jueves, 27 de mayo de 2021

“El atravesamiento del fantasma a partir de la ultimísima enseñanza de Lacan”

 

Florencia Borgoglio


Introducción

 

Las dos teorías del Pase en Lacan, muestran el cambio en la teorización en relación del lugar del fantasma en la clínica. Cambiando el enfoque del análisis que, entre una y otra concepción, deja de tener su asiento en una: “experiencia de saber”.

Desarrollaré en este trabajo, nociones mínimas sobre el fantasma y la primera teoría del Pase formulado por Lacan en su “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela” para intentar pensar los cambios formulados en la segunda teoría del Pase, sobre todo en el lugar del fantasma al final del análisis.

El planteo de ambas concepciones se sitúa en la diferencia entre enfocar la problemática desde la inercia del fantasma o desde la iteración del síntoma.

El fantasma

 

El fantasma en singular, no son las fantasías, aunque sin duda interviene en ellas. Dice M. Bassols en su texto “La llamada perdida del trauma y la respuesta del analista”[1] que el fantasma es más bien como la tinta invisible del guión de una escena que se escribe en múltiples versiones, de una escena original que debería ser construída más que reproducida en el recuerdo.

J. A. Miller[2] establece que en Lacan hay una primera lógica del fantasma en el Seminario 6 y una segunda, en el Seminario 14, entre ambas, marca la importancia, para seguir el hilo de la construcción conceptual el texto “Posición del inconsciente” y El Seminario 11.

El concepto de fantasma, se va construyendo en capas, en distintos niveles de complejidad. El objeto cambia de estatuto y la relación del sujeto cambia en relación a éste.

El fantasma es una defensa contra el deseo del Otro. La emergencia del deseo del Otro, suscita el fantasma. Es un axioma que definirá los términos en los que se juega el deseo para cada sujeto.

Lo Real soporta al fantasma y el fantasma protege de lo real, en la relación del sujeto con el objeto, se trata del objeto que el sujeto es en su fantasma pero también del que se separa para constituirse como sujeto del deseo (que es siempre desencuentro con el deseo del Otro)

Es una defensa ante lo imposible de representar, ante lo imposible de la escritura de la relación entre los sexos y a la vez se constituye como la vía de acceso a este mismo real que queda inevitablemente opaco, fuera de sentido en el fantasma. La gran ficción del neurótico es que el fantasma sirve al goce del Otro. El goce que provee el fantasma hace existir la relación sexual con el Otro.

La frase fantasmática decíamos, tiene valor axiomático, valor de enunciado que no se demuestra y que es el punto de partida de todos los demás enunciados.

Por contraposición al síntoma (que Jacques Alain Miller[3] ubica como situado a la entrada del análisis, en relación con el goce en el sufrimiento, que es motivo de queja y el sujeto lo expresa en análisis, siendo un estructura temporal compleja, retroactiva y un entrecruzamiento de series) el fantasma es lo más oculto, avergüenza al sujeto por contraposición con sus ideales, es monótono, adhesivo y fijo. Tiene una estructura estrictamente puntual y absolutamente elemental y su tiempo es el del instante. Es ajeno a la estructura de la neurosis.

La estructura imaginaria del fantasma es la de un escenario en el que el sujeto es más bien un espectador (estructura que se evidencia claramente en los desarrollos freudianos del texto “Pegan a un niño”), esta estructura es, en principio la relación con un objeto y un eclipse del sujeto en ese escenario. Los fantasmas son los lugares apartados que el sujeto se forja para defenderse del deseo del Otro.

Gracias al montaje del fantasma el sujeto puede lograr darse placer en la angustia que suscita el deseo en el otro, con un objeto a su disposición.

En su seminario, el Ser y el Uno[4], Miller habla de la función nodal del fantasma, como aquello que anuda lo Imaginario y los Simbólico tal que es una ventana del sujeto a lo Real, a la ausencia de garantía del Otro, a lo imposible de un significante que sería su nombre propio en el inconciente, a la ausencia de relación sexual.

Frente a ese vacío, es necesario que el sujeto haga advenir un elemento de otro registro que es el lazo al objeto a del fantasma. Lo imaginario es una manera de enfrentarse a ese vacío.

A nivel del fantasma, cada uno se inventa otro que goza identificándose de alguna manera a ser el objeto del cual ese Otro goza y con esto obtiene un goce que le es propio. Esto es el resultado de una fijación de goce, una estructura lógica en la que se anudan una escena imaginaria, una articulación simbólica hecha por los significantes que enlazan al sentido y un efecto de goce que repercute en el cuerpo. Luego, de esa construcción ficcional, se desprende lo que hará síntoma para cada uno.

