19), el captarse a sí misma como atravesada por
una alteridad que se envuelve a sí misma, sin detenerse en ningún límite, sin
posibilidad de bordearse. Es una alteridad que se desplaza más allá de todo
límite. Si hay bordes, estos son sin una frontera definida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entre centro y ausencia, decía Lacan, en una
trayectoria elíptica describe Bassols, entre el falo como centro y el goce del
Otro como punto ciego, el goce que haría falta que no o que no hace falta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
… “ Entre centro y ausencia,
entre el centro simbolizado por el falo y la ausencia más radical, la que se
produce especialmente en la soledad del goce femenino, cuando el sujeto queda
confrontado en su propia ausencia, una ausencia elevada a la segunda potencia”…(Bassols,
2017, p. 23) <span style="color: red;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me interroga, asimismo, la
violencia que soportan estas mujeres extraviadas en su goce. Cómo aparece en
cada caso, en los partenaires masculinos la intención de borrar las diferencias,
el rechazo de la alteridad, el rechazo de lo femenino, a través de la violencia
verbal o física. Y ellas callan, soportan, relatan que necesitaban de “<b><i>la
presencia</i></b>”, de <b><i>“la seguridad”</i></b> de <b><i>“las
palabras”.<o:p></o:p></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como aquélla María Teresa del corto
cinematográfico “Ni una sola palabra de amor”<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/ensayo%201%20femineidad/Ensayo%20Icdeba.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>
que reclamaba desesperadamente al contestador automático: “Enrique habláme,
decíme algo”, palabras en las que se traslucen la tendencia al infinito, su
carácter de absoluto y el imperativo de la demanda de la palabra de amor para
una mujer.<span style="color: red;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Es siempre un estrago el amor
para las mujeres?, con sus variaciones y grados posibles, ¿es invariablemente
de esa manera? Pensado desde la etimología, ya presenta las paradojas que puede
representar el “ravage” en la vida de una mujer, desde un arrobamiento, pasando
por un rapto, hasta una devastación. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me pregunto si habrá una posición
del analista que convenga a una vía menos estragante en la relación con el Otro
sexo, una posición en la cual la mujer tome al hombre como relevo, para
ser “Otra para sí misma como lo es para
él” (Lacan, 1958, b), una posición en la cual el goce superyoico de la
privación, el “dar todo” para hacerse un ser, no las exponga al estrago y a la devastación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todas estas preguntas son las que
guían este trabajo. Intentaré responder algunas de ellas con la lectura acerca
de cómo pensaron la femineidad Freud, Lacan, Jacques Alain Miller y otros
autores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Luego, a través de tres viñetas
clínicas, ilustraré algo de lo pensado. La elección de las mismas fue a través
de la serie amor- extravío – femenino que guía este trabajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Finalmente y a modo de
conclusión, trabajaré una articulación entre las viñetas clínicas y la teoría.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
`<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: solid #F07F09 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div style="border-bottom: solid #F07F09 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;">
El amor y lo femenino en Freud<o:p></o:p></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Hombres y mujeres<o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la teorización Freudiana, el
sexo y el objeto no están determinados por el destino anatómico, sino que
dependen de la posición que el sujeto tome en relación a ello, según los
avatares de su historia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Freud distingue 3 sentidos de los
términos masculino y femenino:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "symbol"; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->Biológico: que distingue el espermatozoide del
óvulo y sus funciones<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "symbol"; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->Sociológico, que se ocupa del comportamiento<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "symbol"; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;">·<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->Psicoanalítico, en que se los emplea en el
sentido de actividad y pasividad respectivamente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El psicoanálisis plantea que la
femineidad y la masculinidad no pertenecen a un dato de la naturaleza. La
sexuación no está dada por la diferencia real anatómica, sino por diferentes
posiciones frente a la castración, frente a la acción del Otro sobre el sujeto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La femineidad fue, en el camino
teórico de Freud, una cuestión con numerosos avatares guiados por la pregunta: ¿Cómo
accede una mujer a lo femenino? El devenir mujer es algo que ocupa a Freud en
toda su obra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sitúa la femineidad como misteriosa y
enigmática, por eso la llamó “Dark Continent” (continente oscuro). Las
diferentes figuras de lo femenino se constituyen a partir de la tensión entre
lo singular de una mujer y el ideal que se propone para todas, entonces, lo
propio de lo femenino parece no dejarse encuadrar en las generalizaciones que
él elabora y reformula durante las primeras décadas de su obra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los “Tres ensayos de teoría sexual”
(Freud, 1.905) marcan un comienzo de elaboración que continuará hasta los años
30.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Amor y sexualidad<o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Freud comienza sus desarrollos
acerca de la sexualidad en los “Tres ensayos de teoría sexual”. Distingue la sexualidad del amor. La
sexualidad, queda en la vertiente de la pulsión en la que se aloja la libido y
el amor queda enlazado al concepto de narcisismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La pulsión, concepto límite entre
lo orgánico y lo psíquico, no responde a una lógica inscripta en un programa
genético y es una fuerza constante. Esta estimulación produce la excitación
sexual que convierte al órgano en una “zona erógena”, borde del cuerpo en el
que se aloja la libido; ésta como energía sexual no se confunde con la pulsión.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la elección de objeto no hay
nada preestablecido ni biológicamente programado, sino que está en relación a
la posición sexuada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el texto ya mencionado de 1905
Freud postula que la libido es masculina en el hombre y en la mujer y que la pulsión es siempre activa aún en
aquéllos casos en que su meta es pasiva. De allí concluye que la sexualidad de
la niña tiene un carácter masculino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Luego entonces, de la postulación
de la libido como masculina, Freud establece en su texto “Introducción del
Narcisismo” (Freud, 1914) dos tipos de libido, la libido que se vuelca sobre el
yo constituye la libido narcisista, la libido objetal se desplaza de un objeto
al otro y permite que los objetos se vuelvan amables. Cuando un sujeto se
desprende de su objeto de amor, la libido vuelve sobre el yo o sobre sus
objetos fantaseados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En ese artículo, Freud se
pregunta ¿por qué se sale del narcisismo y se pone la libido sobre los objetos?
Y allí incursiona sobre la vida amorosa del ser humano, señalando la diferencia
entre hombres y mujeres respecto de lo que él designa como distintos tipos de
elección de objeto. Describe el tipo de apuntalamiento, según el cual las
pulsiones sexuales se apoyan en la
satisfacción de las pulsiones yoicas, premisa que se corresponde con la idea
que el niño elige como primeros objetos a las personas encargadas de su
crianza, esto es, la madre o su sustituto y, por otro lado, el tipo llamado
narcisista que no elige al objeto de amor según el modelo de la madre sino
según el de su persona propia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Señala Freud que todo ser humano
tiene abiertos ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno
o el otro. El narcisismo primario presente en todo ser humano puede,
eventualmente expresarse en modo dominante en su elección. Pero al mismo tiempo
sostiene: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“[…] El amor completo al objeto,
conforme al tipo de apoyo, es característico del hombre. […]Esta
hiperestimación sexual, permite la génesis del estado de enamoramiento, tan
peculiar, y que tanto recuerda la compulsión neurótica, estado que podremos
referir, en consecuencia, a un empobrecimiento de la libido del yo en favor del
objeto.”(Freud, 1914, 2025)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la mujer, aclara Freud, la
forma que presenta el tipo predominante es diversa. Se establece en ella una
complacencia consigo misma que es signo de un acrecentamiento del narcisismo
originario en la pubertad, el cual resulta desfavorable para constitución de un
objeto de amor con todas las reglas, es decir dotado de sobreestimación sexual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En ese caso:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“[…] Las mujeres, no necesitan
amar, sino ser amadas, y aceptan al hombre que llena esta condición. (Freud,
1.914, 2025)<span style="color: red;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La mujer busca las palabras del
hombre que la hagan sentir amada y el hombre busca en la mujer ese objeto causa
que ella representa por encarnar imaginariamente, su narcisismo perdido. El
amor, es entonces, el camino de regreso al narcisismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En cuanto a la elección de
objeto, cabe destacar que por la incidencia del lenguaje en el ser humano, el
objeto que satisface está perdido en la primera experiencia de satisfacción. De
esta manera, la madre como objeto primordial se desdobla y, a partir de la
falta radical de objeto, se produce una elección que, dentro de una misma
serie, conserva las condiciones de amor específicas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En los desarrollos Freudianos, el
autoerotismo queda del lado de la pulsión y el narcisismo del lado del amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el artículo “Enamoramiento e
hipnosis” (Freud, 1920, b), Freud retomará sus desarrollos sobre el amor,
sosteniendo que lo que él llama amor tiene que ver con las pulsiones sexuales
de meta inhibida y no con la satisfacción sexual directa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es una característica del
enamoramiento la sobrestimación sexual del objeto, la cual está en la base de
la idealización que, dice Freud, falsea el juicio del sujeto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">La sexualidad infantil<o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En 1905, Freud plantea la
sexualidad infantil como masturbatoria y cuyo modelo es el chupeteo. En líneas
generales plantea la sexualidad como bifásica: en la pubertad se producen
modificaciones debidas al desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y a
la posibilidad de reproducción que determinan la elección de objeto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Freud escribe entre 1908 y 1913
varios artículos en los que se interesa por el erotismo anal. En estos textos y
a través de diferentes matices, se va a producir un deslizamiento de lo genital
a una concepción más amplia de la sexualidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En “La cabeza de Medusa” (Freud, 1922)
Freud analiza el símbolo mitológico del horror en términos de castración de la
madre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el artículo “La organización
genital infantil” (Freud, 1923), hay una torsión radical en la teorización
freudiana. Se presenta como complementario a “Tres ensayos…. Aquí plantea la
instauración bifásica de la sexualidad: niñez y adultez y de una organización
genital en lugar de la pregenital. Del primado genital se pasa al primado del
falo, puesto que para ambos sexos, solo desempeña un papel un genital, el
masculino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Prevalece la teoría del universal
fálico. El complejo de castración toma su significatividad esencial a partir de
la fase del primado del falo. Frente a la diferencia sexual, el niño rechaza
creer en la percepción por diferentes motivos. Solamente cuando la castración
toca a la madre, se instaura el complejo de castración y se produce a través de
esto una resignificación de las pérdidas anteriores (destete, heces,
nacimiento) en términos de castración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A partir de esto se instaura el
par fálico- castrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las teorías sexuales infantiles
son ficciones que se elaboran a partir de un agujero en el saber, en “Tres
ensayos sobre teoría sexual (Freud, 1.905), Freud relaciona ese agujero, esa
hiancia en el saber con la procedencia de los niños. En su artículo “Algunas
diferencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica” (Freud, 1925), Freud
modifica esa concepción e indica que la pregunta primordial para cada sujeto es
relativa a la diferencia entre los sexos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">La sexualidad femenina<o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde el comienzo y hasta el
final de su obra, Freud sostiene la vía del falo para pensar la sexuación,
tanto para el hombre como para la mujer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es en las coordenadas del complejo
de castración y el complejo de Edipo como Freud piensa la disimetría sexual
basada en la evidencia imaginaria del cuerpo que permite situar así dos valores
diferenciales: Fálico/ castrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En 1905, Freud indicó el carácter
masculino de la sexualidad en la niña y el pasaje necesario del clítoris a la
vagina, como expresión del pasaje de la masculinidad a la femineidad. En 1909
señaló la relación entre la envidia del pene y el complejo de castración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera reformulación completa
que Freud plantea acerca de la sexualidad femenina se encuentra en el artículo
“Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica” (Freud,
1925). Un año antes en “El sepultamiento del complejo de Edipo (Freud, 1924)
comienza a hacer hincapié en el curso diferente de la sexualidad de la niña y
la del varón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La pregunta que guía ese giro es
¿Por qué se reprime el complejo de Edipo?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando se trata de explicar el
paso por el Edipo, Freud se explaya en situar las similitudes y diferencias que
observa; tanto para la niña como para el niño se trata de la “expulsión del
paraíso”: “La ausencia de la satisfacción deseada en la relación con la madre,
acaba por apartar al infantil enamorada/o de su inclinación sin esperanza” (Freud,
1924, p 2748). Más tarde dirá que el material con el que cuenta se le hace
insuficiente para entender el proceso de la niña, confirmando que si bien para
ella hay un paso por el Edipo, un superyó y un período de latencia, no está
seguro que se le pueda atribuir un complejo de castración y una organización
fálica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando Freud se pregunta por la
disolución del comienzo de Edipo (que pone fin a la premisa fálica) su teoría
empieza a tambalear y “Para la niña, el material se vuelve incomprensiblemente
más oscuro e insuficiente” (Freud, 1924, p 2750)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo único claro es que no se
produce de igual modo que en el varón. La niña acepta la castración como algo
consumado. Freud aclara que tanto el deseo de poseer un pene como el de recibir
un hijo permanecen en el inconsciente y
contribuyen a preparar al ser femenino para su papel sexual. Queda así
diferenciada la amenaza de castración de la angustia de castración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este artículo las salidas del
Edipo para la mujer son dos: complejo de masculinidad o renuncia al pene
intentando compensar esta pérdida por la vía de la ecuación simbólica
pene-niño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Retoma la cuestión en 1925 en
“Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica”. Habla allí
de la prehistoria del Edipo en el varón y en la niña, lo que inevitablemente lo
lleva a tratar la relación con la madre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En adelante plantea una
oposición: ante la visión de la ausencia de genitales en la niña, el varón la
desestimará hasta que la amenaza de castración la resignifique. La niña, en
cambio, ante la evidencia, cae víctima de la envidia del pene.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se plantea entonces, la entrada
en el Edipo y Freud considerará las consecuencias psíquicas: el complejo de
masculinidad, la desmentida y el reproche a la madre por la falta de pene.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero el efecto más importante de
la envidia del pene es el apartamiento de la masculinidad y del onanismo
masculino, lo que la conduce a nuevos caminos que llevan al despliegue de la
femineidad. La salida femenina entonces se desliza a lo largo de la ecuación
simbólica pene →niño: la madre pasa a ser objeto de celos y el padre es tomado
como objeto de amor, a la espera de un hijo de él. De este modo, la niña
deviene para Freud una pequeña mujer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si esta ligazón con el padre se
malogra, se identifica con él, y regresa al complejo de masculinidad que es,
según Freud, lo que sucede con la joven homosexual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora, el Edipo es una formación
secundaria y lo primario es su prehistoria. La niña entra en el Edipo por lo
mismo que el niño sale: por el complejo de castración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En su artículo de 1931, “Sobre la
sexualidad femenina”, Freud parte de las mismas preguntas de 1925 pero realiza
un análisis más detallado de la ligazón madre pre- edípica, desplazando el eje
del Edipo como núcleo de la neurosis. Detalla en ese texto los factores que
llevan al extrañamiento del “objeto madre”, amado de manera intensa y exclusiva:
celos hacia los hermanos, ausencia de satisfacción plena, el efecto del
complejo de castración que sigue tres orientaciones: suspensión de la vida
sexual, hiperinsistencia en la virilidad y esbozos de la femineidad definitiva.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En 1932, en sus “Nuevas
conferencias de Introducción la psicoanálisis” hay algo que se destaca y que
marca una diferencia estructural entre hombres y mujeres: la mujer necesita más
ser amada que amar. El amor en mujeres y hombres está dado por una diferencia
de fase psicológica. La mujer “parece tener más
necesidad de que se le demuestre ternura y por eso es más dependiente y
dócil […] (Freud, 1932, p 3167). Esta frase de Freud, permite pensar en un sustrato
estructural y no fenoménico del lugar del amor en la femineidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es de destacar también que en
esta conferencia, Freud se refiere al “Enigma de lo femenino” que “ha hecho
cavilar a los hombres de todos los tiempos” ( Freud, 1932, p 3164), Silvia Ons señala
que si para Freud, la maternidad fuera la solución a aquello que la mujer desea
no habría lugar para tal enigma:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “Si el ser madre fuera la
respuesta capaz de obturar aquello que
la mujer desea, la feminidad no aparecería como enigma. Sabido es, por otra
parte, que Freud se preguntó por el deseo de una mujer, a pesar de las
orientaciones fálicas dibujadas”. […] “La maternidad se presenta entonces, como
la solución por el sesgo del “tener”, mientras que el enigma femenino es lo que
resta de ese tener.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Por un lado afirmó que el deseo
del pene sería quizás el deseo femenino por excelencia, pero por el otro, la
vida sexual de la mujer, tenía para él algo de “continente negro” como sitio
misterioso y hierático afín con lo oculto y con el misterio. Lacan vio allí lo
que no se deja apresar en términos de
goce masculino, y ubicó el goce femenino como nunca había sido descripto en la
literatura psicoanalítica”. (Ons, 2016, p. 41).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La frase “La anatomía es el
destino” aparece en el artículo de Freud “El sepultamiento del complejo de
Edipo” del año 1.924. La nota introductoria que de este artículo que escibe J.
Strachey señala que el interés del artículo radica, en que se hace especial hincapié
al desarrollo diferente de la sexualidad, en el varón y en la niña.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Luego del desarrollo de las
razones por las cuales el Complejo de Edipo se va al Fundamento en el varón,
Freud se pregunta cuáles serían las razones para el mismo proceso en las niñas,
material que se vuelve para él “oscuro e insuficiente”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Recurriendo a la frase de
Napoleón “La geografía es el destino”, en la cual su autor se refiere a que la
conformación y el porvenir de las naciones se desarrolla sobre el suelo que
habita y sobre las posibilidades o limitaciones que la geografía le
imprime, Freud dice “La anatomía es el
destino” ya que el falo para Freud, su presencia o ausencia, marcan el destino
del ser hablante: genital masculino o castrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El falo, entonces, es el patrón
de medida de la diferencia entre los sexos. Lacan dirá que no hay más norma en
el inconsciente que la norma viril, la norma fálica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los textos “La organización
genital infantil” (Freud, 1923), “Algunas consecuencias psíquicas de la
diferencia sexual anatómica” (Freud, 1925) y “La disolución del Complejo de
Edipo” (Freud, 1924) acentúan la importancia de las consecuencias psíquicas
sobre la importancia de la conformación anatómica para la sexuación. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El paso que Lacan da en relación
a esto es la distinción entre privación y castración en la mujer: ¿cómo
subjetivar como castración su privación? . Lo que falta en lo real, es decir en
su cuerpo, en su goce, es que no hay ningún órgano que pueda servir para
inscribir el falo. Eso es anatómico, podríamos decir, está en lo real. La
castración hace equiparable el tener el órgano con la interdicción psíquica del
goce, la castración es la ecuación entre la pérdida de goce y la falta del
sujeto operada por la función del Nombre del Padre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El falo en la privación es el que
falta en el lugar donde se lo espera, ya que a la mujer no le falta nada en lo
real. La niña sólo descubre su privación respecto del otro y esa es la
articulación con el penisneid que no es
sólo la envidia fálica, sino el afán de contar con un significante para
inscribir su sexualidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Recapitulando lo dicho sobre
Freud y la sexualidad femenina se puede establecer que, a partir de la
experiencia infantil traumática de la constatación de la castración materna, se
inscribe la falta, en el nivel imaginario.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La mujer aparece como un ser
inferior, disminuido, marcado con una falta, un menos. Jacques Alain Miller
señala en “El hueso de un análisis” (Miller, 1998) que esta misma falta puede
tomar un valor inverso: la mujer vista como un ser ávido, insaciable, que encarna
una amenaza para aquél que es propietario, es decir, la mujer que encarna para
el hombre la amenaza de castración del órgano sobre el que se funda su unidad y
totalidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Freud construye también, una
asimetría en la vida amorosa, marcada del lado masculino por la amenaza y por
la angustia de castración y del lado femenino por la certeza de saber qué se
quiere. Sin embargo, del lado femenino sitúa la operatividad de la amenaza de
castración derivando de la angustia por la pérdida de amor, lo que hace equivalente
la amenaza de la pérdida de amor a la amenaza de castración<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esta diferencia, anticipa ya una
disimetría entre hombres y mujeres con respecto al amor, ante todo porque, para
la mujer, el amor aparece en el lugar de lo que no hay, es decir que podemos
hablar aquí del amor como algo que suple el vacío. Freud había intuido esa
relación especial y próxima que las mujeres tienen con la nada pero la pensaba
en la relación con la nada corporal, anatómica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Podríamos decir que Freud parte
del tabú de la virginidad para llegar a formular el misterio de la femineidad,
y de este modo expresa fundamentalmente, la dificultad que existe para acceder
a la mujer” (Salman, Virtualia 27, p1).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: solid #F07F09 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;">
El amor y lo femenino en Lacan <o:p></o:p></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Manteniendo la identidad de la sexualidad con la libido fálica, y por
tanto la unicidad de la sexualidad en el inconciente humano, Lacan retoma las
cosas con una aclaración del concepto de falo y una diferenciación entre el
orden imaginario y el orden simbólico. Por un lado, se trata de una función
imaginaria definida como imagen negativa de la imagen especular y por el otro,
el falo como significante y por eso es muestra de lo arbitrario respecto de la
significación. La función fálica simbólica es definida por Lacan como Función
de Castración, es decir como “sacrificio de goce”: esta función de la falta,
cuyo símbolo es el falo, no deriva de la diferencia anatómica entre los sexos,
sino de que el ser humano, hombre o mujer, debe inscribirse forzosamente en el
lenguaje. En otros términos, se trata de la captura del aparato simbólico sobre
lo real del organismo. Esta operación lleva a la pulsión, a sustituir el
instinto por la demanda del Otro, en la que el sujeto humano es tomado antes de
su nacimiento biológico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El falo imaginario, en cambio se inscribe
en el cuerpo, es decir en la imagen del cuerpo, este sacrificio de goce, y
puede imaginarizarse como evidenciaba Freud, en la relación con el pene, el
clítoris o la vagina. Es en este momento cuando articula el deseo con la
diferencia entre los sexos. El mito Edípico es llevado a la estructura, al
lenguaje, tal que el inconsciente es el resultado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Solo hay sexualidad expresada en
la pulsión y en el deseo, si está organizada por el complejo de castración cuyo
operador a nivel simbólico es la función fálica. Esto, no permite diferenciar
uno y otro sexo. El deseo humano, la sexualidad es siempre parcial y el
fantasma lo testimonia. La parte faltante tomada del cuerpo del otro es
investida fálicamente y cobra así el valor de objeto deseable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan propone considerar dos
posiciones: en el lado masculino se trata de tenerlo (la imagen fálica) sin
serlo, del lado femenino, el serlo sin tenerlo. Lacan retoma con este propósito
el concepto de mascarada inventado por Joan Riviére.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan trabajará este concepto en
textos como “La significación del falo” (Lacan, 1958, a), “Ideas directivas
para un congreso sobre sexualidad femenina” (Lacan, 1958, b) y el algunos
párrafos de “La dirección de la cura y los principios de su poder” (Lacan,
1958, c).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para cada sujeto, el axioma de
partida, deducido de la definición del falo como significante, es que la
cuestión de la relación entre los dos sexos se afronta a partir de una
apariencia, lo que los inscribe en el registro del semblante. De allí resultan dos
estructuras que organizarán las dos posiciones sexuales, masculino y femenino,
en función de la articulación con esta sustitución con el registro del ser y el
tener: proteger o enmascarar, ordenando entre los dos sexos, el juego del amor
y del deseo. El hecho de que se trate de sustituciones permite enunciar que las
posiciones sexuales son metáforas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tal concepción conserva bastante
de la simetría entre masculino y femenino debida al falo, del que deriva el
“aspecto cómico” subrayado por Lacan en el artículo “La significación del falo”
(Lacan, 1958, a)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el texto ya citado “Ideas
directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina”, Lacan se interroga
sobre lo que es propio de lo femenino a nivel de las pulsiones, piensa una
libido femenina, que pudiera incluir el instinto maternal y que no es posible
drenar por la mediación fálica. Esta
pregunta lo llevará a la descripción del campo de lo que esta fuera de discurso
al no estar anudado a la significación fálica, la presencia de modos
pulsionales no subordinados al Edipo que insisten en satisfacerse y que reducen
la vía Edípica a ser solamente una forma de solución posible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Progresivamente Lacan abandona la
perspectiva simétrica o complementaria entre uno y otro sexo, aun cuando se
mantenga la definición de la sexualidad a partir de la función fálica y se
mantenga la primacía de la castración simbólica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el Seminario 18 (Lacan, 2006),
Lacan desarrolla el campo de los discursos como de semblante, para situar lo
que queda afuera. Para eso retoma el tema de la diferencia sexual y lo explica
vía los cuantificadores lógicos. Enuncia el “No hay relación sexual”, afirmando
que no es posible escribir la relación sexual como función a nivel del
discurso. Dicho esto, destacará el valor de la noción de semblante como
articulador lógico en el campo de la no relación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el Seminario 20, Aún (Lacan, 1975)
pone ya de manifiesto las fórmulas de la
sexuación que ha venido construyendo, situando el campo de un goce adicional,
no todo fálico, suplementario, que escribe s (₳) y que está en el campo de lo
real. Dirá que se trata de “un goce del cuerpo que está más allá del falo” (Lacan,
1981,p 90), una posición en la que pueden ubicarse hombres y mujeres,
anatómicamente hablando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan ubicará como específico de
la posición femenina, un desdoblamiento entre el goce que obtiene en su
relación con el falo (y que toma la modalidad del deseo) y el goce que
encuentra en la relación con un vacío, que corresponde a la ausencia del
significante de La mujer (y que toma la modalidad de lo que dará en llamar
“goceausencia”) goce propiamente femenino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La femineidad es lo Otro respecto
de la dialéctica falocéntrica y la posibilidad para una mujer de encontrarse
con esa alteridad que la habita en su femineidad corporal, no es sin el pasaje
por la relación con el falo en el encuentro con un hombre: “El hombre sirve de
relevo para que la mujer se convierta en ese Otro para sí misma como lo es para
él” (Lacan, 1966 b, p. 694)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este hombre, cumple la función
lógica del “al menos uno” que la desea y la ama en su alteridad, que soporta
que exista en ella ese Otro goce que no es con él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el Seminario 23, El Sinthome,
hablará de un real sin ley y de un goce que aparece por todas partes,
desamarrado de la relación al Otro, porque no hay Otro (Lacan, 2006,p. 125).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El goce femenino y el amor en Lacan son dos
vertientes ligadas a lo irrepresentable y, en relación a esto, el punto en que
la palabra de amor, se convierte en una mujer, en un amarre “La palabra de amor
le permite consentir en ser este semblante para el lado macho y responder así a
la irrupción de goce” (Ons, 2005, p27)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
… “Encuentro que, amarrándola al
goce fálico divide su goce entre este y aquél que la trasciende. Esta es la
manera en la que se ubicará como objeto causa del deseo de un hombre,
encontrando por esta vía un semblante como respuesta a la irrupción de goce” (Ons,
2005 p.27)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En cuanto a esto, me interesa
desarrollar y articular con los casos clínicos que siguen, lo que Dominique
Laurent llama la “función atemperante” del amor y lo que sucede en una mujer si
esa función falla. La palabra de amor, en este punto, es la que posibilita que
algo de ese goce más allá del falo pueda traducirse, pueda alojarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “El lazo erotomaníaco en la
certeza del amor compartido, si no es totalmente delirante, detiene, fija a las
mujeres en una relación vital. Esto se verifica en la ocasión por la fidelidad
ejemplar, incluso en la dedicación sin límite, por poco que el partenaire
responda de la buena manera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “El hombre tiene una relación
estructural al límite, por el falo. La mujer no lo tiene. La relación al límite
para ella es contingente y depende del amor, de la certeza del amor que viene a
fijar la deriva pulsional” (Laurent, Dominique. 2oo5. P.18)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: solid #F07F09 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;">
El amor y lo femenino en la
perspectiva del Partenaire- Síntoma<o:p></o:p></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jacques Alain Miller en su curso
“El partenaire síntoma” (Miller, 2008), desarrolla la vertiente de lo que él
llama “el amor real” en Lacan. Haciendo un desarrollo previo de lo que esque
matiza como conceptualizaciones anteriores al Seminario 20: la vertiente
imaginaria y simbólica del amor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En estos desarrollos, Miller explica
que a partir de 1972 se asiste al surgimiento del amor en una función inédita,
en la cual Lacan intenta poner en función al amor como aquello que se introduce
para establecer la conexión con el Otro, un amor pensado a nivel de lo real de
la pulsión, es decir cómo el goce pulsional puede admitir ser descompletado,
carecer de algo para embarcarse en los asuntos del deseo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En esta perspectiva, se propone
al amor como aquello que suple la ausencia de relación sexual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “Tenemos aquí una
configuración que da al menos una dignidad eminente al amor, totalmente opuesta
a la crítica del narcisismo de la pulsión, y sin duda ligada a lo que orienta
el Seminario Aún, a saber, abordar de una nueva manera la sexualidad femenina”…
(Miller, 2008 p. 158)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cita en este lugar, lo que he
señalado en páginas anteriores que es la conceptualización de Freud de la
castración que toma la figura de la pérdida de amor en las mujeres y que da al
amor, una investidura máxima. Para las mujeres se trata del “amarás al Otro
como a ti mismo”, e incluso “Amarás al Otro más que a ti mismo”<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “ La demostración de Lacan,
cuando parte de este aparato esquemático, revela que del lado femenino, el goce
que le es propio esta intrínsecamente y de manera fundamental, e irreductible,
ligado al Otro, ligado al amor del Otro” (Miller, 2008, 159), marcando en este
punto una diferencia con el lado masculino de las fórmulas que en el amor
permanece ligado a la pulsión y no hay apertura al Otro, que permanece ligado a
lo autoerótico de la pulsión, que hace del Otro, un objeto a que le sirva para
la satisfacción pulsional.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este sentido, señala Miller que se trata también de una
teoría sobre el lazo social y la cultura, ya que el lazo social es el término
que responde a la ausencia de relación sexual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se establecen entonces, en “El
partenaire- síntoma”, cuatro tipos de pareja: la imaginaria, cuya unidad es el
yo y el otro y cuyo fundamento es la complementación, la pareja simbólica cuya
unidad es el sujeto y el Otro, cuya raíz es la falta de significante, la pareja
del deseo, relación entre el sujeto y su objeto y la cuarta pareja: el
partenaire síntoma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el partenaire síntoma se
trata, para Miller en un “precio extraído del goce” (Miller, 2008, p. 266), ya
que no se puede dar cuenta del goce solo a través del significante, hay que