El fantasma, por último, implica un orden, es un montaje gramatical que se fija y que ordena, es un aparato que fija un destino posible de la pulsión y del cual se desprende un saber, un sentido, un goce- sentido.

El fantasma localiza un objeto, localiza un Real y en ese momento hace existir otro, ya que la pulsión va a buscar el objeto al campo del Otro.

Primera teoría del Pase: el atravesamiento del fantasma.

 

El problema de Lacan radica en cómo pensar en incidir en un modo de satisfacción a través de la palabra, en incidir sobre la pulsión, que siempre se satisface y no es del registro de la palabra.

El enigma de la satisfacción implica un goce opaco, singular que hace que cada sujeto pueda ser tomado por lo que lo perjudica, que pueda ser aspirado por la pulsión de muerte.

En principio, la teoría psicoanalítica se funda en que el sujeto “pena de más” (única razón que nos autoriza a intervenir como analistas) y que este “Penar de más” está en relación a que el sujeto goza con sus síntomas, hay una satisfacción pulsional desconocida a la que el sujeto no puede renunciar.

En su texto “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela”, Lacan se refiere al Pase por el atravesamiento del fantasma de esta manera “El paso de psicoanalizante a psicoanalista tiene una puerta cuyo gozne es ese resto que hace a su división, porque esa división no es otra que la del sujeto cuya causa es ese resto. En este viraje es en el que el sujeto ve zozobrar la seguridad que obtenía de ese fantasma donde se constituye para cada uno su ventana sobre lo Real lo que se vislumbra es que el asidero del deseo no es otro que el de un deser. En este deser se devela lo inusual del sujeto supuesto saber, desde donde el psicoanalista por venir, se consagra al agalma de la esencia del deseo, dispuesto a pagarlo, reduciéndose él y su nombre a un significante cualquiera”[5]

…”Porque rechazó el ser que no sabía de la causa de su fantasma, en el momento en que por fin, él devino ese saber supuesto”.[6]

De esta frase se deduce, que el pase por el atravesamiento del fantasma tiene dos consecuencias: Por un lado, el deser, la desidentificación, la destitución subjetiva, el estallido de la ficción del fantasma y por el otro, la reducción del psicoanalista a un desecho cuando se le quita el semblante de objeto y cae como resto de esa operación.

En esta concepción hay una vertiente del analista vacío de goce, sustraído desde ya del goce de su fantasma, pero vacío de goce como analista, vertiente que cambiará en la conceptualización del Pase del parlêtre en la que aparecerá la vertiente del analista vivo.

En esta concepción del Pase, el analizante está situado como sabiendo, sabe lo que causa su deseo, conoce la falta en la que se enraiza su deseo y conoce el plus de gozar que obtura esa falta.

Así, la llegada de un elemento nuevo modifica el valor de los elementos acumulados y el cierre es el acceso a una retroacción definitiva. El pasante entonces, testimonia un saber.

El Pase del Parlêtre y el lugar del fantasma

 

El Pase del parlêtre no anula las anteriores lecturas de la clínica sino que se agrega a ella.

En esta concepción, el fantasma es escenario y escena y, cuando el trabajo analítico desnuda el modo de gozar que aparece cuando el fantasma ha sido despojado del escenario y de la escena, este modo de gozar no satura todo lo que está en juego en el goce.

Esta nueva concepción del Pase está en relación a las conceptualizaciones del Lacan del Seminario 20 cuando comienza a hablar del parlêtre, de lalengua y luego, sus teorizaciones sobre el sinthôme.

El sinthôme designa lo que hay de común entre síntoma y fantasma, es el modo de gozar del sujeto captado en su funcionamiento positivo, apunta a lo más singular y se apoya en el concepto freudiano de los restos sintomáticos: aquello que permanece sin variación y que requiere de un trabajo analizante de hacer con esas marcas singulares.

Jacques Alain Miller, en su texto Sutilezas analíticas[7], en el capítulo “Modalidades de análisis” sitúa tres tiempos: un análisis que comienza, un análisis que dura y un análisis que termina.

En el primer tiempo, habla del síntoma que toma la forma de un goce sufriente. En este tiempo se trata de poner en forma el sufrimiento y en esa medida ciertos S1 se van recortando para hacer cadena nuevamente. La transferencia es el paso obligado por el saber inconsciente, por la creencia en el síntoma y por la posibilidad de que algo del inconsciente real pueda transformarse en inconsciente transferencial.