agregar lo viviente, agregando asimismo el cuerpo del Otro, movimiento que
Lacan hace en el Seminario 20.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “No se puede establecer el
lazo, la relación sexual con el Otro, con excepción de esta vía que no es pulsional,
que es la única susceptible de relacionarse con lo que nos resta del Otro, la
vía del amor.”(Miller, 2008, 275)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El amor es entonces, desde esta
concepción lo que funda al Otro, busca el ser del Otro y también desde esta
perspectiva hay dos modos de acceso al Otro: uno a través del goce y que va a
parar al objeto a, al goce del cuerpo propio y otro que deja de lado el cuerpo
y se aferra a la palabra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En esta línea, el goce femenino
es descripto como marcado por lo infinito, el no todo, el exceso, la encarnación
de la diferencia en tanto tal, el amor loco (aquél que se sitúa más allá del
tener), la inconsistencia y la no localización. Un goce que se describe como
teniendo dos caras: el goce del cuerpo en tanto no está limitado por el goce
fálico y el goce de la palabra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En esta perspectiva entonces, la
relación de pareja, a nivel sexual, supone que el Otro se convierta en síntoma
del parlêtre, un medio de su goce. El síntoma es, con lo que se debe vivir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El síntoma es la investidura
libidinal de la articulación significante en el cuerpo, un modo de gozar, de
manera doble: un modo de gozar del inconciente y un modo de gozar del cuerpo
del Otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El goce se produce siempre en el
cuerpo del Uno, por medio del cuerpo del Otro, el goce es siempre autoerótico. El
cuerpo del ser hablante siempre es “Otrificado” por el significante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“En el caso del goce femenino,
este fuera del cuerpo se introduce por el No-todo. El goce está contenido en el
cuerpo propio, salvo que este cuerpo propio es Otro para el sujeto y que está
sujeto, precisamente, a cierto número de fenómenos extraños, de fenómenos de
apertura y de ilimitación” (Miller, 2008, p.413).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para Miller, las estructuras
significantes determinan el estatuto del partenaire síntoma, como medio de goce
para cada sexo. Del lado macho, el partenaire está determinado como a, que es
una unidad de goce discreto, del lado de la mujer, la exigencia para el
partenaire síntoma es A tachado, que este partenaire tenga la forma del no
todo. En la forma fetichista del lado del hombre y erotómana del lado de la
mujer</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><b><i>Articulación teórica</i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me interesa pensar, en tres casos, la posición de esas tres mujeres
con respecto a lo amoroso en su función nominante del exceso de goce que las
habita, en el caso de María, relatado claramente como la “necesidad de
palabras”, más que del cuerpo del otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caídas de esta posición estas
mujeres pasan al acto en tres versiones diferentes, A, eliminando lo más
deseado para ese hombre, que era su primera hija, en el caso de T, en su
intento de autoeliminación y en el mismo acto, eliminando a su hija, ya que
eran una; y María, en una búsqueda desenfrenada de las palabras que en otros
tiempos ordenaban su mundo, primero en el goce místico y luego encarnado en la
figura del marido, ambos en la línea del padre terrible y severo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si se trata en estas mujeres de
pesquisar cómo cada una de sus madres nombraba el más allá del falo, A relata
que su madre tiene un hijo de cada hombre con el que ha estado pero que nunca
se “ató” a ninguno de ellos, considerando a los hijos una posesión. El modo de
hacer ahí, en las maternidades repetidas sin hombre, aparece, en las palabras
de A, como la maternidad como solución a lo innombrable del goce femenino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el caso de T, “Sumisa” y
“depresiva”, “enferma psiquiátrica” insisten en su discurso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el caso de María, es muy
ilustrativo de su posición el “Pleitesía absoluta”, contracara del desenfreno
al que la madre parece haberse entregado años después, volviendo a la pleitesía
muda sin solución de continuidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Es la posición femenina una
posición sacrificial?, ¿qué relación hay entre las mujeres y el sacrificio?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eric Laurent, en “Posiciones
femeninas del ser” (Laurent, 1999), señala que Lacan hace una crítica al
“masoquismo femenino de Freud”, señalando que los fantasmas de placer en el
dolor existen, pero que no están ligados al ser, a la naturaleza femenina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan introduce el concepto de
privación para poder dar cuenta de ese goce particular que puede tener una
mujer, en despojarse del registro del tener, sin que eso dé cuenta de ningún
masoquismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A diferencia de los hombres, que
fabrican su ser enfrentando la amenaza de castración, el ellas, la castración
ya ha sido efectuada, por lo tanto, la mujer no teme nada si se hace un ser
desembarazándose del tener. Ese, dice Laurent es el auténtico goce de la
privación: despojándose de su tener, hace aparecer un ser, existe más en el
ser, que esa pérdida en el tener.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Refiere también en el mismo
texto, que Lacan prefiere el término en francés de Ravage, que significa estrago.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] Desde el punto de vista del
amor hay para el sujeto femenino una suerte de placa giratoria donde el sujeto
avanza siempre más lejos en el “dar todo al hombre amado”, “ser todo para él”,
una vía en la que el sujeto intenta transformar su tener en nombre del amor,
sus bienes, transformarlo en ser: darlo todo para ser todo” (Laurent, 1999, p
85)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora bien, en la clínica aparece
todo el tiempo, que en esta vía, las mujeres encuentran inevitablemente que ya
no es nada para el otro. La falsa solución del masoquismo femenino se juega
entre el Todo y la Nada, que, como en los tres casos descriptos, puede tomar
ribetes de catástrofe. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A, no soporta que luego de “darle
todo” a su hombre, incluso una hija, él la desprecie y le diga que “ya no le
sirve como mujer”. Como en la tragedia griega Medea, A se ve empujada a esa
región desconocida en que ella se vuelve Otra para sí misma, que revela ese
goce mortífero de ser privada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En T, esa posición sacrificial
que la mantenía anudada, en una relación dual con su hija, se ve conmovida
cuando el hombre al que dirige sus “reclamos” ya no la escucha. Esos reclamos
de lo que ella habla insistentemente ¿Podrían enmarcarse en un imperativo?, si
es así, cabría diferenciarlos del capricho, enmarcado en el Nombre del Padre y
su ley. Hago esta diferencia porque T marca, que el estar encerrada y lejos de
su marido, la tranquilizan porque ya no tiene que “reclamarle nada”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el capítulo “Capricho y
voluntad” (Miller, 2004), Miller explica que en el capricho, el sujeto asume la
voluntad que lo capta como su voluntad. Expresa como un “quiero absoluto”,
aquello que lo acciona como pulsión, que lo impulsa <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Es el extravío la marca del Otro
goce?, ¿Puede decirse que estas mujeres llegan a esos límites de no límite a
causa de él?, para responder estas preguntas retomaré lo que Jacques Alain
Miller trabajaba en “El Partenaire síntoma” (Miller, 2004) con respecto al goce
femenino y el no- todo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Miller refiere efectivamente que
el no-todo goce fálico que afecta a la mujer, debe ser leído como sin límites,
con la reserva que una mujer puede cruzar lo límites, tomada por el goce fálico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Uno de los puntos centrales de
estos desarrollos es la cuestión de la relación al objeto: sitúa del lado macho
el carácter fetichista del objeto y la erotomanía del lado femenino. La
erotomanía hace existir un Otro en relación al amor ahí donde falta, otro
singular. Se trata de las palabras de ese Otro y no de cualquiera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esta característica de
singularidad y necesidad, se ilustran en el caso de María que, a mi entender
hace surgir un Otro, primero en su primer amor, escuchándolo durante un año
seguido, en Dios, siendo “La mejor católica” y “No renegando de la cruz que le
tocó” y luego a través de su marido al que le pide constantemente palabras y presencia
que la ayuden a bordear lo indecible, desde el punto de “Pleitesía absoluta”,
modo de hacer del Otro materno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este punto también podemos
pensar en el desencuentro que implica que el carácter fetichista del objeto,
implica poco o nada de palabras, en cambio el Otro en la erotomanía es otro que
es necesario que hable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La demanda femenina, es una
demanda que sobrepasa el goce fálico, que tiene que ver con ese plus, cuando el
goce suplementario se articula a la demanda y pide al Otro que hable. La demanda
de amor, es un modo de articular ese goce con la palabra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el caso de María, me gustaría
citar un artículo de Marcelo Barros: “Cuando se ama para eludir la culpa” (Sawicke,
P y Stillo B, 2014). En este artículo, el autor se refiere a aquéllas mujeres
que aman a los hombres que podrían ponerlas en una posición de culpabilidad
siendo, en estos casos, la relación amorosa, una defensa contra la culpa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Estas relaciones, signadas por el
maltrato, ponen en acto el modo de funcionamiento paradojal típico del superyó:
cuanto más concesiones se le hacen, más feroz se torna, en el caso de la
condición femenina se complica el cuadro cuando es difícil de inscribir en ella
el límite de la castración. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
María se siente culpable de contrariar
el deseo del Otro: Dios, Marido, Madre. No se enfrenta con la separación
posible y se queda en la escena fantasmática. Pero, culpabilizarse no es
responsabilizarse. Este hombre, como muchos partenaires de las analizantes,
prolonga el vínculo entre la mujer y el reproche insaciable del Otro materno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El término rapto, arrebatamiento
o extravío, ha sido extensamente trabajado por el psicoanálisis en relación a
lo femenino. En “Los usos del Lapso” (Miller, 2004), Eric Laurent trabaja el
texto de Marguerite Duras “El arrebato de Lol V. Stein”. Allí dice “[…] Él,
(Lacan) hará del rapto del alma, de la psiquis, no un símbolo sino una
operación lógica, subjetiva y temporal que permite situar las relaciones del
sujeto con el cuerpo” (Miller, 2004,p 397)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El arrebato, el extravío, es
también cuando la no- toda pierde sus lazos y, sin nudo, pierde el sentido, su
norte. El arrebato es cuando la mujer pierde el amor de un hombre, y este era
el único nudo que la enlazaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Qué cabe esperar entonces, en el
tratamiento de las mujeres en relación al goce femenino y al amor?, ¿es que la
única vía es el enlace del amor y el sufrimiento?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando algo del superyó femenino
se manifiesta, Lacan en Létoudit (Lacan, 2001) aconseja refutar, indecidir, indemostrar e
incompletar esos dichos, de modo de hacer ese goce, un goce más vivible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el caso del amor, es claro que
en la mujer, amor y goce se entraman, se anudan, de una forma singular para
cada una.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Blanca Sánchez, en su texto “sufrir
por amor” (Sanchez, 2011), señala que “Mientras que para los hombres, en su
goce del órgano, se puede muy bien gozar en silencio y en la soledad del
fantasma, en ellas el goce se entrama con el amor. Y si el amor es dar lo que
no se tiene, qué mejor modo de dar lo que no se tiene que a través de las
palabras. De ahí la serie: hablar, amar, gozar.”<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el mismo texto, la autora señala que la
apelación al goce en las mujeres debería poder soportarse sin que devenga
superyoico, si la figura del Otro pierde su consistencia y si se modifica su
relación a la castración. Habiendo asumido la pérdida de objeto, por lo que el
amor será una significación vacía, de manera que si un objeto de amor se
pierde, pueda vivirse con la dignidad del dolor pero sin el regodeo en el goce
del sufrimiento y sobre todo, sin la catástrofe subjetiva y vital que sufrieron
las mujeres de los casos expuestos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
[…] “Se pondrá en juego,
entonces, una versión del amor en la que se trata menos del reencuentro y más
de la invención, del lado de la contingencia y del azar. Pues en la
contingencia es donde se da el encuentro de lo que en cada quien marca "la
huella de su exilio de la relación sexual". Entonces, no será el sexo el
que logre que los seres hablantes se vuelvan partenaires, sino solo el sínthome,
como modo de goce. Al fin y al cabo, el amor no sería más que ese encuentro
sintomático y contingente, en el que se juega el goce del Uno, no sin el Otro.”(Sanchez,
2011)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i><u>Conclusión<o:p></o:p></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cada ser hablante testimonia de
su encuentro con la ausencia de relación sexual, con el síntoma y la modalidad
de goce. El amor síntoma puede hacer pantalla a ese real en un esfuerzo de
hacer encarnar al Otro en el partenaire fantasmático, esto es, hacer del amor
un Uno que irá contra el deseo del sujeto, que es pasión de ignorancia y que
hace olvidar la hiancia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La armadura histérica del amor al
padre hace de pantalla a la no relación sexual, estrategia de privarse del
objeto para desearlo y “ser todo” para asegurarse un lugar en el fantasma de un
hombre, eludiendo la posición femenina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sabemos que el amor es una
suplencia a la no relación sexual, a la ausencia de posibilidad de una relación
armónica entre la posición masculina y la femenina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo que los casos y la clínica nos
enseña es el extremo, la desvastación o la desdicha a la que lleva la
dificultad (o la imposibilidad) de hacer del amor un nudo más flexible, que posibilite separarse de la exigencia de
reciprocidad que el amor puede llevar consigo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La posibilidad de un nuevo amor o
de un amor más digno, como solución singular en cada caso, advertido de la
imposibilidad de hacer Uno pero con la posibilidad de la invención contingente
es la vía para trabajar analíticamente las cuestiones del amor y lo femenino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En cuanto al superyó femenino y
al extravío, la dirección será apuntar a la inconsistencia del Otro, a su
incompletud. Eric Laurent indica que se trata de saber descifrar, adivinar el
goce, donde se origina el llamado amenazador, para responderle: “Nadie tiene la
última palabra”. (Laurent, 2016, p113).<o:p></o:p><br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="border-bottom: solid #4F81BD 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-themecolor: accent1; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 4.0pt 0cm;">
<div class="MsoTitle">
Bibliografía Consultada<o:p></o:p></div>
</div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Imagen de portada: Escultura en cerámica.
Autora: Valerie Hadida <a href="http://www.tuttartpitturasculturapoesiamusica.com/2015/05/Valerie-Hadida.html">http://www.tuttartpitturasculturapoesiamusica.com/2015/05/Valerie-Hadida.html</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Corto cinematográfico: El niño Rodríguez,
6/8/2013, “Ni una sola palabra de amor”, <a href="https://www.youtube.com/results?search_query=ni+una+sola+palabra+de+amor">https://www.youtube.com/results?search_query=ni+una+sola+palabra+de+amor</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->3.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Aksman, Gloria: (2.006) “Algunas notas sobre lo
femenino en Lacan”, <i>XIII Jornadas de
Investigación y Segundo encuentro de investigadores en Psicología del Mercosur.
</i>Facultad de Psicología. UBA.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->4.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->André, Jacques: <i>La sexualidad femenina, </i>Mexico, Publicaciones Cruz O., 2.000<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->5.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Arenas, Alicia: “La femineidad, ¿sin Edipo?”, <i>Lacaniana de Psicoanálisis, </i>año 10, nª
14, 2013. P145 a 149<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->6.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Barros, Marcelo:<i> la condición Femenina, </i>Buenos Aires, Grama, 2011<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->7.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Bassols, Miquel: <i>Lo femenino, entre centro y ausencia, </i>Buenos Aires, Grama, 2017<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->8.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Biaggio, Mónica: <i>“Del estrago al síntoma: una apuesta clínica”, </i>Buenos Aires, Grama
Ediciones, 2012.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->9.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Brodsky, Graciela: “Amores Malos”, <i>Bitácora Lacaniana, </i>2014, nº3, p 111-131<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->10.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Brousse, M. Heléne: “Las femineidades: El Otro
sexo entre metáfora y suplencia” Miller, J. y otros: Del Edipo a la Sexuación”,
Buenos Aires, Paidós, 2005<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>11.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span></i><!--[endif]-->Brousse,
Marie Heléne: “¿Qué es una mujer?, recuperado de <i>Psicoanálisis Inédito en</i> <a href="http://www.psicoanalisisinedito.com/2015/04/marie-helene-brousse-que-es-una-mujer.html"><i>http://www.psicoanalisisinedito.com/2015/04/marie-helene-brousse-que-es-una-mujer.html</i></a><i> , 2000<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>12.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span></i><!--[endif]-->Brousse,
Marie Heléne: “Saber hacer femenino con la relación. Las tres R: astucia,
estrago y arrebato”, recuperado de <i>Psicoanálisis
Inédito, </i><a href="http://www.psicoanalisisinedito.com/search/label/Marie-H%C3%A9l%C3%A8ne%20Brousse"><i>http://www.psicoanalisisinedito.com/search/label/Marie-H%C3%A9l%C3%A8ne%20Brousse</i></a><i>, 2010.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->13.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Cevasco, Rithée: “De Freud a Lacan, la cuestión
femenina”, conferencia en Colegio de Psicólogos Barcelona. 2.006<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->14.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Durand, Isabelle: <i>El superyó, femenino: las afinidades entre el superyó y el goce
femenino.</i> Buenos Aires, Tres Haches, 2014<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->15.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Freud,
Sigmund, (1.905) “Tres ensayos para una teoría sexual, en <i>Obras Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 2<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->16.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.908)
“Teorías sexuales infantiles”, en <i>Obras
Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 2.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->17.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.908)
“Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, en <i>Obras Completas, </i>España, Biblioteca
Nueve, 1.996, Tomo 2.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->18.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.914)
“Introducción al Narcisismo”, en<i> Obras
Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 2.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->19.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.915)
“Un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica”, en <i>Obras Completas”,</i> Biblioteca Nueva,
1.996, Tomo 2<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->20.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.919)
“Pegan a un niño”, en <i>Obras Completas”, </i>España,
Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->21.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.920)
a “Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”, en <i>Obras Completas, España, </i>Biblioteca
Nueva, 1.996. Tomo 3<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->22.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.920)
b “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras Completas”, España,
Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->23.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.922)
[1.940] “La cabeza de Medusa”, en <i>Obras
Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->24.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.923)
“La organización genital infantil”, en <i>Obras
Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->25.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.924)
“La disolución del Complejo de Edipo”, en <i>Obras
Completas, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->26.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.924)
“El problema económico del masoquismo”, en <i>Obras
Completas”, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->27.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.925)
“Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica”, en <i>Obras Completas,</i> España, Biblioteca
Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->28.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.931)
“Sobre la sexualidad femenina”, en <i>Obras
Completas”, </i>España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->29.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->(1.932)
“Nuevas Lecciones introductorias al psicoanálisis: Conferencia XXIII: La
femineidad”, España, Biblioteca Nueva, 1.996, Tomo 3.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>30.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></i><!--[endif]-->Galiussi, Romina: (2008) “El concepto de no-
todo y el goce femenino”. <i> XV Jornadas de investigación y cuarto
encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Facultad de Psicología-
UBA. Buenos Aires.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>31.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></i><!--[endif]-->Gallano, Carmen: (2000) <i>La alteridad femenina, </i>Edición del Foro Lacaniano de Medellín,
Medellín, 2002<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->32.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Giussani,
Diana: “De reinas y señoras: Acerca del goce femenino”, <i>El caldero de la Escuela, nª 45, </i>1996<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->33.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Guimaraes,
Leda: “El estatuto de la femineidad en nuestros días”, <i>Logos 7, </i>Buenos Aires, Grama Ediciones, 2012. P. 7-92<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->34.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Glocer
fiorini, Leticia: “Las mujeres en el contexto y el texto freudianos”, en <i>Revista de Psicoanálisis, </i>LXIII, 2,
2.006: 311-323<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->35.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Goldemberg,
Mario y otros: De astucias y estragos femeninos, Buenos Aires, Grama Ediciones,
2008.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->36.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Kalfus,
Paula: <i>Las reglas del juego del amor, </i>Buenos
Aires, Tres Haches, 2007<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->37.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lacan,
Jacques: (2006) <i>El Seminario, Libro
18, De un discurso que no fuera de
semblante, </i>Buenos Aires<i>, Paidós, 2009</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->38.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lacan,
Jacques:(1.975) <i>El Seminario</i>, Libro
20, <i>Aún, </i>Buenos Aires, Paidós, 2015<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->39.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Lacan, Jacques: (1977) El Seminario, Libro 23<i>, El Sinthome</i>, Buenos Aires, Paidós,
2006<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->40.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lacan,
Jacques: (1.966) a <i>Escritos 1, </i>Buenos
Aires, Siglo Veintiuno editores, 2012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->41.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lacan,
Jacques: (1.966) b<i> Escritos 2, </i>Buenos
Aires, Siglo Veintiuno editores, 2012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->42.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Lacan, Jacques: (1.958),”La significación del
falo”, <i>Escritos 2</i>, Buenos Aires,
Siglo Veintiuno editores, 2012 a<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->43.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Lacan, Jacques: (1.958) “Ideas Directivas para
un congreso de sexualidad femenina”,
Escritos 2, Buenos Aires, Siglo Veintiuno editores, 2012 b<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->44.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Lacan, Jacques: (1.966) “La dirección de la cura
y los principios de su poder”, Escritos 2, Buenos Aires, Siglo Veintiuno
editores, 2012 c<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->45.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lacan,
Jacques: (2.001) <i>Otros Escritos,</i>
Buenos Aires, Paidós, 2012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->46.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Laurent,
Dominique: “Mujeres”, <i>Silicet: Semblantes
y Sinthome”, p </i>221-223, 2009<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->47.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Laurent,
Dominique: <i>La analista mujer, </i>Buenos
Aires, Tres Haches, 2005<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->48.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Laurent,
Eric<i>: Posiciones femeninas del ser</i>,
Buenos Aires, Tres Haches, 1.999.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->49.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Laurent,
Eric: <i>El psicoanálisis y la elección de
las mujeres, </i>Buenos Aires, Tres Haches, 2016.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->50.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lobov,
Jorge: “El amor”, <i>Revista La Porteña, nª
4</i>, 1999. P 11- 20<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->51.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Lutterbach
Holck, Ana Lucía: <i> La erótica y lo femenino, </i> Buenos Aires, Grama, 2.012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->52.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Matusevich,
José: “Qué se ve desde el borde de lo femenino” en revista <i>Conclusiones Analíticas, </i> Año
2, Nª 2, Publicación de la Cátedra Libre Jacques Lacan, U.N.L.P. 2.015<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink">53.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->Mazzuca, Marcelo: “El enigma de la
sexualidad femenina examinado por la teoría psicoanalítica: Él rogándole y ella
¡Ni una palabra!” en <i>Diario Página 12, 5/</i>2015
<a href="https://www.pagina12.com.ar/2000/suple/psico/00-06/00-06-15/psico01.htm">https://www.pagina12.com.ar/2000/suple/psico/00-06/00-06-15/psico01.htm</a><span class="MsoHyperlink"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink"><span style="color: windowtext;">54.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span class="MsoHyperlink">Miller,
Dominique: “Las dos orillas de la femineidad”, <i>Lacaniana de psicoanálisis, </i>año 10, nª 14, junio 2013. P 159 a 166.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink">55.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]--><span class="MsoHyperlink"><span style="color: windowtext;">Miller,
Jacques Alain: <i>El hueso de un análisis,
Buenos Aires, </i>Tres Haches, 1998</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink"><span style="color: windowtext;">56.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span class="MsoHyperlink">Miller,
Jacques-A: “Teoría del capricho”, revista Enlaces, nº 6, Buenos Aires, 2001<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink"><span style="color: windowtext;">57.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span class="MsoHyperlink">Miller,
Jacques A: <i>Los Usos del Lapso, </i> Buenos Aires, Paidós, 2004<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span class="MsoHyperlink"><span style="color: windowtext;">58.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]--><span class="MsoHyperlink">Miller,
Jacques- Alain: <i> La Angustia Lacaniana</i>, Buenos Aires,
Paidós, 2007<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->59.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Miller,
Jacques- A: El partenaire síntoma, Buenos Aires, Paidós, 2008<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>60.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></i><!--[endif]-->Miller, Jacques- A:<i> (2002)De la naturaleza de los semblantes, </i>Buenos Aires, Paidós,
2008.<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->61.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Miller,
Jacques- Alain: <i>Los divinos detalles, </i>Buenos
Aires, Paidós, 2010<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->62.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Miller,
Jacques Alain: (2011) El ser y el Uno, Curso de la <i>Orientación Lacaniana Clase 5. </i>Inédito<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: 66.75pt; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->63.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Miller, Jacques Alain: <i>La fuga del sentido, </i>Buenos Aires, Paidós, 2012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->64.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Ons,
Silvia: <i>Una mujer como síntoma de un
hombre, </i>Buenos Aires, Tres Haches, 2005<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->65.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Ons,
Silvia:<i> Violencia/s</i>, Buenos Aires,
Paidós, 2009.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->66.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Ons,
Silvia: <i>Amor, Locura y violencia en el
siglo XXI, </i> Buenos Aires, Paidós,
2016<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->67.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Pommier,
Gerard: <i>La excepción femenina, </i>Buenos
Aires, Alianza Editorial, 1.986<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>68.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></i><!--[endif]-->Recalde, Marina: “El Edipo femenino: un interrogante
freudiano”, Miller, J. y otros: <i>Del Edipo
a la Sexuación”, Buenos Aires, Paidós, 2005<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><i>69.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span></i><!--[endif]-->Rovere, Carolina y Zabalza, Sergio: <i>La palabra que falta es una mujer</i>,
Buenos Aires, Letra Viva, 2013.<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->70.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Russo,L.
y Vallejo, Paula: <i>El amor y lo femenino,</i>
Buenos Aires: Tres Haches, 2011.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->71.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Safouan,
Moustapha. (1979) <i>La sexualidad femenina, según la doctrina freudiana, </i>Grijalbo,
Barcelona, 1.979<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->72.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Salman,
Silvia: “Un real femenino”, en <i>Virtualia,
</i>nª 27, 2013. <a href="http://virtualia.eol.org.ar/027/Hacia-el-congreso-de-la-AMP/pdf/Un-real-femenino.pdf">http://virtualia.eol.org.ar/027/Hacia-el-congreso-de-la-AMP/pdf/Un-real-femenino.pdf</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->73.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Salman,
Silvia: “Bordes de lo femenino en la clínica con niños y adolescentes”,
recuperado del blog: <a href="http://www.psicoanalisisentrevistas.com/2016/03/bordes-de-lo-femenino-en-la-clinica-con.html">http://www.psicoanalisisentrevistas.com/2016/03/bordes-de-lo-femenino-en-la-clinica-con.html</a>
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->74.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Sanchez, Blanca: “Sufrir por amor, gozar por
amor”, en Virtualia nº 22, 2011. <a href="http://virtualia.eol.org.ar/022/template.asp?La-diferencia-sexual-en-la-experiencia-analitica/Sufrir-por-amor-Gozar-por-amor.html">http://virtualia.eol.org.ar/022/template.asp?La-diferencia-sexual-en-la-experiencia-analitica/Sufrir-por-amor-Gozar-por-amor.html</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->75.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Sawicke, P.