Luego, en el análisis que dura, el centro del trabajo es el objeto a, las coordenadas del deseo van fijándose en una repetición donde se demarca el objeto como un condensador de goce. Para Miller, el a es la jaula del sinthôme porque como ese objeto está en íntima relación con el Otro, como ese objeto sostiene la existencia del otro, no podría situarse en el estatus de un goce invariable en la medida en que el Otro lo hace variar, lo determina: El fantasma sostiene al Otro. El sinthôme, en esta instancia, está perdido en la repetición de goce, sólo podrá desprenderse del Otro y ubicarse como un goce autoerótico que prescinde de él a partir de una lógica del atravesamiento y luego de una lógica de la desinvestidura.

En un tercer tiempo, Miller establece el trayecto desde el atravesamiento del fantasma a la identificación al sinthôme. La mutación posible es la revelación que el sinthôme siempre estuvo en juego, primero en los síntomas y luego en la prisión del fantasma.

El sinthôme se revela como un goce inasimilable y por lo tanto, incurable.

En esta concepción, el inconsciente es una defensa contra el goce.

Una vez caído el otro, el inconsciente como lenguaje como elucubración de saber no puede sostenerse. Esta es la condición de posibilidad para extraer un fragmento de real fuera de sentido aportado por el fantasma.

En conclusión, el atravesamiento consiste en poner en juego la ficción de la oposición entre deseo y goce. Así lo dice Miller en Sutilezas Analíticas: “El sinthome está condicionado no por el lenguaje, sino por  lalengua, más acá de toda articulación”[8].

 Por último, tomaré dos citas del texto antes mencionado para ilustrar ambas concepciones:

 “Si hubiera que dar un sentido al atravesamiento del fantasma, haciendo un salto, diría que es atravesarlo en dirección a lo imposible de negativizar. Así se desvanece una parte de la experiencia donde el neurótico juega su partida fantasmática con otro que demandaría su castración para gozar”[9]

Y luego, en relación con el Pase del parlêtre, dice: “Se trata de razonar de otro modo y de decir que la meta de un análisis, en relación con la positividad del goce, es disminuir el displacer que este causa y aumentar el placer del que es capaz. No es pues necesario razonar en términos de franqueamiento, sino en términos cuantitativos de más o de menos.[10]

Es aquí donde se sitúan los dos conceptos fundamentales de esta teoría del pase: nueva alianza con la satisfacción repetitiva y arreglo.

El arreglo se impone con el goce extraído de la escena del fantasma. La satisfacción de la pulsión misma, en la medida que haya arreglo, se vuelve equivalente al sinthôme. Se trata de una reengineering, una reconfiguración. Implica que el goce no cobra sentido pero una reconfiguración permite pasar de la incomodidad a la satisfacción del sinthôme.

Me gustaría, a modo de conclusión, ilustrar brevemente lo expuesto con el testimonio de Pase de Angélica Marchesisni, en dos trabajos puntualmente: “El ruido soy yo”[11] y “Entenderse con el Otro”[12] y de algunas notas tomadas de la clase “Fundamentos del psicoanálisis” a la que Angélica vino a darnos sus impresiones sobre el Pase.

Angélica identifica que la investidura libidinal, lado a del fantasma se encuentra en la significación “El Otro me da la espalda”, en su relato puntualizó que ese fantasma de exclusión estaba enraizado en su lugar en la fratría, presencia del otro en exceso y la satisfacción de no encontrarse en su lugar.

Esa espalda también conjugaba un síntoma corporal: su espalda llena de urticaria, sólo en ese lugar del cuerpo, síntoma conversivo que marcó que la espalda dada era la de ella y no la del Otro.

Otro punto que ella destaca de su análisis era el de “espiar con las orejas”, fantasma voyeurista también a su relación a su posición infantil de ser la hija menor, con dos hermanos varones con los que se llevaba mucha diferencia de edad, posición que la dejaba fuera de todas las conversaciones familiares.

En relación al acontecimiento de cuerpo, Angélica relata un síntoma infantil de no poder pronunciar las RR, síntoma que marcaba su sufrimiento que luego se transformó en lo que ella denominaba un ronquido, manifestación sonora de su desagrado ante una situación. Ese ronquido tenía su asiento en una afirmación del padre: “Acá el único que ronca soy yo”, identificación fálica que sostenía el plus de goce en el fantasma. Angélica inventa al final un significante nuevo que extrae de un sueño: Roncadera, significante inédito que la nombra y que la lleva a la afirmación: “El ruido soy yo”

… “La roncadera no es dialéctica. Hay en el síntoma un Uno opaco, y fue necesario hacer los rodeos de la semántica. “Hay de lo uno” significa que existe, permanece, queda, el síntoma, el acontecimiento del cuerpo. Queda lo que no cambió, y lo que no cae. El resto está condicionado por aquello de lo cual es resto. Los restos son plurales porque los S1 fueron varios. Pero con los S1 no se puede armar un todo, no es la suma de las partes. El debilitamiento de la identificación a un significante amo, permitió el estrechamiento de un agujero. En ese agujero de la respiración sobre el que venía trabajando, el inconsciente escupe un nombre: Roncadera, un nombre que inventó el inconsciente, es un modo de escrito de aquél tira y afloja que está en el cuerpo y funciona como un sinthôme”[13]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

 

Alvarez Bayon, P. “Escansiones del fantasma”. Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones” en http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion.html

Arenas, G (comp). “Sutilezas: consecuencias de la última enseñanza de Lacan”. Buenos Aires, Grama Ediciones, 2013.

Bassols, M: “La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”. Conferencia dictada el 27 de noviembre de 2014 en la UNLP.

Camali, G. “De las relaciones entre el fantasma y el síntoma”.  Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones” en http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion.html

Freud, S. (1919) “Pegan a un niño”  en Obras Completas. Tomo 3. Madrid,Biblioteca Nueva.  1996

Lacan, J: El Seminario: Libro 6. El deseo y su interpretación. Buenos Aires, 1º edición. Paidós. 2014

Lacan, J. El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires,  1ª ed. 13ª reimp. Paidós, 2006

Lacan, J. Seminario 14. La lógica del fantasma. Inédito

Lacan, J. El Seminario, libro 20: Aún, Buenos Aires, Paidós,  1992

Lacan, J. Escritos 2,  2ª edición 3º reimp, Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores, 2012

Lacan, Jacques. (1.967) “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. pp 261-277

Lacan, Jacques. (1966-1967) “La lógica del fantasma”, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. Pp 343-348

Lacan, J Otros Escritos, 1º edición. Buenos Aires: Paidós, 2012

Marchesini, A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1, Publicación de la Eol de La Plata, 2018

Marchesisni, A. “Entenderse con el Otro”. Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones” en http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/entenderse-con-el-otro.html

Miller Jacques a. Introducción a la clínica lacaniana, Conferencias en España. Perez Galdós, Barcelona, 2007

Miller, Jacques A. (1983) Dos dimensiones clínicas: Síntoma y fantasma. En Conferencias Porteñas. Tomo 1 Desde Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2009

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Miller, Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos Aires, Paidós, 2012

Miller, Jacques Alain. “El lugar y el Lazo”. Buenos Aires: Paidós, 2013

Miller, Jacques A. “Del síntoma al fantasma. Y retorno”. Buenos Aires, Paidós, 2018. 

Naparstek, F. “El fantasma aún”. 1ª edición. Olivos. Grama. 2018

 

 

 

 



[1] Bassols, M: “La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”. Conferencia dictada el 27 de noviembre de 2014 en la UNLP. Inédita

[2] Miller, Jacques A. “Presentación del Seminario 6”.Revista Consecuencias., http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/011/template.php?file=arts/Alcances/Presentacion-del-Seminario-6.htm

[3] Miller, Jacques A. “Del síntoma al fantasma. Y retorno”. Buenos Aires, Paidós, 2018. 

[4] Miller, Jacques A. “El ser y el Uno”. Clase del 9/2/2011. Seminario inédito

[5] Lacan, Jacques. (1.967) “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. P 272

[6] Ibid

[7] Miller, Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos Aires, Paidós, 2012

[8] Miller, Jacques A. Sutilezas Analíticas. 1ª edición, Buenos Aires, Paidós, 2012. P 94

[9] Ibid p 231

[10] Ibid p 179

[11] Marchesini, A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1, Publicación de la Eol de La Plata, 2018

[12] Marchesisni, A. “Entenderse con el Otro”. Texto de orientación para las XXVI Jornadas de la EOL “Fantasmas, ficciones, mutaciones” en http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/entenderse-con-el-otro.html

[13] Marchesini, A. “El ruido soy yo”, revista: El Escabel nª1, Publicación de la Eol de La Plata, 2018

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