Stillo, Beatriz (comp):<i> Relaciones
violentas: entre el amor y la tragedia, </i>Buenos Aires, Grama, 2014.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18.0pt; mso-add-space: auto; mso-list: l1 level1 lfo2; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]-->76.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Soler, Colette y otros: <i>Sexualidad femenina, Colección Orientación Lacaniana, Buenos Aires,
1994</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->77.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Soler,
Colette: <i>La maldición sobre el sexo, </i>Buenos
Aires, Manantial, 2000<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->78.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Soler,
Colette: <i>Lo que Lacan decía de las
mujeres, </i>Editorial No Todo, Medellín, 2000<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->79.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Soria,
Nieves: <i>Nudos del amor, </i>Buenos Aires,
Del bucle, 2011<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->80.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Soria,
Nieves: “ El cuerpo de mujer y sus goces”, Viganó, Ana (comp): (H) etéreas, Las
mujeres, lo femenino y su indecible. Buenos Aires, grama, 2014<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->81.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Tendlarz,
Silvia: <i>Las mujeres y sus goces, </i>Colección
Diva, Buenos Aires, 2002<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->82.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->Tendlarz,
Silvia: “Recorrido del falo en la sexualidad femenina”, Miller, J. y otros: Del
Edipo a la Sexuación”, Buenos Aires, Paidós, 2005<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->83.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Torres, Mónica: <i>Cada uno encuentra su solución: amor, deseo y goce, </i>Buenos Aires,
Grama Ediciones: 2012<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraph" style="margin-left: 18pt; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->84.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]-->Vallejo, Paula: “Lo femenino y el límite del
lenguaje”, en revista <i>Conclusiones
Analíticas, </i>año 1, nº 1, 2014. <a href="http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/39207">http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/39207</a>
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoListParagraph" style="text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]-->-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;">
</span><!--[endif]--><o:p> </o:p></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/FLORENCIA/Desktop/biblioteca%20de%20psicoanalisis/ensayo%201%20femineidad/Ensayo%20Icdeba.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Corto
cinematográfico: El niño Rodríguez, 6/8/2013, “Ni una sola palabra de amor”,
https://www.youtube.com/results?search_query=ni+una+sola+palabra+de+amor<o:p></o:p></div>
</div>
</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-7082567574621009382017-08-24T03:42:00.002-07:002017-08-24T04:13:25.846-07:00DONC..."El algoritmo lacaniano de la transferencia nos expone el <i>modus operandi</i> del psicoanálisis como la puesta a punto de un modo de decir, que es también un modo de leer - leer las formaciones de l inconciente, a las que atribuimos especial importancia, pero también leer los acontecimientos de la vida. Así como podría decirse que, a partir de un pequeñísimo incidente de la relación entre uno y otro, Marivaux podía escribir kilómetros de diálogos, se ve cómo en el análisis un detalle de la existencia cotidiana es a veces observado con lupa por el analizante, que encuentra en una mirada, en un gesto del otro, un mundo de significaciones. Por lo que concierne al psicoanálisis, cada cual lee su vida, y por poco que lo quiera encuentra en ella una significación de inconciente; relaciona ese detalle, ese encuentro, esa brizna de existencia, con un conjunto de significantes supuestos presentes. Y se torna cada vez mas evidente para el sujeto, que puede atestiguarlo, la significación, o el conjunto de significantes que regularmente toman forma para él gracias a esos encuentros. Al fin nota que, por cualquier punta que tome su vida, solo se las ve con significaciones, por ejemplo, de decisión, de elección, de hesitación, de cálculo, de tiempo de comprender, de momento de concluir, y que eso forma un conjunto; o que en general se relaciona con un conjunto donde hay faltas, castigos, maldades que asumir o que deplorar, significaciones de víctima o de verdugo; o incluso con un conjunto donde por regla retornan significaciones de imperfección, de nostalgia, de huída, de ausencia de sí, de captura por el Otro.<br />
Pero lo que se descubre gracias al modo analítico de decir y de leer es <i style="font-weight: bold;">un modo de gozar</i>. A partir del modo de decir, un modo de gozar...<br />
..." El síntoma freudiano, es un modo de decir, pues se lo descifra, y a la vez, un modo de gozar. La cuastión es que el análisis mismo no es solo un modo de decir y de ller, sino un modo de gozar del inconciente.<br />
Jacques Alain Miller<br />
Donc<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCMdYpaAeJAXigB_kbtY-My7S4Zkueiag7fpny4uAZDjb7Wa4VAjbfSpYUgM3x1Zf192KNpiZ1Nb1Jib5Hx6WMsq3k1kYnBSCH8w8h8n8aRAW1c5nJzWhb6pdwI9GIVhe8KpM3EASVlmzT/s1600/10402928_811842725541920_71081011123455210_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="275" data-original-width="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCMdYpaAeJAXigB_kbtY-My7S4Zkueiag7fpny4uAZDjb7Wa4VAjbfSpYUgM3x1Zf192KNpiZ1Nb1Jib5Hx6WMsq3k1kYnBSCH8w8h8n8aRAW1c5nJzWhb6pdwI9GIVhe8KpM3EASVlmzT/s1600/10402928_811842725541920_71081011123455210_n.jpg" /></a></div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-6536501238265210302017-01-29T15:11:00.004-08:002017-01-29T15:12:16.262-08:00Título: Yo sé que bardié – Algunas consideraciones sobre el asentimiento subjetivo<div class="MsoNormal">
<span lang="FR">Psyche Navegante
Nº 86 – </span><a href="http://www.psyche-navegante.com/"><span lang="FR">www.psyche-navegante.com</span></a><span lang="FR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
Área: Psicoanálisis<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Sección: Práctica<br />
<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Autora: Florencia Borgoglio<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Tema: A partir de la experiencia clínica con presos encarcelados en uno de los penales
más importantes de la Provincia de Buenos Aires, la autora sostiene la hipótesis
de que la ausencia de reconocimiento y significación de la sanción penal lleva
a redoblar la tendencia al acto criminal y delictivo.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>…”De ningún modo se debe abordar frontalmente la culpabilidad,<o:p></o:p></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i> Salvo transformándola en
diversas formas metabólicas”<o:p></o:p></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Lacan, Jacques. Seminario
IV, Las relaciones de objeto, p 281<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hace unos meses, tuvo repercusión
en la prensa la decisión de una jueza de trasladar a un interno (condenado a
prisión por matar a su novia de 113 puñaladas) de un régimen cerrado a un
régimen semiabierto. Ante la reacción de los familiares de la víctima sobre
esta medida, la jueza y un conocido psiquiatra respondieron que la conducta del
interno (y podríamos decir su posición) no había cambiado porque no había
recibido en la cárcel un tratamiento psicológico y ordenó que lo recibiera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este no es, a mi entender, un
detalle menor ya que para esta jueza, el encierro constituye en este caso una <i>condición necesaria pero no suficiente.</i>
Quizás por primera vez, en doscientos años del sistema penal, la cárcel no
basta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A partir de este caso, cabría
preguntarse cuál es el lugar de un psicoanalista en la cárcel, qué hacemos los
que allí atendemos y cual es la relación que establecemos con la institución en
la que trabajamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan instaba a los
psicoanalistas a estar a la altura de responder por su función ante el campo
social, a saber qué es lo que hace al malestar en la cultura de su época y a
insertarse en las instituciones a fin de introducir, por su función, las
posibilidades de aparición para el sujeto. No es otra la orientación para hacer
una distinción entre psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado, que la de
situar las implicaciones que conlleva el desplazamiento del dispositivo
analítico hacia espacios no tradicionales; pues sin duda, hablar de las
funciones del psicoanálisis en criminología para introducir una acción
concreta, supone “el desafío de repensar la doctrina en función de un nuevo
objeto”, tal como lo indica Lacan en 1950<span lang="ES-TRAD">,</span> estableciendo los límites y las condiciones de posibilidad en
un campo donde la sociedad muestra sus fracturas, a saber la institución
carcelaria.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para el discurso jurídico hay una
continuidad entre responsabilidad, culpa y castigo. Un sujeto es culpable por
un acto que está tipificado como delito, y para dicho discurso, la pena es previa al delito y proporcional al
mismo. En este ámbito, además, el delito es tomado como daño a la víctima o
como infracción a la ley.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el discurso jurídico entonces,
la sanción recae sobre una conducta y no sobre un sujeto. En el trabajo sobre
las consecuencias de la sanción penal sobre la subjetividad, discurso jurídico
y psicoanalítico se intersectan, ya que no pueden dejar de interrogarse sobre
los efectos que la objetivación de la ley tiene sobre el sujeto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De este sujeto en particular en
el aquí y ahora de la consulta es aquel del que se ocupa el psicoanálisis, como
el que asume o no su responsabilidad subjetiva.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿A qué apuntaría entonces, un
tratamiento psicoanalítico que se desarrolla en el interior de los muros de un
penal con personas que han cometido un delito? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En primer lugar, la clínica en la
cárcel apuntaría al sujeto, con las características particulares del
psicoanálisis en una institución, es la misma clínica que hacemos en el
consultorio. Pero, allí esta la institución, el delito, la trasgresión a la
ley, la segregación social, la droga, la violencia. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces creo necesario pensar el
concepto de <b><i>Asentimiento subjetivo</i></b> en relación con la habilitación de un
lugar para ese sujeto en los hechos que lo llevaron detenido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El concepto de asentimiento
subjetivo se encuentra en el artículo de Lacan antes citado. Desde el punto de
vista filosófico, el asentimiento es un acto en el cual el sujeto da lugar a
una verdad sin vacilación alguna, al respecto, nos dice Lacan: “<i>Ni el crimen ni el criminal son objetos que
se puedan concebir fuera de su referencia sociológica”. Porque: “no hay
sociedad que no contenga una ley positiva, así sea esta tradicional o escrita,
de costumbre o de derecho. Tampoco hay una en la que no aparezcan dentro del
grupo todos los grados de trasgresión que definen al crimen. Toda sociedad, en
fin, manifiesta la relación entre el crimen y la ley, a través de castigos,
cuya realización, sea cual fueren sus modos, exige un asentimiento subjetivo”.</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se trata pues de reconocer el
lugar que ocupa la subjetividad en el acto delictivo, ya que es de suma
importancia que quien incurre en una falta no solo sea sancionado por ella sino
que pueda dar un significado a esa sanción, significación que le permita
dimensionar su implicación en aquello de lo que es acusado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La hipótesis que guía esta
afirmación es que la ausencia de reconocimiento y significación de la sanción
penal lleva a redoblar la tendencia al acto criminal y delictivo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan establece un mismo estatuto
para la responsabilidad y el castigo. ¿Podríamos entonces pensar que bastaría
con la pena? NO lo creo, el escaso número de juicios orales, las condiciones de
detención y la sobrecarga de la justicia configuran para las personas detenidas
un Otro consistente, gozador y sordo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No es por este Otro por el que
puede hacerse el pasaje para llegar a la responsabilidad. ¿Y entonces? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los pacientes llegan al
consultorio alienados al discurso del Otro judicial y Penitenciario. Dicen lo
que creen que el interlocutor quiere escuchar: “yo me equivoqué”, “ya aprendí”,
“hice las cosas mal”. Significantes que no los representan y que expresan para
darle al analista lo que ellos imaginan que ésta quiere escuchar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Piden venir y vienen, algunos de
ellos lo hacen para “hacer la plancha”,
“a flotar”, a conseguir un informe favorable. Les digo que yo no hago informes,
que desde el punto de vista legal, el espacio no perjudica, pero tampoco ayuda
y les aseguro el secreto profesional. Por lo demás, no tomo notas, enuncio la
regla fundamental y escucho…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es necesario, en primera
instancia habilitar en ellos la queja, y esto no es fácil. La necesaria
barradura del Otro no es sin angustia porque, se sabe, remite a la propia. En
segunda instancia, acotar el goce y alojar. Reemplazar en un primer momento el
¿qué hiciste? (pregunta que sería pertinente si el acto delictivo fuera un acto
en el sentido estricto del término) por el ¿qué te pasó? es un paso
imprescindible para darles la palabra y que puedan encontrarse en los hechos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Apuntar a que el paciente pueda
hacerse una historia es la dirección. Que la novela que es su vida y que
preexiste al tratamiento, encuentre su autor, es el objetivo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hacer de cada anécdota inconexa una historia
en la mayoría de los casos pacifica, tranquiliza, da continuidad a algo que no
lo tenía y es allí donde se habilita la posibilidad de hablar sobre lo que los
trajo detenidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es necesario también saber desde
el comienzo, que en la clínica de las impulsiones, es el analista el que
trabaja a la par o más que ese sujeto, quien en un principio esta muy lejos de
ser un analizante. Trabajará hasta que un significante se recorte entre sus
dichos y el engranaje simbólico comience a andar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hay un primer efecto de este
trabajo: la vergüenza, señal de que hay allí un pasaje por el Otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es allí donde podemos esperar, a
mi entender, lo que Lacan llamaba el Asentimiento subjetivo. Ese relato,
repetido mil veces en la concatenación sociológica toxicomanía- delito-
prisión, encuentra su particularidad en el consultorio. Cada uno de ellos es
diferente, en cada uno, el delito tiene un lugar particular en la estructura.
No hay dos iguales. Si se escucha en detalle, no hay dos parecidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces, volvamos a la pregunta:
¿qué será lo que Lacan llama el Asentimiento subjetivo?:desde la perspectiva
freudiana, la responsabilidad supone la asunción de parte del sujeto no solo
del deseo que lo habita sino también de los actos que, sabiéndolo o no, se
derivan de él o produce efectos al causarlos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El orden del “asentimiento
subjetivo” entonces, supone la posibilidad de encontrar un lugar responsable en
el acto criminal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esto implica el paso lógico
necesario no solo para otorgar significación al castigo o a la pena que le
corresponde al sujeto según la ley jurídica, sino también de unir a esa
significación los alcances del acto mismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por lo tanto, solo hay sujetos
responsables cuando los aparatos normativos y sociales le permiten a cada autor
de un acto delictivo anudar la secuencia responsabilidad- culpabilidad- castigo
mediante un asentimiento subjetivo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es decir que se le dé la
posibilidad, de asumir su lugar de
sujeto en los actos que causa y que pueda responder por los mismos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Creo leer en estas palabras, el
pronunciamiento del sujeto en relación al Otro, su posicionamiento. El sujeto
se hace dueño de su destino, decide, que no es ni más ni menos que lo que Lacan
llamaba la “aptitud para el acto”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este fundamental asentimiento
evita a mi entender la infinita retaliación individuo- sociedad, sociedad-
individuo. Devuelve el utilitarismo de las penas a su lugar y le da al sujeto
la posibilidad de poder pronunciarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este pronunciamiento entonces
toma la forma de: <b><i>“yo sé que bardié”,</i></b> forma de decir con sus propios
significantes que trasgredió las normas del conjunto social pero que
además, en la mayoría de los casos, se
trasgredió a sí mismo dejándose afuera del orden fálico vía las drogas, el
alcoholismo y las impulsiones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En estos casos, puedo decir que
más que nunca, los ideales deben quedar afuera del consultorio y es el
paciente, vía el trabajo analítico el que encuentra su propia respuesta al
final. El punto fundamental es, en ese sentido, la posibilidad de elección,
como dije, la aptitud para el acto. Y, en mi experiencia en las instituciones
carcelarias muy pocos eligen delinquir, pero todos deberían encontrar las
condiciones necesarias para hacerse responsables de ello.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sostengo que “La cura” no puede
ser otra cosa que una integración por el sujeto de su verdadera responsabilidad
y ello porque el hombre se hace reconocer por sus semejantes por los actos cuya
responsabilidad asume. Esa responsabilidad que es el precio a pagar por vivir
en sociedad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Florencia Borgoglio<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lic. En Psicología<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
fborgoglio yahoo.com<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<u><span style="color: #333333;">Reseña
Bibliográfica<o:p></o:p></span></u></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lacan Jacques, “Introducción
teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
1.950. Escritos 1.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-30960155532983811912015-05-07T07:18:00.000-07:002015-05-07T07:18:02.262-07:00De la Imaginarización a la Significantización del goce<div style="text-align: justify;">
Referencias bibliográficas de Lacan en los Seminarios 1 al 5.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por: Laura Canedo (Compiladora)</div>
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El presente trabajo<sup><span style="font-size: xx-small;">[1]</span></sup> ha sido realizado por los miembros del equipo de la Biblioteca del Campo freudiano de Barcelona y de Tarragona. A lo largo de tres entregas encontrarán frases, párrafos, fragmentos extraídos del decir de Jacques Lacan a lo largo de sus Seminarios, que permiten orientarnos sobre el tema de las Jornadas y sus ejes de trabajo en los diferentes periodos de elaboración, tal y como se fueron sucediendo.</div>
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La orientación propuesta por Jacques-Alain Miller en relación a los paradigmas del goce en la enseñanza de Lacan, nos ha parecido especialmente pertinente a la hora de pensar el tema de nuestras XIII Jornadas: “Las elecciones del sexo: de la norma a la invención.”</div>
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Esta primera entrega engloba las notas extraídas de los Seminarios 1 a 5. Encontrarán así lo que podemos llamar “de la imaginarización a la significantización del goce”, es decir, un recorrido por la teorización del goce tal como fue elaborándola Lacan en su enseñanza inaugural.</div>
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A nivel teórico, en los primeros Seminarios Lacan recorre la obra de Freud considerando imaginario todo aquello que no es susceptible de incluirse en el orden de la satisfacción simbólica. Encontramos como punto de partida la no relación de lo simbólico y lo imaginario. El orden simbólico se presenta con una lógica que prescinde de toda referencia al goce del cuerpo; y frente a la satisfacción simbólica, está también la satisfacción imaginaria, a la que podemos llamar el goce. La libido tiene un estatuto imaginario, y el goce lo encontramos en el eje imaginario a-a’.</div>
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Tal y como vemos en el Seminario 5, esta operación de imaginarización del goce es progresivamente superada por la trasposición de lo imaginario en lo simbólico. Así, se va imponiendo la significantización del goce; las pulsiones se estructuran en términos de lenguaje, el falo desplaza su estatuto hasta devenir un significante, y la construcción de la fórmula del fantasma será el punto nodal en el que imaginario y simbólico se concentran.</div>
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Lacan lleva tan lejos la significantización del goce que lo demuestra equivalente al significado de una cadena significante inconsciente cuyo vocabulario estaría construido por la pulsión. Es lo que en esta etapa aparece como deseo.</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 1, Los Escritos Técnicos de Freud (1953-1954), Paidós, Buenos Aires, 1986.Lluïsa Andreu (Barcelona)</em></strong></div>
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“Freud se plantea ¿qué es el trauma? (…) su dimensión fantasmática es infinitamente más importante que la dimensión de acontecimiento.” (p. 61)</div>
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“La prenda del análisis no es sino reconocer qué función asume el sujeto en el orden de las relaciones simbólicas (…) cuya célula inicial es el complejo de Edipo, donde se decide la función del sexo.” (p. 111)</div>
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“…Freud no vacila en aplicar a la transferencia el nombre de amor. (…) La estructura de ese fenómeno artificial que es la transferencia y la del fenómeno espontáneo que es el amor y, muy precisamente, amor-pasión, son en el plano psíquico equivalentes.” (p. 142)</div>
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“¿Sobre qué se funda, en suma, el descubrimiento freudiano? Sobre la aprehensión fundamental de que los síntomas del neurótico revelan una forma desviada de satisfacción sexual.” (p. 184)</div>
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“No es la realidad del compañero sexual, la particularidad de un individuo, sino algo que tiene una estrecha relación con lo que acabo de llamar el tipo: a saber una imagen.” (p. 188)</div>
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“La pulsión libidinal está centrada en la función de lo imaginario” (p. 188)</div>
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“Los comportamientos sexuales son especialmente engañadizos.” (p. 189)</div>
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“Existe ante todo, en el campo de la fijación amorosa, de la Verliebtheit, el tipo narcisístico. Está fijado pues se ama primero, lo que uno mismo es, vale decir, como Freud lo precisa entre paréntesis, uno mismo; segundo, por lo que uno ha sido; tercero, lo que uno quisiera ser; y cuarto, la persona que fue una parte del propio yo.” (p. 201)</div>
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“El narcisismo no es la relación entre el individuo biológico y su objeto natural.” (p. 247)</div>
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“En el artículo sobre El yo y el ello (…) Freud escribe que el yo está formado por la sucesión de las identificaciones con los objeto amados que le permitieron adquirir su forma.” (p. 255)</div>
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“La perpetua reversión del deseo a la forma y de la forma al deseo, en otras palabras de la conciencia y del cuerpo, del deseo en tanto que parcial al objeto amado, en el que el sujeto literalmente se pierde, y al que se identifica, es el mecanismo fundamental alrededor del cual gira todo lo que se refiere al ego.” (p. 255)</div>
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“La relación imaginaria primordial brinda el marco fundamental de todo erotismo posible.” (p. 259)</div>
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“En el sujeto humano, el deseo es realizado en el otro, por el otro (…) A partir de entonces, el deseo del otro, que es el deseo del hombre entra en la mediatización del lenguaje. Es en el otro, por el otro, que el deseo es nombrado. Entra en la relación simbólica del yo (je) y el tú, en una relación de reconocimiento recíproco y de trascendencia, en el orden de una ley ya preparada para incluir la historia de cada individuo.” (p. 263)</div>
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“La perversión es siempre frágil, está siempre a merced de un vuelco, de una subversión.” (p. 322)</div>
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“Esta incertidumbre fundamental de la relación perversa, que no logra establecerse en ninguna acción satisfactoria, constituye uno de los aspectos del drama de la homosexualidad.” (p. 322)</div>
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“La perversión es una experiencia que permite profundizar lo que puede llamarse, en su sentido pleno, la pasión humana (…), aquello por lo cual el hombre está abierto a esta división consigo mismo que estructura lo imaginario; (…) en esta hiancia del deseo humano donde aparecen todos los matices (…) a través de los que el deseo humano está por entero expuesto, en el sentido más profundo del término, al deseo del otro.” (p. 323)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica (1954-1955), Paidós, Buenos Aires, 1983. Iolanda Ferreres (Barcelona)</em></strong></div>
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“Pues bien, en el momento preciso en que se inaugura ese nuevo ser-en-el-mundo que aquí designo como una subjetividad, Sócrates advierte que en lo tocante a lo más precioso, la areté, la excelencia del ser humano, no es la ciencia la que podrá trasmitir las vías que a ella conducen. Ya ahí se produce un descentramiento; a partir de esa virtud se abre un campo al saber, pero esta virtud misma, en cuanto su transmisión, su tradición, su formación, queda fuera del campo.” (p. 14)</div>
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“Lo expresa muy bien la fulgurante fórmula de Rimbaud –los poetas, que no saben lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sabido, las cosas antes que los demás-: Je est un autre (yo es otro).” (p. 17)</div>
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“… el sujeto está descentrado con respecto al individuo. Yo es otro quiere decir eso.” (p. 20)</div>
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“¿Por qué decidió Freud introducir estas nuevas nociones metapsicológicas, denominadas tópicas, que se llaman yo, superyó y ello? (…) En una palabra, el nuevo yo (je), con el que tenía que dialogar, al cabo de cierto tiempo se negó a responder.” (p. 22)</div>
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“Las palabras fundadoras, que envuelven al sujeto, son todo aquello que lo ha constituido, sus padres, sus vecinos, toda la estructura de la comunidad, que lo han constituido no sólo como símbolo, sino en su ser. Son leyes de nomenclatura las que determinan –al menos hasta cierto punto- y canalizan las alianzas a partir de las cuales los seres humanos copulan entre sí y acaban por crear, no sólo otros símbolos, sino también seres reales que, al llegar al mundo, de inmediato poseen esa pequeña etiqueta que es su nombre, símbolo esencial en cuanto a lo que les está reservado.” (p.37)</div>
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“El yo, en su aspecto más esencial, es una función imaginaria. Hay aquí un descubrimiento de la experiencia, y no una categoría que yo calificaría casi de a priori, como la de lo simbólico.” (p.61)</div>
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“En la naturaleza encontramos bajo mil formas la función imaginaria: son todas las captaciones guestaltistas enlazadas al pavoneo, tan esencial para el mantenimiento de la atracción sexual en el interior de la especie. Pues bien: la función del yo presenta en el hombre características diferentes. Este es el gran descubrimiento del análisis: a nivel de la relación genérica, ligada a la vida de la especie, el hombre funciona ya de otro modo. Ya hay en él una fisura, una perturbación profunda de la regulación vital. En esto radica la importancia de la noción de instinto de muerte aportada por Freud. No es que esta noción sea en sí misma tan luminosa. Lo que hay que comprender es que le resultó forzoso introducirla para hacernos tener presente un dato punzante de su experiencia, en un momento en que se empezaba a perder.” (p. 62)</div>
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“Les doy una definición posible de la subjetividad, formulándola como sistema organizado de símbolos, que aspiran a abarcar la totalidad de una experiencia, animarla y darle su sentido. ¿Y qué es lo que aquí estamos tratando de realizar, si no una subjetividad?” (p. 68)</div>
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“Sabemos que la consciencia está ligada a algo enteramente contingente, tan contingente como la superficie de un lago en un mundo deshabitado: la existencia de nuestros ojos o de nuestros oídos.” (p. 79)</div>
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“El yo es lisa y llanamente un objeto.” (p. 81)</div>
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“Toda la dialéctica que a manera de ejemplo les presenté bajo el nombre de estadio del espejo se basa en la relación entre, por una parte, cierto nivel de tendencias, experimentadas –digamos por ahora en determinado momento de la vida- como desconectadas, discordantes, fragmentadas, -y de eso siempre queda algo- y, por la otra, una unidad con la cual se confunde y aparea. Esta unidad es aquello en lo cual el sujeto se conoce por primera vez como unidad, pero como unidad alienada, virtual. No participa de los caracteres de inercia del fenómeno de conciencia bajo su forma primitiva; por el contrario, tiene una relación vital, o contra-vital con el sujeto.” (p. 81)</div>
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“¿Dónde se encuentra a sí mismo el individuo en su función subjetiva, sino en el inconsciente? Es éste uno de los fenómenos más manifiestos que descubre la experiencia freudiana.” (p. 91)</div>
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“Lo importante, el sueño lo muestra, es que los síntomas analíticos se producen en la corriente de una palabra que intenta pasar. Esta palabra encuentra siempre la doble resistencia de lo que hoy, por ser tarde, llamaremos el ego del sujeto y su imagen. (…) Cualesquiera que sean los ecos primordiales e infantiles, el verdadero valor de este sueño está en la búsqueda de la palabra, en el abordaje directo de la realidad secreta del sueño, en la búsqueda de la significación como tal. (…) la única palabra clave del sueño es la naturaleza misma de lo simbólico.” (p. 242)</div>
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“… sólo en la dimensión de la verdad puede haber algo escondido. En lo real, la idea misma de un escondite es delirante: por lejos que haya ido alguien a llevar algo a las entrañas de la tierra, ese algo no está escondido, porque si ese alguien llegó hasta ahí pueden también llegar ustedes. Sólo se puede esconder aquello que pertenece al orden de la verdad.” (p. 302)</div>
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“Todo aquello que podría servir para definir a los personajes como reales –cualidades, temperamento, herencia, nobleza- en este asunto no sirve para nada. Cada cual es definido en cada momento, y hasta en su actitud sexual, por el hecho de que una carta siempre llega a su destino.” (p. 307)</div>
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“La libido permite hablar del deseo en términos que implica una objetivación relativa. Es, si así lo quieren, una unidad de medida cuantitativa. Cantidad que no saben medir, que no saben qué es pero que siempre suponen está allí.” (p. 332)</div>
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“… la conciencia no es universal. La experiencia moderna se ha despertado de una vieja fascinación por la propiedad de la conciencia, y considera la existencia del hombre en su estructura propia, que es la estructura del deseo. He aquí el único punto a partir del cual puede explicarse que haya hombres. No hombres en cuanto manada, sino hombres que hablan, con una palabra que introduce en el mundo algo que gravita tan pesadamente como todo lo real. (…) En realidad, el deseo sexual no tiene nada de objetivado en nuestra experiencia. No es una abstracción y tampoco una x depurada, como pasó a ser en física la noción de fuerza.” (p. 336)</div>
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“¿Es tan humano el sentido? Un sentido es un orden, es decir un surgimiento. Un sentido es un orden que surge. En él una vida insiste en entrar, pero él expresa quizás algo que está totalmente más allá de ella, pues cuando vamos a la raíz de esa vida, y detrás del drama del paso a la existencia, sólo encontramos la vida unida a la muerte. A esto nos conduce la dialéctica freudiana.” (p. 347)</div>
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“La vida sólo piensa en descansar lo más posible mientras espera la muerte. (…) La vida sólo sueña en morir. Morir, dormir, soñar quizá, como dijo cierto señor, precisamente en el momento en que de eso se trataba: <em>to be or not to be</em>.” (p. 348)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 4, La relación de objeto (1956-57), Paidós, Barcelona, 1994. Cecilia Hoffman y Josep Maria Panés (Barcelona)</em></strong></div>
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“… si lo consideramos en la perspectiva de la relación de objeto, resulta que el fetiche cumple en la teoría analítica una función de protección contra la angustia, y, cosa curiosa, la misma angustia, es decir, la angustia de castración. (…) en este caso, el objeto tiene cierta función de complemento con respecto a algo que se presenta como un agujero, incluso como un abismo en la realidad.” (p. 23)</div>
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“¿Por qué llega el niño a ocupar más o menos la posición de la madre con respecto al falo? ¿O por el contrario, en algunas formas muy particulares de dependencia en las que pueden presentarse anomalías con toda la apariencia de la normal, la posición del falo con respecto a la madre? ¿Qué le conduce hasta ahí? Lo que está en juego es el vínculo que el niño establece entre el falo y la madre.” (p. 60)</div>
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“Puede ocurrir, en efecto, que un accidente evolutivo o una incidencia histórica afecte a los vínculos de la relación madre-hijo con respecto al tercer objeto, el objeto fálico, lo que a la mujer le falta y, al mismo tiempo, el niño descubre que le falta a la madre. (…) A partir de un desplazamiento imaginario con respecto a su partener materno, el niño hará por ella la elección fálica, realizará en su lugar la asunción de su longing por el objeto fálico.” (p. 86)</div>
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“De todo lo que ocurre entonces, ¿qué es lo más importante? ¿Es el giro en redondo que la lleva a identificarse con el padre? Por supuesto, eso juega su papel. ¿Es acaso el hecho de que ella se convierta en ese hijo latente que en efecto podrá niederkommen cuando la crisis llegue a su término? (…) Lo más importante es esto –lo que desea está más allá de la mujer amada. (…) En el punto más extremo del amor, en el amor más idealizado, lo que se busca en la mujer es lo que le falta. Lo que se busca más allá de ella misma, es el objeto central de toda la economía libidinal –el falo.” (p. 112)</div>
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“Si es cierto que lo que se mantiene en el inconsciente de nuestra joven homosexual es la promesa del padre, Tendrás un hijo mío, y si en su amor exaltado por la dama muestra, como nos dice Freud, el modelo del amor absolutamente desinteresado, del amor por nada, ¿no ven ustedes que todo ocurre como si la chica quisiera mostrarle a su padre qué es un verdadero amor, ese amor que su padre le ha negado?” (p. 147)</div>
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“Freud nos dice de entrada en este artículo que el fetiche es el símbolo de algo (…) Por decirlo de una vez, el pene en cuestión no es el pene real, sino el pene en la medida en que la mujer lo tiene –es decir en la medida que no lo tiene.” (p. 154)</div>
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“Tomemos por ejemplo el travestismo. En el travestismo, el sujeto pone en tela de juicio su falo. Suele olvidarse que en el travestismo no se trata simplemente de homosexualidad más o menos transformada, que no se trata simplemente de un fetichismo diferenciado. Es preciso que el sujeto sea portador del fetiche. (…) El sujeto se identifica con una mujer, pero una mujer con falo, sólo que lo tiene a título de falo escondido. El falo siempre ha de participar de algo que lo vela. (…) Del mismo modo, en la homosexualidad masculina, por limitarnos hoy a este caso, también se trata para el sujeto de su propio falo, pero, cosa curiosa, el suyo buscado en otro.” (p. 196)</div>
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“En la relación con la madre el niño siente el falo como centro de su deseo, el de ella. Y él mismo se sitúa entonces en distintas posiciones por las cuales se ve llevado a mantener este deseo de la madre, es decir, exactamente camelándola.” (p. 226)</div>
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“La posición genital alcanzada por Juanito, ¿basta por sí sola para asegurar que su relación con la mujer será en el futuro todo lo que uno puede imaginar como más deseable? (…) Si bien Juanito está destinado a la heterosexualidad, ello no es tal vez garantía suficiente para pensar que así ya queda asegurada en su caso una plena consistencia del objeto femenino, por así decirlo.” (p.323)</div>
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“Sin duda, Juanito amará a las mujeres, pero en su caso seguirán fundamentalmente vinculadas con una especie de puesta a prueba de su poder. Por eso mismo precisamente todo nos indica que nunca dejará de temerlas. Por así decirlo, ellas serán sus dueñas.” (p.338)</div>
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“En un caso como éste, en el cual el sujeto se introduce en una relación edípica atípica, el ideal materno es muy precisamente lo que induce determinado tipo de situación y de solución en la relación del sujeto con el sexo. La salida se produce por identificación con el ideal materno.” (p. 419)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 5, Las formaciones del Inconsciente (1957-1958), Paidós, Buenos Aires, 1999. Gemma Ribera Ureña (Tarragona)</em></strong></div>
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“Creo que la clave del problema en lo referente al homosexual es ésta –si el homosexual, con todos sus matices, concede un valor predominante al objeto pene hasta el punto de convertirlo en una característica absolutamente exigible a la pareja sexual, es porque, de alguna forma, la madre le dicta la ley al padre, en el sentido en que les he enseñado a distinguirlo.” (p. 214)</div>
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“…esto no nos ha hecho dar un solo paso hacia la comprensión de un hecho sin embargo esencial, a saber, que un zapatito de mujer puede ser muy precisamente lo que provoca en un hombre el surgimiento de aquella energía que, se dice, está destinada a la reproducción de la especie.” (p. 237)</div>
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“Mediante el análisis de aquel fantasma de látigo es como Freud hizo entrar verdaderamente la perversión en su verdadera dialéctica analítica. No se revela como la manifestación pura y simple de una pulsión, sino que demuestra estar vinculada a un contexto dialéctico tan sutil, tan compuesto, tan rico en compromisos tan ambiguo como una neurosis.” (p. 238)</div>
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“Este polo es un objeto. Es el eje, central en toda la dialéctica de las perversiones, de las neurosis e incluso, pura y simplemente, del desarrollo subjetivo. Tiene un nombre. Se llama el falo.” (p. 240)</div>
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“En la perversión hay siempre algo que el sujeto no quiere reconocer, con lo que este quiere supone en nuestro lenguaje –lo que el sujeto no quiere reconocer sólo se concibe como algo que está ahí articulado, pero que sin embargo no solo es desconocido por su parte sino reprimido por razones esenciales de articulación.” (p. 242)</div>
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“…frecuentemente hemos de considerar que el falo entra en juego en el sistema significante a partir del momento en que el sujeto tiene que simbolizar, en oposición al significante, el significado en cuanto tal, quiero decir la significación.” (p. 248)</div>
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“Se dice habitualmente en el análisis que la relación con el hombre supone por parte de la mujer cierto masoquismo. Es uno de aquellos errores de perspectiva a los que nos conduce constantemente no sé qué deslizamiento de nuestra experiencia hacia la confusión u hacia lo más trillado.” (p. 256)</div>
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“La función constituyente del falo en la dialéctica de la introducción del sujeto a su existencia pura y simple y a su posición sexual es imposible de deducir si no hacemos de él el significante fundamental por el que el deseo del sujeto ha de hacerse reconocer como tal deseo, trátese del hombre o de la mujer.” (p. 281)</div>
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“Como naturalista es como Freud nos dice- lo que me muestra mi experiencia es que también en la mujer y no sólo en el hombre el falo está en el centro.” (p. 282)</div>
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“Si la mujer ha de pasar por aquel significante, por paradójico que sea, es porque no se trata de realizar una posición hembra dada primitivamente, sino de entrar en una dialéctica determinada por el intercambio.” (p. 292)</div>
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“Ahora bien, para que el niño entre en esa dialéctica social significante, ¿qué observamos? Precisamente lo siguiente, que no hay ningún otro deseo del que dependa más estrecha y directamente que el deseo de la mujer, en tanto que es significado precisamente por lo que le falta, el falo.” (p. 293)</div>
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“En verdad estas discusiones muestran que de lo que se trata no es de esto o de lo otro, sino de otra cosa. Es algo que tiene cierta relación con los órganos, pero cierta relación de cuyo carácter significante no hay lugar a dudas. Lo que predomina es el carácter significante.” (p. 316)</div>
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“¿Por qué se habla de falo y no pura y simplemente de pene? ¿Por qué vemos, efectivamente, que una cosa es la forma en que hacemos intervenir el falo y la otra es la forma en que el pene lo suple de una manera más o menos satisfactoria, tanto para el sujeto masculino como para el femenino? ¿En qué medida el clítoris está implicado en esta ocasión en lo que podemos llamar las funciones económicas del falo?” (p. 354)</div>
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“Si los destinos de la niña y el niño son distintos, es porque la castración se encuentra primero en el Otro.” (p. 357)</div>
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“…todo lo que muestra de su feminidad está relacionado precisamente con esa identificación profunda con el significante fálico, el más vinculado con su feminidad.” (p. 358)</div>
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NOTAS:</div>
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[1] Trabajo elaborado en preparación de las XIII Jornadas de la ELP: “Las elecciones del sexo: de la norma a la invención.”, celebradas el 6 y 7 de diciembre de 2014 en Madrid.</div>
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Tomado de: http://jornadaselp.com/2014/10/de-la-imaginarizacion-a-la-significantizacion-del-goce-referencias-bibliograficas-de-lacan-en-los-seminarios-1-al-5/</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3487256154042245290.post-29071806909102465192015-05-07T07:15:00.000-07:002015-05-07T07:15:39.959-07:00Del Goce Real al Goce Normal<div style="text-align: justify;">
(<em>Segunda entrega del trabajo elaborado por los miembros del equipo de la Biblioteca del Campo freudiano de Barcelona y de Tarragona, en preparación de las XIII Jornadas de la ELP: “Las elecciones del sexo: de la norma a la invención.”, celebradas el 6 y 7 de diciembre de 2014 en Madrid</em>)</div>
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En lo que J.-A. Miller nombra como tercer paradigma del goce, este aparece en una nueva dimensión. En el Seminario de Lacan La ética del psicoanálisis, el goce es asignado a lo real, en tanto la satisfacción pulsional queda por fuera de lo simbolizado. La defensa designa ahora una orientación primera del ser, previa incluso a que se formulen las condiciones de la represión como tal. Se trata de un periodo de la enseñanza en el que se produce una profunda disyunción entre el significante y el goce. La libido aparece fuera de todo significante y significado, siendo el principio del placer, la homeostasis, una barrera al goce y sus excesos. Y el síntoma es atribuido a la defensa, al carácter estructuralmente inarmónico de la relación con el goce.</div>
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En una trayectoria inversa, nos encontramos en el cuarto paradigma con una nueva alianza, una articulación entre lo simbólico y el goce. Así, en el Seminario Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, el goce aparece fragmentado en objetos a, a los que se accede por la pulsión en su trayecto de ida y vuelta. El mecanismo de alienación y separación articula el simbolismo y el goce, para mostrar que el goce se inserta en el funcionamiento significante.</div>
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En este cuarto paradigma, la estructura del sujeto y la del goce se superponen, siendo que a la falta-en-ser propia del primero, se impone una definición de la pulsión que incluye una hiancia. Se trata de una comunidad de estructura entre el inconsciente simbólico y el funcionamiento de la pulsión, siendo el primero estructurado de la misma manera que un una zona erógena, en tanto borde que se abre y se cierra. Y la libido aparece como órgano, objeto perdido, en tanto pérdida natural, independiente del significante, viniendo la pulsión a colmar esta pérdida. Este paradigma extrae a como elemento de goce, sustancial como tal, que comparte la estructura elemental con el significante; pero, por otro lado, siendo el objeto a sustancial, el significante es material. Es lo que diferencia el objeto del significante.</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 7, La Ética del Psicoanálisis (1959–1960), Paidós, Buenos Aires, 1988. Gemma Ribera Ureña (Tarragona)</em></strong></div>
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“Las técnicas en juego en el amor cortés –son lo bastante precisas como para permitirnos entrever lo que, dado el caso, podría ocurrir de hecho en lo que respecta al orden sexual en sentido estricto, en la inspiración de este erotismo- son técnicas de la circunspección, de la suspensión, del amor interruptus.” (p. 186)</div>
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“Ahora bien, la paradoja de lo que se puede denominar, desde la perspectiva del principio del placer, el efecto del Vorlust, de los placeres preliminares, es que justamente subsisten en oposición a la dirección del principio del placer. En la medida en que se sostiene el placer de desear, es decir, en todo su rigor, el placer de experimentar un displacer, puede hablarse de la valorización sexual de los estados preliminares del acto del amor.” (p. 187)</div>
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“No ver que la sexualidad está allí, en el niño pequeño, desde el origen e incluso mucho más durante la fase que precede al período de latencia, es internarse en dirección contraria a toda la aspiración y el descubrimiento freudianos. Si se ha insistido tanto sobre las fuentes pregenitales de la sublimación es precisamente por esta razón. El problema de la sublimación se platea mucho antes del momento en que se vuelve clara, patente, accesible a nivel de la conciencia de la división entre las metas de la libido y las metas del yo.” (p. 193)</div>
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“El cambio de objeto no hace desaparecer, lejos de ello, el objeto sexual –el objeto sexual, acentuado como tal, puede nacer en la sublimación. El juego sexual más crudo puede ser el objeto de una poesía, sin que ésta pierda sin embargo su mirada sublimante.” (p. 197)</div>
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“Cuando se avanza en dirección a ese vacío central, en tanto que, hasta el presente, el acceso al goce se nos presenta de esta forma, el cuerpo del prójimo se fragmenta.” (p. 244)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 8, La Transferencia (1960-1961), Paidós, Buenos Aires, 2003. Catherine Galaman (Tarragona)</em></strong></div>
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“El hombre que se interroga, no sobre su lugar, sino sobre su identidad, no debe orientarse en el interior de un recinto limitado que sería su cuerpo, sino en lo real total y bruto con que se enfrenta. No nos escapamos de esta ley cuyo resultado es que siempre deberemos situarnos en el punto preciso de esa delineación de lo real en que consiste el progreso de la ciencia.” (p. 91)</div>
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“Esto concierne en primer lugar a las paradojas de la situación del niño, a saber, que en él se trata de un deseo todavía frágil, incierto, prematuro, anticipado. Pero esta observación nos enmascara a fin de cuentas lo que está en juego –es simplemente la realidad del deseo sexual a la cual no está adaptada, por así decir, la organización psíquica en tanto que es psíquica, y ello en cualquiera de sus niveles. Porque el órgano sólo se aborda transformado en significante y, para ser transformado en significante, es cortado.” (p. 264)</div>
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“La relación innombrada -por innombrable, por indecible– del sujeto con el significante puro del deseo se proyecta en el órgano localizable, preciso, situable en alguna parte en el conjunto del edificio corporal. De ahí el conflicto propiamente imaginario consistente en verse a sí mismo como privado, o no privado, de este apéndice. Es alrededor de este punto imaginario donde se elaboran los efectos sintomáticos del complejo de castración.” (p. 279)</div>
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“Tal es también, en nuestra elaboración del espejo, la función que desempeña de una manera determinada la imagen del sujeto. Cuando llega a percibir esta imagen, de pronto se le propone ahí algo que no se limita a recibir la visión de una imagen en la que se reconozca. Esa imagen se presenta ya como una Urbild ideal, algo que al mismo tiempo va hacia delante y hacia atrás –algo de siempre, algo que subsiste de por sí, algo frente a lo cual él percibe sus propias fisuras de ser prematuro y se experimenta a sí mismo como todavía insuficientemente coordinado como para responder a una totalidad.” (p. 391)</div>
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“Es mi vieja temática del estadio del espejo, en la que veo una referencia ejemplar, altamente significativa. Nos permite presentificar los puntos clave –o los puntos-encrucijada– y concebir la renovación de esta posibilidad siempre abierta para el sujeto de un autoquebramiento, un autodesgarramiento, una automordedura, frente a lo que es al mismo tiempo él y otro. Hay una cierta dimensión de conflicto, que no tiene más solución que un o bien…, o bien… Es preciso, o bien tolerar al otro como una imagen insoportable que lo enajena de sí mismo, o bien quebrarla inmediatamente, derribarla, anular esa posición de ahí enfrente con el fin de conservar lo que es en este momento centro y pulsión de su ser, evocado por la imagen del otro, ya sea especular o encarnada. El vínculo de la imagen con la agresividad es aquí completamente articulable.” (p. 391)</div>
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“De este Otro, en la medida en que el niño frente al espejo se vuelve hacia él, ¿qué puede llegarle? Nosotros decimos que no puede llegarle sino el signo imagen de a, esa imagen especular, deseable y destructiva al mismo tiempo, efectivamente deseada o no. He aquí lo que ocurre con aquel hacia quien el sujeto se vuelve, en el lugar mismo donde en ese momento se identifica, en la medida en que sostiene su identificación con la imagen especular.” (p. 393)</div>
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“Esta mirada del Otro, debemos concebir que se interioriza mediante un signo. Con esto basta. <em>Ein einziger Zug</em>. No hay necesidad de todo un campo de organización y de una introyección masiva. Este punto de I mayúscula del rasgo único, ese signo del asentimiento del Otro, de la elección de amor, sobre el cual el sujeto puede operar, se encuentra ahí en algún lugar y se ajusta al desarrollo del juego del espejo. Basta con que el sujeto llegue a coincidir con él en su relación con el Otro, para que este pequeño signo, este einziger Zug, se encuentre a su disposición.” (p. 395)</div>
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“… el ser hablante es esencialmente la falta en ser de cierta relación con el discurso (…) Esta falta en ser, el sujeto sólo puede colmarla, ya se lo indiqué, mediante una acción que, como ustedes pueden percibir mejor en el contexto de este paralelismo, adquiere muy fácilmente, quizás siempre de forma radical, un carácter de huida hacia delante.” (p. 409)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 10, La Angustia (1962-1963), Paidós, Buenos Aires, 2006. Gabriela Galarraga</em></strong></div>
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“En el perverso, las cosas están, por así decir, en su sitio. El a se encuentra allí donde el sujeto no puede verlo, y el S tachado está en su lugar. (…) el sujeto perverso (…) se ofrece lealmente al goce del Otro.” (p. 60)</div>
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“Ya he señalado una carencia en la investigación científica al decir que no habíamos hecho dar un solo paso a la cuestión fisiológica de la sexualidad femenina. Podemos acusarnos de la misma falla en lo referente a la impotencia masculina.” (p. 103)</div>
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“… voy a servirme del fetiche en cuanto tal, pues en él se devela la dimensión del objeto como causa del deseo. ¿Qué es lo que se desea? No es el zapatito, ni el seno, ni ninguna otra cosa en la que encarnen ustedes el fetiche. El fetiche causa el deseo. El deseo, por su parte, va a agarrarse donde puede. (…) para el fetichista es preciso que el fetiche esté ahí. El fetiche es la condición en la que se sostiene su deseo.” (p. 116)</div>
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“El deseo sádico, con todo lo que tiene de enigma, sólo es articulable a partir de la esquicia, la disociación, que apunta a introducir en el sujeto, el otro, imponiéndole hasta cierto límite algo imposible de tolerar -el límite exacto en que aparece en el sujeto una división, una hiancia, entre su existencia de sujeto y lo que soporta, lo que puede sufrir en su cuerpo.” (p. 117)</div>
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“…reconocerse como objeto de deseo, en el sentido en que yo lo articulo, es siempre masoquista.” (p. 118)</div>
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“Cuando el deseo y la ley se encuentran juntos, lo que el masoquista pretende hacer manifiesto (…) es que el deseo del Otro hace la ley. (…) Es que el propio masoquista aparece en la función que yo llamaría de deyecto. Es nuestro objeto a, pero bajo la apariencia de lo deyectado, echado a los perros, a los despojos, a la basura, al desecho del objeto común, a falta de poder ponerlo en alguna otra parte.” (p. 120)</div>
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“Creo que les he mostrado aquí el juego de ocultación mediante el cual, en el sádico y en el masoquista, angustia y objeto se ven llevados a ocupar el primer plano, un término a expensas del otro.” (p. 180)</div>
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“En cuanto al orgasmo, hay una relación esencial con la función que definimos como la caída de lo más real del sujeto.” (p. 183)</div>
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“… el masoquista se dirige a la angustia del Otro. Esto es lo que permitirá desbaratar la maniobra. (…) Lo patente es que el sádico busca la angustia del Otro. Lo que aquí se enmascara de este modo es el goce del Otro.” (p. 192)</div>
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“Acerca de un tema siempre tan delicado como el de las relaciones entre el hombre y la mujer (…) este malentendido es estructural. Sin embargo, (…) hablar de malentendido no equivale en absoluto a hablar de fracaso necesario.” (p. 194)</div>
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“Toda exigencia de a en la vía de esa empresa del encuentro con la mujer -a que he adoptado la perspectiva androcéntrica- no puede sino desencadenar la angustia del Otro, precisamente porque no hago de él más que a, porque mi deseo lo aíza, por así decir. Es ciertamente por eso por lo que el amor-sublimación permite al goce condescender al deseo.” (p. 195)</div>
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“… si la mujer suscita mi angustia, es en la medida en que quiere mi goce, o sea, gozar de mí. (…) no hay deseo realizable que no implique la castración. En la medida en que se trata de goce, o sea, que ella va a por mi ser, la mujer sólo puede alcanzarlo castrándome.” (p. 196)</div>
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“La mujer demuestra ser superior en el domino del goce, porque su vínculo con el nudo del deseo es mucho más laxo.” (p. 200)</div>
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“Ella se tienta tentando al Otro (…) Es el deseo del Otro lo que le interesa.” (p. 207)</div>
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“El masoquismo femenino es un fantasma masculino.” (p. 207)</div>
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“… la mujer es mucho más real y mucho más verdadera que el hombre.” (p. 208)</div>
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(En referencia al Die Don Juan Gestalt de Rank, “libro execrable”): “Don Juan es un sueño femenino.” (p. 209)</div>
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“En la mujer, es inicialmente lo que ella no tiene lo que constituye al principio el objeto de su deseo, mientras que, en el caso del hombre es lo que él no es y en qué punto desfallece.” (p. 219)</div>
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“… en el vínculo homosexual es la castración lo que está en juego. El homosexual asume esta castración. El objeto del juego (juego a que quien pierde gana) es el (-φ), y si gana es en la medida en que pierde.” (p. 221)</div>
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“Si se puede decir que el goce del hombre y el de la mujer no se conjugan orgánicamente, es porque el hombre no llevará nunca hasta ese punto el extremo de su deseo. En la medida en que el deseo del hombre fracasa, la mujer se ve llevada (…) a la idea de tener el órgano del hombre, como si fuera un verdadero amboceptor, y esto es lo que se llama el falo. Al no realizar el falo, salvo en su evanescencia, el encuentro de los deseos, se convierte en el lugar común de la angustia.” (p. 287)</div>
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“El falo es lo que, para cada uno, cuando es alcanzado, precisamente lo aliena del otro.” (p. 290)</div>
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“Que el falo no se encuentra allí donde se lo espera, allí donde se lo exige, o sea, en el plano de la mediación genital, esto es lo que explica que la angustia sea la verdad de la sexualidad.” (p. 291)</div>
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“… el hecho de que el deseo macho encuentre su propia caída antes de la entrada en el goce de la pareja femenina, e incluso el hecho de que el goce de la mujer se aplaste (…) en la nostalgia fálica, implica que la mujer se ve exigida, diría que casi condenada, a no amar al Otro macho más que en un punto situado más allá de aquello que la detiene a ella también en cuanto deseo, que es el falo.” (p. 327)</div>
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“El Otro macho no es el Otro en tanto que se trataría de estar unido al Otro. El goce de la mujer está en ella misma. No se une con el Otro.” (p. 328)</div>
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“Debido a la propia estructura evocada, el hombre sólo está en la mujer por delegación de su presencia, bajo la forma de ese órgano caduco, órgano del que es fundamentalmente castrado en la relación sexual y por la relación sexual.” (p. 328)</div>
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“Hablar aquí de don no es sino metáfora. Es demasiado evidente que el macho no da nada. La mujer tampoco. Y sin embargo, el símbolo del don es esencial en la relación con el Otro.” (p. 328)</div>
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<strong><em>El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, (1964), Paidós, Buenos Aires, 1990. Gemma Ribera Ureña (Tarragona)</em></strong></div>
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“La existencia, gracias a la división sexual, se basa en la copulación, acentuada en dos polos que la tradición secular se empeña en caracterizar como polo macho y polo hembra. Y en esto radica la reproducción. Desde siempre, en torno a esa realidad fundamental se han agrupado, armonizado, otras características más o menos ligadas a la finalidad de la reproducción. Aquí sólo puedo indicar de pasada lo que se asocia en el registro biológico con la diferenciación sexual, en forma de características y funciones sexuales secundarias. Hoy sabemos cómo, sobre este terreno, se fundó en la sociedad una repartición muy compleja de las funciones según un juego de alternancias. El estructuralismo moderno ha logrado precisarlo al mostrar que los intercambios fundamentales ocurren en el plano de la alianza, opuesto al de la generación natural, al del linaje biológico, es decir, en el plano del significante. Y allí, justamente encontramos las estructuras más elementales del funcionamiento social, estructuras que han de inscribirse en términos de combinatoria. La integración de esa combinatoria a la realidad sexual suscita la pregunta de si será ésa la vía por la que llegó al mundo, al mundo del hombre, el significante.” (p. 156-7)</div>
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“… en lo referente a la instancia de la sexualidad, la situación es la misma para todos los sujetos, así sean niños o adultos –todos se enfrentan sólo con la sexualidad que pasa por las redes de la constitución subjetiva, las redes del significante- la sexualidad sólo se realiza mediante la operación de las pulsiones en la medida que son pulsiones parciales, parciales respecto de la finalidad biológica de la sexualidad.” (p. 184)</div>
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“Ya ven cómo la pulsión genital tiene que ir a que la conformen en el lado derecho, en el campo del Otro”. (p. 196)</div>
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“Nunca, en ninguna parte, Freud sostiene que, psicológicamente, haya otra manera de captar la relación masculino-femenino que no sea por el representante de la oposición actividad-pasividad.” (p. 199)</div>
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“Ahora nos queda (…) mostrar que la sexualidad como tal hace acto de presencia, ejerce su actividad propia, por intermedio de las pulsiones parciales, aunque eso parezca paradójico.” (p. 201)</div>
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“En el psiquismo no hay nada que permita al sujeto situarse como ser macho o ser hembra.” (p. 212)</div>
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“… las vías de lo que hay que hacer como hombre o como mujer pertenecen enteramente al drama, a la trama, que se sitúa en el campo del Otro –el Edipo es propiamente eso.” (p. 212)</div>
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“La sexualidad se instaura en el campo del sujeto por la vía de la falta.” (p. 212)</div>
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“La falta real es lo que pierde el ser viviente, de su porción de viviente, por reproducirse por la vía sexuada. Esa falta es real porque remite a algo real –que el ser viviente, por estar sujeto al sexo, queda sometido a la muerte individual.” (p. 213)</div>
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“La experiencia analítica sustituye esta representación mítica del misterio del amor por la búsqueda que hace el sujeto, no del complemento sexual, sino de esa parte de sí mismo, para siempre perdida, que se constituye por el hecho de que no es más que un ser viviente sexuado, que ya no es inmortal.” (p. 213)</div>
Florencia Borgoglio.http://www.blogger.com/profile/18359836957667882950noreply@blogger.com0